Patricia Aridjis, fot¨®grafa: ¡°Los mexicanos no reconocemos que somos racistas¡±
El Museo Archivo de la Fotograf¨ªa de Ciudad de M¨¦xico presenta una retrospectiva del trabajo de la fot¨®grafa mexicana, que explora la brutalidad machista, el dolor de las desapariciones y la lucha cotidiana de las mujeres por sus derechos
El cine le abri¨® de ni?a un mundo de im¨¢genes a Patricia Aridjis (Contepec, Michoac¨¢n, 64 a?os). La fot¨®grafa mexicana cuenta que su abuelo regentaba el ¨²nico cine del pueblo y ella y sus primos ten¨ªan el privilegio de ver todas las pel¨ªculas y comer los dulces que vend¨ªa su abuela. No hab¨ªa preocupaci¨®n por el contenido de los filmes, ni se ten¨ªa en cuenta si eran aptos para ni?os. ¡°El cine era un evento muy especial, porque no hab¨ªa muchas actividades en el pueblo. Me acuerdo de que me marc¨® mucho haber visto Boccaccio 70, que estaba conformada por varios cortos de diferentes directores, y era loqu¨ªsima la historia de Fellini, de una mujer que sal¨ªa de un espectacular a perseguir a un se?or. De ni?a esas cosas me alucinaban¡±, recuerda Aridjis. ¡°Soy muy visual y eso se lo debo a mi abuelo y su cine¡±, dice. Aquel mundo de imaginaci¨®n se volc¨® en una carrera que la ha convertido en una de las fot¨®grafas m¨¢s destacadas de M¨¦xico.
La c¨¢mara de Aridjis explora la brutalidad machista, el dolor de las desapariciones y la lucha cotidiana de las mujeres por sus derechos. La fot¨®grafa ha inaugurado en el Museo Archivo de la Fotograf¨ªa de Ciudad de M¨¦xico una retrospectiva que re¨²ne m¨¢s de tres d¨¦cadas de trabajo. Con el t¨ªtulo Ojos de mujer volando, presenta historias conmovedoras de ni?eras que deben dejar a sus hijos para cuidar a los de otros, las de mujeres con obesidad que han aprendido a querer sus cuerpos, madres que han sufrido el horror de la desaparici¨®n de sus hijos o presas que se asoman a las rejas para ver c¨®mo otras reciben visitas mientras ellas est¨¢n solas. ¡°Me gusta mucho escudri?ar en los rostros, en las actitudes de la gente. Si me subo al metro, estoy invent¨¢ndome un poco la historia de la gente que miro, aunque creo que a veces se debe de incomodar¡±, comenta. ¡°Me preocupan mucho los temas sociales, lo que pasa en mi pa¨ªs, que creo que no lo puedes pasar por alto. Siempre hay una infinidad de cosas que contar y estoy todo el tiempo pensando en eso y en la manera de dar mi opini¨®n a trav¨¦s de la fotograf¨ªa¡±, asegura. La exposici¨®n estar¨¢ abierta hasta el 5 de mayo.
Pregunta. ?C¨®mo se acerca a sus historias?
Respuesta. En los ¨²ltimos a?os, la mayor¨ªa de mis proyectos han sido sobre mujeres. Tengo una serie que se llama Arrullo para otros, que es sobre ni?eras, porque ten¨ªa desde hace tiempo la inquietud de hacer algo sobre el trabajo dom¨¦stico. Me llamaban mucho la atenci¨®n las historias de esas mujeres en uniforme en esas casas enormes, viviendo dos realidades. Est¨¢n inmersas en una vida que no es la propia y con una situaci¨®n de mucha precariedad en sus comunidades. Cada vez que las ve¨ªa, me impactaban.
P. ?Qu¨¦ llamaba su atenci¨®n?
R. Tienen un punto m¨¢s dram¨¢tico: ellas dejan a sus propios hijos para cuidar a ni?os ajenos. Lo que deton¨® mi inter¨¦s fue una pel¨ªcula que se llama Par¨ªs, te amo, que est¨¢ conformada por varios cortos, y uno de ellos, que hicieron unos cineastas brasile?os, es sobre una ni?era latina que arrulla a su hijo con una canci¨®n de cuna de su comunidad, lo deja dormidito y se va a una mansi¨®n a cuidar a un ni?o, al que arrulla con la misma canci¨®n. A m¨ª me conmovi¨® enormemente. Lo que hice fue fotografiar a estas mujeres en sus propias comunidades, con sus hijos, en sus fiestas y, por otro lado, fotografiarlas en este ¨¢mbito laboral que tiene que ver con el afecto, pero tambi¨¦n con la discriminaci¨®n, con esta cuesti¨®n racista que a veces los mexicanos no reconocemos, pero que s¨ª prevalece.
P. El racismo es otro mal que afecta a las mujeres en M¨¦xico.
R. S¨ª, y son generalmente mujeres morenas cuidando ni?os rubios. Est¨¢n confinadas en un espacio muy peque?o, muy austero, que no tiene nada que ver con el resto de la casa. Fue muy importante hacer este proyecto. Ni siquiera es un asunto de buenos ni malos; no es que los ricos sean malos por ser ricos, ni los pobres sean buenos por ser pobres. Son din¨¢micas que tenemos muy normalizadas.
P. ?C¨®mo logra que estas mujeres se abran a su c¨¢mara?
R. Es una habilidad que vas adquiriendo con el tiempo. Trato de mostrar ante la fotografiada que es una cuesti¨®n honesta, que no es una fotograf¨ªa que las vulnere, sino m¨¢s bien que las dignifique. Platico much¨ªsimo con la gente antes de fotografiarlas e incluso en muchos casos establezco v¨ªnculos, porque me parece que es importante.
P. ?Fue dif¨ªcil para usted fotografiar a las mujeres en las c¨¢rceles?
R. Ese proyecto me marc¨®, es como un parteaguas en mi vida profesional y personal. Me hizo reflexionar sobre la justicia en M¨¦xico, sobre la libertad. Mi convivencia era muy cercana con algunas de ellas, porque las segu¨ª durante los siete a?os que dur¨® el proyecto. Al principio, todo me inquietaba, me daba un poco de temor la reacci¨®n de ellas ante la c¨¢mara. Convers¨¦ much¨ªsimo con estas mujeres, dejaba la c¨¢mara a un lado y conviv¨ªa con ellas. As¨ª fue surgiendo la confianza y pude estar en momentos muy ¨ªntimos.
P. ?C¨®mo le marc¨® este proyecto?
R. Me enganch¨¦ con el proyecto a tal grado que me cost¨® trabajo dejarlo. Ellas decoran sus celdas como un modo de supervivencia, de sentirse menos encerradas; hablan de su celda como si fuera su casa. Conviv¨ªa con ellas, com¨ªa, nos re¨ªamos, me contaban sus cuitas y eso fue muy entra?able. S¨ª me dejaron muy perturbada, porque aunque me daba cierto confort estar ah¨ª con ellas, me sent¨ªa cobijada, querida, s¨ª me causaban mucha inquietud.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque son historias tremendas. Hab¨ªa mujeres que cometieron homicidios, robos con crueldad. Aprend¨ª a no juzgar. Cuando te cuentan sus historias te das cuenta de que provienen de familias donde la violencia est¨¢ muy normalizada. Varias de ellas han sufrido abuso, vivieron en la calle, las familias de las que provienen son disfuncionales. Entonces entiendes por qu¨¦ est¨¢n en la c¨¢rcel o qu¨¦ las orill¨® a cometer un delito. Escuchaba historias tremendas, pero tambi¨¦n trataba de entenderlas y ponerme en sus zapatos.
P. ?Es su trabajo una forma de denuncia en un pa¨ªs donde asesinan a once mujeres al d¨ªa?
P. A m¨ª me cuesta trabajo usar la palabra denuncia, porque me parece que es un poco pretenciosa de mi parte decirlo. Este es mi punto de vista y s¨ª tiene una actitud cr¨ªtica. Tengo esta serie que se llama Sangre de mi sangre, que tiene que ver con mujeres que han perdido un hijo, y mi objetivo original no era que tuviera un enfoque social, pero s¨ª sucedi¨®. Casi todas las historias est¨¢n atravesadas por la violencia que estamos viviendo. Lo que quer¨ªa era fotografiar este dolor tan grande que es la p¨¦rdida de un hijo y cuando me di a la tarea de buscar las historias, encontr¨¦ que muchas est¨¢n atravesadas por la violencia: mujeres que tienen un hijo desaparecido o que perdieron a un hijo en un asalto, o las historias de las mam¨¢s del [colegio] ABC. Los feminicidios ya son un caso tremendo, porque son cifras escandalosas y que hemos normalizado, incluso las hemos banalizado. Lo tenemos que decir y lo tenemos que contar.
P. ?Qu¨¦ reacci¨®n espera de una persona cuando ve su trabajo?
R. Espero que se espejeen. A m¨ª me llena mucho que alguien mire las fotos y se conmueva, eso es un tesoro.
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