El Cefereso 16, un cementerio para vivas: alarma en la c¨¢rcel federal por una ola de suicidios
Las familias y organizaciones de derechos humanos llevan meses advirtiendo que las reclusas no tienen acceso a m¨¦dicos ni medicamentos, que la comida est¨¢ en mal estado y apenas tienen agua. La Defensor¨ªa P¨²blica ha interpuesto una denuncia
Era una nota informativa sencilla. La secretar¨ªa de Seguridad de M¨¦xico reconoc¨ªa con solo unas l¨ªneas que de julio a noviembre ocho mujeres hab¨ªan muerto al interior del Cefereso 16, en Morelos, la ¨²nica c¨¢rcel federal femenil en el pa¨ªs. Las ocho, presuntamente, se hab¨ªan suicidado. En un centro de m¨¢xima seguridad las mujeres se estaban quitando la vida. La noticia dispar¨® las alarmas y llev¨® a la Defensor¨ªa P¨²blica Federal a interponer una denuncia, pero no era una sorpresa. Hac¨ªa meses que las familias de las reclusas y las organizaciones de derechos humanos advert¨ªan a las autoridades de que las condiciones en la prisi¨®n eran insoportables: faltaba agua y comida, y la que hab¨ªa estaba en mal estado; no ten¨ªan acceso regular a m¨¦dicos ni a medicamentos; viv¨ªan aisladas, sin apenas llamadas ni visitas. La directora de CEA Justicia, ?ngela Guerrero, no tiene dudas al definir el penal: ¡°Es un cementerio para vivas¡±.
A Paola Yadira Silvas y a su hermana Esdrei Martizta las sacaron en septiembre del a?o pasado de la c¨¢rcel de Ciudad Obreg¨®n, en Sonora. No les dieron tiempo de avisar a nadie. Las metieron en un furg¨®n hasta Coatl¨¢n del R¨ªo, en Morelos. Despu¨¦s de 12 a?os en prisi¨®n se las llevaron a 1.700 kil¨®metros de su familia, de su proceso judicial, de sus abogados. Fueron dos d¨ªas de camino, en el que iban con otra docena de mujeres. ¡°Ten¨ªan que ir con la cabeza agachada todo el tiempo. Las golpearon, no pudieron comer, ni les dieron agua¡±, relata su hermana Dalia Silvas. En medio de un predio vac¨ªo las esperaba el Cefereso 16, una mole a 70 kil¨®metros de Cuernavaca donde caben, oficialmente, 2.528 mujeres.
La ¨²nica c¨¢rcel federal para mujeres de M¨¦xico ha multiplicado su poblaci¨®n en solo dos a?os. Mientras que en octubre de 2021 eran 783 reclusas, casi todas presas por delitos federales ¡ªrelacionados con narc¨®ticos y explosivos, secuestro o delincuencia organizada¡ª; ahora hay 1.220 mujeres encarceladas, seg¨²n el ¨²ltimo Cuaderno Mensual de Estad¨ªstica Penitenciaria. Y m¨¢s de la mitad ¡ª615¡ª est¨¢n procesadas por el fuero com¨²n, por delitos como homicidio o robo. En 2021 estaban as¨ª 162.
El Gobierno ha llenado una c¨¢rcel casi vac¨ªa con traslados, como el de las hermanas Silvas. El argumento oficial es la sobrepoblaci¨®n de los centros estatales o para garantizar la seguridad. En la realidad est¨¢ el caso de estas mujeres de Sonora, a quienes la organizaci¨®n CEA Justicia afirma que se las llevaron cuando se estaban organizando para exigir mejores condiciones en su prisi¨®n de origen. En concreto, acabaron en el 16 por pedir un consultorio m¨¦dico.
En esta prisi¨®n federal, el 41% de las mujeres no tiene sentencia. En total hay 512 mujeres presas en una c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad sin que ning¨²n juez las haya declarado culpables de nada. ¡°222 llevan m¨¢s de nueve a?os esperando una sentencia¡±, apunta Mar¨ªa Ana del Valle, coordinadora de interacci¨®n comunitaria de CEA. Muchas est¨¢n bajo la figura de la pol¨¦mica prisi¨®n preventiva oficiosa, que obliga a los acusados a esperar en la c¨¢rcel su proceso judicial, y por la que M¨¦xico ha sido sancionado este a?o en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Comida con gusanos, sin derecho a ducharse
La llegada al 16 no es f¨¢cil. CEA Justicia ha documentado algunos de los malos tratos que recibieron las mujeres de Sonora. Algunas estuvieron dos semanas en aislamiento, con m¨²sica alta, hasta 17 horas en una habitaci¨®n con la luz prendida. ¡°Lo que est¨¢ considerado tortura en los tratados internacionales¡±, apunta Del Valle. Ese ¡°proceso de clasificaci¨®n¡± fue llevado por las familias ante la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que desech¨® la queja, seg¨²n la organizaci¨®n. La CNDH s¨ª hab¨ªa reportado ya en 2017 que las mujeres que llegaban al Cefereso 16 era ¡°cosificadas¡±.
Una vez al interior de la c¨¢rcel federal las mujeres est¨¢n hasta 22 horas al d¨ªa dentro de su celda; tienen derecho a una llamada de 10 minutos a la semana, y una visita cada 11 d¨ªas. ¡°Pasan muchos d¨ªas sin ba?arse por falta de autorizaci¨®n de la autoridad y no cuentan con insumos de higiene personal ni para el aseo de las estancias¡±, recopila la CNDH. Tampoco cuentan con actividades laborales, culturales, deportivas, l¨²dicas ni escolares, dice la Comisi¨®n: ¡°Se limitan a dormir y esperar que pasen los d¨ªas para poder realizar su llamada telef¨®nica programada¡±. ¡°La comida tiene gusanos. Mis hermanas se enferman porque la comida est¨¢ perdida y no las atiende el m¨¦dico¡±, cuenta a EL PA?S Dalia Silvas.
El 29 de septiembre, esa queja recurrente se hizo realidad. Una intoxicaci¨®n masiva, de m¨¢s de 400 mujeres ¡ªcinco de ellas tuvieron que ser hospitalizadas¡ª, puso contra las cuerdas al centro penitenciario. V¨®mitos, fiebre, mareos y convulsiones que se atribuyeron al mal estado de la comida. Este servicio hab¨ªa estado a cargo de la empresa Alimentos con Idea, que tambi¨¦n tiene contrato con las c¨¢rceles federales de Sonora, Guanajuato, Chiapas y Coahuila. ¡°La directora de la prisi¨®n cambi¨® por el problema de la intoxicaci¨®n tan grave que hubo, pero la empresa sigue operando¡±, apunta ?ngela Guerrero. La secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica no ha contestado a las preguntas de este peri¨®dico.
En este caso, la CNDH s¨ª emiti¨® una recomendaci¨®n sobre lo ocurrido: ¡°Se neg¨® a las v¨ªctimas atenci¨®n m¨¦dica adecuada y no hab¨ªa personal m¨¦dico ni medicamentos suficientes; varias de ellas padecieron malestares durante d¨ªas sin que se actuara para atenderlas¡±, dice el organismo, que apunta que ¡°tras realizar una exhaustiva investigaci¨®n se corrobor¨® las violaciones al derecho humano a la alimentaci¨®n, el derecho a la protecci¨®n a la salud y el derecho al trato digno¡±.
¡°Las est¨¢n dejando morir¡±
¡°Mis hermanas est¨¢n bien desesperadas. All¨¢ est¨¢n en el olvido¡±, dice Dalia Silvas, que apunta resignada: ¡°Las est¨¢n dejando morir¡±. En esa conversaci¨®n con este peri¨®dico, en agosto, la mujer ya avis¨® de que hab¨ªa reclusas que se estaban suicidando. No era la primera advertencia.
Este enero, el Diagn¨®stico Nacional de Supervisi¨®n Penitenciaria situ¨® al Cefereso 16 como la prisi¨®n con m¨¢s conductas de riesgo suicida: 161 mujeres. Una visitadora de la CNDH refiri¨®: ¡°Como consecuencia de la falta de atenci¨®n y respuesta omisa por parte de las autoridades, muchas de ellas han optado por autolesionarse en los antebrazos y zonas blandas del cuerpo: ¡®Tienen heridas recientes e incluso han llegado a colgarse¡±. De las 35 mujeres que entrevist¨® la comisi¨®n, que hab¨ªan llegado trasladadas de otros centros, el 66% se hab¨ªa autolesionado y el 46% hab¨ªa tratado de ahogarse. Ten¨ªan ansiedad grave, depresi¨®n severa, sentimientos de desesperanza. Ese era el panorama oficial a principios del a?o.
En marzo se suicid¨® una mujer. En agosto, tres. Otra reclusa en septiembre. Y dos murieron en octubre.
El 9 de noviembre, el O?rgano Administrativo Desconcentrado de Prevencio?n y Readaptacio?n Social, que depende de la Secretar¨ªa de Seguridad, reconoci¨® que en los ¨²ltimos meses son ocho mujeres fallecidas. El Instituto de la Defensor¨ªa P¨²blica decidi¨® empezar una investigaci¨®n. ¡°Lo vimos como una emergencia particular. Son mujeres bajo custodia del Estado, eso implica una responsabilidad estatal, forzosamente por comisi¨®n, omisi¨®n o responsabilidad de garantes¡±, explica la abogada Sof¨ªa de Robina, que trabaja en la defensor¨ªa: ¡°Un suicidio no limitar¨ªa la responsabilidad de las autoridades¡±.
La dependencia federal decidi¨® enviar una brigada de funcionarias a la c¨¢rcel para entrevistarse con 41 reclusas que ten¨ªan como antecedente prioritario la salud mental. Lo que encontraron es que la mayor¨ªa ya hab¨ªa interpuesto controversias o peticiones administrativas para que la prisi¨®n les garantizara m¨¦dicos y medicamentos. Sin resultado. Terminaron la jornada en el Cefereso 16 a las seis de la tarde. Un rato despu¨¦s les lleg¨® el aviso, ese mismo d¨ªa otra mujer se hab¨ªa quitado la vida.
Se sabe poco de qui¨¦nes son las v¨ªctimas. La prisi¨®n no ha facilitado a la Defensor¨ªa P¨²blica ni siquiera la lista de nombres. La dependencia federal sabe del caso de tres de ellas, porque las representaban. Ten¨ªa 29, 36 y 42 a?os. Eran de Morelos, Guanajuato y Ciudad de M¨¦xico. A una de ellas la acababa de visitar su abogado y le hab¨ªa pedido que le cambiaran de m¨®dulo. Otra hab¨ªa ganado una controversia para que la c¨¢rcel empezara a darle los medicamentos que necesitaba. La ¨²ltima llevaba a?os en prisi¨®n, con sentencia, el instituto hab¨ªa empezado a representarla porque tuvo un intento de suicidio, en el que golpe¨® a la custodia que trat¨® de evitar que se quitara la vida, le abrieron un procedimiento por lesiones a una funcionaria federal.
Las tres se quitaron la vida. La Defensor¨ªa ha interpuesto por sus casos una denuncia ante la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica, han pedido que se investigue c¨¢maras y registros, que las responsabilidades suban de escalaf¨®n. Adem¨¢s, han interpuesto en un amparo las omisiones en salud que viven las mujeres de la c¨¢rcel. ¡°Que est¨¢n en tal gravedad, en un entorno tormentoso, que constituyen un riesgo a la vida¡±, explica Sof¨ªa de Robina, el juez ha decidido en una acci¨®n urgente, mientras se resuelve, que tienen que recibir atenci¨®n y medicamentos.
?Qu¨¦ hay detr¨¢s de esta emergencia? Para la CNDH hay una causa principal: los traslados. La comisi¨®n considera que estos desplazamientos masivos entre c¨¢rceles violan los derechos de las reclusas, entre otras cosas, porque obstaculizan su defensa en los juicios y porque impiden el contacto con sus familias y eso hace m¨¢s dif¨ªcil que luego se reinserten. En la misma l¨ªnea apunta Mar¨ªa Ana del Valle: ¡°Estos suicidios no son un hecho aislado. Es el reflejo de las condiciones de abuso, de violaciones de derechos humanos que viven estas mujeres, que llevan a?os sin ser atendidas propiamente¡±.
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