Llegar a la escritura con el cuerpo marcado
Juli¨¢n Herbert, Camila Sosa Villada y Tamara Tenenbaum defienden la reconciliaci¨®n como una ruptura con el orden establecido en la FIL de Guadalajara
¡°La visibilidad trans es una trampa¡±, advirti¨® Camila Sosa Villada. ¡°Hemos sido tan visibles que nos hemos tenido que esconder de d¨ªa¡±. La escritora argentina (C¨®rdoba, 1982) creci¨® en uno de los territorios m¨¢s conservadores de su pa¨ªs y floreci¨® en su identidad trans. Sus palabras retumbaron en el auditorio. En Las Malas, el gran fen¨®meno editorial de 2020 que le vali¨® el premio Sor Juana In¨¦s de la Cruz, Sosa Villada traza la cr¨®nica de ese renacer tan doloroso como una fiesta. ¡°Trabaj¨¦ desde los ocho a?os. Vend¨ª helados y l¨¢minas. Despu¨¦s me toc¨® travestirme¡±, record¨®. ¡°Tal vez es una relaci¨®n muy obvia la de prostituirse y poner el cuerpo. Pero tambi¨¦n puse el cuerpo en torno al amor, el alcohol, y las drogas. Necesit¨¦ que todo lo que escribiera tuviera un lugar para m¨ª, y mi manera de hacerlo fue poner el cuerpo. No he roto con mis or¨ªgenes, yo los arrastro conmigo¡±.
Sosa Villada hablaba en la Feria del Libro de Guadalajara, que este martes la convoc¨® junto a Tamara Tenenbaum (Buenos Aires, 1989) y Juli¨¢n Herbert (Acapulco, 1971) en torno a una etiqueta que rompieron nada m¨¢s empez¨® la charla. En la mesa ?Ovejas negras? Lo inc¨®modo en la literatura el tema deb¨ªan ser aquellos escritores que rompen con el origen, la incorrecci¨®n de los autores que hablan desde un paraje oscuro para renacer como escritores. ¡°Tal vez el verbo no es romper, sino traicionar. En ese sentido, creo que yo he traicionado a todos¡±, dijo Sosa Villada, y los tres estuvieron de acuerdo. Les hab¨ªan llamado ovejas negras y la mesa parec¨ªa servida. Nada m¨¢s lejos de lo que propon¨ªan.
¡°Las rupturas tienen que ver con la experiencia de la crisis, de estar en ella de manera constante¡±, agreg¨® Herbert, cuya Canci¨®n de Tumba lo consagr¨® en 2011. La novela la escribi¨® sentado junto a su madre, que entonces estaba muriendo de leucemia. En el hospital, el escritor y poeta mecha una autobiograf¨ªa novelada mientras recorre la vida de su madre, que trabajaba de prostituta. ¡°Mi reconciliaci¨®n con eso signific¨® romper con mi educaci¨®n institucional, estructurada por un orden establecido. Mi ruptura m¨¢s fuerte fue con las drogas y el alcohol. Llevo tres a?os viviendo solo de agua¡±, afirm¨® el mexicano, que despu¨¦s parafrase¨® a la fil¨®sofa francesa Simone Weil: ¡°La obediencia es un valor tan importante como la libertad. Pero la libertad es la elecci¨®n de a qu¨¦ obedecer¡±.
Tenenbaum alcanz¨® el reconocimiento internacional a principios de este a?o con El fin del amor: Querer y coger en el siglo XXI, ensayos alrededor del fin de la pareja como centro de la vida y del amor como un para siempre. ¡°Romp¨ª con una vida que pens¨¦ que me esperaba, que la inercia me la iba a imponer si yo no hac¨ªa nada¡±, record¨® la autora, que este a?o public¨® Todas nuestras maldiciones se cumplieron, una memoria sobre crecer en la ortodoxia jud¨ªa de Buenos Aires, donde su pa¨ªs asume el mito fundacional de ¡°descender de los barcos¡± siempre y cuando pueda elegir de cu¨¢les. ¡°El otro d¨ªa me enter¨¦ de que una chica con la que fui al secundario acaba de ser abuela¡±, record¨®. ¡°Con eso romp¨ª. Mi ruptura signific¨® plantear mi relaci¨®n con mi familia sea en mis propios t¨¦rminos. Una pelea, pero siempre vuelve¡±.
¡°Yo no he podido transitar el dolor emocional sin que est¨¦ separado del dolor f¨ªsico¡±, admiti¨® Herbert, y Tenenbaum record¨® que desde ni?a, cuando la escoliosis le deformaba la columna, le fascinaban los moretones. ¡°Eran marcas de algo, de haber vivido. Siempre he querido vivir as¨ª. Con moretones que veo, con noches que no recuerdo y que me gustar¨ªa volver a vivir¡±. Al final de la charla, los tres recordaron autores que los marcaron. Entre referencias a Philip Roth, Borges, Hemingway y Marguerite Duras, Sosa Villada sentenci¨®: ¡°Como nos han escamoteado el cuerpo los escritores que conocemos, en pos de la ficci¨®n, de una intelectualidad. Nosotros hemos hecho el trabajo contrario: ponerlo a rodar¡±.
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