Cristina Rivera Garza: ¡°Todos mis libros anteriores me han preparado para escribir este sobre el feminicidio de mi hermana¡±
La escritora mexicana publica ¡®El invencible verano de Liliana¡¯, que narra el acoso real que sufri¨® la estudiante y su asesinato hace 30 a?os a manos de un exnovio que se dio a la fuga y nunca ha sido detenido
Cristina Rivera Garza ha necesitado treinta a?os para armarse de valor y rebuscar entre los papeles de la hermana asesinada. Comprender entonces que aquella a quien conoci¨® es tambi¨¦n otras personas: inesperadas, distintas. Abrir las cajas y sacar los secretos. Y encontrar entre las cartas enviadas y por enviar, entre las recibidas, el desasosiego de una estudiante de 20 a?os acosada por un exnovio que no la quiere dejar marchar, que no quiere que prosiga sus estudios, que vuele a otro pa¨ªs, que vuele libre. Una madrugada, su cad¨¢ver qued¨® bajo las s¨¢banas con las se?ales moradas del depredador en el cuello. A sus 56 a?os, la escritora mexicana ha podido montar el puzle de una vida corta, la de su hermana Liliana, a trav¨¦s de testimonios de amigos y familiares que compartieron con ella los ¨²ltimos tiempos de una universitaria libre, de pelo largo y lacio, que estaba empezando a salir del t¨²nel del patriarcado. El invencible verano de Liliana (Random House), que se publica en M¨¦xico la pr¨®xima semana y un mes despu¨¦s en Espa?a y Am¨¦rica Latina, ha sido el libro m¨¢s doloroso de la autora. Ha costado 30 a?os y muchos intentos fallidos por salir del silencio.
Pregunta. ?Cu¨¢ntos hermanos tiene?
Respuesta. Liliana es la ¨²nica que tengo. Es una pregunta que ha sido muy dif¨ªcil de responder para m¨ª a lo largo de los a?os, porque implica entrar en una historia muy compleja. Es una pregunta que te hacen con mucha facilidad, muy natural, pero en un pa¨ªs, en un mundo donde hemos perdido a tantas por violencia, se vuelve siempre complicada de resolver. Desata toda una memoria.
P. Cuando tuvo el valor de abrir aquellas cajas, forma y fondo comenzaron a abrazarse.
R. Lo que antes hab¨ªa intentado estaba sobre todo dentro del campo de la ficci¨®n, y yo en los ¨²ltimos a?os he tenido mis peleas con la ficci¨®n, con sus l¨ªmites. Yo sab¨ªa de esas cajas con los documentos de mi hermana estaban ah¨ª, pero era una zona peligrosa en la que supon¨ªa que si entraba no iba a poder salir, ese fue el gran miedo de este proceso. Pero cuando finalmente me atrev¨ª a leerlos y vi su riqueza me di a la tarea de leer y clasificar y con las largas entrevistas con sus amigos me di cuenta de que esta ten¨ªa que ser la estructura de libro. Quer¨ªa que la voz de Liliana estuviera ah¨ª y que, adem¨¢s del relato del feminicidio, fuera una celebraci¨®n de su vida. Esa energ¨ªa sin igual de Liliana. Hubo muchas cosas de las que me enter¨¦ que yo no sab¨ªa, cuando sus amigos la defin¨ªan como c¨¢bula [bromista], ir¨®nica, con mucho sentido del humor.
P. Incluso el aborto por el que pas¨®.
R. Tambi¨¦n. Pero nunca me interes¨® crear un estereotipo. Ella era un chica joven investigando el mundo, como much¨ªsimas. No quer¨ªa traer una santa aqu¨ª, sino una joven de carne y hueso respondiendo ante su medio con las herramientas que le daba el medio. Lamentablemente, esas herramientas en los a?os ochenta no inclu¨ªan una preparaci¨®n para enfrentarte a depredadores. Ella se encarg¨® de crear un archivo de s¨ª misma, yo hago una escucha amorosa y creo un contexto donde se escucha su voz.
P. ?C¨®mo han recibido sus padres a esta Liliana que se dibuja a s¨ª misma a trav¨¦s de sus cartas, sus escritos en cada papel, sus poemas? Quiz¨¢ tampoco la conoc¨ªan del todo.
R. Se dice, con raz¨®n, que muchas veces a las personas que tenemos m¨¢s cerca es a quienes menos conocemos, eso lo sabe cualquiera que haya estado en terapia. Fui muy cuidadosa en todo el proceso con mis padres, que fueron leyendo el manuscrito poco a poco. Les asegur¨¦ que no publicar¨ªa nada con lo que ellos no estuvieran de acuerdo, lo mismo que hice con los amigos que han colaborado generosamente. Y lo he respetado. Por fortuna, nunca me dijeron que no publicara algo de lo escrito. Mis padres vieron varias versiones y les di tiempo para que fueran digiriendo el texto. Hubo muchas cosas que no sab¨ªan y es parte de lo que hace el libro importante para nosotros. Nos permite volver a conocer a Liliana y recibirla con todo lo que ha sido. Ambos est¨¢n muy comprometidos con la necesidad de justicia. Hemos querido mucho a Liliana, desde siempre, pero a esta otra que nos entregan sus amigos y la vida la queremos todav¨ªa m¨¢s, con toda su complejidad y claroscuros.
P. La literatura est¨¢ desempe?ando un papel importante para concienciar sobre el machismo que mata, para que dispongamos del lenguaje adecuado que nos permita identificar las situaciones de riesgo. ?Este libro viene a sumarse a esa literatura comprometida?
R. Por muchos a?os hemos vivido bajo la impresi¨®n de que la literatura era un campo aut¨®nomo, como si tuviera su propia torre de marfil desde la cual ve¨ªa el mundo y creo que desde finales del siglo XX hay argumentaciones cada vez m¨¢s interesantes sobre el fin de esa autonom¨ªa. Creo que toda literatura es comprometida, tanto aquella a la que le interesa confirmar c¨®mo funcionan las cosas como la que abona otro mundo posible, otra manera de vivir y de pensar.
Toda literatura es comprometida, tanto aquella a la que le interesa confirmar c¨®mo funcionan las cosas como la que abona otro mundo posible
P. Le cost¨® escribirlo, llegar a un manuscrito con el que se sintiera satisfecha.
R. Me he estado preparando todos estos a?os y todos los libros anteriores para poder finalmente escribir este sobre el feminicidio de mi hermana. Todo esto sobre lo que he pensado y escrito creo que, finalmente, hicieron posible este libro.
P. El libro es como uno de esos carteles de ¡°Se busca¡±, tiene hasta la foto del supuesto asesino, huido. ?Espera que sirva para eso, tiene esperanzas de encontrarlo?
R. Me gustar¨ªa. Eso estaba muy presente mientras escrib¨ªa. El presunto asesino, contra el que se levant¨® una orden de aprehensi¨®n en 1990, nunca fue capturado ni pas¨® por un juicio, como suele ser com¨²n en estos casos. Yo puse esa foto porque es la que sali¨® en el peri¨®dico entonces. Yo creo que nadie en este mundo puede escapar a la justicia sin el apoyo de familia, vecinos, nadie desaparece de este mundo as¨ª como as¨ª. Mi esperanza es que alguien pueda reconocerlo. Ahora que estamos m¨¢s conscientes que hace 30 a?os de los mecanismos que siguen los depredadores y el dolor de los feminicidios, ojal¨¢ alguien est¨¦ dispuesto a identificar a un individuo escapado de la ley. El libro es un esfuerzo por buscar justicia.
El presunto asesino, contra el que se levant¨® una orden de aprehensi¨®n en 1990, nunca fue capturado ni pas¨® por un juicio
P. Ha supuesto toda una tarea detectivesca hurgar en los archivos de su hermana y encontrar a personas que pertenecieron a aquel mundo de hace 30 a?os.
R. He trabajado libros en los ¨²ltimos a?os para los cuales los materiales de otros son fundamentales. He seguido un sistema parecido respecto a la vida de mi hermana, no quer¨ªa usurpar su voz, cuando adem¨¢s es tan clara, est¨¢ tan bien articulada y nos permite entrar muy de cerca en su mundo. Encontrar esos archivos, tener la valent¨ªa de abrirlos fue la base fundamental. A partir de sus agendas nos dimos a la tarea, mi pareja y yo, s¨ª, como un trabajo detectivesco, de encontrar a los amigos. Es dif¨ªcil, despu¨¦s de 30 a?os, y pensamos que uno nos llevar¨ªa al otro, pero la gente tambi¨¦n se deja de ver, especialmente cuando hay por medio un feminicidio como este. De manera generosa aceptaron estar ah¨ª con sus nombres.
P. Este ser¨¢ el libro m¨¢s doloroso que ha escrito, ?c¨®mo se escribe desde el dolor?
R. Yo he pensado acerca del dolor muchos a?os, porque ha sido parte de mi experiencia personal. El dolor es un acicate, nunca nos dolemos a solas. A m¨ª me interesa la relaci¨®n entre el dolor y el lenguaje. Se ha dicho que el dolor desarticula nuestra capacidad de lenguaje, pero me parece que nos articula, vuelve posible la enunciaci¨®n de las condiciones de la tragedia. Este libro ha sido la posibilidad de enunciar con otros para, juntos, pensar cr¨ªticamente c¨®mo fue posible, c¨®mo sigue siendo posible y qu¨¦ podemos hacer para que la justicia, como dec¨ªa Rosario Castellanos, venga a sentarse a nuestra casa.
P. El libro menciona la culpa con la que cargan familiares y amigos tras un suceso como este, el por qu¨¦ no lo vi, por qu¨¦ no estuve all¨ª, c¨®mo no me di cuenta ?Ha conjurado esa culpa?
R. El patriarcado y estas relaciones desiguales de g¨¦nero que gobiernan nuestras vidas han sido c¨®mplices del silencio. Nos han obligado a callar, han impedido la creaci¨®n de un lenguaje claro y preciso que se?ale estas acciones como los cr¨ªmenes que son. Antes, los feminicidios eran cr¨ªmenes pasionales, eso nos imped¨ªa identificar las fuentes ¨²ltimas de esta clase de violencia, que es el patriarcado, la desigualdad radical de g¨¦nero, cr¨ªmenes de odio, sa?a. Agradezco a un rango muy amplio de movilizaciones feministas, sufrientes, activistas, que han generado el lenguaje que poco a poco nos permite articular estas historias con sus nombres, como se les debe llamar.
P. ?Y se ha deshecho de la culpa?
R. Nunca se pierde. Ayuda que cuando se hable de esto no se culpe a la v¨ªctima. Porque la culpa que sienten los supervivientes est¨¢ relacionada con la que avienta la sociedad: no la cuidaron, no pusieron atenci¨®n, no estaban all¨ª. En lugar de pensar por qu¨¦ existen y c¨®mo act¨²an los depredadores. Pero nunca se borra del todo. Una parte de m¨ª sigue pensando: ese momento deb¨ª haberlo registrado, no me fij¨¦ en esto o aquello, pero entiendo tambi¨¦n que m¨¢s que fallos personales son fallos de la lengua, vemos lo que las palabras nos permiten ver. Y no vemos lo que no podemos identificar, por eso es tan importante crear un lenguaje preciso, claro y pr¨¢ctico que nos permita mirar al pasado y reconocer estas conductas. Y tambi¨¦n al presente y preparar a las nuevas generaciones.
P. ?Cree que hoy habr¨ªa detectado lo que pasaba con su hermana y su exnovio?
R. Socialmente estamos m¨¢s preparados, pero no es algo autom¨¢tico, hay mucho trabajo por hacer todav¨ªa. Hace apenas un par de a?os, con el MeToo en M¨¦xico, muchas se sorprend¨ªan contando historias que en su momento no hab¨ªan identificado como violaciones o acoso. Hemos visto c¨®mo el lenguaje ayuda a la revelaci¨®n y la conciencia. Por eso, tomar las calles y alzar la voz es importante.
P. Muchas v¨ªctimas siguen sin denunciar porque les puede la verg¨¹enza, que llega a partir de una criminalizaci¨®n social.
R. Por eso me decid¨ª a escribir este libro entre otras cosas, porque para m¨ª fue fundamental aquella performance [de las mujeres chilenas] de Un violador en tu camino. El latigazo que sent¨ª cuando vi esas palabras, que intelectualmente las he sabido por muchos a?os, pero o¨ªrlas en la plaza p¨²blica, con ese grupo de mujeres j¨®venes alzando la voz, fue catalizador.
P. ?C¨®mo ve el M¨¦xico actual en sus movimientos feministas y la respuesta del Gobierno?
R. La pobr¨ªsima respuesta no es solo propia de este Gobierno. Es una respuesta del patriarcado establecido en el poder, independientemente del partido pol¨ªtico. El poder, tenga cuerpo de mujer o de hombre, es masculino y patriarcal. Es necesario seguir apoyando a los m¨²ltiples feminismos. El futuro, si existe, depende de la lucidez cr¨ªtica de estos feminismos y de la generosidad de acci¨®n; de poner el cuerpo en esas calles donde se deciden tantas vidas.
El poder, tenga cuerpo de mujer o de hombre, es masculino y patriarcal. Es necesario seguir apoyando a los m¨²ltiples feminismos
P. El feminismo mexicano tiene explosiones de cierta violencia que son criticadas por el Gobierno. ?Qu¨¦ opina?
R. M¨¦xico tiene una larga historia de feminismo. El feminismo mexicano no es resultado de los ¨²ltimos a?os, han existido revistas importantes que nos educaron y educaron a las que ven¨ªan despu¨¦s. Ahora no vemos violencia, sino rabia. Violencia es la que ejerce el Estado, los que tienen el control del Ej¨¦rcito, de los medios para ejercer violencia. Lo de las feministas es rabia justificada por el estado de impunidad en el que se encuentra no solo M¨¦xico.
P. Su hermana fue educada en libertad. ?No es un riesgo educar en libertad en un lugar donde no se puede ejercer?
R. Insisto en que no es propio de M¨¦xico. Veo noticias de feminicidios y de mujeres de esp¨ªritu libre acalladas de m¨²ltiples formas. En todos lados. Vivimos y estamos gobernados por un patriarcado globalizado muy en contubernio con econom¨ªas de extracci¨®n que aseguran la explotaci¨®n del trabajo dom¨¦stico, invisibilizan el trabajo de las mujeres y son parte de una maquinaria m¨¢s amplia de explotaci¨®n. El enemigo no es peque?o. Pero s¨ª, mi hermana y yo fuimos educadas en gran libertad para la ¨¦poca, y esta era una convicci¨®n bastante clara por parte de mis padres, la ¨²nica diferencia entre mi hermana y yo fue que yo nunca me top¨¦ con un depredador. Su conducta es la de otras muchas mujeres que tambi¨¦n fueron educadas en esta libertad, cuyos padres tambi¨¦n quer¨ªan que gozaran de los derechos de ciudadan¨ªa.
No hay una relaci¨®n directa entre lo real y la escritura, porque siempre hay un proceso de mediaci¨®n en el que son necesarias la interpretaci¨®n y la imaginaci¨®n
P. Al escribir un libro sobre una persona que es su hermana, parte de su vida, la realidad misma, ?se da uno cuenta de que la vida es ficci¨®n?
R. Eso es interesant¨ªsimo, porque pone en cuesti¨®n esa relaci¨®n entre ficci¨®n y no ficci¨®n. Tengo muchos a?os escribiendo libros con documentos, con entrevistas, con viajes, con materiales muy concretos, pero trabajo muy de cerca con la imaginaci¨®n, mi contacto con esos materiales no es autom¨¢tico ni transparente, es una interpretaci¨®n y eso, finalmente, es trabajar muy de cerca con la ficci¨®n. Hay transiciones en este libro que he tenido que imaginar, basadas en lo que me dec¨ªan, pero me he tenido que servir de la ficci¨®n para que avanzara la trama. Lo que a m¨ª me exige esta relaci¨®n con los documentos, lo que llamamos realidad, a la que no tengo acceso directo sino a trav¨¦s de estas voces, tiene que ver con conseguirlos, con honrarlos e ir fraguando una forma que haga posible que den lo mejor de s¨ª. No hay una relaci¨®n directa entre lo real y la escritura, porque siempre hay un proceso de mediaci¨®n en el que son necesarias la interpretaci¨®n y la imaginaci¨®n.
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