Le¨®n Ferrara, un instructor de yoga en M¨¦xico, era en realidad Jorge Rueda, uno de los fugitivos m¨¢s buscados por el FBI

Le¨®n Ferrara, un instructor de yoga en Guadalajara (M¨¦xico), se esfum¨® sin dejar rastro el martes de la semana pasada. Sus alumnos y amigos m¨¢s cercanos lo buscaron por todas partes. Lo ¨²ltimo que supieron es que hab¨ªa sacado a pasear a sus dos perras pomerania y que no hab¨ªa regresado a casa. Sin pareja, hijos ni familiares cercanos en la ciudad, fueron ellos quienes intentaron levantar una ficha de desaparici¨®n, pero su nombre no arrojaba ning¨²n resultado, ni siquiera estaba en el registro poblacional. Pasaron tres d¨ªas sin tener noticias de ¨¦l hasta que se dieron cuenta de que su maestro no se llamaba Le¨®n Ferrara, sino Jorge Rueda Landeros. Y que no estaba perdido ni secuestrado, sino que hab¨ªa sido detenido por asesinato. Rueda Landeros, profesor de meditaci¨®n y lenguas de 52 a?os, es el principal sospechoso del homicidio de la profesora Sue Ann Marcum y hab¨ªa estado durante m¨¢s de 10 a?os en la lista de los fugitivos m¨¢s buscados por el FBI. ¡°Soy inocente. Supongo que no de todo, pero evidentemente s¨ª de eso que me est¨¢n imputando¡±, asegura durante una llamada telef¨®nica desde el Reclusorio Sur de Ciudad de M¨¦xico.

¨D En todos estos a?os, ?sigui¨® el caso? ?Todo lo que se dijo sobre usted?

¨D No, no segu¨ª nada. Una vez que yo desaparec¨ª del radar, lo olvid¨¦ por completo. Inclusive, a¨²n tengo dificultad respondiendo a ese nombre de Jorge. Ya casi no tengo nada de ¨¦l dentro de m¨ª.

¡°Ha sido muy fuerte. Siento que estoy pasando por un duelo porque mat¨¦ a un amigo. Conozco a Le¨®n, pero no s¨¦ qui¨¦n es Jorge¡±, afirma Mar¨ªa, una alumna suya que decidi¨® hacer p¨²blico el caso con la condici¨®n de que su nombre real no saliera publicado. A finales de la semana pasada, ella acudi¨® a levantar una c¨¦dula de b¨²squeda en la Fiscal¨ªa Especial en Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco, la segunda entidad de M¨¦xico por el n¨²mero de desaparecidos. ¡°Su amigo no est¨¢ desaparecido, est¨¢ detenido y tiene una ficha de Interpol¡±, le dijeron tras siete horas de espera. ¡°No le podemos decir m¨¢s¡±.

¡°Si alguna vez tengo la oportunidad de sentarme con ¨¦l, tendr¨¦ que hacerle varias preguntas¡±, zanja Mar¨ªa.

Sue Ann Marcum, una reconocida profesora de Contabilidad de la American University, fue hallada muerta el 25 de octubre de 2010 en su casa de Bethesda (Maryland), una peque?a ciudad de 65.000 habitantes a las afueras de Washington D.C. ¡°Se deb¨ªa a sus estudiantes, ten¨ªa una pasi¨®n por ense?ar que la hac¨ªa entregar todo por ellos¡±, afirmaba Donald Williamson, el colega que la invit¨® a unirse a la facultad en 1999, en un homenaje grabado y organizado por la universidad.

Al principio, todo apuntaba a un robo que hab¨ªa salido mal. Tras recibir una llamada del 911, la polic¨ªa lleg¨® a la escena del crimen poco antes de las once de la ma?ana y encontr¨® el cuerpo de la v¨ªctima, que parec¨ªa haber forcejeado antes de ser asfixiada y matada a golpes por su agresor. Casi todos sus objetos de valor, sin embargo, segu¨ªan en la residencia. La ¨²nica excepci¨®n era una vieja furgoneta Jeep Cherokee, que ya no estaba aparcada fuera de su casa cuando los agentes recibieron la denuncia.

El veh¨ªculo fue recuperado antes de la medianoche ese mismo lunes de octubre. DeAndrew Hamlin, un joven afroamericano de 18 a?os, lo rob¨® y se dio a la fuga hasta que perdi¨® el control del coche, se estrell¨® y fue detenido tras una larga persecuci¨®n policial. Hasta ese momento, Hamlin era el ¨²nico sospechoso del robo y del asesinato. El 12 de abril de 2011, el muchacho se declar¨® culpable de haber tomado la furgoneta, aunque el caso por homicidio segu¨ªa siendo una inc¨®gnita. La polic¨ªa local declarar¨ªa despu¨¦s que la escena del robo parec¨ªa un ¡°montaje¡± y que era posible que el joven hubiera tomado la furgoneta despu¨¦s de hallarla abandonada. Cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, las autoridades emitieron una orden de arresto contra Rueda Landeros tras identificar su ADN en la casa de Marcum y en el arma homicida, una botella de vidrio.

A Marcum y a Rueda Landeros los un¨ªa la pasi¨®n por el yoga. Los amigos de la v¨ªctima dicen que se conocieron en el verano de 2005, cuando ella tom¨® clases de espa?ol en una modesta iglesia de la zona de Washington, donde ¨¦l era profesor. El sumario judicial apunta que empezaron una relaci¨®n en 2006.

¨D ?La conoc¨ªa?

¨D Claro, ella era parte de un c¨ªrculo social que yo ten¨ªa all¨¢ con varias personas. Hab¨ªa una relaci¨®n, una amistad.

¨D ?Fueron pareja en alg¨²n punto?

¨D Pues s¨ª. Definitivamente se puede decir que tuvimos algo de eso.

La polic¨ªa encontr¨® una serie de archivos en la computadora de Marcum sobre la apertura de un fondo de inversi¨®n manejado por ambos y una declaraci¨®n de impuestos de 2008 en la que figuraban movimientos de grandes sumas de dinero. Siempre seg¨²n el sumario judicial, los correos electr¨®nicos que intercambiaron daban cuenta de que tuvieron diferencias por la forma como Rueda Landeros gestion¨® el dinero. En un caj¨®n de la casa, los agentes descubrieron una p¨®liza de seguro de vida a nombre de la v¨ªctima por medio mill¨®n de d¨®lares, en la que ¨¦l aparec¨ªa como el ¨²nico beneficiario. ¡°Eso eran cosas que ten¨ªamos juntos, pero eso es completamente independiente de un crimen¡±, asegura Rueda Landeros.

Los agentes sostienen que el caso es s¨®lido: hab¨ªa un motivo, muestras gen¨¦ticas del acusado en la escena del crimen y facilidad de acceso a la residencia de la v¨ªctima. ¡°La investigaci¨®n policial determin¨® que Marcum pele¨® y posiblemente conoc¨ªa a su atacante¡±, se lee en una declaraci¨®n a la que ha tenido acceso EL PA?S.

Rueda Landeros se presentaba como un antiguo agente de Wall Street que decidi¨® dejarlo todo para emprender un camino de autoconocimiento. Se hab¨ªa hartado, sent¨ªa que no hab¨ªa hecho nada de su vida y se fue a la India. El nuevo Jorge era yogui, artista pl¨¢stico y poeta. No ten¨ªa apegos materiales, viv¨ªa como un asceta, cruzaba constantemente la frontera para visitar a sus familiares en Texas y Virginia, y sacaba dinero de clases que impart¨ªa ocasionalmente en peque?os caf¨¦s o centros espirituales.

¡°Sue hablaba de ¨¦l como si estuviera en un pedestal, como si fuera un dios¡±, recordaba Larry March, el amigo que hizo la llamada al 911, en The Hunt [La cacer¨ªa], un documental que grab¨® la CNN sobre el caso en 2016. ¡°Hab¨ªa algo de ¨¦l que simplemente no me gustaba¡±, dijo en el programa, que segu¨ªa la historia de un romance que se convertir¨ªa en un abuso de confianza y que despu¨¦s acabar¨ªa con un asesinato ¡°a sangre fr¨ªa¡±.

Rueda Landeros sostiene que ¡°no estaba en ese lugar en ese momento¡± y que resid¨ªa en M¨¦xico. Asegura que su ADN est¨¢ en el lugar del asesinato porque ¡°era una relaci¨®n m¨¢s o menos ¨ªntima¡± y que las autoridades ¡°han mezclado¡± problemas ¡°cotidianos¡± que tuvo con su expareja para argumentar que exist¨ªa un m¨®vil. ¡°Fue hace un mont¨®n de tiempo, pero la ¨²ltima vez que la vi no s¨¦ si fueron semanas antes de lo que despu¨¦s sucedi¨®¡±, agrega.

Las autoridades estadounidenses, en cambio, no tienen dudas. Tampoco el c¨ªrculo ¨ªntimo de Marcum. En junio de 2011 se oficializ¨® la orden de arresto contra Rueda Landeros como ¨²nico sospechoso. Cabello negro, ojos casta?os, 1,78 metros de altura, 91 kilos, oriundo de Ciudad Ju¨¢rez con doble nacionalidad, hombre de 52 a?os, profesor de yoga y espa?ol. La ficha roja de Interpol y la orden de busca y captura del FBI marcaron el inicio de una nueva vida como fugitivo. Al final, ser¨ªa incluido en la lista de los m¨¢s buscados por asesinato.

Antes de desaparecer del mapa, Rueda Landeros se dio el tiempo para contactar a un reportero de The Washington Post e insistir en su inocencia. A mediados de junio de 2011 se le atribuy¨® un correo electr¨®nico enviado a un detective de la polic¨ªa de El Paso. ¡°Est¨¢n cordialmente invitados a cruzar el mismo puente, en la direcci¨®n opuesta, y verme en el Sanborn¡¯s, una cafeter¨ªa estupenda aqu¨ª en Ju¨¢rez, y podremos hablar de negocios todo lo que ustedes quieran¡±, se lee en las notas de los medios estadounidenses. ¡°Es mejor si vienen en domingo. Podemos hacer un brunch. Por supuesto, yo invito. Suyo, Jorge¡±.

Una doble vida

¨D ?Jorge y Le¨®n tienen la misma historia de vida o son dos personas distintas?

¨D Se parecen en muchas cosas. Al final, es inevitable utilizar la experiencia que uno ha tenido en la vida. Entonces, se entrelazan muchas cosas.

Le¨®n Ferrara ¡°naci¨®¡± poco despu¨¦s de que Jorge Rueda Landeros intentara visitar por ¨²ltima vez a sus hermanos en Texas y se enterara de la orden de captura. ¡°Entre que son peras y son manzanas, los gringos tienen sus asuntos y yo me alejar¨ªa de ellos¡±, le aconsej¨® su t¨ªo. No ha vuelto a tener contacto con ellos. Tambi¨¦n es conocido como Sad¨² Le¨®n: a veces oriundo de Brasil, otras nacido en Ju¨¢rez, hijo de diplom¨¢ticos de origen turco, descendiente tambi¨¦n de jud¨ªos conversos. ¡°Sad¨² es a lo que yo m¨¢s o menos empezaba a orientarme, que son los yoguis ah¨ª de la India que andan desnudos. Hace mucho que hago yoga. Le¨®n es un nombre com¨²n de los fil¨®sofos jud¨ªos en Espa?a, se supone que mi familia paterna ven¨ªa de marranos o criptojud¨ªos. Por eso se me ocurri¨®¡±, explica.

¡°Le¨®n era mi mejor amigo¡±, cuenta Sof¨ªa, que pide el anonimato como el resto de los alumnos del profesor de yoga. Ella tomaba clases con ¨¦l los martes y los jueves. Todav¨ªa se vieron por ¨²ltima vez el martes de la semana pasada, horas antes de que fuera detenido. Sof¨ªa conoci¨® al instructor en 2013 y trabaron amistad poco tiempo despu¨¦s. Lo describe como una persona culta, dif¨ªcil en las primeras impresiones, con un humor negro y sin temor a hacer comentarios directos o cr¨ªticas sobre el aspecto o las acciones de los dem¨¢s. ¡°Si tienes un ego fr¨¢gil, no te va a caer bien¡±, se?ala.

Sof¨ªa abri¨® varias veces la puerta a Le¨®n cuando no se pod¨ªa tomar yoga al aire libre o cuando le ense?aba idiomas o meditaci¨®n a su hijo. Cuenta que como profesor usaba un m¨¦todo de memorizaci¨®n para ense?ar al mismo tiempo ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, portugu¨¦s y alem¨¢n. ¡°Era una persona de mi entera confianza, hab¨ªa veces en las que yo aprovechaba que ¨¦l estaba en casa con mi ni?o para poder ir al s¨²per, por ejemplo¡±, cuenta. ¡°Algo de ¨¦l tiene que existir, es muy dif¨ªcil fingir durante 10 a?os¡±.

Le¨®n Ferrara contaba que hab¨ªa trabajado en la Bolsa, en Nueva York y en Boston, y que despu¨¦s se hab¨ªa ido a la India para autodescubrirse. Despu¨¦s, pas¨® tiempo en un monasterio de Tailandia. Le¨ªa mucho y public¨® tres libros en la editorial de la Universidad de Guadalajara sobre t¨¦cnicas b¨¢sicas de yoga y meditaci¨®n. Ten¨ªa pocos v¨ªnculos familiares, pero se involucraba mucho en la vida de sus alumnos m¨¢s cercanos: les daba consejos sobre sus relaciones de pareja, era un confidente dispuesto a escuchar, se implicaba con sus familias. Dec¨ªa que era un hombre que hab¨ªa viajado mucho, le gustaba dar consejos y direcciones espec¨ªficas de restaurantes o sitios interesantes para visitar en Turqu¨ªa, Espa?a o Costa Rica. En la mayor¨ªa de los casos no existen pruebas para corroborar sus relatos.

¡°Era muy convincente, aunque de repente hab¨ªa detallitos que parec¨ªan un poco exagerados en lo que contaba, como para hacerlo m¨¢s interesante¡±, afirma Rub¨¦n, un amigo suyo que es psic¨®logo. Entre lo real y la ficci¨®n, Le¨®n Ferrara imaginaba y contaba que hab¨ªa estado un tiempo en Harvard, que hab¨ªa sido enviado como agente encubierto a Israel y casi lo atrapan, que tuvo una relaci¨®n t¨®rrida con una muchacha rusa con la que peleaba mucho y a la que ¡°lleg¨® a querer matar¡±. Lo contaba como una an¨¦cdota m¨¢s a Rub¨¦n. Pero nunca le dijo nada sobre su pasado como Jorge Rueda Landeros ni sobre las acusaciones de homicidio en primer grado ni mostraba remordimiento. ¡°Ahora que lo pienso era un narcisista¡±, dice Rub¨¦n. Como amigo se esfuerza por darle la presunci¨®n de inocencia y el ¨²ltimo beneficio de la duda, pero como psic¨®logo espera que esos rasgos narcisistas no rebasaran la frontera de la psicopat¨ªa.

Cuatro personas cercanas a ¨¦l comparten los sentimientos de tristeza, preocupaci¨®n, dolor y traici¨®n. Se preguntan qui¨¦n era realmente esa persona, si debieron haber visto alguna se?al de alerta o si se trata de una injusticia y tendr¨¢ oportunidad de dar su versi¨®n. Para ellos faltan piezas del rompecabezas, la informaci¨®n disponible es escasa y no les cuadran los extremos de la realidad de las ¨²ltimas semanas: por un lado, una identidad como un hippie que promov¨ªa huertos urbanos y por el otro, un expediente judicial por el asesinato de su expareja. Si se comprueba que Le¨®n es culpable, dicen de forma un¨¢nime, tiene que pagar. ¡°No somos ingenuos, las acusaciones son muy graves¡±, dice Mar¨ªa.

¨D Mucha gente en Guadalajara se sorprendi¨® al enterarse de todo esto. ?Qu¨¦ les dir¨ªa?

¨D S¨ª, es sorprendente (suspira). La verdad es que no afecta lo que yo intentaba compartir con ellos: era la pr¨¢ctica de la ecuanimidad, las t¨¦cnicas que uno aprende con el yoga, donde uno intenta no privilegiar demasiado ning¨²n elemento de lo real porque todo es cambiante y fugaz. Entonces, as¨ª como estuve con ellos y compartimos juntos, igual y la gente desaparece y ya.

¨D ?Se disculpar¨ªa con ellos o no es el caso?

¨D (Silencio). H¨ªjole¡­ no s¨¦ si disculparse ser¨ªa el caso. Porque, entonces, lo que yo les hab¨ªa propuesto de una visi¨®n alternativa o no convencional de la vida, donde uno est¨¢ nom¨¢s abierto a la experiencia, ya no ser¨ªa cierto.

Jorge o Le¨®n navega entre sus propias divagaciones para evadir las respuestas directas. Cuando le preguntan si cometi¨® el asesinato, dice que es inocente de eso. Cuando le preguntan sobre su relaci¨®n de pareja con la v¨ªctima, contesta que hubo algo de eso. Cuando le preguntan si pedir¨ªa perd¨®n a sus amigos por ocultarles qui¨¦n era en realidad durante 10 a?os, responde que no lo sabe.

Pese a la amplia cobertura que hubo en Estados Unidos del asesinato, en M¨¦xico el caso pas¨® pr¨¢cticamente desapercibido. La Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica no emiti¨® un comunicado de la detenci¨®n, tampoco ninguna otra instancia gubernamental en ambos pa¨ªses. Los medios de EE UU tampoco est¨¢n enterados del arresto. Aunque no hubo un anuncio oficial, fuentes del sistema penitenciario confirmaron a EL PA?S que Jorge Rueda Landeros ingres¨® a prisi¨®n el pasado 14 de diciembre ¡°bajo los efectos de la detenci¨®n provisional con fines de extradici¨®n¡± y ¡°reclamado por el Gobierno de los Estados Unidos de Am¨¦rica por el delito de homicidio en primer grado¡±. En su ficha de entrada, aparece sonriente y mirando fijamente a la c¨¢mara.

Al sur de la frontera, el detenido espera el proceso de extradici¨®n asesorado por un abogado de oficio que le dice que de este lado no se puede hacer mucho y que solo resta un tr¨¢mite protocolario para que sea enviado a EE UU. ¡°Hay mucho abuso de autoridad, hay mucha decadencia, todo est¨¢ muy dejado de la mano de Dios¡±, se queja de su estancia en prisi¨®n.

Es un destino que dec¨ªa haber olvidado, pero que tambi¨¦n parec¨ªa esperar alg¨²n d¨ªa. ¡°El poeta, a quien llamaremos ¡®el artista¡¯, es candidato a la silla el¨¦ctrica en el Estado de Maryland. Con prestigio as¨ª, el afortunado se ha dado a la vida de inc¨®gnito y movilidad, como gitano ap¨¢trida¡±, escribe un tal Harvey Ostrovsky, supuesto director del Centro de Estudios de Am¨¦rica Latina de la Universidad de Berkeley, en el pr¨®logo de un libro de poemas de Jorge Rueda Landeros, que el propio Jorge Rueda Landeros subi¨® a internet. Todo parece de mentira. Porque no hay rastro de Ostrovsky en la web ni de que haya ocupado ese cargo, ni siquiera que fuera un empleado de la universidad. Lo m¨¢s probable es que Rueda Landeros haya utilizado ese seud¨®nimo para hablar de s¨ª mismo. Quiz¨¢ fue otra oportunidad para asumir otra identidad, para inventarse otra vez un relato sobre s¨ª mismo.

¨D Mucha gente que le conoce no entiende por qu¨¦ se escondi¨® si dec¨ªa que no hizo nada¡­

¨D Eso es simplista, de cierta forma. No hay mucho qu¨¦ decir al respecto.

¨D ?Qu¨¦ explicaci¨®n dar¨ªa a ese cuestionamiento?

¨D(Silencio). Por ejemplo, aqu¨ª se maneja la presunci¨®n de la inocencia. Pero, aun as¨ª, est¨¢ uno tiritando casi todos los d¨ªas. Sufriendo acoso y extorsi¨®n de la autoridad. Hay procesos que suceden independientemente de tu situaci¨®n de culpabilidad o de inocencia. Son esos procesos los que las personas buscan evadir (¡­) Est¨¢ muy lejos de una aceptaci¨®n de culpabilidad que uno quiera evadir todos los procesos aplastantes del Estado, por Dios, nada qu¨¦ ver.

Jorge Rueda Landeros parece haber alcanzado a Le¨®n Ferrara. En prisi¨®n, el acusado recuerda una escena de Match point, la pel¨ªcula de Woody Allen, en la que una pelota de tenis se queda suspendida justo en medio de la cancha, arriba de la red. ¡°Por una fracci¨®n de segundo, la bola puede caer adelante o atr¨¢s¡±, dice una voz en off. ¡°Con un poco de suerte, cae adelante y ganas o quiz¨¢s no lo hace y pierdes¡±, agrega el narrador. Poco despu¨¦s uno de los personajes arroja su anillo al r¨ªo T¨¢mesis, rebota en una barandilla y queda suspendido en el aire antes de caer al suelo. ¡°No importa hacia d¨®nde vaya¡±, complementa Rueda Landeros, como si librarse fuera un juego o dependiera de un acto de suerte.

En la otra cara de la moneda, el entorno que dej¨® atr¨¢s Sue Ann Marcum, que no pudo ser contactado antes de la entrega de este texto, espera que se haga justicia y que su legado prevalezca en los homenajes, en sus estudiantes y en la beca universitaria que lleva su nombre. La v¨ªctima fue asesinada a los 52 a?os, la misma edad con la que finalmente fue aprehendido el principal sospechoso del crimen. En el limbo de quienes conocieron solo una de las identidades de Rueda Landeros, las personas m¨¢s cercanas de un hombre que ha vuelto a desaparecer del radar se resignan a la esperanza de que alg¨²n d¨ªa se responder¨¢n sus preguntas. ¡°Le¨®n es inocente, Jorge Rueda no s¨¦¡±, dice Mar¨ªa antes de colgar el tel¨¦fono.

Tras la publicaci¨®n de este reportaje, la Polic¨ªa del Condado de Montgomery (Maryland) ha hecho p¨²blica la detenci¨®n de Jorge Rueda Landeros ¡°tras 12 a?os en fuga¡±. Fue la primera autoridad en pronunciarse p¨²blicamente. En un comunicado, la corporaci¨®n ha detallado que el FBI recibi¨® la pista de que el fugitivo viv¨ªa en Guadalajara este mismo mes.

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