M¨¦xico 1994: el a?o que pas¨® todo
Los acontecimientos pol¨ªticos y econ¨®micos de aquel tiempo, desde los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu hasta la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos y el levantamiento zapatista, son indisociables de la actualidad del pa¨ªs y la explican
En 1994 pas¨® todo en M¨¦xico. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, no se puede comprender la realidad del pa¨ªs sin volver la vista hacia aquellos meses convulsos que empezaron el 1 de enero con la entrada en vigor de un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canad¨¢, que abri¨® de par en par la frontera norte, y acabaron en v¨ªsperas de la nochebuena con el sorprendente despertar del volc¨¢n Popocat¨¦petl y su explosi¨®n de fuegos artificiales. Un d¨ªa como este de aquel a?o, una pistola salida de la multitud mat¨® a Luis Donaldo Colosio, el malogrado candidato priista que promet¨ªa saciar el hambre y la sed de justicia de un pueblo que todav¨ªa no se ha recuperado del trauma; en septiembre, una bala atraves¨® el cuello del secretario general del PRI, Jos¨¦ Francisco Ruiz Massieu, adi¨®s a otra esperanza de renovaci¨®n pol¨ªtica. Todo aquello pasaba cuando M¨¦xico trataba de convencer al mundo, o sea, a Estados Unidos, de que avanzaba por la senda de la modernidad mientras los zapatistas, levantados en armas desde los albores del a?o nuevo, lanzaban el negativo de la fotograf¨ªa: la penuria de los ind¨ªgenas a quienes nunca les llegaron las mieles del tratado comercial. Reporteros de medio planeta afilaban sus plumas. Era el a?o de M¨¦xico.
Ning¨²n a?o se explica sin los anteriores ni los siguientes, pero el de 1994 quiso concentrarlo todo por la v¨ªa r¨¢pida. O como dijo el escritor Carlos Monsiv¨¢is, ¡°quer¨ªamos que se cayera el sistema, pero no sobre nuestras cabezas¡±. De aquel fuego, como el del gigantesco volc¨¢n que preside el centro del pa¨ªs, todav¨ªa se sienten luces y cenizas. El magnicidio de Colosio y el de su colega de partido siguen envueltos en misterio; el movimiento zapatista mantiene en vigor su ideario y proclamas, pero con menos ruido; un nuevo tratado comercial ha renovado el antiguo y promete, otra vez, prosperidad econ¨®mica; el Partido Revolucionario Institucional (PRI) est¨¢ en graves v¨ªas de desaparici¨®n que se desvelar¨¢n en las elecciones presidenciales y locales de junio, pero las formas caciquiles que parecieron agrietarse entonces se resisten a desaparecer. Hoy, cuando a¨²n se lamenta la muerte de Colosio, la poblaci¨®n se ha acostumbrado a candidatos asesinados por todas partes.
¡°1994 fue un revulsivo. El presidente Carlos Salinas de Gortari, que acababa entonces su mandato, hab¨ªa optado por un perfil tecn¨®crata, economicista, que de alg¨²n modo lo enfrentaba con las viejas figuras del PRI, m¨¢s volcadas en la inercia pol¨ªtica¡±, explica Denisse Cejudo, experta en Historia Pol¨ªtica Contempor¨¢nea de la UNAM. Aquellas disputas internas comenzaban a quebrar al partido ¨²nico, la dictadura perfecta mexicana, pero tambi¨¦n las izquierdas se divid¨ªan entre quienes no compart¨ªan el movimiento armado del zapatismo y quienes lo avalaban, cuenta Cejudo. En 1988, Salinas subi¨® al poder rodeado por la pol¨¦mica de haber robado las elecciones a Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, que hab¨ªa abandonado el PRI para fundar el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), la semilla de la izquierda. ¡°En el punto culmen de la crisis pol¨ªtica, el PRI opta por negociar con el Partido Acci¨®n Nacional (PAN), un partido conservador y de ideario cat¨®lico¡±, recuerda la especialista. Era la ¨¦poca de las concertacesiones, en las que se daba al PAN acceso al poder a cambio de ¡°que se portara bien y no hiciera olas¡±, a?ade Blanche Petrich, veterana periodista de La Jornada, un diario que jug¨® entonces un crucial papel cr¨ªtico en un desierto period¨ªstico. Pero lo cierto es que comenzaba la alternancia, con Salinas el PAN ten¨ªa tres gobiernos locales, y con su sucesor, Ernesto Zedillo, lleg¨® a 10, recuerda Cejudo. Hoy, PRI y PAN, enemigos ¨ªntimos, se presentan aliados a las elecciones para frenar la marea de Morena, el partido que acab¨® consolidando la izquierda mexicana y alcanz¨® el gobierno tras escindirse de un PRD que hoy luce moribundo.
El periodista Diego Enrique Osorno, que ha dirigido la serie de Netflix titulada 1994, en la que se aborda el asesinato de Colosio, sostiene que en aquellos a?os surgen tres referencias de la izquierda, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, el subcomandante Marcos y el presidente actual, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, todas ellas en plena vigencia pol¨ªtica. Pero muchos coinciden en que el PRI no se ha ido del todo. A pesar de que perdiera el a?o pasado su ¨²ltimo gran basti¨®n, el Estado de M¨¦xico, ¡°el clientelismo no se ha acabado y las formas de hacer pol¨ªtica del PRI se est¨¢n imponiendo otra vez¡±, asegura Cejudo. ¡°Se ha perdido su hegemon¨ªa, pero no sus formas de hacer pol¨ªtica, esa cultura sigue ganando elecciones¡±, afirma. Y nombrando candidatos, cabe a?adirse.
A la imagen renovadora que pretend¨ªa Salinas y con la que hab¨ªa convencido a los estadounidenses para cerrar el tratado comercial, no contribuy¨® el asesinato de Colosio, dicen que fraguado desde el poder, como siempre ha sospechado el pueblo mexicano, a pesar de que el magnicida, Mario Aburto, sigue en la c¨¢rcel. El priismo acab¨® de profundizar su crisis con el crimen de Ruiz Massieu, que le cost¨® 10 a?os de c¨¢rcel y una fianza millonaria a Ra¨²l Salinas, hermano del presidente, en un caso todav¨ªa oscuro que en aquellos tiempos mezcl¨® pitonisas y fiscales en el mismo c¨®ctel. Una hija de Ruiz Massieu, Claudia, se ha desempe?ado pol¨ªticamente en el mismo partido desde joven y ahora se ha pasado a Movimiento Ciudadano para optar a un puesto de diputada. Es, pues, compa?era de filas de Luis Donaldo Colosio hijo, exalcalde de Monterrey y de gran proyecci¨®n pol¨ªtica. Lo que pas¨® entonces da las claves a¨²n hoy: ¡°A partir de la figura de Camacho Sol¨ªs [que quer¨ªa optar a la presidencia como Colosio] entendemos a un jugador como Marcelo Ebrard [que tampoco lo ha conseguido frente a Claudia Sheinbaum]. Y a partir de Colosio entendemos [al gobernador de Sonora y antes secretario de Seguridad] Alfonso Durazo, que fue secretario del presidente asesinado¡±, explica Diego Enrique Osorno.
La izquierda se hab¨ªa opuesto, en menor o mayor medida, al tratado de libre comercio (TLC) que llega en 1994 despu¨¦s de largas negociaciones, pero hoy son pocos los que niegan que aquello remeci¨® la econom¨ªa. M¨¦xico decidi¨® mirar hacia Estados Unidos, su principal socio comercial, para disgusto de las naciones latinoamericanas, y hoy sigue en la misma senda con un nuevo acuerdo tripartito, el TMEC, que ha afianzado los flecos sueltos de entonces, sobre todo en el terreno laboral y medioambiental. Aquellas deficiencias las plantearon en su momento organizaciones de los tres pa¨ªses y las recuerda bien Graciela Bensus¨¢n, profesora de la UAM Xochimilco, experta en sindicalismo. ¡°Entre los zapatistas, el lema era ¡®O vamos todos, o no va nadie¡¯, temerosos de que aquello solo beneficiara a una porci¨®n peque?a de la poblaci¨®n y b¨¢sicamente a las empresas, como as¨ª ocurri¨®¡±, dice Bensus¨¢n. ¡°Los empleos no fueron suficientes y s¨ª de baja calidad y escaso salario, incluso en sectores exitosos como el automotriz, lo que gener¨® frustraci¨®n¡±, explica.
Pero visto en perspectiva, sostiene la experta, buena parte del prometedor futuro econ¨®mico que se abre ahora con el TMEC surge de aquel primer tratado ¡°al que no se supo sacar mayor partido por la falta de medidas pol¨ªticas. No se hicieron las reformas industrial, salarial y educativa para la capacitaci¨®n laboral que se precisaban. La culpa no fue del TLC, sino de las pol¨ªticas internas¡±, a?ade. Bensus¨¢n sostiene que el gran ¨¦xito de este sexenio ha sido en materia laboral, donde se han abordado algunas de aquellas carencias y se ha podido renegociar un acuerdo comercial satisfactorio. Pero advierte de que el pa¨ªs a¨²n adolece de medidas complementarias para no correr el mismo peligro. ¡°Faltan cambios en lo industrial y lo educativo y en las condiciones de seguridad para aprovechar bien la relocalizaci¨®n de empresas, el nearshoring¡±, del que tanto se habla como un nuevo renacimiento econ¨®mico en M¨¦xico de oportunidades hist¨®ricas. Sin todo eso, afirma la profesora, no se podr¨¢ culpar despu¨¦s al TMEC de inservible. Ahora, dice, hay una coyuntura especial y se trata de atraer inversiones de alta tecnolog¨ªa, avanzar en energ¨ªas limpias, integrar a los migrantes y facilitar transportes para que el sur se beneficie como en su d¨ªa lo hizo el norte.
Las verdades de la selva
30 a?os despu¨¦s, los zapatistas siguen so?ando con un mundo diferente que ellos han tratado de fundar en peque?os oasis en Chiapas, a los que el resto del pa¨ªs no presta o¨ªdos. ¡°El eco nacional se ha reducido a la regi¨®n, el Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional (EZLN) tiene todav¨ªa gran potencia de comunicaci¨®n, pero la sociedad est¨¢ menos dispuesta a escuchar¡±, opina la periodista Blanche Petrich. ¡°Una pena, porque las condiciones en el pa¨ªs siguen siendo las mismas o parecidas¡±. Petrich, que rayaba entonces los 40 a?os, era una reportera de raza que se mov¨ªa de un lado a otro sin hacer caso a la barra libre y los comunicados continuos con los que el gobierno de Salinas adormec¨ªa a los periodistas desde un hotel de Chiapas. Ella prefer¨ªa buscar las verdades en la selva, como tambi¨¦n lo hizo en los conflictos centroamericanos. ¡°El zapatismo fue una fuerza pol¨ªtica y social que impact¨® por su legitimidad, ning¨²n mexicano pod¨ªa decir que lo que estaba pasando no era cierto¡±, afirma.
¡°Aquello supuso un cambio cultural en la poblaci¨®n y se pusieron de manifiesto aspectos como el racismo, se cambi¨® la conciencia cr¨ªtica de la democracia, Chiapas activ¨® las luchas y el cambio pol¨ªtico en la capital¡±, dice Osorno. La misma capital que estos d¨ªas electorales se debate entre seguir con partidos de izquierda o dar un giro hacia el conservadurismo. Es una de las principales inc¨®gnitas que se despejar¨¢n en las urnas del 2 de junio. Aquellos a?os, con la miseria de los pueblos ind¨ªgenas sobre la mesa, sigue Osorno, fueron tambi¨¦n el inicio de las grandes fortunas de M¨¦xico, por la v¨ªa de las privatizaciones emprendidas en la era Salinas y culminadas con su sucesor, Ernesto Zedillo, momento a partir del cual se conocieron nombres como Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego o Germ¨¢n Larrea, cuya presencia empresarial y pol¨ªtica sigue a plenitud en los noticieros diarios.
Noticieros es palabra clave que define aquel 1994. ¡°M¨¦xico ven¨ªa siendo por entonces la oficina de todos los corresponsales extranjeros, desde aqu¨ª viajaban a cubrir los conflictos centroamericanos, pero en este pa¨ªs la estabilidad era una aburrici¨®n total: PRI, m¨¢s PRI y alguna voz disidente apagadita¡±, r¨ªe Petrich. Cuidado con lo que deseas que puede hacerse realidad, ser¨ªa el dicho adecuado. La calma dio lugar a una tempestad que no se fren¨® en todo el a?o ni en los siguientes. Los periodistas tuvieron qu¨¦ hacer. Hab¨ªa que contar al mundo qui¨¦nes eran esos encapuchados que hab¨ªan salido de la selva, qui¨¦n hab¨ªa matado a Colosio y a Ruiz Massieu, y a¨²n se desconoc¨ªa de d¨®nde partieron las 20 balas que acabaron con los d¨ªas del cardenal Juan Jes¨²s Posadas Ocampo, en mayo de 1993. Adem¨¢s, el efecto Tequila ten¨ªa al pa¨ªs sumido en una crisis econ¨®mica y financiera. ¡°Eran tiempos de una prensa domesticada muy hecha al ¡®s¨ª, se?or presidente¡¯, cuando se precisaba una profundizaci¨®n cr¨ªtica que generara opini¨®n¡±, explica Petrich. ¡°El sistema priista a¨²n ten¨ªa bien engrasado el control de los medios de comunicaci¨®n, pero por otro lado hab¨ªa una represi¨®n muy fuerte de los reporteros, se les asesinaba y se les encarcelaba, y eso ten¨ªa que ver con el poder del Estado. Hoy hay hostilidad hacia los medios por parte del presidente, ni quien lo niegue, pero no tiene nada que ver¡±, compara Petrich. Hoy el narco es el actor del miedo. Periodistas y candidatos, mujeres y hombres pierden la vida con violencia ¡°sin que se haya logrado un cambio verdadero en la procuraci¨®n de justicia, esa es la gran falla de la Cuarta Transformaci¨®n¡± del presidente L¨®pez Obrador, sostiene la periodista. M¨¦xico, como alentaba Colosio a sus masas, no ha calmado todav¨ªa su hambre y sed de justicia. Y el volc¨¢n Popocat¨¦petl sigue enfadado.
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