Miguel Hidalgo, la otra cara del padre de la patria: ?apostador de la ¨¦poca y mas¨®n?
La vida del cura, quien se destac¨® como uno de los art¨ªfices del movimiento de Independencia en M¨¦xico, tiene un lado mundano, avalado por historiadores, donde el centro de sus intereses est¨¢ en el juego, las tertulias y las fiestas
La biograf¨ªa de Miguel Hidalgo y Costilla, el padre de la patria en M¨¦xico, tiene un lado B de la historia. Uno no ense?ado en primarias y secundarias. Los datos b¨¢sicos se conocen: se trat¨® de un sacerdote nacido el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de San Diego de Corralejo en P¨¦njamo, Guanajuato. El segundo hijo del administrador Crist¨®bal Hidalgo. Su vida no se entiende sin la religi¨®n. A los 12 a?os inici¨® los estudios eclesi¨¢sticos en Valladolid (hoy Morelia) y para 1770 ya ten¨ªa el grado de bachiller en artes y teolog¨ªa. Tiempo despu¨¦s fue sacerdote, vicerrector y rector del Colegio de San Nicol¨¢s. En 1803 estuvo a cargo de la parroquia de Dolores, en Hidalgo. A?os m¨¢s tarde se convertir¨ªa en el principal art¨ªfice del movimiento de independencia en M¨¦xico.
El azar y la fiesta
A inicios del siglo XIX, la Corona espa?ola atravesaba problemas en Europa. Estaba endeudada por sus enfrentamientos y, as¨ª como lo se?alan los actuales libros de texto de la Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica, hab¨ªa una crisis pol¨ªtica. Esto provoc¨® que se le exigiera una recaudaci¨®n excesiva a la Nueva Espa?a para pagar deudas, unas que tambi¨¦n afectaron el patrimonio y finanzas de Hidalgo en aquel momento.
¡°Muchos peque?os propietarios llegaron a perder sus propiedades o, en el mejor de los casos, como les sucedi¨® a Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, a tratar de sobrevivir sin posibilidades de cr¨¦dito. En cuatros a?os, m¨¢s de 10 millones de pesos se enviaron a la metr¨®poli por concepto de la consolidaci¨®n, a los que se debe sumar la continua salida de plata por exportaci¨®n, las donaciones y pr¨¦stamos y las crecientes recaudaciones¡±, todo en los primeros a?os de ese siglo, detalla la Nueva historia general de M¨¦xico (2010) del Colegio de M¨¦xico.
Para Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad, ¡°Hidalgo, el padre de la patria, como es costumbre llamarlo en la jerga ritual de la Rep¨²blica, es un anciano inerme, m¨¢s encarnaci¨®n del pueblo desvalido frente a la fuerza que imagen del poder y la c¨®lera del padre terrible¡±. Esta cara del personaje hist¨®rico, que describe el escritor mexicano y Premio Nobel de Literatura, camina m¨¢s hacia ese lado B, uno expuesto en la cinta Hidalgo: La historia jam¨¢s contada (2010). Este guion, trabajado por Leo Mendoza y el director Antonio Serrano, asesorados por la Doctora en Historia Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido, cuenta desde la ficci¨®n ¡ªbasados en m¨²ltiples documentos hist¨®ricos¡ª la historia de un Hidalgo m¨¢s mundano, que bebe de m¨¢s, que apuesta, gusta de la fiesta, se enfoca en traducir a Moli¨¨re y tiene una familia.
Esta mirada no se aleja del retrato que traza Enrique Krauze en el libro El siglo de los caudillos, uno que describe al independentista como seguidor de los naipes, la m¨²sica y las tertulias en torno al teatro. Uno de corte jocoso.
¡°Era jugador de profesi¨®n y disipado. Libre en el trato con mujeres y dado a la continua diversi¨®n, a tal grado de que, en casa de dicho Hidalgo, hab¨ªa una revoltura que era una Francia chiquita. Lugar de encuentro de m¨²sicos y m¨²sicas, juegos y fandangos. El problema no era tanto lo que hac¨ªa sino lo que pensaba. A juzgar por las denuncias el cura era casi un hereje. Entre los muchos cargos que se le hac¨ªan, Hidalgo no cre¨ªa en el infierno¡±, describi¨® el escritor mexicano respecto al libertador nacional.
El cura le¨ªa ¡®libros prohibidos¡¯ y su conocimiento no se limitaba al espa?ol, pues tambi¨¦n sab¨ªa lat¨ªn, italiano y franc¨¦s, as¨ª como tarasco, n¨¢huatl y otom¨ª. De acuerdo con Krauze, el cura tambi¨¦n sosten¨ªa que la fornicaci¨®n no era pecado y predicaba un libertinaje intelectual; pensaba que la Biblia se deb¨ªa de estudiar con libertad de entendimiento para discurrir lo que les pareciera sin temor a la Inquisici¨®n.
?El mas¨®n independentista?
En lo que respecta a la posible cercan¨ªa de Hidalgo con la masoner¨ªa en M¨¦xico, para el historiador y especialista Rogelio Arag¨®n hay dos fuentes que ata?en al ¡®padre de la patria¡¯ con su posible iniciaci¨®n en este movimiento. El primero est¨¢ en Una contribuci¨®n a la historia mas¨®nica de M¨¦xico (1899) de Richard E. Chism donde describe que, pese a que la historia se?ala que el cura nunca estuvo en la capital, s¨ª hubo una ocasi¨®n en donde se present¨® junto a Allende para acercarse a estas ideas.
¡°Una noche se present¨® en M¨¦xico, montando en mula y cargando del polvo de muchas leguas, un cura de p¨¢rroco muy humilde pero de ideas muy avanzadas. El cura de Dolores, Don Miguel Hidalgo y Costilla con su amigo que le acompa?aba, un Don Miguel [sic.] Allende, se alojaron en el n¨²mero 5 de la calle de las Ratas, casa inmediata a la de la Logia Mas¨®nica. Pasados algunos d¨ªas, el cura de Dolores y su amigo vieron la luz en la Logia Mas¨®nica, lo que fue el objeto para que hab¨ªan venido a M¨¦xico, ignorado de su Virrey y de los esbirros de Espa?a. Al otro d¨ªa y con tanto sigilo como entraron, los nuevos masones emprendieron su viaje de vuelta a Dolores¡±, versa el pasaje de Chism.
Durante mucho tiempo, esta era la fuente original para confirmar el posible hecho ocurrido en 1806 por decisi¨®n del insurgente. De acuerdo con algunos investigadores de la historia mas¨®nica, de este acto pudieron haber nacido las ideas independentistas. A esto se une el cl¨¦rigo cat¨®lico Jes¨²s Garc¨ªa Guti¨¦rrez, con el pseud¨®nimo de F¨¦lix Navarrete, que edit¨® la obra La masoner¨ªa en la historia y en las leyes de M¨¦jico (1962).
¡°No hay documento, y ser¨ªa infantil pedirlo, que pruebe que Hidalgo y Allende fueron masones, pero hay, desde luego, dos testimonios concordes en la substancia y que difieren en pormenores, porque mencionan los dos los mismos pormenores, que dicen que Hidalgo y Allende fueron masones¡±, se?ala Navarrete.
Esta segunda fuente est¨¢ en el Comentario cr¨ªtico, hist¨®rico, aut¨¦ntico a las revoluciones sociales de M¨¦xico (1926) de Antonio Gibaja y Patr¨®n, donde detalla que la iniciaci¨®n de Allende e Hidalgo tuvo lugar en la calle de las Ratas (hoy Bol¨ªvar 73 en la capital mexicana) y que este espacio tendr¨ªa una placa de piedra con una inscripci¨®n que narraba los hechos.
¡°Rito Nacional Mexicano. A los ilustres caudillos de nuestra independencia nacional D. Miguel Hidalgo y Costilla y D. Ignacio Allende. Iniciados mas¨®nicamente en esta casa en el a?o de 1806¡å, rezaba lo escrito en piedra, de acuerdo con Gibaja y Patr¨®n. Sin embargo, este testimonio se desprende del primero y, encima, esta huella hist¨®rica en una placa solo habr¨ªa sobrevivido hasta los primeros 20 a?os del siglo pasado en la direcci¨®n se?alada. Hoy, de acuerdo con Google Maps, es una tienda de m¨²sica que solo tiene el n¨²mero 73 en su entrada.
Para el historiador de la UNAM, ¡°es factible afirmar que Miguel Hidalgo no fue miembro de la masoner¨ªa en ning¨²n momento de su vida y que los motivos de su levantamiento armado no fueron propiciados por esta ni tuvieron en absoluto qu¨¦ ver con los ideales de la organizaci¨®n¡±. La conclusi¨®n de Arag¨®n caminar¨ªa m¨¢s en favor de una disputa entre la Iglesia Cat¨®lica y la masoner¨ªa y una invenci¨®n de este hecho para solidificar el argumento.
La mayor¨ªa de las biograf¨ªas del l¨ªder independentista se quedan en los datos b¨¢sicos y no caminan hacia este circuito. Solo hablan de los momentos clave para separarse de Espa?a, como la conspiraci¨®n secundada por la corregidora Josefa Ortiz de Dom¨ªnguez y los militares Ignacio Allende y Juan Aldama, as¨ª como el inicio de la Independencia un 16 de septiembre.
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