El ¡®caso Camargo¡¯ queda visto para sentencia
Concluye el juicio contra 12 polic¨ªas por la masacre de 19 personas, la mayor¨ªa migrantes, en Tamaulipas, en 2021. El juez dar¨¢ a conocer su fallo el jueves
Tres meses y medio ha durado el juicio por el caso Camargo, tiempo enredado en burocracias y tecnicismos, que ha dejado ver, en ocasiones, el fondo brutal que ocupaba a los presentes, el asesinato de 19 personas, la mayor¨ªa migrantes, a manos supuestamente de polic¨ªas. En estas semanas, fiscales, abogados y asesores han presentado pruebas y argumentos, tratando de demostrar culpabilidades e inocencias. Al final todo ha quedado como al principio: la Fiscal¨ªa maneja un caso robusto contra 12 polic¨ªas de Tamaulipas, gracias a que uno de ellos delat¨® a los dem¨¢s. El juez iba a dar a conocer su fallo este mi¨¦rcoles, pero la c¨¢rcel de Altamira, en Tamaulipas, donde vive recluido uno de los acusados, no ten¨ªa internet. La audiencia se ha aplazado al jueves.
La expectaci¨®n es enorme. El caso Camargo enmarca una de las peores masacres registradas en los ¨²ltimos a?os en M¨¦xico. El esfuerzo de la Fundaci¨®n para la Justicia y de la Red Jesuita con Migrantes de Guatemala ha permitido que las familias de las v¨ªctimas, la mayor¨ªa originarias del aislado municipio de Comitancillo, en la sierra sur del pa¨ªs centroamericano, hayan podido atestiguar las audiencias. De manera virtual, familiares de los asesinados y sus presuntos asesinos han convivido durante semanas, para llegar finalmente hasta aqu¨ª.
El testimonio del polic¨ªa Ismael V¨¢zquez ha sido la prueba estrella estos meses. Sus declaraciones, que EL PA?S dio a conocer d¨ªas antes de que iniciara el juicio, dibujan una historia distinta a la que han mantenido el resto de sus compa?eros, que enfrentan penas de hasta 69 a?os de prisi¨®n. En un principio, todos se?alaron que aquel 22 de enero de 2021, mientras iban de patrulla, se encontraron con carros ardiendo y un mont¨®n de muertos dentro. Pero en agosto de ese a?o, V¨¢zquez cambi¨® su declaraci¨®n y dijo que en realidad varios de sus compa?eros dispararon contra los carros, mataron a sus ocupantes y prendieron fuego a sus cuerpos. En los carros iban los migrantes y los presuntos traficantes que los transportaban a la frontera.
Todo queda como al principio porque no ha habido novedades sobre el camino que ha marcado la investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa de Tamaulipas. El polic¨ªa V¨¢zquez ratific¨® el 3 de agosto ante el juez, Patricio Lugo, lo que dijo dos a?os atr¨¢s, declaraci¨®n por la que ha recibido beneficios. Por su ayuda, la Fiscal¨ªa ya no acusa a V¨¢zquez de asesinato, solo de abuso de autoridad y de delitos en el desempe?o de sus funciones, con penas m¨ªnimas de dos y cuatro a?os de c¨¢rcel. En caso de ser condenado, V¨¢zquez a¨²n pasar¨ªa algo de tiempo tras las rejas.
En cuanto al resto, sus abogados defensores, partidos en cinco equipos distintos, han tratado de desvirtuar la declaraci¨®n de V¨¢zquez, bajo un argumento doble. Por un lado, se?alan que solo ¨¦l da esa versi¨®n de los hechos. Por otro, dicen que los beneficios recibidos desvirt¨²an el contenido de su testimonio. La Fiscal¨ªa, encabezada por la agente Artemisa de Jes¨²s Castillo, ha se?alado hasta el cansancio que, en ese caso, nadie podr¨ªa acogerse al programa de testigos protegidos. Castillo ha se?alado adem¨¢s que una enorme cantidad de evidencia sostienen buena parte del relato de V¨¢zquez.
La fiscal se ha referido a los testimonios de vecinos del lugar, el rancho Piedras, donde los polic¨ªas habr¨ªan matado y quemado a los 19. Ubicado en realidad en el municipio de D¨ªaz Ordaz, y no en Camargo, como se se?al¨® originalmente, varios vecinos vieron c¨®mo un convoy de seis veh¨ªculos policiales persigui¨® a los migrantes ese d¨ªa. Tambi¨¦n vieron o escucharon c¨®mo dispararon. Castillo ha se?alado igualmente peritajes de telefon¨ªa y an¨¢lisis del GPS de al menos uno de los veh¨ªculos policiales, adem¨¢s de hojas de servicio de la polic¨ªa de Tamaulipas, para probar que los 12 estuvieron en el lugar de los hechos el d¨ªa de los asesinatos.
El peso de cada uno
La discusi¨®n entre las partes ha transitado tambi¨¦n por el complejo camino del peso que cada uno de los acusados habr¨ªa tenido en la masacre. En su declaraci¨®n, V¨¢zquez se?ala a dos de los otros 11 polic¨ªas de organizar al resto. Se trata de Horacio Rocha Nambo, jefe ese d¨ªa del contingente de agentes del Grupo de Operaciones Especiales (Gopes) que patrullaba la zona. Nambo llevaba el mando operativo, pero actuaba, en teor¨ªa, bajo las ¨®rdenes de Mayra Elizabeth Santillana, encargada de la polic¨ªa estatal en esa regi¨®n de la frontera entre Tamaulipas y Texas.
Aquel d¨ªa, al menos 20 agentes del gopes patrullaban junto a cuatro agentes de la polic¨ªa estatal, Santillana entre estos ¨²ltimos. V¨¢zquez se?ala que salieron de la comisaria de Camargo a eso de las 8.30, fueron al municipio de Miguel Alem¨¢n a repostar gasolina, y de all¨ª condujeron hacia la zona rural que comparten Camargo y D¨ªaz Ordaz. Hicieron esto ¨²ltimo, dijo V¨¢zquez, ¡°porque seg¨²n en esos lugares se pone la ma?a¡±, es decir, grupos del crimen organizado. V¨¢zquez dice que la camioneta de Nambo, tipo tanqueta, iba al frente. Dice que de repente empez¨® a escuchar por radio claves de Nambo y sus compa?eros. Al parecer, hab¨ªan visto gente armada. El carro de Nambo aceler¨® y tambi¨¦n el de Santillana, que iba detr¨¢s.
Por el polvo del camino, la tanqueta de V¨¢zquez y otras dos se perdieron unos minutos. Por la radio se escuchaban disparos. Seg¨²n V¨¢zquez, en la camioneta de Nambo iba al menos uno de los acusados, H¨¦ctor Alfaro. Santillana iba con su conductor, Jorge Alfredo Castillo, acusado tambi¨¦n, en segundo lugar. En tercero iba otra pick up de la polic¨ªa estatal. V¨¢zquez dice que llegaron donde estaban los otros al cabo de unos minutos. Los de la camioneta de Nambo disparaban, los compa?eros de su tanqueta bajaron y empezaron a disparar, los de la tanqueta de atr¨¢s, tambi¨¦n.
Esta parte del testimonio de V¨¢zquez es crucial para la Fiscal¨ªa, que ha planteado al juez que los acusados actuaron en ¡°coautor¨ªa¡±, situaci¨®n que exig¨ªa un ¡°plan com¨²n¡±, la existencia de una ¡°aportaci¨®n segmentada¡± de los polic¨ªas, ¡°un plan concertado en el momento, actualizado v¨ªa radio¡±. Parte de los equipos de defensores han protestado ante la hip¨®tesis, porque, argumentan, no aclara qui¨¦n hizo qu¨¦. Algunos incluso han se?alado que no hay pruebas de que sus representados estuvieran all¨ª aquel d¨ªa.
Los asesores de las v¨ªctimas y del polic¨ªa arrepentido han negado esos argumentos. Quiz¨¢ la m¨¢s clara ha sido la abogada de V¨¢zquez, X¨®chil del Carmen S¨¢nchez, que este lunes dijo: ¡°Ese d¨ªa, olvidaron que eran polic¨ªas. Sus abogados tambi¨¦n lo obviaron. ?Acaso no lo saben o est¨¢n ignorando el c¨®digo penal? La ley es clara, la conducta puede ser de acci¨®n u omisi¨®n. Los resultados podr¨ªan haber sido evitados por cualquiera de los acusados. Ninguno lo hizo¡±.
Por qu¨¦
En su alegato de cierre, la propia abogada S¨¢nchez planteaba la semana pasada una serie de preguntas que resumen inquietudes no resueltas durante el proceso. ¡°Los polic¨ªas persiguieron en sus veh¨ªculos y dispararon a una camioneta llena de migrantes que en ning¨²n momento les atacaron. Por error, por miedo, por maldad, no lo s¨¦¡±. Esa es una de las preguntas que no ha sido contestada, el motivo, por qu¨¦ lo hicieron.
Era dif¨ªcil que ocurriera. Menos V¨¢zquez, ninguno de los acusados reconoce haber estado siquiera en el lugar de los hechos el d¨ªa de la masacre, pese a las pruebas que ha presentado la Fiscal¨ªa. Ajenos a la versi¨®n de V¨¢zquez, alcanzar el porqu¨¦ de lo ocurrido se convert¨ªa casi en una quimera, como as¨ª ha sido finalmente. El polic¨ªa arrepentido se ha presentado a s¨ª mismo como una marioneta, que hizo y deshizo por ¨®rdenes de Nambo, a quien se?ala de organizar la matanza y quemar los cuerpos de las v¨ªctimas. Luego la marioneta tom¨® conciencia y decidi¨® hablar, decisi¨®n tan valiente como extra?a. M¨¦xico apenas se acostumbra a la figura del testigo protegido y los casos no abundan.
El juicio concluye sin que se sepa el porqu¨¦, una de las esperanzas de las familias antes de que iniciara el proceso. En un viaje a Comitancillo en mayo, este diario entrevist¨® a familiares de algunas de las v¨ªctimas. La exigencia era clara. ?lvaro Miranda, padre de ?sman, de 19 a?os, dec¨ªa que ¡°lo ¨²nico¡± que quer¨ªa saber era ¡°por qu¨¦¡±. Si fue culpa de la persona que los llevaba, se?alaba, en referencia al coyote, el traficante, o fue una confusi¨®n de las autoridades mexicanas. ¡°Pero no se sabe, no se sabe¡±, dec¨ªa. Nada ha cambiado al respecto.
Otra de las dudas que deja el proceso, m¨¢s lacerante si cabe, apunta al resto de los implicados. Desde su primera declaraci¨®n arrepentida, V¨¢zquez ha se?alado que ese d¨ªa eran 24 polic¨ªas en el convoy, pero al juicio solo han llegado 12 acusados. Otras pruebas presentadas por la Fiscal¨ªa se?alan adem¨¢s la participaci¨®n de seis camionetas en total, frente a las cuatro que se?alaba Santillana, autora del reporte de lo ocurrido, se?alado como falso. ?Qu¨¦ hay de los otros 12 polic¨ªas que menciona V¨¢zquez, todos con nombre o apodo? ?Qu¨¦ de los mandos del gopes y la polic¨ªa estatal inmediatamente superiores a Nambo y Santillana? La Fiscal¨ªa calla de momento.
El caso Camargo queda visto para sentencia. Se espera una sentencia condenatoria, decisi¨®n que no acabar¨ªa de hacer justicia. La impunidad actual del resto de implicados arroja luz sobre otras impunidades, principalmente las que ata?en a Instituto Nacional de Migraci¨®n. Una de las dos camionetas en que viajaban los migrantes hab¨ªa sido requisada meses antes en una redada del instituto en Nuevo Le¨®n. De alguna manera, la camioneta lleg¨® a mano de los coyotes en pocas semanas. De momento, no hay un solo funcionario del instituto sujeto a proceso penal por este asunto.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.