Cronolog¨ªa de una decisi¨®n de vida: 15 a?os del derecho al aborto en Ciudad de M¨¦xico
Una d¨¦cada y media despu¨¦s de la despenalizaci¨®n del aborto en la capital, poder interrumpir libremente un embarazo impacta la vida de muchas mexicanas
Hab¨ªa pasado poco m¨¢s de un a?o desde que se despenaliz¨® el aborto en Ciudad de M¨¦xico, cuando Diana ¡ªquien prefiere no revelar su identidad por el estigma que persiste en la sociedad¡ª abort¨® por primera vez. Ten¨ªa 22 a?os y tuvo que atravesar un procedimiento mal practicado que puso en peligro su vida. Aun as¨ª, la emprendedora de 35 a?os reconoce que de no haber abortado no se habr¨ªa desarrollado en otros aspectos. ¡°Ni siquiera hubiera ejercido una carrera¡±, confiesa la dise?adora de interiores.
En ese entonces, Diana acababa de salir de la universidad y ya estaba trabajando. Era 2008 y comenzaban a operar las primeras cl¨ªnicas ILE ¡ªde interrupci¨®n legal del embarazo¡ª en la capital. Un anuncio en el metro la gui¨® hacia una sucursal privada en la colonia Roma, en la Alcald¨ªa ?lvaro Obreg¨®n. ¡°No hab¨ªa muchas opciones, no pod¨ªa hablar del tema con nadie ni preguntar o pedir consejo¡±, relata. Su ¨²nica certeza era que no quer¨ªa tener un beb¨¦, lo cual ya hab¨ªa definido como parte de su proyecto de vida.
A pesar de que el aborto libre y seguro ya estaba garantizado y regulado en la ley, de esa prestigiosa cl¨ªnica lo que m¨¢s recuerda es el dolor: ¡°No me pusieron anestesia, fue as¨ª, a carne viva¡±. ¡°Unos d¨ªas despu¨¦s, me desmay¨¦, pero lo bueno es que estaba con unas amigas y me llevaron al hospital¡±, contin¨²a. Estuvo internada cuatro d¨ªas, pero las primeras palabras del m¨¦dico a¨²n resuenan en su mente: ¡°Si la hubieran tra¨ªdo una hora m¨¢s tarde, se muere¡±. Le hab¨ªan dejado restos del procedimiento en el ¨²tero.
La primera interrupci¨®n legal del embarazo en Ciudad de M¨¦xico fue practicada el 25 de abril de 2007, un d¨ªa despu¨¦s de la publicaci¨®n de la reforma que despenaliz¨® el aborto por decisi¨®n voluntaria de la mujer hasta la semana 12 de embarazo. Desde entonces, se han llevado a cabo 247.410 procedimientos de ILE en la capital, seg¨²n los registros de la Secretar¨ªa de Salud de Ciudad de M¨¦xico al 31 de marzo pasado.
Al principio, solo se ofrec¨ªa el servicio de legrado, una intervenci¨®n quir¨²rgica que tiene un nivel de riesgo m¨¢s alto para las mujeres, seg¨²n recapitula la directora de la organizaci¨®n IPAS para M¨¦xico y Centroam¨¦rica, Mar¨ªa Antonieta Alcalde. ¡°Ten¨ªan que entrar a un quir¨®fano, necesitaban anestesia y personal ginecol¨®gico sumamente capacitado¡±, detalla. Sin embargo, a lo largo de estos 15 a?os, las cl¨ªnicas han ido incorporando m¨¦todos m¨¢s efectivos y menos peligrosos para las mujeres, considera. M¨¢s del 78% han sido con medicamentos.
A pesar de que Diana lamenta que las condiciones alrededor de su primer aborto hayan sido p¨¦simas, al mismo tiempo se siente afortunada de haber sobrevivido y continuado con sus planes. ¡°Siempre he sabido que no quiero tener hijos¡±, comparte. ¡°No s¨¦ qu¨¦ hubiera hecho si me hubiera tocado vivir en la ¨¦poca de mi mam¨¢, o no me voy tan lejos, si lo hubiera vivido en la preparatoria, mi vida hubiera dado un giro de 360 grados. Tuve suerte y claro, eso ayud¨® a que me pudiera desarrollar profesional y emocionalmente¡±, comenta.
¡°Cuando es una maternidad deseada, cambia todo¡±
Yolanda ¡ªquien tambi¨¦n ha preferido reservar su identidad¡ª no se sent¨ªa lista para ser madre cuando vivi¨® su primer aborto a los 17 a?os. Era 2005 y abortar por voluntad propia estaba prohibido tambi¨¦n en la capital. Las leyes solo lo permit¨ªan bajo cuatro causales: violaci¨®n, riesgo para la vida de la mujer embarazada, malformaciones incompatibles con la vida e inseminaci¨®n artificial forzada. Esos candados se abrieron en 2002, con la aprobaci¨®n de una legislaci¨®n conocida como ley Robles en la Asamblea de Ciudad de M¨¦xico cuando Rosario Robles era jefa de Gobierno. Antes de eso, ninguna mujer pod¨ªa acceder.
Mientras espera a su hijo de 15 a?os que est¨¢ por salir de una actividad deportiva, Yolanda se toma un momento para hablar de esa decisi¨®n de vida. ¡°Para m¨ª ese aborto fue liberador¡±, cuenta 18 a?os despu¨¦s. A pesar de que las condiciones en las que lo vivi¨® tambi¨¦n fueron inseguras, su deseo de no ser madre en ese momento era mayor. ¡°Sab¨ªa que mi proyecto de vida necesariamente se impactar¨ªa, entonces fue mi decisi¨®n¡±, comparte. ¡°No es solamente la decisi¨®n de no tener un hijo, no solamente es romantizar ser madre. La maternidad va mucho m¨¢s all¨¢¡±, resalta.
¡°Cuando es una maternidad deseada, cambia todo¡±, destaca. ¡°Tener un hijo es una responsabilidad gigantesca y es una responsabilidad de por vida¡±, contin¨²a. ¡°Un hijo, no solamente es hacerlo nacer, es de verdad tener la capacidad para criarlo de manera respetuosa, consciente, no solamente que se d¨¦ ah¨ª como una plantita salvaje. Es much¨ªsimo m¨¢s que eso¡±, expone.
Pamela tampoco deseaba ser madre cuando abort¨® a los 15 a?os, poco antes de la despenalizaci¨®n. Ella tambi¨¦n ha solicitado proteger su identidad por el estigma que a¨²n pesa en la sociedad. Abort¨® sola, con pastillas y muy poca informaci¨®n. ¡°Me sent¨ªa muy desconcertada, no sab¨ªa qu¨¦ estaba pasando y el dolor era bastante. No me sent¨ª segura¡±, comparte. ¡°Segura de hacerlo, s¨ª, pero segura de que todo iba a estar bien, no¡±, aclara. Desafortunadamente, la desinformaci¨®n y el estigma la llevaron al mismo escenario de emergencia que a muchas mujeres. Una semana despu¨¦s, se desmay¨® mientras buscaba una toalla sanitaria en una tienda cerca de la preparatoria. Llam¨® a casa y termin¨® en un hospital.
Diecisiete a?os despu¨¦s, Pamela cree que tuvo suerte de sobrevivir al procedimiento, pero tambi¨¦n que no debi¨® de haber tenido que atravesarlo as¨ª. ¡°Aunque no fue una experiencia nada grata, sobre todo por el desmayo en la escuela, qu¨¦ bueno que lo hice¡±, comparte. ¡°L¨¢stima que fue de esa manera¡±. ¡°Yo estaba muy segura de que no estaba preparada para tener un hijo¡±, contin¨²a. Adem¨¢s, reconoce que fue una de sus primeras decisiones de agencia. ¡°De decir este es mi cuerpo, es mi decisi¨®n y esto no va a pasar¡±, describe.
Mar¨ªa Antonieta Alcalde advierte de que aunque no hay registros de muertes directamente relacionadas con los procedimientos en las cl¨ªnicas p¨²blicas, las mexicanas a¨²n mueren por abortos clandestinos o mal practicados en la capital. En 2019, cerca de 4.500 mujeres requirieron hospitalizaci¨®n por complicaciones relacionadas con un aborto, un 84% menos que los 26.000 casos contabilizados en 2007. La despenalizaci¨®n trajo consigo esta reducci¨®n, pero a¨²n hay muchos retos para que todas las mujeres puedan acceder a este derecho, se?ala.
El aborto es el ¨²nico servicio de salud que est¨¢ regulado en el C¨®digo Penal y no en la ley de Salud, expone. ¡°Un servicio que, por cierto, solamente las mujeres necesitamos¡±, comenta. ¡°Muchas mujeres durante nuestros procesos necesitamos este servicio y no tendr¨ªa por qu¨¦ estar en el C¨®digo Penal, porque genera miedo, inseguridad y estigma¡±, indica. Por otro lado, se?ala que la criminalizaci¨®n en torno al aborto sigue dificultando que acudan a los servicios de salud. Ciudad de M¨¦xico es la entidad con m¨¢s denuncias por el delito aborto en todo el pa¨ªs, a pesar de la despenalizaci¨®n y de que recientemente la Suprema Corte declar¨® inconstitucional perseguir a una mujer por decidir interrumpir su embarazo en M¨¦xico.
¡°Sent¨ª que tuve una segunda oportunidad para cumplir mis proyectos¡±
La capital se convirti¨® en un oasis en medio de un desierto de derechos sexuales y reproductivos para las mexicanas. La despenalizaci¨®n en Ciudad de M¨¦xico evidenci¨® una necesidad latente en el resto del pa¨ªs. As¨ª nacieron las primeras redes para acercar a las mujeres a este derecho. Una de las primeras fue Fondo Mar¨ªa, que desde 2009 apoya con medicamentos, informaci¨®n, transporte, hospedaje y acompa?amiento a quienes requieran un aborto seguro. ¡°Surge como una iniciativa que contin¨²a en la l¨ªnea de intentar disminuir las brechas de desigualdad que dificultan y en algunos casos impiden el acceso al servicio¡±, seg¨²n explica Brenda Guti¨¦rrez, vocera y acompa?ante de la organizaci¨®n.
Desde Baja California hasta Yucat¨¢n, las redes de acompa?antes para abortar comenzaron a organizarse y extenderse para facilitar el acceso en sus Estados y transportar a algunas mujeres a la capital. Seg¨²n las cifras del Gobierno, m¨¢s del 30% de los procedimientos realizados en la capital han sido requeridos por mujeres de otras entidades. ¡°Las redes de acompa?amiento tienen un papel fundamental. Muchas trabajamos con la erradicaci¨®n del estigma, con el objetivo que las mujeres vivan el aborto como un derecho, que sea de manera amorosa, y que las mujeres sepan que se puede tener uno, dos o los abortos que ellas decidan¡±, destaca Sandra Cardona, de la organizaci¨®n Necesito Abortar M¨¦xico.
En Nuevo Le¨®n, Alberta Burgos, una joven ind¨ªgena de una comunidad nahua asentada en el municipio de Escobedo, comenzaba a capacitarse en 2011 para ser acompa?ante cuando se enter¨® de que estaba embarazada. Ten¨ªa 21 a?os y tuvo que trasladarse a una cl¨ªnica en la Ciudad de M¨¦xico porque el procedimiento con medicamentos no le funcion¨®. Al igual que Diana, Alberta recuerda aquella cl¨ªnica con mucho dolor. ¡°No me anestesiaron debidamente, solo me colocaron una anestesia local. Por inercia intentaba cerrar las piernas cuando me estaban haciendo el procedimiento y la doctora me grit¨® horrible y me dijo que ya me hab¨ªan anestesiado como caballo¡±, narra.
Alberta reconoce que lo que vivi¨® fue violencia obst¨¦trica y ha decidido rescatar esa horrible experiencia para acompa?ar a otras mujeres durante sus procesos. ¡°Eso me ayuda mucho para decirle a las mujeres que me escriben: ¡®yo estuve en tu situaci¨®n, yo comprendo c¨®mo te sientes¡¯. Es una presi¨®n, es un peso enorme en tu persona si es algo que no deseas¡±, cuenta la activista de 27 a?os, que lleva nueve a?os acompa?ando a otras mujeres a abortar, especialmente en su comunidad al norte de Monterrey.
El problema no es el aborto, sino las condiciones en las que las personas hacen que las mujeres aborten, las cuales est¨¢n cargadas de ¡°un estigma tremendo¡±, se?ala. ¡°Esas condiciones socioculturales se convierten en un peso para las mujeres por el simple hecho de poder decidir qu¨¦ hacer con nuestro cuerpo¡±, insiste. ¡°A mi lo que me termin¨® de lastimar no es tanto el proceso del aborto, que yo s¨¦ que me pudieron haber anestesiado, sino el estigma por el que no me anestesiaron debidamente, por su estigma me dijeron esas cosas horrendas¡±, advierte.
Aly, como le gusta que le llamen, admite que si volviera a quedar embarazada y no existiera ning¨²n otra forma de abortar, volver¨ªa a pasar por ese proceso. ¡°Lo volver¨ªa a hacer porque el proyecto de vida que tengo dise?ado est¨¢ por encima¡±, confiesa. ¡°A partir de que pude acceder a este derecho, sent¨ª que se me fue un gran peso de encima y que tuve una segunda oportunidad para cumplir mis proyectos¡±, comparte.
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