Anabel Hern¨¢ndez: ¡°Pedir votar por Garc¨ªa Harfuch es pedir votar por un Genaro Garc¨ªa Luna¡±
La investigadora desgrana en su nuevo libro la ¡°psique¡± del gran capo Arturo Beltr¨¢n Leyva, su auge y ca¨ªda, las relaciones con el Gobierno de Felipe Calder¨®n y su faceta como depredador sexual, a trav¨¦s del testimonio de una de sus amantes
Anabel Hern¨¢ndez lleg¨® a aquella ciudad de Colorado un d¨ªa de enero de 2022. Tras la publicaci¨®n de su libro Emma y las Otras Se?oras del Narco (Grijalbo, 2021), en el que diseccionaba el rol de las mujeres de los grandes capos de la droga mexicanos, hizo un llamado a ¡°romper el silencio¡±: una convocatoria para que los protagonistas de la historia, las personas implicadas en narcotr¨¢fico, quebraran la omert¨¢ y arrojaran algo de luz en primera persona sobre ese mundo criminal que desde fuera se torna tan oscuro. En diciembre recibi¨® un correo:
¡ªMi nombre es Celeste, quiero comentarle que fui amiga ¨ªntima y confidente de Arturo Beltr¨¢n Leyva durante m¨¢s de 10 a?os, y con ¨¦l tuve una hija.
Al principio, la periodista dud¨®, pero el relato encajaba con sus investigaciones anteriores. Poco m¨¢s de un mes despu¨¦s, se encontraba en una habitaci¨®n de hotel en Estados Unidos, viendo caer copos de nieve contra la ventana mientras escuchaba uno de los testimonios m¨¢s relevantes de su carrera; uno que ayudaba a probar dos d¨¦cadas de trabajo; que hac¨ªa que valieran la pena tantos a?os de amenazas, de vivir con escolta, de sentir que pon¨ªa en riesgo a su familia y verse obligada a huir de M¨¦xico. De las horas de entrevista con Celeste cosech¨® su nuevo libro, Las se?oras del narco: amar en el infierno (Grijalbo), que acaba de publicarse en M¨¦xico. Casi 500 p¨¢ginas de profunda investigaci¨®n a partir del testimonio inigualable de la mujer, respaldado a trav¨¦s de otras fuentes y una extensa bater¨ªa de documentos oficiales mexicanos y estadounidenses.
Celeste se encuentra en proceso de recibir asilo pol¨ªtico en Estados Unidos. Antes de morir en un operativo de la Marina en 2009, Arturo Beltr¨¢n Leyva le confi¨® dos USB¡¯s cargados de material sensible que supuestamente implicaba a las m¨¢s altas instancias del Gobierno de Felipe Calder¨®n. El narco sab¨ªa que sus d¨ªas estaban contados y aquellas grabaciones eran el pasaporte que podr¨ªa salvarla cuando ¨¦l ya no estuviera. A trav¨¦s de su historia juntos, Hern¨¢ndez (Ciudad de M¨¦xico, 52 a?os) desgrana la voz de la mujer, testigo privilegiada de la intimidad del gran capo del Cartel de los Beltr¨¢n Leyva: amante, confidente y responsable de conseguir para el narco las mujeres de las que su apetito de depredador sexual se encaprichaba; actrices, cantantes y modelos como Galilea Montijo (presentadora de uno de los programas m¨¢s populares de la televisi¨®n, La Casa de los Famosos), Violeta Vizcarra, Mariana R¨ªos, Ninel Conde o Tania Mendoza, que tambi¨¦n tuvo un hijo de Arturo y fue acribillada en 2021. La obra es una cr¨®nica de ¡°la psique¡± del Jefe de jefes durante sus a?os en la cumbre del crimen organizado y su posterior descenso a los infiernos, primero por la guerra contra los Zetas y m¨¢s tarde con sus viejos aliados del Cartel de Sinaloa, cuando Acapulco se convirti¨® en la ciudad m¨¢s letal de M¨¦xico.
Pregunta. Celeste es un personaje complejo. Critica a sus antiguos amigos del Cartel, pero los recuerda con cari?o y los justifica en ocasiones. Tambi¨¦n dice que ella no es una proxeneta, pero uno de sus roles principales era conseguir mujeres para Beltr¨¢n Leyva.
Respuesta. Hay cargo de conciencia, dosis de cinismo y de contradicciones donde ella no termina de entender el papel que estaba jugando hasta que el destino la alcanza y entiende toda esta podredumbre de la que fue protagonista y en muchos momentos c¨®mplice. Celeste es una mujer con todas las contradicciones de nuestro tiempo, dir¨ªa que en muchos sentidos es una mujer muy a la mexicana: creci¨® en un ambiente machista, vivi¨® en la pobreza y la violencia desde muy joven. Se va disociando, crea distintas personalidades para sobrevivir en ese mundo. Ella primero fue v¨ªctima, despu¨¦s solo quer¨ªa sobrevivir y ser reconocida como la m¨¢s bella. Finalmente, compa?era en el infierno de Arturo Beltr¨¢n Leyva.
P. Celeste asegura que Arturo le dio unas grabaciones en USB. ?Usted est¨¢ segura de que existen?
R. S¨ª, absolutamente.
P. Seg¨²n su relato, esas grabaciones implicaban al expresidente Felipe Calder¨®n, adem¨¢s de a Genaro Garc¨ªa Luna [su secretario de Seguridad P¨²blica, condenado este a?o en Estados Unidos por estar en la n¨®mina del Cartel de Sinaloa].
R. El nombre de Calder¨®n sali¨® en el juicio del Chapo Guzm¨¢n. Se afirm¨® que el Cartel de Sinaloa pag¨® la campa?a tanto a Calder¨®n como a Enrique Pe?a Nieto. No era Celeste la primera testigo del Departamento de Justicia [de EE UU] que lo dec¨ªa. Hab¨ªa habido otros periodistas que comentaron que exist¨ªan grabaciones, pero nadie sab¨ªa qui¨¦n se las hab¨ªa quedado. Ahora sabemos que al menos esos dos USB los ten¨ªa ella.
P. Despu¨¦s de sus a?os de investigaci¨®n, ?cree que Calder¨®n estaba implicado igual que Garc¨ªa Luna?
R. No hay duda de que Calder¨®n sab¨ªa que Garc¨ªa Luna estaba involucrado con el Cartel de Sinaloa. Lo he corroborado a trav¨¦s de a?os. Si uno sigue toda esta historia del sistema criminal, este testimonio es una pieza m¨¢s en el rompecabezas. Lo que me dijo Celeste en enero 2022, antes del juicio a Garc¨ªa Luna [enero de 2023], es pr¨¢cticamente lo mismo que repite Sergio Villarreal Barrag¨¢n, alias El Grande [lugarteniente de Beltr¨¢n Leyva], durante el juicio. Cuando yo empato ambos testimonios, dices: ¡®Claro, estas dos personas estaban en el mismo lugar viendo las mismas cosas¡¯.
P. Esta semana, Omar Garc¨ªa Harfuch ha anunciado que quiere ser el candidato de Morena para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico. En el libro, lo sit¨²a en la ¨®rbita de Garc¨ªa Luna.
R. No tengo ninguna duda. Tengo los documentos que prueban que Garc¨ªa Harfuch estuvo enterado de todo lo que pas¨® en Iguala en 2014. ?l era el jefe de los Polic¨ªas Federales que atacaron y participaron en la desaparici¨®n de [los 43 estudiantes] de Ayotzinapa. Tengo todo el expediente desde el primer d¨ªa que entr¨® a la polic¨ªa en 2008, las firmas de quien le da la bienvenida y cada cargo de ah¨ª en adelante: Luis C¨¢rdenas Palomino [mano derecha de Garc¨ªa Luna, tambi¨¦n preso]. Tengo sus ex¨¢menes de control de confianza que reprob¨®. En ese examen viene que ¨¦l miente cuando le preguntan sobre sus relaciones con el crimen organizado, en esos ex¨¢menes dice que no tiene capacidad ni siquiera intelectual para haber ocupado un cargo en la Polic¨ªa Federal. Se?alan que ten¨ªa v¨ªnculos con la delincuencia organizada. Incluso la unidad encargada de impartir disciplina de la Polic¨ªa Federal pidi¨® que fuera destituido, hab¨ªa reprobado tres veces el examen del pol¨ªgrafo. Se qued¨® porque as¨ª lo decidi¨® C¨¢rdenas Palomino.
Garc¨ªa Luna y C¨¢rdenas Palomino se van en 2012, al final del sexenio [de Calder¨®n]. Harfuch se queda como encargado de la Polic¨ªa Federal en Guerrero, luego lo pasan a la Agencia de Investigaci¨®n Criminal como sustituto de Tom¨¢s Zer¨®n [acusado por el ¡®caso Ayotzinapa¡¯ y pr¨®fugo en Israel], a quien encubre. Candidatear a una persona con ese perfil es pr¨¢cticamente pedir que alguien vote por Garc¨ªa Luna para ser presidente, tan aberrante y tan peligroso como eso. Poner a Harfuch como candidato podr¨ªa significar el fin de los sue?os de la propia [Claudia] Sheinbaum para ser presidenta de la Rep¨²blica porque sobre ¨¦l hay mucho m¨¢s que decir, y hay otras autoridades fuera de este pa¨ªs que lo han estado investigando.
P. ?Eso lo sabe a ciencia cierta?
R. S¨ª.
Un cat¨¢logo de mujeres
En la misma casa cerca del centro comercial Perisur, en la Ciudad de M¨¦xico, en la que Beltr¨¢n Leyva se reun¨ªa con Garc¨ªa Luna y sus hombres, Celeste organizaba citas entre el capo y toda una camarilla de famosas del mundo de la televisi¨®n y las revistas del coraz¨®n. No era la ¨²nica: los lugartenientes del capo y otra gente de su confianza, como el exdiputado de Morena Sergio Mayer ¡ªde acuerdo con el libro¡ª, le proporcionaban mujeres a cambio de favores y mejores trabajos dentro del Cartel. Hern¨¢ndez narra incluso c¨®mo Celeste lleg¨® un d¨ªa a Televisa para elegir mujeres entre un cat¨¢logo que la empresa de comunicaci¨®n ofertaba. ¡°Celeste va a Televisa y le dan un men¨² de precios para ¡®comer¡¯ con sus grandes estrellas. Fue gracias a Violeta Vizcarra, una socialit¨¦, una chica que se maneja en los mundos de los pol¨ªticos, gente con dinero, entr¨® al c¨ªrculo incluso de Jos¨¦ Ram¨®n L¨®pez Beltr¨¢n, el hijo presidente de la Rep¨²blica. Celeste estaba tentada a contratar a alguna de ellas, pero como dec¨ªa solo ¡®por comida¡¯ y las cantidades de dinero eran exorbitantes, no se pod¨ªa fiar, si al final no hac¨ªan algo m¨¢s con el t¨ªo [nombre en clave de Beltr¨¢n Leyva], se iba a enojar con ella¡±.
P. Esa escena me impact¨®.
R. Arturo Beltr¨¢n Leyva ganaba ¨¦l solo mensualmente 400 millones de d¨®lares. Se compraba un presidente, se compraba un secretario de Seguridad P¨²blica, y con lo que sobraba pod¨ªa comprarse mujeres. La vida que ten¨ªa Arturo era una vida de rey. Estas personas no pisaban m¨¢s el suelo, por eso los narcotraficantes no paran jam¨¢s. Es una adicci¨®n porque el dinero se les va como agua, si quieres vivir como rey necesitas eso cada mes. Se acostumbraban a un nivel de vida irreal.
P. Despu¨¦s de tantos a?os investigando, ?el testimonio de Celeste es el m¨¢s importante que ha conseguido?
R. Es uno de los m¨¢s sinceros. Ten¨ªa que ser una mujer la que lo contara as¨ª, no iba a ser un hombre quien contara estas historias de las fragilidades, de los complejos, de los vicios. El pacto entre hombres que viven en narcotr¨¢fico es eso: cuidamos nuestra hombr¨ªa, nuestra fama de machos, de asesinos, pero no se cuenta la parte de los pobres drogadictos que terminan tirados llorando sus tristezas como si fueran bebes. Celeste no solo cuenta el cl¨ªmax de Arturo Beltr¨¢n Leyva, tambi¨¦n el punto de ca¨ªda, que es bestial. El testimonio de Celeste es ¨²nico porque establece esta relaci¨®n de complicidad, de amante y madre de su hijo, y aunque ella estaba muy adentro [del Cartel] tuvo capacidad de mirar las cosas como si estuviera fuera. Es el approach [acercamiento] m¨¢s cercano a lo que es estar dentro de la cabeza de un narcotraficante. Pr¨¢cticamente nos abre el cerebro de Arturo y nos deja entrar.
P. Fue de las primeras periodistas en se?alar la corrupci¨®n de Garc¨ªa Luna. ?Qu¨¦ implica para usted la condena que recibi¨®?
R. Creo que rompe un parteaguas en la historia bilateral entre Estados Unidos y M¨¦xico, y el Gobierno de L¨®pez Obrador y otros partidos no lo han comprendido. Es el primer secretario de Estado que es enjuiciado y encontrado culpable en EE UU por narcotr¨¢fico. EE UU ya no solo va a estar persiguiendo narcotraficantes, van por los operadores principales, que siempre e indiscutiblemente est¨¢n en el nivel federal. Por eso digo que es un suicidio poner a Harfuch, es estar en la cuerda floja de aqu¨ª a que revienten las cosas sobre todas las acciones en que ¨¦l directamente particip¨®. Me parece de un cinismo impresionante que el presidente acuse cada d¨ªa a Calder¨®n, deber¨ªa poner el dedo en su propia llaga. Pedir votar por un sujeto como Garc¨ªa Harfuch es pedir votar por un Garc¨ªa Luna.
P. Denuncia que Garc¨ªa Luna orden¨® matarla, sufri¨® atentados, tuvo que salir de M¨¦xico. Cuenta en el libro que en el juicio cruzaron miradas. ?Qu¨¦ sinti¨®?
R. Yo he vivido con miedo por culpa de Garc¨ªa Luna y su grupo de corruptos, pero ese d¨ªa me di cuenta de que ¨¦l ten¨ªa m¨¢s miedo de m¨ª que yo de ¨¦l. Por eso sus abogados trataron a toda costa de impedir que yo pudiera testificar en el juicio. Yo fui convocada a testificar y no testifiqu¨¦ por una decision personal, cre¨ªa que no ten¨ªa mucho m¨¢s que a?adir a lo que ya hab¨ªa escrito ¡ªmis investigaciones fueron una punta de lanza para las que hizo Estados Unidos despu¨¦s¡ª. Pero necesitaba estar ah¨ª y verlo con mis propios ojos, necesitaba tratar de cerrar una herida muy profunda que hay en m¨ª y en mi familia. Durante todos estos a?os de pesadilla, me llegu¨¦ a preguntar: ¡®?Y vale la pena esto?¡¯ Arriesgar mi vida, la de mis hijos, enfermarme, tantos sacrificios... Y cuando estuve ah¨ª sentada me reconcili¨¦ con esas decisiones que tom¨¦ como periodista y como madre. Me di cuenta de que hab¨ªan valido la pena. Declarando culpable a Garc¨ªa Luna hab¨ªa justicia para los millones de v¨ªctimas que funcionarios como ¨¦l han dejado en M¨¦xico.
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