Bernardo Esquinca: ¡°Por m¨¢s incr¨¦dula, mucha gente no pasa por debajo de una escalera¡±
El narrador mexicano habla de la importancia del g¨¦nero de terror en la literatura y c¨®mo juega la identidad y el folclor en sus lectores
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¡°Mi casa est¨¢ llena de mu?ecas embrujadas¡±. Es el inicio de un cuento de terror del escritor mexicano Bernardo Esquinca llamado ¡°Sue?a conmigo¡±, de su libro Mar negro (2014). ?Por qu¨¦ una frase as¨ª, que en apariencia hace dudar, que invita a decir ¡°no lo creo¡±, incita sin embargo a seguir leyendo? Es el miedo a lo desconocido, la emoci¨®n humana m¨¢s antigua que existe, de la que habl¨® el maestro del horror H. P. Lovecraft, lo que emerge y hace que el lector se quede y se muerda las u?as. ¡°Es una alerta, como lo es tambi¨¦n el hambre¡±, sugiere el propio Esquinca en entrevista para EL PA?S.
Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972) es vers¨¢til, por un lado echa mano de las historias urbanas del cotidiano: juega con los encabezados de la nota roja que publica la prensa para inventar misterios o incluso recrea acontecimientos ver¨ªdicos. Muestra de ello es su m¨¢s reciente novela, Asesina ¨ªntima (2021), en la que reelabora un caso muy sonado en M¨¦xico acerca de una asesina serial llamada Juana Barraza, presentada por los medios como ¡°La Mataviejitas¡±. Lo cierto es que la mayor parte de su obra la ha encauzado en el g¨¦nero de horror, arrop¨¢ndose de la tradici¨®n oral. ¡°En este pa¨ªs, a donde uno vaya, siempre habr¨¢ una casa hechizada, un tesoro enterrado, el ahorcado que se aparece donde sea. La superstici¨®n no nos abandona. Por m¨¢s incr¨¦dula, mucha gente no pasa por debajo de una escalera; muchos no aceptan que les pases la sal de mano a mano. Es pensamiento m¨¢gico; todo un sistema de creencias que forma parte de nosotros¡±.
Es parad¨®jico: Am¨¦rica latina, desde siempre un bastidor de historias de tradici¨®n oral, leyendas y cuentos fant¨¢sticos, no hab¨ªa sido sino hasta hace poco un referente del g¨¦nero de horror en el mundo. ¡°Lo que no hab¨ªa, por lo menos en M¨¦xico, era disposici¨®n editorial¡±, asegura Esquinca, quien, junto a autores latinoamericanos de la talla de Mariana Enr¨ªquez, M¨®nica Ojeda, y Liliana Colanzi, es protagonista de la no anunciada pero s¨ª evidente renovaci¨®n del g¨¦nero de terror en la que, en buena medida, la identidad y raigambre de las regiones latinas es la materia prima de cada susto. ¡°Claro que hay grandes antecedentes: se dec¨ªa que Horacio Quiroga era el Edgar Allan Poe de Uruguay. ?l tambi¨¦n recurri¨® a la selva, a los mitos de su geograf¨ªa para narrar cosas escalofriantes¡±. Aunque de alg¨²n modo, recientemente, esto se hab¨ªa dejado de lado para replicar un modelo anglosaj¨®n. ¡°Esta vuelta a las identidades de cada comarca, a nuestras ra¨ªces, funciona y a los lectores les encanta porque hay una identificaci¨®n¡±, enfatiza el narrador mexicano.
El realismo en la literatura mexicana ha imperado desde la llamada Novela de Revoluci¨®n hasta nuestros d¨ªas. ¡°Viniendo de la tradici¨®n que venimos, una cultura que mezcla desde la ¨¦poca prehisp¨¢nica un profundo pensamiento m¨¢gico y religioso como son las supersticiones, me parece que es inaudito que no haya abundado la literatura fant¨¢stica y sobrenatural por encima de la realista¡±, expresa Esquinca, tambi¨¦n autor de libros de relatos de terror como Los ni?os de paja (2008), Demonia (2012) o El libro de los dioses (2020).
El prejuicio y la etiqueta de subg¨¦nero ¡ªpor no decir inferior¡ª por parte de la cr¨ªtica y la academia, aunque no toda, hab¨ªa relegado a grandes exponentes del g¨¦nero en M¨¦xico, como es el caso de Francisco Tario o de Amparo D¨¢vila, escritores que publicaron importantes obras a mediados del siglo pasado y que hasta ahora han empezado a cobrar relevancia entre los lectores. ¡°Octavio Paz escribi¨® mucho acerca de sus amigos. De Tario, siendo uno de ellos, nunca dedic¨® una sola l¨ªnea. Supongo que por el mismo prejuicio; nadie escrib¨ªa sobre fantasmas¡±, cuenta Esquinca. El menosprecio que hubo hacia el g¨¦nero era absurdo: ¡°En el ¨¢mbito anglosaj¨®n nadie pone en duda que Bram Stoker y su Dr¨¢cula, as¨ª como el Frankenstein de Mary Shelley, son cl¨¢sicos absolutos¡±.
Lo interesante, afirma el escritor jalisciense ganador del Premio Nacional de Novela Negra por el libro Las incre¨ªbles aventuras del asombroso Edgar Allan Poe, en 2017, es que no porque no se escriba desde el sentir identitario, no significa que el g¨¦nero de terror en M¨¦xico no funcione. D¨¢vila y Tario son ejemplo de ello: ambos acu?aban formas m¨¢s universales de esta narrativa, sin elementos del folclor local. Otro caso es el del escritor Emiliano Gonz¨¢lez, de quien incluso puede observarse un estilo lovecraftiano en su obra.
El terror en la literatura se adapta a los c¨®digos de cada ¨¦poca. Hoy por hoy, por ejemplo, perder la red de internet es una historia que a muchos espanta. ¡°La tecnolog¨ªa juega en nuestros d¨ªas. Pienso en Stephen King, que es un experto en eso; tiene una novela llamada Cell en donde se plantea un escenario catastr¨®fico a partir de una extra?a se?al que interviene los celulares a nivel global¡±, comenta Esquinca. ¡°Tiene su chiste escribir literatura de terror porque para empezar est¨¢ plagada de clich¨¦s que tambi¨¦n se han potenciado por el cine, en muchas ocasiones de p¨¦sima manera. La industria de Hollywood es una serpiente que se muerde la cola¡±.
Sucede algo similar con la novela negra o polic¨ªaca. No es f¨¢cil imaginar un personaje en M¨¦xico a la altura de Sherlock Holmes, de Conan Doyle, o de Plinio, del espa?ol Francisco Garc¨ªa Pav¨®n, porque el sistema de justicia en el pa¨ªs no funciona. Sin embargo, la producci¨®n de novela polic¨ªaca y sobre todo la narconovela ha sido exitosa en a?os recientes. ¡°Cada autor ha enfrentado a su manera esa enorme paradoja de c¨®mo escribir polic¨ªaco en donde la justicia es una quimera. En mi caso, que escribo tambi¨¦n novela polic¨ªaca, la mezclo con el terror, algo poco usual en el mundo¡±, afirma el tambi¨¦n autor de ¡°La saga Casasola¡±, una colecci¨®n conformada por cuatro novelas (La octava plaga, Toda la sangre, Carne de ata¨²d, e Inframundo) en las que precisamente combina lo fant¨¢stico con lo polic¨ªaco a trav¨¦s de su personaje, el periodista Eugenio Casasola.
Intencionado o no, el g¨¦nero de terror y fant¨¢stico ha fungido tambi¨¦n como un veh¨ªculo para la cr¨ªtica. Mucho se ha dicho acerca de que la realidad en s¨ª misma, especialmente en Latinoam¨¦rica, es m¨¢s h¨®rrida que cualquier ficci¨®n; la sorpresa d¨ªa a d¨ªa pierde valor al ser el miedo parte del paisaje. ¡°Creo que la literatura de terror de ahora permite este fil¨®n de hacer, con una mirada oblicua, una cr¨ªtica aguda al mundo en el que vivimos. Y no s¨®lo pol¨ªtica: hay cosas horribles en nuestra sociedad, en las relaciones sentimentales, en nuestras familias¡±, sostiene Esquinca.
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