Todas las cartas que nunca nos atrevimos a enviar
La editorial mexicana ¡®Aquelarre de tinta¡¯ organiza una lectura colectiva y an¨®nima de toda la correspondencia recibida en su buz¨®n con las cosas que la gente no se atrevi¨® a decir: desde declaraciones de amor a despedidas
Las cosas que no decimos se quedan atravesadas en la garganta como un alimento que no ha sido digerido del todo. Desde ah¨ª protestan, se revuelven, pelean por salir. Escribir es una forma de empujarlas hacia fuera y eso decidieron hacer en la editorial independiente Aquelarre de tinta, en Ciudad de M¨¦xico. Hace varios meses, en una de sus reuniones, compartieron todas esas cartas en las que hab¨ªan conseguido volcar las palabras no dichas, pero que nunca alcanzaron a su destinatario original: por falta de valor, por imposibilidad f¨ªsica o porque el tiempo hab¨ªa hecho que careciera de sentido. La experiencia fue tan cat¨¢rtica que quisieron extenderla a todo aquel que quisiera sumarse.
¡°Estuvo muy bien sacar todas estas frustraciones cuando lo hicimos, llorando, en nuestra sala. Si quieren llorar, se puede, y si quieren mentarle la madre a alguien, tambi¨¦n¡±, anuncia entre risas la editora Michelle Blanquet (26 a?os) en el patio de la librer¨ªa Ni?a Oscura, en la colonia Santa Mar¨ªa la Ribera. Hace dos meses que abrieron un buz¨®n en su correo electr¨®nico y que pusieron otro f¨ªsico en la librer¨ªa para que la gente compartiera las cartas que nunca enviaron. Este fin de semana han organizado una lectura en voz alta para ahuyentar, de forma an¨®nima y colectiva, a todos los fantasmas.
Uno de los participantes establece el criterio: ¡°?Primero las que est¨¢n escritas a mano, para ver si tienen la tinta corrida por las l¨¢grimas!¡±, bromea. Dicho y hecho. La primera est¨¢ fechada el mismo d¨ªa de la lectura, 3 de junio, aunque no parece que pertenezca a ninguno de los asistentes. En ella, el emisor se lamenta: ¡°Nunca dije lo mucho que odio la cultura masculina mexicana. [...] Ese miedo a expresar lo que siento¡±. El texto toma un tono m¨¢s positivo hacia el final: ¡°Ahora trabajo en desechar gran parte de esa cultura. La literatura y la reflexi¨®n son la mejor compa?¨ªa¡±.
Al evento asiste una docena de personas, principalmente j¨®venes, a los que se suma alg¨²n oyente curioso que se ha acercado a buscar alg¨²n libro. Las tem¨¢ticas de las varias decenas de cartas son tan diversas como los destinatarios, a veces ocultos y a veces con nombre y hasta con apellido, aunque el desamor protagoniza gran parte de los desconsuelos reunidos esa tarde: ¡°Querido Sergio: a¨²n no puedo creer todo lo que pas¨®¡¡±, ¡°Daniel Mondrag¨®n: estaba tan confundida sobre la vida¡¡±, ¡°Querido A: llevo un par de d¨ªas insomnes¡¡±, ¡°Mi querido: desde que me ense?aste ese podcast me imagin¨¦ haci¨¦ndote una carta cuando todo terminara¡¡±.
Esa ¨²ltima es de la propia Michelle, que explica: ¡°Escrib¨ª esto en el culmen de mi dolor, me sent¨ªa muy sola, como si nadie lo estuviera pasando igual que yo. Y cuando empec¨¦ a leer las cartas que envi¨® la gente, fue como crear una comunidad, darme cuenta de que hay gente que tambi¨¦n est¨¢ pasando por este trance¡±. Fer Andablo (26 a?os), directora de la editorial, completa riendo: ¡°Cuando las est¨¢bamos leyendo, dec¨ªamos, Ay, Dios, qui¨¦n te hizo tanto da?o¡±. Los asistentes r¨ªen con ellas. ¡°Algunas est¨¢n fechadas en 2016. Amigos, ?qu¨¦ ha pasado despu¨¦s? Necesitamos saberlo¡±, reclama Andablo.
Nadie puede reconstruir esa parte de la historia que no aparece narrada en las cartas, aunque a veces juegan a hacerlo. Tan solo una participante, adem¨¢s de Michelle, reconoce ser la escritora detr¨¢s de una de ellas. El resto de los asistentes est¨¢n poni¨¦ndole voz a los textos que alguien escribi¨® en otro tiempo, en otro lugar. Como esta otra, firmada por ¡°La chaira¡± en Hermosillo, el 15 de abril de 2020, en plena pandemia. Se trata de una mujer que le confiesa a otra la atracci¨®n que siente por ella, solo despu¨¦s de preocuparse por su estado de salud. ¡°Solo queda reiterarle que usted tiene una cara preciosa y unos labios que resultan imposibles de ignorar, pues despiertan el anhelo de morderlos y memorizarlos de comisura a comisura. Espero que tenga una linda tarde. [...] Un beso (o dos, o tres)¡±, cierra la ep¨ªstola.
¡°As¨ª que existe la gente feliz¡±, bromea un oyente cuando termina la lectura del texto. Ese relato, cargado de un erotismo suavizado por la distancia del usted, rompe con la t¨®nica de otras confesiones, algunas de especial dureza. ¡°De haber sabido que te quitar¨ªas la vida, me habr¨ªa encantado estar en esa reuni¨®n familiar¡±, dice escuetamente otra de las notas depositadas en el buz¨®n f¨ªsico, y la gente contiene la respiraci¨®n. A veces cabe todo en una sola l¨ªnea.
La pandemia vuelve en otra carta firmada en Par¨ªs, en 2020, y tambi¨¦n vuelve la familia, de forma menos cruda, en la bautizada al cabo del rato como Saga de la abuelita. Tres cartas escritas por la misma nieta en fechas similares de tres a?os consecutivos: 24 de marzo de 2021, 10 de febrero de 2022, 20 de febrero de 2023. ¡°Hoy visit¨¦ un pante¨®n. Despu¨¦s de casi un a?o, despu¨¦s de 351 d¨ªas de que ya no existes¡±, comienza a contarle a su abuela en la segunda de ellas. ¡°El labial rojo cada vez me sienta mejor. Ojal¨¢ que poco a poco me quede como a ti¡±, le relata en otra. ¡°Si dueles para siempre, qu¨¦ horror. Y, si no dueles para siempre, qu¨¦ horror tambi¨¦n¡±, concluye en la ¨²ltima. El olvido a veces pesa tanto como el recuerdo.
Pero tambi¨¦n hay espacio para la luminosidad en la memoria. ¡°Gracias por ense?arme que el amor, en cualquiera de sus formas, es siempre m¨¢gico¡±, se lee en otra. Las emociones retratadas conforman un espectro tan amplio como los temas. Hay espacio para el rencor, el miedo, la gratitud, la duda, el amor, la despedida, el reconocimiento, la voluntad de cambio. La catarsis va mutando de forma y de tono, y las reacciones van adapt¨¢ndose a las palabras que pronuncian o escuchan de los dem¨¢s. Algunas cartas tienen varias p¨¢ginas, pero a veces para expresar Todas las cosas que nunca dije¡, el t¨ªtulo bajo el que se agrupa la correspondencia, solo hacen falta dos palabras. Aquellas por las que cualquiera se sienta a escribir frente a un folio en blanco: ¡°Te extra?o, J¡±.
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