100.000 muertos por covid-19 en M¨¦xico: radiograf¨ªa de un pa¨ªs roto
M¨¦xico rompe la barrera psicol¨®gica de un mill¨®n de casos confirmados y 100.000 fallecimientos por coronavirus con hartazgo, desgaste y m¨¢s dudas que certezas sobre el fin de la pandemia
El desconocido que arrib¨® a M¨¦xico en febrero result¨® ser un enemigo que se reinventaba cada mes y que ya ha cruzado la barrera de los 100.000 muertos. Oficiales, porque la mortandad es mucho mayor. 100.000 vidas rotas ¡ªel octavo pa¨ªs del mundo en fallecidos por mill¨®n de habitantes¡ª entre las que se incluyen las de miles de sanitarios: no hay lugar donde hayan perecido m¨¢s. M¨¦xico recibi¨® la pandemia con unos servicios debilitados por a?os de corrupci¨®n, pero con la veteran¨ªa de haber enfrentado al H1N1 una d¨¦cada antes; la afront¨® con un Gobierno reacio a cambiar sus planes de emergencia cuando la situaci¨®n lo ha requerido y ahora mira al futuro con la esperanza de recibir pronto la vacuna. Un pa¨ªs sumido tambi¨¦n en una profunda crisis econ¨®mica que habla de rebrote v¨ªrico, aunque quiz¨¢ la epidemia nunca perdi¨® la intensidad suficiente para mencionar un renacimiento.
Los ¨²ltimos d¨ªas de marzo, cuando M¨¦xico registraba menos de un centenar de ¡°casos importados¡± de coronavirus y las autoridades sanitarias pronosticaban que la epidemia durar¨ªa 12 semanas cuando menos, Gabriela Gonz¨¢lez, una embarazada de alto riesgo, con m¨¢s de 40 a?os, lleg¨® al hospital tras haber estado cuidando de su padre, que hab¨ªa enfermado y fallecido el 18 de ese mes. Un d¨ªa despu¨¦s, fue el velorio y un doctor se acerc¨® a dar el p¨¦same. Todav¨ªa nadie hablaba de cubrebocas, de ¡°sana distancia¡± ni de calles vac¨ªas. El virus era una inc¨®gnita.
Esa misma semana, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) hab¨ªa recibido al ¡°paciente cero¡± de Monclova (Coahuila), un ch¨®fer que se contagi¨® en Estados Unidos y que estuvo en contacto con una decena de trabajadores sanitarios, entre ellos el doctor que hab¨ªa ido al sepelio. Alrededor de ocho familiares se contagiaron, incluidos Gabriela y su esposo, Pedro Grande. El 1 de abril ingresaron a la embarazada y dos d¨ªas despu¨¦s, Grande conoci¨® ¡°por foto¡± a Jos¨¦ Luis, su segundo hijo y el primer beb¨¦ que naci¨® en M¨¦xico de una madre con la covid-19. Nunca m¨¢s volvi¨® a ver a Gabriela. ¡°No te despides, porque no piensas que va a pasar lo que pas¨®¡±.
Para el 30 de marzo ya hab¨ªan fallecido el ch¨®fer y el doctor que acudi¨® al funeral. Y explot¨® el esc¨¢ndalo. A las puertas de los hospitales, los m¨¦dicos protestaban por falta de apoyo. El personal sanitario est¨¢, meses despu¨¦s, exhausto. M¨¦xico tiene otro triste r¨¦cord: es el pa¨ªs donde m¨¢s trabajadores de la salud han muerto por coronavirus, al menos 1.320 profesionales, seg¨²n un informe de Amnist¨ªa Internacional publicado en septiembre y aunque m¨¦dicos y personal de enfermer¨ªa est¨¢n acostumbrados a lidiar cada d¨ªa con la muerte, la pandemia les ha sobrepasado. No hay datos oficiales respecto a la situaci¨®n actual.
¡°Est¨¢n cayendo como moscas¡±, dec¨ªa a mediados de abril el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla. Se refer¨ªa al personal de los hospitales. Y no le faltaba raz¨®n. En Coahuila, donde muri¨® Gabriela, m¨¦dicos y enfermeras denunciaron en una carta que no contaban con el equipo necesario para combatir el virus y los d¨ªas que siguieron se registr¨® un brote masivo en la misma cl¨ªnica en la que se cruzaron los caminos de la familia Grande Gonz¨¢lez, el m¨¦dico que se hab¨ªa infectado d¨ªas antes y el ¡°paciente cero¡± de Monclova. Esa sucesi¨®n de coincidencias desafortunadas se sald¨® con 26 trabajadores sanitarios contagiados, seg¨²n las autoridades, y decenas de casos que convirtieron una peque?a ciudad de 230.000 habitantes en la mitad del desierto en la zona con m¨¢s casos de ese Estado en la primera fase de la epidemia. ¡°No fue un descuido ni una irresponsabilidad, simplemente nos lleg¨®¡±, recuerda Grande.
Llegado el oto?o, con todas las predicciones de fin de pandemia fallidas, los equipos est¨¢n ya exhaustos y su salud mental muy resentida. La segunda semana de noviembre, el Hospital Ju¨¢rez en Ciudad de M¨¦xico empez¨® con nueve pacientes en la UCI y termin¨® con el doble. Gabriel Reyes, el jefe de Emergencias, detalla que en un d¨ªa malo de mayo ingresaban unos 10 pacientes por coronavirus, una cifra que ahora se ha triplicado por la reanudaci¨®n de actividades no esenciales, la llegada del fr¨ªo y el relajamiento de la poblaci¨®n. ¡°Tenemos m¨¢s trabajo que antes¡±, afirma Reyes.
El personal del hospital repite una y otra vez seis palabras: ¡°El pico del D¨ªa de Muertos¡±. Antes fue el pico del D¨ªa de la Independencia, el del D¨ªa de las Madres, el del D¨ªa del Ni?o. Cada festivo y cada puente se ha saldado con un aumento de los contagios. Pero el efecto no es autom¨¢tico. Se refleja aproximadamente 15 d¨ªas despu¨¦s, que es lo que tarda en incubarse y complicarse la enfermedad. Los trabajadores ya anticipan resignados el pico del D¨ªa de la Revoluci¨®n.
Las conferencias diarias del subsecretario de Salud, Hugo L¨®pez-Gatell, el hombre al frente de la pandemia, dejan, sin embargo, cierta sensaci¨®n de sosiego. Una de las palabras fetiche en todos estos meses, sigue repiti¨¦ndose: ¡°meseta¡±, ese camino plano que dibuja la curva pand¨¦mica en las gr¨¢ficas oficiales, lejos de los picos que sobresaltan a la poblaci¨®n. Y mientras se repite ¡°meseta¡± como se manosea un amuleto, algunos Estados entran de nuevo en fases de m¨¢ximo riesgo ¡ªChihuahua y Durango, Ciudad de M¨¦xico est¨¢ al borde¡ª y los hospitales enfrentan una ocupaci¨®n de camas covid como no se conoc¨ªa hasta ahora. ?D¨®nde est¨¢ el truco?
¡°Ciudad de M¨¦xico es la que est¨¢ manteniendo esa meseta de la que habla el Gobierno, porque otros Estados no tienen una poblaci¨®n tan representativa. Pero lo que la explica, sobre todo, es el retraso de la informaci¨®n que se presenta cada d¨ªa en la conferencia de prensa, lo que da una apariencia de normalidad¡±, se?ala la analista de datos Varenka Rico. No entra en si esa forma de graficar los datos es deliberada o debida a la dificultad de ir procesando la informaci¨®n de zonas alejadas, ¡°pero el 20% de los fallecidos aparecen en la gr¨¢fica con dos o tres semanas de retraso sobre la fecha de ocurrencia, y eso es as¨ª desde agosto¡±. No son datos falsos, pues, pero al estar repartidos en el tiempo se evitan picos altos. ¡°En otros pa¨ªses la gr¨¢fica se dibuja con las fechas exactas de los decesos, lo que permite evaluar bien la situaci¨®n¡±, sigue Rico.
Con los contagios ocurre lo mismo, se difieren por semanas. ¡°Juegan con los tiempos y as¨ª las gr¨¢ficas no se disparan al cielo¡±. ¡°Los contagios los se?alan por la fecha de los s¨ªntomas, d¨ªas atr¨¢s de tener la enfermedad confirmada, por eso la gr¨¢fica aparece con una tendencia a la baja. Los datos no son mentira, pero la gr¨¢fica refleja un panorama enga?oso. En la base de datos de la OMS o de la Universidad Johns Hopkins la gr¨¢fica refleja los d¨ªas exactos¡±, afirma Rico.
¡°Mis dos hermanos y yo nos enfermamos, pero donde me atendieron nunca me dieron un papel que confirmara el contagio y estoy seguro de que solo el mayor, que se puso m¨¢s grave, entr¨® en las estad¨ªsticas¡±, asegura Eduardo Flores, un vecino de Ecatepec de 43 a?os. El baile de datos en M¨¦xico ha sido uno de los s¨ªntomas m¨¢s acusados de la pandemia y a estas alturas, la poblaci¨®n muestra ya signos de descreimiento en la informaci¨®n oficial. Un d¨ªa se supo que muertes antiguas se sumaban a los fallecimientos del d¨ªa, de tal forma que no pod¨ªa saberse c¨®mo evolucionaba a diario la situaci¨®n. M¨¢s adelante se a?adieron a los datos oficiales de muertes por covid aquellas que carec¨ªan de pruebas, pero presentaban signos inequ¨ªvocos a juicio de los m¨¦dicos que certificaron la defunci¨®n, tanto en los hospitales como en casa. La verdad asomaba su cara m¨¢s amarga: unos mor¨ªan sin compa?¨ªa en los hospitales, pero miles lo hac¨ªan con asfixia en sus casas.
La sobremortalidad era un hecho que el subsecretario reconoci¨® en una entrevista para el Washington Post en verano, semanas despu¨¦s de haber acusado a los medios de comunicaci¨®n de falsear la realidad en sus reportes. Iniciado julio, L¨®pez-Gatell admiti¨® que M¨¦xico lamentar¨ªa tres veces m¨¢s muertes que las que se notificaban a diario. Las primeras comparaciones con los decesos de a?os anteriores dan por buenos esos c¨¢lculos. En verdad, el pa¨ªs no est¨¢ ante el fat¨ªdico hito de 100.000 muertos. Multipliquen. El Gobierno ya se ha lanzado a defenderse acusando a los medios de lucrarse utilizando la cifra simb¨®lica de los 100.000 muertos.

En la columna de los errores, algunos mensajes no han contribuido a paliar la cat¨¢strofe: al principio de la pandemia, los voceros insist¨ªan cada d¨ªa en que la gente aguantara en casa lo m¨¢s posible el malestar de la enfermedad para no saturar las urgencias. Pronto se vio que miles de enfermos no alcanzaban el hospital o se mor¨ªan a sus puertas, y el mensaje ha cambiado, ahora se recomienda acudir cuanto antes. La gente llega tres d¨ªas despu¨¦s de los primeros s¨ªntomas. Es muy tarde, dice el Gobierno ahora.
Susana Ch¨¢vez, de 52 a?os, tiene familia en todo el pa¨ªs y cuenta que m¨¢s de 30 parientes se han contagiado y tres han muerto por coronavirus. Es la misma proporci¨®n que aqueja a M¨¦xico: m¨¢s de un mill¨®n de casos confirmados y m¨¢s de 100.000 defunciones. Ella tuvo m¨¢s suerte. Fue dada de alta a finales de octubre de un hospital del Instituto de Salud para el Bienestar, la apuesta del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador para atender a la poblaci¨®n sin seguro m¨¦dico. Ch¨¢vez no pod¨ªa pagar un hospital privado, donde el costo promedio de hospitalizaci¨®n por cada infectado es de un mill¨®n de pesos (50.000 d¨®lares), seg¨²n la Asociaci¨®n Mexicana de Instituciones de Seguros. Adem¨¢s, como vive en Zimap¨¢n, una peque?a comunidad de menos de 40.000 habitantes en el Estado de Hidalgo, hacerse una prueba supon¨ªa viajar m¨¢s de tres horas hasta Tec¨¢mac, en el Estado de M¨¦xico.
Las pruebas, tan reclamadas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y a la que tantos pa¨ªses han llegado tarde, han sido uno de los puntos flacos, casi fam¨¦licos, de M¨¦xico, encastilladas las autoridades sanitarias desde un principio en que no eran ¨²tiles en fases medias o avanzadas de los contagios. Esta obcecaci¨®n ha obligado, a decir de algunos expertos, a seguir a ciegas el curso de la enfermedad. Los 475 centros centinela, creados anta?o para rastrear cada temporada la incidencia de la influenza, se sumaron al rastreo del SARS-CoV-2, pero los analistas de datos nunca le han encontrado gran utilidad. M¨¦xico sigue teniendo una positividad alt¨ªsima, que ronda el 40% debido a que apenas se testea a quienes muestran un contagio evidente. Se hacen pruebas a uno de cada 10 que presentan s¨ªntomas. Seg¨²n la OMS, si un pa¨ªs presenta m¨¢s de un 10% de ciudadanos sospechosos que dan positivo es que no se est¨¢n efectuando las pruebas suficientes. Y si la positividad est¨¢ por debajo del 5%, la epidemia puede considerarse bajo control.
El centinela se presenta hoy como un modelo agotado, tambi¨¦n porque muchos ciudadanos no se acercan a hacerse pruebas por miedo al contagio, algo que debilita la estad¨ªstica. Tan es as¨ª que algunos Estados, sin estridencias, han ido incorporando sus propios modelos de detecci¨®n. Ciudad de M¨¦xico, por ejemplo. ¡°Esta pandemia se ha mostrado, con el tiempo, diferente de otras. En Ciudad de M¨¦xico monitoreamos su avance o retroceso a partir de las hospitalizaciones y elevando el n¨²mero de pruebas dr¨¢sticamente, que ahora supone el 40% de todas las que se efect¨²an en el pa¨ªs, cuando tenemos un 8% de la poblaci¨®n¡±, detalla Eduardo Clark, director general de Tecnolog¨ªa e Inteligencia de Ciudad de M¨¦xico. Al d¨ªa, asegura, se toman unas 7.500 PCR y en breve empezar¨¢n con las de ant¨ªgenos, m¨¢s r¨¢pidas. Adem¨¢s, se han implementado 80 quioscos ambulantes para acercar los tests a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable. A los que dan positivo les han ofrecidos ayudas y v¨ªveres para que permanezcan en casa un tiempo. La situaci¨®n de la capital, donde radican los grandes laboratorios, ha facilitado, dice Clark, este progreso en los tests para el que se apoyan en el Gobierno federal (con unas 1.500 pruebas al d¨ªa) y en los institutos cient¨ªficos federales.
La ventaja que para los recursos m¨¦dicos supone la concentraci¨®n, se vuelve fatal cuando se trata de poblaci¨®n. En las periferias se hacinan millones de habitantes con fuertes carencias que no ponen f¨¢cil el combate al virus. A esa dificultad achacan en buena medida el incremento de los ingresos hospitalarios, que mantiene en vilo a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tambi¨¦n contagiada de covid. Sin embargo, no son pocos los que ponen de ejemplo la gesti¨®n de la crisis en la capital y su ¨¢rea metropolitana, en comparaci¨®n con la del Gobierno federal.

La OMS y M¨¦xico han compartido sin fisuras durante esta pandemia algunos mensajes clave, como la inutilidad de multiplicar las pruebas ante un contagio masivo. Despu¨¦s, la organizaci¨®n internacional dio un viraje e insisti¨® en avanzar en los tests a la poblaci¨®n ante los contagios que se produc¨ªan a partir de personas asintom¨¢ticas. ¡°La OMS ha cometido un error. No basta decir que se hagan muchas pruebas, hay que especificar c¨®mo, d¨®nde, a qui¨¦nes, c¨®mo involucras a la poblaci¨®n. Sus indicaciones no han sido suficientes¡±. Jorge Ram¨ªrez, m¨¦dico epidemi¨®logo adscrito a la Facultad de Medicina de la UNAM, opina que las pruebas, muchas o pocas, ¡°deben acercarse a los m¨¢s vulnerables, algo que se ha hecho, aunque tarde, en la zona conurbada de la capital de M¨¦xico y que no se ha enfatizado suficientemente a nivel federal¡±. Aunque los ¨²ltimos datos del Gobierno indican que se han visitado 2.300.000 viviendas y de los 196.000 atendidos, algunos con s¨ªntomas 1.353 fueron enviados al hospital.
Con 40 a?os de formaci¨®n epidemiol¨®gica y algunos de ellos a ras de tierra, Ram¨ªrez considera que el mensaje pol¨ªtico federal es demasiado cient¨ªfico y poco apegado a la gente. ¡°Se han apoyado en grupos cient¨ªficos que son de prestigio, sin duda, pero todas esas proyecciones no deber¨ªan haberse vinculado al mensaje del vocero. En una enfermedad nueva no se pueden hacer esas proyecciones y ofrecerlas al p¨²blico, porque han fallado y se ha perdido la confianza¡±, asegura. Sonadas han sido las diversas previsiones de muertes y de semanas de duraci¨®n de la pandemia que ha barajado el Gobierno.
Ejemplo de esa disociaci¨®n entre el mensaje cient¨ªfico y el popular o pol¨ªtico, es para Jorge Ram¨ªrez, el uso del cubrebocas. Se han necesitado bueyes tirando para que el subsecretario se lo pusiera, como aparece ahora cada tarde en la televisi¨®n. Su discurso sobre la eficacia de la mascarilla nunca se sali¨® de los par¨¢metros m¨¦dicos hasta ahora aceptados (sirve para los enfermos, no para los sanos, y un mal uso puede ser contraproducente). Pero el coronavirus ha demostrado una efectividad de transmisi¨®n a¨¦rea desconocida. Tambi¨¦n la OMS, aliada incondicional de M¨¦xico en este extremo, necesit¨® que los cient¨ªficos aporrearan su puerta para convencerse de que el uso de la mascarilla, sobre todo en lugares cerrados y el transporte p¨²blico, era definitivo para atajar contagios. De nuevo los asintom¨¢ticos estaban en el punto de mira. ¡°Ciudad de M¨¦xico no entr¨® en esa pol¨¦mica cient¨ªfica, se pusieron el cubrebocas y ya est¨¢, era una medida popular y sencilla, ?por qu¨¦ discutirla tanto? Claudia Sheinbaum siempre lo ha llevado¡±, una imagen a la que los m¨¢s rancios dirigentes de medio mundo se han resistido.
¡°La verdad es que todav¨ªa, a estas alturas, hay much¨ªsima gente que cree que el virus es un chisme del Gobierno y no toman conciencia hasta que les toca¡±, explica Mar¨ªa Teresa G¨®mez, una comerciante de 49 a?os en Iztapalapa, en el oriente de Ciudad de M¨¦xico, la zona con m¨¢s casos de coronavirus en el pa¨ªs. ¡°Muchos no traen cubrebocas, sobre todo los ni?os, es como si los pap¨¢s creyeran que sus hijos son de hule¡±, dice G¨®mez, prof¨¦ticamente, segundos antes de que tres muchachos con la cara descubierta corran disparados frente a su jugueter¨ªa, aprovechando los pasillos vac¨ªos del mercado de Santa Cruz Meyehualco. El uso del cubrebocas es tambi¨¦n escaso en otros territorios de varios Estados. No tanto en los barrios pudientes de cualquier ciudad, m¨¢s vigilados y donde la poblaci¨®n ha manifestado una responsabilidad y una voluntad de protecci¨®n y autoconfinamiento que muchas veces ha agradecido el Gobierno p¨²blicamente, partidario como ha sido en todo momento de no perseguir ni sancionar al ciudadano, en el buen entendimiento de que las capas sociales de M¨¦xico y sus acuciantes necesidades no pueden compararse con las de otros pa¨ªses. Los datos econ¨®micos espantan tanto como el virus.

No es para menos. La pandemia ha agravado una econom¨ªa que ya llevaba d¨¦cadas con tasas de crecimiento mediocres. En el tercer trimestre de este a?o, la econom¨ªa rebot¨® un 12%, pero ven¨ªa de una ca¨ªda del 17% en el periodo anterior, arrastrada por la imposici¨®n a los negocios de las medidas de confinamiento m¨¢s estrictas. Tras una d¨¦cada de reducci¨®n moderada en los niveles de pobreza, la crisis del coronavirus amenaza con borrar los avances. Casi 11 millones de habitantes corren el riesgo de caer en pobreza extrema debido a sus magros ingresos, seg¨²n un an¨¢lisis del Consejo Nacional de Evaluaci¨®n de la Pol¨ªtica Social de mayo. Se teme que los 21 millones de personas que viv¨ªan en esa situaci¨®n en 2018 se eleven a m¨¢s de 31 millones, en el peor escenario que contempla el organismo.
El confinamiento y la crisis econ¨®mica resultante han originado la p¨¦rdida de 12 millones de empleos, tanto en la econom¨ªa formal como informal, esta ¨²ltima da cobijo a cinco de cada diez trabajadores de estratos muy desfavorecidos. De estos, se ha recuperado alrededor del 65%, tras la reapertura gradual de los negocios. El empleo formal ha sido m¨¢s lento. En octubre, se a?adieron 200.000 nuevos puestos de trabajo y ya suman un total de 400.000 recuperados desde el verano. Es menos de la mitad del 1,1 mill¨®n perdido al inicio de la pandemia. La posibilidad de un recrudecimiento de los contagios mantiene a los Gobiernos locales en estado de alerta y algunos ya han endurecido las restricciones a los comercios tras meses de relajamiento.
La actuaci¨®n del Ejecutivo federal ha recibido cr¨ªticas por la parquedad de los apoyos a empresas y trabajadores, mientras no ha tocado los presupuestos de sus programas prioritarios. De los pa¨ªses emergentes, M¨¦xico es el que menos recursos ha destinado a su paquete anticrisis. La principal medida ha consistido en el otorgamiento de microcr¨¦ditos a peque?as y medianas empresas, pero no ha habido est¨ªmulos fiscales y tampoco se han presentado nuevos apoyos para trabajadores que han perdido su puesto de trabajo. El presidente ha anunciado este mes indemnizaciones para las familias con v¨ªctimas mortales de la covid.
¡°Llega un c¨®digo m¨¢ter sin ventilaci¨®n mec¨¢nica¡±, alerta la jefa de enfermeras en la UCI del Hospital Ju¨¢rez en Ciudad de M¨¦xico. ¡°Preparen la cama 19, por favor¡±. El aviso de Sandra Salas, el jueves 12 de noviembre, pone en guardia a los m¨¦dicos ante una emergencia obst¨¦trica. Se trata de una mujer embarazada que tiene coronavirus y que fue enviada un d¨ªa antes desde el Instituto Nacional de Nutrici¨®n Salvador Zubir¨¢n, uno de los centros m¨¦dicos m¨¢s prestigiosos del pa¨ªs. Pero ya no hab¨ªa espacio para atenderla ah¨ª.
Minutos m¨¢s tarde, la mujer es trasladada a toda prisa en una camilla cubierta con una burbuja pl¨¢stica e ingresada en terapia intensiva. La covid-19 no solo afecta los pulmones, tambi¨¦n los ri?ones, y causa problemas en la coagulaci¨®n, por lo que el feto sufre m¨¢s que en un parto normal. No hay estudios que demuestren la transmisi¨®n madre-hijo a trav¨¦s de la placenta, pero el beb¨¦ nacer¨¢ en un ambiente rodeado por el virus. ¡°Puede pescarlo de inmediato¡±, explica Luis Antonio Gorordo, el especialista a cargo de Terapia Intensiva, donde el reci¨¦n nacido pasar¨¢ sus primeros d¨ªas de vida.
La tercera causa de muerte en M¨¦xico
Gorordo cuenta m¨¢s de 30 embarazadas con coronavirus que han llegado hasta la UCI tan solo en ese hospital desde el inicio de la pandemia. El virus ya es la principal causa de muerte materna, seg¨²n el Instituto Nacional de Perinatolog¨ªa, y est¨¢ entre las tres principales causas de muerte del pa¨ªs, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa.
¡°Estamos atascados, la gente no para de llegar¡±, admite Claudia Molina, una de las enfermeras que atiende la emergencia. ¡°Hay un desgaste muy fuerte, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n ha dejado el confinamiento, pero nosotros seguimos aqu¨ª y no hay sustitutos para el personal de salud, nadie viene a relevarnos¡±, explica una hora despu¨¦s el doctor Reyes. Tan solo en ese lapso, los pasillos del hospital se paralizan cuatro veces por el traslado de personas con covid-19.
Desde principios de junio pasado, cuando el Gobierno anunci¨® la vuelta a la normalidad con la reanudaci¨®n de actividades econ¨®micas, el sentimiento generalizado era que lo peor hab¨ªa quedado atr¨¢s. ¡°Cuando se escucharon frases como ¡®se ha domado la pandemia¡¯ o ¡®se aplan¨® la curva¡¯, la gente se relaj¨® mucho m¨¢s, pens¨® 'no pasa nada¡±, apunta Gorordo. Opina que s¨ª se ha logrado controlar la epidemia, pero en una parte muy alta de la curva, todav¨ªa con muchos contagios.
Por comparar con otros pa¨ªses, una opci¨®n a la que el Gobierno mexicano recurre a menudo y a su favor, naturalmente, Espa?a concluy¨® el estado de alarma nacional el 21 de junio, cuando las muertes al d¨ªa rondaban la veintena. Tiempo despu¨¦s siguieron bajando hasta contar apenas una o dos al d¨ªa. Y no es precisamente el pa¨ªs con la gesti¨®n m¨¢s eficaz, a pesar de tener un sistema sanitario, aunque debilitado, muy s¨®lido. Y universal. El personal m¨¦dico y de enfermer¨ªa ha agotado todas las l¨¢grimas en estos meses. En M¨¦xico, tambi¨¦n. V¨ªctimas, como en todo el mundo, de crueles ataques en la calle, primero, y convertidos en h¨¦roes despu¨¦s.
La enfermera Alejandrina Kant¨²n, de 34 a?os, est¨¢ cansada de que la gente le llame hero¨ªna, porque no lo es, dice, pese a su esfuerzo por seguir atendiendo a pacientes de covid-19 en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Yucat¨¢n. ¡°Es mucha la responsabilidad que nos est¨¢n echando. No somos h¨¦roes, somos seres humanos que estamos sufriendo, es muy deprimente ver a tantas personas morir. Nunca te acostumbras¡±. A medida que el inter¨¦s por la pandemia se ha ido apagando, el desgaste ha alcanzado a las batas blancas. Kant¨²n ha visto morir a cuatro compa?eros y a cientos de pacientes.

Estuvo al lado de muchos enfermos antes de morir y comparti¨® con ellos cartas y mensajes de sus familiares. ¡°Empec¨¦ a ir a terapia desde abril, porque lleg¨® un momento en que no quer¨ªa ir a trabajar. Cuando no ten¨ªa insomnio, me asaltaban las pesadillas. Ponerme el equipo de protecci¨®n me produc¨ªa ansiedad. Sentir el sudor, la comez¨®n y no poder rascarte dentro del traje es desesperante¡±. ¡°Baj¨¦ de peso, dej¨¦ de comer por el temor a ir al ba?o y contaminarme al sacarme el equipo. Empec¨¦ a comprarme pa?ales para no ir al ba?o. ?Sabe lo que es eso? Te sientes sucia, es horrible. Pero no ten¨ªa otra opci¨®n¡±.
Miles de m¨¦dicos y enfermeras han requerido de atenci¨®n psicol¨®gica para continuar su labor en los hospitales. ¡°Empezaron a tener cansancio, dolores de cabeza, insomnio, fallas de atenci¨®n y de memoria para despu¨¦s pasar a la ansiedad, la obsesi¨®n y la fatiga por compasi¨®n, que tiene que ver con un agotamiento ante una situaci¨®n inevitable de no poder ayudar porque te rebasa la enfermedad¡±, explica el doctor Jos¨¦ Ibarreche del Hospital de Psiquiatr¨ªa Fray Bernardino ?lvarez, en Ciudad de M¨¦xico. ¡°El estr¨¦s y la desesperanza constantes acaban por desarrollar padecimientos m¨¢s severos como trastornos de ansiedad o depresi¨®n¡±, puntualiza el psiquiatra.
Depresi¨®n y hartazgo, la cara oculta de la pandemia
Desde que comenzara la pandemia, el Hospital Fray Bernardino ha dado atenci¨®n psicol¨®gica gratuita en l¨ªnea a miles de trabajadores de la salud y puso a disposici¨®n de la poblaci¨®n el tel¨¦fono de la vida 800 911 2000 para dar acompa?amiento a quien lo necesitara. ¡°Hemos atendido a 253 sanitarios que requirieron atenci¨®n de tercer nivel, es decir, hospitalizaci¨®n por intentos de suicidio, brotes psic¨®ticos, depresi¨®n y complicaciones por consumo de sustancias. Lo mayoritario han sido crisis de p¨¢nico o ansiedad. Al comienzo de la pandemia, muchos de ellos permanecieron en el hospital dos meses sin salir ni ver a su familia¡±.
Kant¨²n teme que el virus la condene a morir sola, como ha visto a tantos. ¡°Tomo antidepresivos porque dos meses despu¨¦s de empezar la pandemia me diagnosticaron depresi¨®n, coincidi¨® con que tuve que mandar a mis hijos fuera de casa porque me daba miedo contagiarlos. No puedo dejar mi trabajo porque ellos dependen de m¨ª¡±. Gana al mes 14.000 pesos (685,5 d¨®lares). El sueldo de las enfermeras es de los m¨¢s bajos del sector, la mitad o menos de lo que gana en promedio un m¨¦dico. Los hospitales no est¨¢n mucho mejor. ¡°Llega el punto en que les decimos a los familiares del paciente que tienen que ser ellos los que compren los medicamentos porque tardan en reponerlos¡±, dice Kant¨²n.
El pasado 12 de octubre cuando empez¨® a tener problemas para respirar, Bonifacio Estrada, de 68 a?os, fue llevado por su familia al Hospital HMG Coyoac¨¢n, un hospital privado al sur de Ciudad de M¨¦xico, pero la familia no pod¨ªa permit¨ªrselo: ¡°Nos pidieron de inicio 30.000 pesos por entrar por urgencias y despu¨¦s 250.000 pesos por d¨ªa¡±, cuenta su hija Mariana Estrada.
Esa noche la familia emprendi¨® un peregrinaje por varios hospitales de la ciudad, mientras el tiempo de Bonifacio se agotaba. Primero fueron al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, pero el hospital p¨²blico estaba saturado al 100% de su capacidad y solo pudieron ponerle ox¨ªgeno y hacerle unas placas. Finalmente, Bonifacio Estrada acab¨® en el Hospital de La Raza del IMSS. "Mi padre abri¨® sus ojos grandes y dijo: ¡®No, ah¨ª no quiero ir porque los matan¡¯, recuerda destruida su hija. ¡°Pero, ?qu¨¦ ¨ªbamos a hacer? Ah¨ª nos dijeron que estaban los mejores especialistas¡±, recuerda. El padre de Mariana falleci¨® cinco d¨ªas despu¨¦s por un paro broncorespiratorio. ¡°No me perdono no haber tenido el suficiente dinero para pagar un hospital privado a mi pap¨¢¡±, se lamenta la mujer con la voz rota.
En el IMSS, ocho de cada diez pacientes que terminan en la UCI mueren, seg¨²n datos oficiales. ¡°No es anormal, pero es un reflejo de la situaci¨®n nacional¡±, comenta Gorordo, del Ju¨¢rez, y se?ala como factores determinantes la falta de personal especializado y de preparaci¨®n en la reconversi¨®n de los hospitales, as¨ª como las enfermedades que agravan la covid-19, como la diabetes y la hipertensi¨®n, que afloran en uno de los pa¨ªses m¨¢s obesos del mundo, seg¨²n organismos internacionales. Hubo tambi¨¦n una curva de aprendizaje. En el Hospital Ju¨¢rez, en mayo, el 70% de los enfermos de Terapia Intensiva falleci¨® y ese porcentaje baj¨® hasta el 30% en octubre. En dos hospitales privados en Hidalgo, en cambio, ning¨²n paciente sali¨® vivo.
Estos datos no solo reflejan la mortalidad en el pa¨ªs, tambi¨¦n dan cuentan de un sistema de salud fragmentado y marcado por la desigualdad. La atenci¨®n m¨¦dica ha estado hist¨®ricamente condicionada por la posici¨®n econ¨®mica, social y laboral. Tan solo en el sector p¨²blico hay hospitales para trabajadores del Estado, para empleados del sector privado, para militares, para marinos, para personas que laboran en el ¨¢mbito petrolero. En 2018, 71 millones de mexicanos no ten¨ªan cobertura sanitaria, seg¨²n datos oficiales.
A pesar de todo, uno de los aciertos del Gobierno mexicano en esta pandemia, refieren los expertos, ha sido la conversi¨®n hospitalaria, es decir, el despliegue y adaptaci¨®n de los hospitales antes de que llegara el tsunami, lo que ha ofrecido estad¨ªsticas de camas ocupadas moderadas y solo desbordes puntuales. en los ¨²ltimos d¨ªas han renovado el convenio con los hospitales privados lo que ha permitido aumentar el n¨²mero de camas para covid en 150 m¨¢s. Y se han incrementado tambi¨¦n en los Estados que ahora pasan por su fase m¨¢s cr¨ªtica.

Pero el espect¨¢culo ofrecido entre las autoridades federales y los gobernadores de los Estados, no ha sido el m¨¢s edificante. En numerosas ocasiones, el consenso crucial que requiere una pandemia se ha quebrado con disputas pol¨ªticas acerca de su abordaje. Cuando se dise?¨® el sem¨¢foro epidemiol¨®gico, un sistema de cuatro colores por el que tienen que transitar los territorios hasta volver paulatinamente a la normalidad, empezaron las peleas. Los afines al Gobierno han manifestado su desacuerdo m¨¢s discretamente, pero los de signo contrario no se han callado un ¨¢pice.
El Consejo de Salubridad General se cre¨® en 1917 con el respaldo de la Constituci¨®n mexicana y a¨²n existe. Es un organismo que otorga al presidente capacidad de comandante en jefe en situaci¨®n de cat¨¢strofes y emergencias, tambi¨¦n sanitarias, como una pandemia. ¡°Apenas se ha convocado dos o tres veces. Y es ese organismo el que deber¨ªa haber gestionado la pandemia, en busca de decisiones firmes y acatadas por todos. En esa mesa est¨¢n los secretarios [ministros] y representantes estatales¡±, empieza el epidemi¨®logo Jorge Ram¨ªrez. Opina que el vocero del Gobierno, L¨®pez-Gatell, ha cargado demasiado peso, ¡°y le desborda¡±. ¡°Creo que los gobernadores hubieran tenido m¨¢s interacci¨®n con el Consejo que con una sola persona¡±. Un organismo del que emanen decisiones un¨¢nimes. ¡°Creo que estamos a tiempo de recuperar la unidad en todo el pa¨ªs¡±, afirma.
El sem¨¢foro que marc¨® la vuelta a una normalidad muy precoz, como se demuestra tristemente cada d¨ªa, ha sido uno de los elementos m¨¢s pol¨¦micos, en efecto. Y m¨¢s variables. Los criterios para colorear el mapa han causado muchas tensiones y qui¨¦n sabe si trampas para ir abriendo las econom¨ªas antes de tiempo. Es casi imposible asegurarlo, porque faltan muchos datos p¨²blicos. Para empezar, esos criterios, que empezaron siendo cuatro o seis, ahora son 10 y sobre ellos el Gobierno parece guardar un estricto secreto. Al menos no responden cuando se les pregunta. Pero aqu¨ª est¨¢n: tasa de reproducci¨®n efectiva (tendencia de casos); tasa de incidencia de casos estimados por 100.000 habitantes (ambas sujetas a la ya mencionada falta de pruebas diagn¨®sticas, que no es igual en todo lugar); tasa de mortalidad por 100.000 habitantes; tasa de hospitalizaci¨®n por 100.000 habitantes; porcentaje de camas generales ocupadas y de camas con ventilador ocupadas (en muchos Estados se desconoce cu¨¢ntas hay en total o si van cambiando, lo que impide tener una referencia); tasa semanal de positividad; tendencia de casos estimados por 100.000 habitantes (mide la velocidad de cambio); tendencia de mortalidad por 100.000 habitantes y tendencia de casos hospitalizados por 100.000 habitantes. Un galimat¨ªas de dif¨ªcil transparencia p¨²blica que impide a los analistas determinar si las cosas se est¨¢n haciendo bien o qui¨¦n las hace mejor o peor. Faltan muchos datos, se quejan.
M¨¢s f¨¢cil ha sido para los periodistas, encargados de contar lo que pasaba dentro y fuera de los hospitales, recurrir a su propia mirada y a los testimonios de las v¨ªctimas. La vida y la muerte se han estado cruzando en todo es tiempo. Muchos ni?os han nacido bajo las balas v¨ªricas, pero en M¨¦xico tambi¨¦n han muerto m¨¢s que en otros pa¨ªses: hasta 268 menores de 14 a?os. En Reino Unido, por ejemplo, no hay fallecidos por debajo de los 20.
Despu¨¦s de ocho meses de pandemia y cuando cre¨ªamos haberlo visto todo, el virus sigue revelando facetas desconocidas. El coronavirus se present¨® como un padecimiento s¨²bito y letal, pero han surgido los primeros casos de pacientes con s¨ªntomas prolongados, que llevan meses con dolor de cabeza intenso, p¨¦rdida del olfato y el gusto, dificultad para respirar, tos persistente, fatiga y cansancio extremo. Casos de larga duraci¨®n que ya no est¨¢n infectados, pero que siguen en un limbo de molestias, como Adri¨¢n Leonardo o Laura Ballesteros. Los m¨¦dicos todav¨ªa no saben por qu¨¦ no logran recuperarse del todo, muchos de ellos temen convertirse en enfermos cr¨®nicos o quedar con secuelas f¨ªsicas y psicol¨®gicas irreversibles.
¡°Es como ser el apestado, te ves obligado a decir que ya no tienes el virus aunque lo parezca. Soy joven para morirme, pero no dejo de pensar en ello¡±, dice Leonardo, de 37 a?os. ¡°He gastado m¨¢s de 60.000 pesos (3.000 d¨®lares) y ya no tengo m¨¢s ahorros, as¨ª que no puedo seguir tratando de dar con mi diagn¨®stico¡±, dice Mancilla, de 38 a?os, que lleva siete meses con problemas para respirar y sentencia: ¡°Esto es hasta donde el bolsillo te alcance¡±.
Mientras, la poblaci¨®n entera, con y sin batas blancas, sigue esperando una vacuna como el man¨¢. M¨¦xico perdi¨® el empuje internacional que tuvo hace d¨¦cadas en ese ¨¢mbito y ahora su territorio es m¨¢s bien un campo de ensayo para las grandes multinacionales. ¡°Esta pandemia tiene que ser un parteaguas generacional, necesitamos estar preparados porque ya no podemos hablar de ¡®si esto va a pasar¡¯, es m¨¢s bien 'cuando pase otra vez¡±, afirma Gorordo, del Ju¨¢rez. Ser¨¢n estos ni?os que hoy nacen los que marquen las pautas de lo que viene y los que empujen m¨¢s all¨¢ de lo que se ha hecho hoy.
¡°Fue un milagro, nunca les hab¨ªa tocado atender a un reci¨¦n nacido en esas circunstancias y varios d¨ªas estuvo muy malito, afortunadamente no se contagi¨®¡±, afirma Grande, el padre de Jos¨¦ Luis, que pas¨® los primeros 18 d¨ªas de su vida en observaci¨®n m¨¦dica. El beb¨¦ que naci¨® con la pandemia acaba de cumplir siete meses y ya le da por gatear. ¡°?l fue la alegr¨ªa m¨¢s grande en el peor momento de mi vida y el b¨¢lsamo que me dio otra vez un empuj¨®n para no dejarme caer¡±, afirma el padre, que se ha refugiado en la religi¨®n y en los recuerdos que Gabriela dej¨® en redes sociales. Lidiar¨¢ con el dolor, preparar¨¢ otra vez los dulces de nuez que a su esposa le gustaba vender para Navidad y buscar¨¢ sacar a sus ni?os adelante. ¡°Quiero que mi hijo sepa qui¨¦n era su madre y trato de decirle siempre a mi otra hija que en Jos¨¦ Luis vamos a ver a su mam¨¢¡±, dice antes de colgar el tel¨¦fono. ¡°Esta es nuestra nueva realidad¡±.