Salvador Cacho o c¨®mo romper el estigma del abuso sexual infantil
El hombre de 36 a?os cuenta la violencia sexual que sufri¨® desde los 6 a?os hasta los 14. M¨¦xico es el pa¨ªs donde m¨¢s se cometen estos delitos. Solo 1 de cada 1.000 acaba en sentencia
Salvador Cacho, a sus 33 a?os, se repite un mantra cada ma?ana: ¡°Lo que me pas¨®, me marc¨®, no me define. Lo que me pas¨®, me marc¨®, no me define¡±. El hombre cuenta con valent¨ªa que en febrero de este a?o se atrevi¨® a dar el paso y denunciar a qui¨¦n hab¨ªa abusado sexualmente de ¨¦l desde los 5 a?os hasta los 14. Era un primo hermano de su madre que le llevaba 8 a?os, Felipe, al que ve¨ªa cada domingo en las reuniones familiares. M¨¦xico es el pa¨ªs donde m¨¢s se cometen este tipo de delitos. Solo 1 de cada 1.000 acaban en condena.
La familia
A Salvador lo suelen comenzar cuestionando con una pregunta. ¡°?Eras un ni?o descuidado?¡±. Una primera revictimizaci¨®n lanzada a sus padres. ¡°Tuve una familia normal, unida, con mucho cari?o. Mi madre me llevaba a todos lados y no me dejaba quedarme a dormir en casa de nadie¡±, explica el hombre.
Solo hab¨ªa dos excepciones. Cuando sus padres quer¨ªan salir o ten¨ªan alg¨²n compromiso, dejaban a Salvador en casa de su abuela o en casa de su t¨ªo, el padre de su agresor, en la colonia San ?ngel. ¡°Ah¨ª fue el primer abuso, cuando yo ten¨ªa entre cinco o seis a?os y ¨¦l ten¨ªa 13 o 14. Hab¨ªa frotamientos y en la noche se masturbaba conmigo¡±, recuerda Salvador.
La familia materna de Salvador, que ¨¦l define de corte ¡°conservador, mexicano, tradicional y machista¡±, se reun¨ªa cada domingo. Hab¨ªa quedadas para montar a caballo en Cuautla, para disfrutar en un peque?o rancho en el Estado de M¨¦xico o para jugar front¨®n en la antigua f¨¢brica abandonada de la familia en la capital. Lo m¨¢s com¨²n eran las comidas en casa de su bisabuela Nina, a la que consideraba su ¡°mejor amiga¡±.
Muchas veces ese ¡°lugar de cari?o¡± se convert¨ªa en una pesadilla. ¡°Alguna vez llegaba a pasar que Felipe y yo sub¨ªamos a ver la tele o a jugar y me encerraba en el cuarto de mam¨¢ Nina, o en la oficina de la casa detr¨¢s del cuarto del costurero, y ah¨ª abusaba de m¨ª¡±, recuerda.
Los abusos que Salvador relata ven¨ªan acompa?ados de una sumisi¨®n psicol¨®gica. ¡°Esto es entre t¨² y yo, esto tambi¨¦n te gusta a ti, nadie te va a creer, tu mam¨¢ no te va a querer¡±, le dec¨ªa Felipe. Y surti¨® efecto. ¡°Este maltrato psicol¨®gico deriva en un ¡®ni en chiste voy a abrir la boca¡±, explica Salvador.
Todo el da?o se reflej¨® en el ni?o. ¡°Empez¨® a haber cambios en m¨ª. Problemas en la escuela, bajas calificaciones, llamadas de los profesores para que fuera a terapia. Hab¨ªa entrado en un proceso de disociaci¨®n cognitiva y estaba envuelto en una sumisi¨®n respecto a ¨¦l¡±.
Los peores momentos llegaron cuando Salvador ten¨ªa 14 a?os. Felipe 21. ¡°Ya en los ¨²ltimos episodios hab¨ªa violencia porque yo mostraba resistencia. Pasamos de abuso sexual infantil a abuso sexual infantil con violencia¡±, explica Salvador. Por esos abusos, cuando su primo era mayor de edad, son por los que Salvador ha denunciado a su agresor.
El quiebre
El ¨²ltimo abuso tuvo lugar en 2003. El punto de quiebre trece a?os despu¨¦s. ¡°En 2016 me llama la hermana de Felipe para pedirme ayuda. Su exmarido hab¨ªa abusado sexualmente de sus dos hijos¡±, explica Salvador, que quer¨ªa decirle que su hermano tambi¨¦n hab¨ªa abusado de ¨¦l hac¨ªa 13 a?os. No pudo. ¡°Ah¨ª me di cuenta de c¨®mo hab¨ªa sido mi historia. Se me revolvi¨® la panza, se me vino el mundo encima y me quise morir¡± recuerda.
Salvador volvi¨® a terapia. Unos meses despu¨¦s decide contarle por primera vez a su madre lo que hab¨ªa sufrido de peque?o. ¡°Lo m¨¢s importante fue explicarle a ella que no hab¨ªa sido culpable. Los agresores no solo traicionan la confianza de la v¨ªctima, tambi¨¦n la de la familia completa¡±, explica. Su madre le crey¨®, una de las principales preocupaciones de Salvador. ¡°Mi madre desde ese momento siempre ha sido mi roca. Hay muchas historias, y est¨¢s si son tr¨¢gicas y terribles, en las que los padres no le creen a los hijos¡±, razona.
Desde ese momento, tanto ¨¦l como su madre rompieron lazos con la familia materna sin explicar el porqu¨¦. Y Salvador decidi¨® dar el paso para denunciar. Se acerc¨® a un grupo de abogados y la primera respuesta fue un no. ¡°Ya prescribi¨®, ya expir¨®, c¨®mo lo vas a comprobar¡±, le dec¨ªan. En 2016, cuando Salvador ten¨ªa 26 a?os, el C¨®digo Penal federal establec¨ªa que los delitos sexuales contra menores prescrib¨ªan cinco a?os despu¨¦s de que la v¨ªctima hubiera cumplido los 18 a?os.
La esperanza
En octubre de 2019, la senadora del Partido Acci¨®n Nacional (PAN) Josefina V¨¢zquez Mota present¨® una propuesta en la c¨¢mara Alta para eliminar la prescripci¨®n del delito de abuso sexual infantil. ¡°En ese momento est¨¢bamos en el proceso de sanar nosotros y reconstruirnos, pero se abri¨® una puerta para la esperanza¡±, explica Salvador, que vio la noticia con escepticismo. La burocracia ten¨ªa que hacer su trabajo.
Salvador recuerda perfectamente el 12 de septiembre de 2023, siete a?os despu¨¦s de que le contara a su madre que hab¨ªa sido v¨ªctima de abuso sexual infantil. La C¨¢mara de Diputados hab¨ªa aprobado la no prescripci¨®n de los cr¨ªmenes sexuales contra menores. ¡°Ese d¨ªa llegu¨¦ a casa de mi mam¨¢ brincando y le dije ¡®?Ya pasaron la ley!¡±, recuerda el hombre. Un mes despu¨¦s, el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador la public¨® en el Diario Oficial de la Federaci¨®n.
Desde ese momento Salvador decide ponerse de nuevo en contacto con los abogados. En un principio le dijeron que la ley no era retroactiva, los delitos anteriores a ese octubre de 2023 no pod¨ªan ampararse. ¡°Aunque bueno, haz una relator¨ªa de los hechos, a lo mejor hay ciertos episodios que no han prescrito¡±, le dijeron. Salvador tuvo que releer lo que escrib¨ªa de peque?o. ¡°Me avent¨¦ un clavado a mis diarios. Reconstruir todo ha sido de los ejercicios m¨¢s dif¨ªciles de mi vida¡±, recuerda. ¡°S¨ª podemos¡±, respondieron desde el bufete.
El estigma
Salvador tuvo que decidir entre denunciar los abusos que hab¨ªan ocurrido en el rancho familiar del Estado de M¨¦xico o los que hab¨ªan ocurrido en la capital, en casa de su agresor y la de su bisabuela Nina. Finalmente, decidi¨® hacerlo en Ciudad de M¨¦xico, el 19 de febrero de este a?o. Tuvo que dejar fuera uno de los abusos en el rancho familiar en el que tambi¨¦n particip¨® un amigo de Felipe, Abraham.
El s¨¢bado 13 de abril detienen a Felipe y lo trasladan al Reclusorio Oriente. Al d¨ªa siguiente es la audiencia, a la que Salvador no estaba obligado a acudir. ¡°Yo quer¨ªa, pero me dec¨ªan que tendr¨ªa que hacerlo desde el cuarto de testigos protegidos¡±, relata. ¡°Yo lo quiero ver de frente. Hoy puedo verlo a la cara¡±, contest¨®. En ese frente a frente, Salvador liber¨® a?os de tensi¨®n. ¡°Ahora s¨ª, volt¨¦ame a ver. Y con los mismos huevos que me encerrabas en el cuarto de mam¨¢ Nina, m¨ªrame a los ojos¡±, le dijo a Felipe.
El juez decidi¨® dejar en libertad a Felipe tras una fianza y dejar su pasaporte, a la espera de otro juicio que se celebraba una semana despu¨¦s. ¡°Lo primero que hice fue pedirle una reconsideraci¨®n. Aunque en la parte de la sanaci¨®n, ya hab¨ªa una justicia restaurativa dentro de todo esto¡±, explica Salvador. Alguien muy importante le hab¨ªa dicho un d¨ªa: ¡°Para que esto no te haga m¨¢s da?o, tienes que entender que tu justicia es poder denunciar¡±.
Tras terminar el juicio, Salvador decide dar un paso m¨¢s all¨¢ y subir a sus redes sociales dos v¨ªdeos exponiendo su caso. Era hora de romper el estigma de que a los hombres nunca los violan. ¡°Me lo advirtieron desde el minuto uno. ¡®Te van a acusar a ti, la gente te va a voltear la cara, te van a decir que lo est¨¢s haciendo por otros intereses, te van a tachar de puto, maric¨®n, te gustaba que te violaran¡±, explica Salvador, que hab¨ªa trabajado en terapia la revictimizaci¨®n.
Hoy esta va por m¨ª, por ese Salva de chiquito que no pudo hablar ni denunciar mientras yo fui v¨ªctima de violencia sexual infantil a manos de un primo hermano de mi mam¨¢. Hoy alzo la voz para denunciar y para pedir justicia. ?BASTA DE VIOLENCIA SEXUAL INFANTIL! pic.twitter.com/6FoZZvUcLl
— Salvador Cacho (@scachog) April 14, 2024
Personas cercanas le dijeron que por qu¨¦ expon¨ªa su caso a la opini¨®n p¨²blica y que era lo que buscaba 21 a?os despu¨¦s del ¨²ltimo abuso. Primero quer¨ªa encontrar la justicia. ¡°Quiero que se pudra en la c¨¢rcel. ?l se rob¨® una parte de mi infancia que no me puede devolver¡±, relata Salvador. Segundo, concienciar: ¡°Con que alguien se acerque y me diga ¡®yo conoc¨ª tu historia y denunci¨¦', entonces yo habr¨¦ aportado a este mundo un granito de arena¡±.
Lo peor que le pueden preguntar a Salvador, que a partir de sus v¨ªdeos ha pasado por numerosos medios de comunicaci¨®n contando su caso, es que porque tard¨® tanto en demandar a su agresor. ¡°Porque denunci¨¦ cuando tuve las herramientas, el valor, lo pude verbalizar, tuve la red de apoyo de amigos y familiares, encontr¨¦ a los abogados que quer¨ªan llevar mi caso. Uno denuncia cuando puede¡±, explica el hombre.
M¨¦xico fue en 2021, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), el pa¨ªs del mundo en el que m¨¢s se abus¨® sexualmente de menores. Ese a?o hubo 22.410 v¨ªctimas de violencia sexual infantil en M¨¦xico, seg¨²n el ¨²ltimo Censo Nacional de Procuraci¨®n de Justicia Estatal de 2023. En esa cifra no se define que de cada 1.000 casos cometidos en el pa¨ªs, solo 100 se denuncian. De estos, solo 10 llegan al juez, y solo un 1% acaba en una sentencia condenatoria. El pasado s¨¢bado Felipe qued¨® libre del delito de abuso sexual infantil porque el juez dictamin¨® que los cr¨ªmenes hab¨ªan prescrito.
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