¡°Est¨¢n poniendo en riesgo nuestra vida¡±: los pacientes que dependen de Psicofarma llevan meses sin acceso regulado a sus medicamentos
Ante el desabasto, muchos pacientes est¨¢n recurriendo a m¨¦todos m¨¢s clandestinos para conseguir sus f¨¢rmacos
Pensamientos suicidas, paranoia, episodios maniacos que la llevaban de la euforia a la depresi¨®n en 24 horas. Melisa, una mujer de San Luis Potos¨ª de 28 a?os, sufri¨® esas consecuencias cuando dej¨® de consumir bicarbonato de litio, un estabilizador emocional, el ¨²nico medicamento que mantiene bajo control sus trastornos mentales. ¡°Ponen en riesgo nuestra vida, no nos toman en serio¡±, dice. Melisa tiene diagnosticado trastorno l¨ªmite de la personalidad y trastorno bipolar. El ¨²nico comercializador del f¨¢rmaco es Psicofarma, pero sus operaciones fueron suspendidas en noviembre por la Cofepris, el ¨®rgano regulador contra riesgos sanitarios, despu¨¦s de una inspecci¨®n a las plantas de producci¨®n. All¨ª descubrieron malas pr¨¢cticas en el proceso de fabricaci¨®n: contaminaci¨®n cruzada, envasado sin t¨¦cnica de esterilidad y almacenamiento de materia prima en ¨¢reas contaminadas. El desabasto est¨¢ llevando a muchos pacientes a conseguirlo clandestinamente.
Este viernes, despu¨¦s de tres meses de silencio, Psicofarma ha emitido un comunicado, pero no aporta mucha informaci¨®n adicional. Dicen que ¡°los pacientes son lo primero¡±, aunque muchos se sienten olvidados desde hace tiempo, y que trabajan ¡°incansablemente para atender los requerimientos administrativos de la autoridad federal¡±. Desde la empresa aseguran que es la ¨²nica informaci¨®n que pueden proporcionar hasta el momento. Adem¨¢s, el mensaje llega despu¨¦s de que personas como El¨ªas T¨¦llez hayan ejercido presi¨®n para obtener respuestas de la empresa.
T¨¦llez ha lanzado una petici¨®n en change.org que ya acumula casi 10.000 firmas y esta ma?ana convoc¨® una manifestaci¨®n frente a las oficinas de la empresa. No acudi¨® mucha gente, pero al menos le atendi¨® la representante legal de Psicofarma. ¡°Me dijo que el problema es meramente administrativo y no admiten lo que dice la Cofepris, dicen que es mentira¡±, asegura por tel¨¦fono. Tampoco pudieron contestarle la ¨²nica pregunta que tienen ahora mismo las personas que est¨¢n sin medicaci¨®n: ?Cu¨¢ndo van a volver los f¨¢rmacos a la farmacia?. ¡°No quieren decir nada¡±, se indigna T¨¦llez.
?l tiene un trastorno de depresi¨®n con ansiedad que controlaba con anapsique, pero desde hace un mes y medio no hay forma de conseguir las pastillas. Est¨¢ sufriendo s¨ªndrome de abstinencia. Tiene n¨¢useas, v¨¦rtigo, pesadillas recurrentes, falta de apetito, temblores, v¨¦rtigo. ¡°Se lo dije a la representante, que si a alguna de estas personas le pasa algo, se suicida o hace da?o a su familia por no tener acceso a los f¨¢rmacos, va a ser culpa suya¡±, sentencia T¨¦llez. Se ha recorrido las farmacias de Ciudad de M¨¦xico y los hospitales p¨²blicos, pero all¨ª tampoco quedan existencias.
Una fuente an¨®nima que trabajaba para la empresa cuando lleg¨® la Cofepris cuenta que, el 29 de noviembre, la autoridad lleg¨® a las f¨¢bricas y obligaron detener la producci¨®n. ¡°Yo esperaba un comunicado oficial de nuestra empresa¡±, explica la fuente, ¡°para poder decir a mis pacientes lo que hab¨ªa pasado y cu¨¢nto tiempo tardar¨ªamos en ponernos en marcha de nuevo¡±. Pero el comunicado no lleg¨®, y la empresa mantuvo un silencio f¨¦rreo que ha molestado a los farmac¨¦uticos y pacientes de enfermedades mentales y opioides de todo M¨¦xico.
¡°No solo no quisieron mandar un comunicado, sino que empezaron a pedir a clientes y pacientes que hicieran v¨ªdeos satanizando a Cofepris. Por eso sali¨®, meses despu¨¦s, el informe sobre lo que hab¨ªan encontrado en su inspecci¨®n, porque empezaron a recibir v¨ªdeos y cartas pidi¨¦ndoles que dejaran trabajar a Psicofarma¡±, cuenta. ¡°Pero ellos no son las v¨ªctimas, son los culpables de lo que est¨¢ pasando¡±, sentencia el antiguo trabajador.
Psicofarma forma parte del grupo Neolpharma, dirigido por Efr¨¦n Ocampo L¨®pez, el emprendedor que compr¨® una peque?a distribuidora de productos farmac¨¦uticos llamada Pego en 1990, con la que empez¨® su aventura fuera de la consultor¨ªa, seg¨²n un informe del Banco Mundial (BM) que celebra las haza?as de la empresa. La Corporaci¨®n Financiera Internacional, dependiente del BM, dio en 2021 un pr¨¦stamo de 30 millones de d¨®lares a la farmac¨¦utica. En los puestos de direcci¨®n est¨¢n sus hijos. Diego Antonio Ocampo es el director de innovaci¨®n y Luz Astrea Ocampo es la vicepresidenta de estrategia comercial y nuevos negocios. Neolpharma tiene alrededor de 2.400 empleados y proyecci¨®n internacional, con exportaciones a muchos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica.
La Cofepris tampoco ha proporcionado ninguna pista sobre cu¨¢ndo podr¨¢n reanudarse de nuevo las actividades. El subsecretario de Salud, Hugo L¨®pez-Gatell, ha acusado a la empresa de haberse configurado, con los a?os, en un ¡°monopolio ayudado por corrupci¨®n con los gobiernos pasados¡± hasta convertirse en el proveedor casi exclusivo tanto del sector p¨²blico como del privado. Hasta el a?o pasado, sin embargo, el Gobierno otorgaba contratos millonarios a Psicofarma, seg¨²n ha revelado el diario Emeequis. Durante la administraci¨®n de L¨®pez Obrador, de 2018 a 2022, se asignaron al menos 196 contrataciones p¨²blicas por la compra de medicamentos psiqui¨¢tricos que tuvieron un coste total de 676 millones de pesos.
Melissa lleva un a?o sin encontrar bicarbonato de litio de forma legal en las farmacias. Para seguir con su medicaci¨®n, su psiquiatra le pas¨® el contacto de una farmacia. Antes le exig¨ªan la receta y su identificaci¨®n para mandar el f¨¢rmaco a casa. Ahora ni siquiera eso. Ella solo tiene que pedir la cantidad, mandar el dinero y a los pocos d¨ªas lo tiene en la puerta. Es un botecito de 300 gramos con pastillas para un mes. Le iba bien con ellas, pero hace tres meses empez¨® a sentirse mal, y sus cambios emocionales empezaron a acentuarse. Tres semanas antes de entrevistarse con este peri¨®dico, fue a hacerse un an¨¢lisis de litio en sangre, al que acude regularmente para controlar sus niveles y no tener una intoxicaci¨®n.
El resultado revel¨® que estaba lejos de intoxicarse. Sus niveles de litio estaban muy por debajo de los que deber¨ªa tener alguien que se est¨¢ medicando. ¡°El f¨¢rmaco que me estaba tomando no ten¨ªa litio¡±, se lamenta Melisa al otro lado del tel¨¦fono. ¡°Es un desastre, ya ni sabes lo que est¨¢s tomando¡±, se queja. Por eso estaba teniendo los episodios maniacos, la depresi¨®n, la paranoia, los pensamientos suicidas que desde hac¨ªa mucho tiempo no inundaban su cabeza. ¡°Pero ?ahora qu¨¦ hago? No puedo reclamar a nadie porque estoy consiguiendo el medicamento clandestinamente¡±, dice Melisa, ¡°y tampoco puedo ir a la farmacia a por mi dosis¡±. Lo ¨²nico que le queda es pedir un nuevo bote y esperar que las pastillas contengan el litio que calme los demonios de su cabeza. ¡°Esta vez s¨ª me asust¨¦, mi estabilidad emocional depende de este f¨¢rmaco y ya ni siquiera puedo saber si lo que me estoy tomando es de verdad lo que necesito¡±, lamenta.
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