El rescate de una trabajadora del hogar de 80 a?os encerrada por sus patrones en el Estado de M¨¦xico
Catalina Acosta llevaba seis d¨¦cadas empleada sin contrato ni prestaciones laborales como interna en una casa de la que, desde el inicio de la pandemia, no le permit¨ªan salir
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Algo no cuadraba. Cada vez que Angelina Hern¨¢ndez llamaba a su t¨ªa, Catalina Acosta, una trabajadora del hogar de 80 a?os interna en una casa en Naucalpan, en el Estado de M¨¦xico, la due?a de la vivienda se negaba a ponerla al tel¨¦fono. Hern¨¢ndez hab¨ªa acudido incluso varias veces al lugar para tratar de ver a su t¨ªa, pero siempre se encontraba con las puertas cerradas. Como mucho, le permit¨ªan hablar con ella desde fuera de la residencia, por la ventana. Un d¨ªa, Acosta consigui¨® comunicarse con su sobrina: ¡°Quiero que vengas por m¨ª¡±. Ella pidi¨® ayuda, a trav¨¦s de redes sociales, al Centro de Apoyo y Capacitaci¨®n para Empleadas del Hogar (CACEH), una organizaci¨®n que lucha por los derechos de las empleadas del hogar. El martes 9 de noviembre se presentaron en Naucalpan y rescataron a la mujer, a la que sus empleadores manten¨ªan encerrada desde el inicio de la pandemia, sin apenas contacto con el exterior.
¡°Decidimos ir a rescatarla porque estaba privada de su libertad y no ten¨ªa comunicaci¨®n con sus familiares, le dijimos a la empleadora que no pod¨ªa tenerla en contra de su voluntad¡±, resume Marcelina Bautista, fundadora de CACEH, a trav¨¦s del tel¨¦fono. Al llegar a Naucalpan, Hern¨¢ndez llam¨® a la puerta sin avisar de que iba acompa?ada por Bautista. La due?a de la vivienda le cont¨® que la anciana no pod¨ªa salir porque estaba enferma. ¡°Entonces ya nos vio a las dos y dijo ¡®d¨¦jeme buscarla¡¯, y le fue a gritar¡±. Acosta apareci¨® nerviosa y asustada. ¡°Dijo que no se pod¨ªa ir, que la patrona no la dejaba, pero que la hab¨ªan tratado muy mal y se quer¨ªa marchar. Nosotras le respondimos que ten¨ªa que salir de esa casa y que no nos ¨ªbamos sin ella. Yo habl¨¦ con la patrona para decirle que lo de tener encerrada a la trabajadora en contra de su voluntad era pr¨¢cticamente un secuestro¡±.
?Nuestra compa?era Mar¨ªa Catalina Acosta Hern¨¢ndez, de 80 a?os de edad y originaria de la huasteca potosina, se encontraba privada de su libertad en la casa de sus empleadores, con quien trabaj¨® desde hace m¨¢s de 60 a?os.#TrabajoSinViolencia@erederbezhttps://t.co/tWLbuQUZHW pic.twitter.com/BVl92Yz32q
— CACEH Nacional (@CACEHmx) November 11, 2021
Como respuesta, la due?a de la casa les respondi¨® que ella solo estaba cuidando a Acosta. Que la trabajadora sufr¨ªa de demencia senil, que la proteg¨ªa de la pandemia de coronavirus, o que la resguardaban porque sus parientes quer¨ªan quitarle el dinero. La realidad era otra. Acosta llevaba empleada para esa familia sin contrato 60 a?os, desde que ten¨ªa 19, en jornadas de siete de la ma?ana a seis de la tarde, seg¨²n la organizaci¨®n CACEH. ¡°Desde la pandemia no sali¨®, no tuvo ning¨²n d¨ªa de descanso, pero durante los a?os que ella trabaj¨®, solo pod¨ªa salir los domingos por ratitos, nunca ha tenido un descanso decente¡±, a?ade Bautista. En seis d¨¦cadas, apenas hab¨ªa abandonado la vivienda ni ese trabajo que se volvi¨® una c¨¢rcel clandestina.
Adem¨¢s, Acosta no hab¨ªa recibido su salario desde agosto. ¡°La explotaba, la patrona nos dec¨ªa que s¨ª le pagaba, pero esta compa?era [Acosta] no tiene dinero¡±, se?ala Bautista. Cuando le preguntaron a la due?a de la casa que, si era cierto que su empleada segu¨ªa cobrando, d¨®nde se encontraban sus ahorros, ella respondi¨® que la trabajadora los habr¨ªa perdido, que era muy despistada y dejaba sus cosas desperdigadas en cualquier lado. Acosta aseguraba que le deb¨ªa tres meses de sueldo. Los c¨¢lculos de CACEH son algo m¨¢s elevados: unos 350.000 pesos [14.900 euros], que exigen como indemnizaci¨®n, el resultado de sumarle a los tres meses otros 20 d¨ªas por a?o trabajado m¨¢s 12 de antig¨¹edad, vacaciones, aguinaldo y prima vacacional. Es decir, lo que por ley deber¨ªa corresponderle.
Anemia y desnutrici¨®n
¡°Y de verdad que respondieron muy mal¡±, contin¨²a relatando Bautista, ¡±no quer¨ªan pagar indemnizaci¨®n, dec¨ªan que iban a abonar su salario mes a mes hasta que muriera. Entonces dijimos ¡®tendr¨¢ usted que firmar un documento donde quede acordado eso¡¯, pero ella [la due?a de la casa] respondi¨® que no ten¨ªa que firmar nada¡±. Finalmente, lograron sacar a Acosta de la vivienda. La acompa?aron a una revisi¨®n m¨¦dica, que acredit¨® que sufr¨ªa anemia y desnutrici¨®n. La mujer tambi¨¦n ha acudido a un neur¨®logo, para ver certificar si padece una enfermedad mental. ¡°Ellos defend¨ªan que la llevaban al m¨¦dico, pero solo se encontr¨® una receta de 2019, la medicina que ella tomaba era naturista. En el caso de que tenga demencia, no es una atenci¨®n adecuada¡±.
Sin embargo, no fue necesario internar a Acosta. Ahora reposa y se recupera en casa de unos familiares. ¡°Ella se encuentra bien, no est¨¢ enferma ni en cama, pero s¨ª es una persona que despu¨¦s de tantos a?os de alguna manera s¨ª extra?a el espacio. Nos ha dicho que ya descans¨®, se quiere ir a su pueblo, pero no tiene dinero¡±, explica Bautista. Hace unos d¨ªas una de las hijas de la familia donde trabajaba, que ahora vive en Estados Unidos, contact¨® a CECAH preguntando por Acosta. Dec¨ªa que solo quer¨ªa saber c¨®mo estaba, que hab¨ªa sido su cuidadora cuando era ni?a. Le respondieron que pagara la indemnizaci¨®n, y ella les asegur¨® que se pondr¨ªa en contacto, pero de momento no ha vuelto a llamar. Los abogados de la organizaci¨®n preparan una demanda para conseguir el finiquito que corresponde a la trabajadora. ¡°Esperemos que alguna de las autoridades puedan apoyar, porque Catalina [Acosta]necesita tambi¨¦n atenci¨®n psicol¨®gica¡±, remata la activista.
En M¨¦xico hay m¨¢s de dos millones de trabajadoras del hogar ¡ªun 95% son mujeres¡ª, de acuerdo con un informe de 2019 de la Oficina Internacional del Trabajo, que plantea que esta modalidad de empleo ¡°no re¨²ne las condiciones m¨ªnimas para considerarse como trabajo decente, ya que no cuenta con un marco jur¨ªdico ni con pol¨ªticas p¨²blicas que propicien el acceso a los derechos fundamentales¡±. En la Encuesta Nacional de Ocupaci¨®n y Empleo de 2018 se recogi¨® que el 98% de estas mujeres no tienen acceso a la salud, el 99% carece de contrato y el 71% no recibe ninguna prestaci¨®n laboral. ¡°No sorprende entonces que el 51% de los hogares al que pertenecen las trabajadoras del hogar sean pobres¡±, concluye el documento.
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