Hip¨®lito Mora, el agricultor irreductible
El asesinato del viejo l¨ªder de las autodefensas, un personaje de claroscuros, deja hu¨¦rfano de referentes a un pa¨ªs envuelto en una ola de violencia sin fin
Despu¨¦s de dos ataques en noviembre y abril, criminales acabaron finalmente con la vida de Hip¨®lito Mora, este jueves, en La Ruana, en la Tierra Caliente de Michoac¨¢n. Lo mataron a tiros en el centro del pueblo y quemaron su carro. Ten¨ªa 68 a?os. L¨ªder autodefensa, excandidato a gobernador, Mora viv¨ªa con escoltas desde hac¨ªa a?os. A algunos los hab¨ªan matado y ¨¦l pensaba, siempre lo dijo, que llegar¨ªa su momento m¨¢s pronto que tarde. Con su desaparici¨®n, M¨¦xico pierde un referente en la lucha contra el crimen, un ser de claroscuros, pol¨¦mico, como suelen ser los protagonistas de todas las guerras.
Porque Mora viv¨ªa inmerso en una guerra desde hac¨ªa m¨¢s de 10 a?os, un conflicto de intensidad cambiante, inefable para el forastero, siempre pendiente de siglas y bandos, como si la guerra en M¨¦xico y Michoac¨¢n fuera un conflicto europeo del siglo XX. No lo era, nunca lo ha sido. Los bandos son permeables, el crimen gusanea en el fruto del Estado y el Estado, como respuesta, acuchilla la pulpa en una inercia algo vergonzosa, antes de salir con el machete al flanco contrario. Mora sufri¨® un momento ¡ªes una forma de hablar¡ª de desatenci¨®n de las autoridades hacia Michoac¨¢n. A la tercera fue la vencida y ahora se une a la pl¨¦yade de m¨¢rtires modernos del pa¨ªs.
Viejo agricultor de limones, Mora entend¨ªa el problema de la violencia. El Estado aparec¨ªa cuando el ruido aumentaba y entre tanto, trabajadores como ¨¦l deb¨ªan lidiar con extorsiones, robos y amenazas de la manera en que pudieran. En julio de 2021, en plena ofensiva del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CJNG) en Tierra Caliente, el grupo criminal public¨® un v¨ªdeo, pidiendo a polic¨ªas y soldados que no protegieran a C¨¢rteles Unidos, ¨²ltima transformaci¨®n de las mafias aut¨®ctonas. El grupo se?alaba a Mora como parte de las mafias, junto a viejas caras del movimiento autodefensa, que ¨¦l fund¨® hace ahora diez a?os.
Mora no se arrug¨® y contest¨®. ¡°En el momento en que se mete uno a liderar un grupo armado en defensa de nuestros pueblos, nos echamos muchos enemigos. Tengo enemigos que se pasaron al CJNG, otros a Carteles Unidos¡ Algunos hab¨ªan empezado conmigo como autodefensas, pero despu¨¦s les ofrecieron dinero¡±, dec¨ªa. La amenaza ven¨ªa de todos lados, en realidad, tambi¨¦n de Carteles Unidos, amalgama de antiguas amistades, caso de Juan Jos¨¦ Far¨ªas, alias El Abuelo, viejo autodefensa como ¨¦l. La Fiscal¨ªa investiga y es posible que, en un caso as¨ª, de alto perfil, encuentren a alguno de los culpables. Lo que es pr¨¢cticamente seguro es que habr¨¢ detenidos, sean o no los responsables.
En julio de 2021, cuando lanz¨® su amenaza a la red, el CJNG y Carteles Unidos peleaban a destajo entre la sierra y la costa, de Aguililla a Apatzing¨¢n. La carretera entre ambos municipios parec¨ªa un camino de obst¨¢culos, con retenes de ambos grupos. En algunos, el CJNG colocaba sus tanquetas artesanales para impresionar a los viajeros. Ambos bandos bloqueaban el tr¨¢nsito a discreci¨®n, situaci¨®n que dur¨® meses enteros, dejando pueblos y comunidades aisladas. Solo la visita del nuncio apost¨®lico logr¨® la milagrosa aparici¨®n de cientos de polic¨ªas en la carretera. La v¨ªa se liber¨® un par de d¨ªas y luego volvi¨® a la normalidad b¨¦lica.
Mientras tanto, los grupos peleaban en las lomas de los cerros. Cientos de hect¨¢reas de campos de limones, cultivo regional, sirvieron de escenario a la batalla. El CJNG avanzaba hacia Tepalcatepec, Buenavista Tomatl¨¢n y Apatzingan, centros agr¨ªcolas de la regi¨®n. Carteles Unidos trataban de contener, pero perd¨ªan terreno poco a poco. Meses m¨¢s tarde, Mora, que acababa de perder la elecci¨®n para gobernador ¡ªhab¨ªa conseguido poco menos de 50.000 votos, por m¨¢s de 600.000 del ganador¡ª exigi¨® al Gobierno que acabara con todos los c¨¢rteles, sin distinci¨®n.
Ser¨ªa exagerado decir que con el asesinato del viejo agricultor, el movimiento autodefensa queda herido de muerte: ya estaba m¨¢s que enterrado. Desde la aparici¨®n de las primeras grietas, ya en 2014, hasta la constataci¨®n de que parte de las c¨¦lulas del movimiento estaban copadas por criminales, pasaron algunos a?os. Pero la decadencia fue evidente desde temprano y Mora jam¨¢s se escondi¨®. Lo reconoc¨ªa. Hab¨ªa probado ya los sinsabores de la ruptura, como su estancia de unos meses en prisi¨®n, acusado de asesinato por haber participado en un enfrentamiento que dej¨® 10 muertos.
El Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018) trat¨® de contener el auge del movimiento, encajando a sus integrantes en un cuerpo de polic¨ªas rurales. Era la manera de registrar sus armas y forzar su subordinaci¨®n, una operaci¨®n m¨¢s medi¨¢tica que efectiva. El movimiento de autodefensas michoacano era el primer desaf¨ªo al monopolio estatal de la violencia desde el levantamiento zapatista en Chiapas, en 1994. Mora accedi¨®. Otros, como Jos¨¦ Manuel Mireles, se negaron y acabaron con sus huesos en prisi¨®n.
Mora era el ¨²ltimo irreductible. Fallecido Mireles, que muri¨® de covid en 2020, desaparecidos para la causa El Abuelo y Estanislao Beltr¨¢n, alias Pap¨¢ Pitufo, Mora era casi ya un anacronismo. En el camino se dej¨® buena parte de su alegr¨ªa, como el asesinato de su hijo, en el mismo enfrentamiento que le llev¨® a prisi¨®n. Le sobrevive su huerta de limones, su hermano Guadalupe, su esposa. Le sobrevive la guerra, que parece sobrevivir a todo.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.