Ekaitz Cancela: ¡°Am¨¦rica Latina es la vanguardia tecnol¨®gica frente al modelo de Silicon Valley¡±
El investigador vasco presenta en M¨¦xico su libro ¡®Utop¨ªas digitales¡¯, un detallado an¨¢lisis sobre los problemas del capitalismo tecnol¨®gico y una defensa de sus posibles alternativas
Dice el investigador Ekaitz Cancela (Pa¨ªs Vasco, 31 a?os) que el debate en torno a la tecnolog¨ªa es mucho m¨¢s ¡°potente¡± en Argentina que en Europa, donde se est¨¢n haciendo cosas menos interesantes. En este pa¨ªs del cono sur aterriz¨® hace tres meses con su ¨²ltimo libro, Utop¨ªas digitales, y la editorial cooperativa donde lo publica, Verso Libros (hermanada a la anglosajona Verso Books), que comienza a distribuirse por el resto de los pa¨ªses del continente, entre ellos M¨¦xico, donde acaba de presentar su texto. Con este nuevo sello, dice, tratan de romper el foco norte-sur y de servir de punto de encuentro y coordinaci¨®n para mucha gente cr¨ªtica que ahora est¨¢ dispersa. ¡°Queremos entrar en los debates que est¨¢n teniendo lugar en Am¨¦rica Latina¡±, afirma.
En el libro arroja algunos datos reveladores como este: ¡°Antes de 2012, Google, Microsoft, Facebook y Amazon apenas explotaban el 10% de la fibra ¨®ptica submarina mundial. Ahora, esta cifra es del 66%¡±. O este otro: ¡°Dos centros de datos consumen 525 metros c¨²bicos de agua potable por hora, el equivalente a 28.000 hogares de cuatro personas¡±. Frente a este modelo, altamente costoso en t¨¦rminos energ¨¦ticos y muy desigual en t¨¦rminos econ¨®micos, dice, se puede construir un futuro alternativo donde infraestructuras, c¨®digos y algoritmos est¨¦n al servicio del bien com¨²n. Con eso en mente, Cancela recorre detalladamente las experiencias del ¨²ltimo siglo a lo largo del globo, y va encontrando en ellas ejemplos a seguir y modelos que rechazar.
Pregunta. Vivimos una d¨¦cada de gran repolitizaci¨®n, pero la tecnolog¨ªa ha quedado un poco fuera de la disputa. ?Qu¨¦ ha pasado?
Respuesta. Fue bastante curiosa la forma en la que llegamos ac¨¢. Tanto en el [movimiento] 15M como en los momentos previos, la tecnolog¨ªa y el movimiento hacker tuvieron un rol central. Hab¨ªa blogs alojados en infraestructuras que no son de Amazon, ni de Microsoft, ni de Google, y creo que la crisis de 2008 lleva al carajo todo eso. Toda la gente que se estaba organizando para crear un internet distinto va directamente a parar desahucios, porque nuestras preocupaciones m¨¢s inmediatas son mantener la vivienda y una vida digna. Y esto ocurre de manera paralela al gran cambio de 2008: caen los banqueros, llegan los CEO de Silicon Valley. Salen las finanzas, entran las tecnol¨®gicas. El capitalismo se renueva.
P. ?Esos hackers no han vuelto a ocupar esos espacios? ?Se ha perdido el terreno abonado?
R. Siguen existiendo, est¨¢n en departamentos universitarios organiz¨¢ndose con matem¨¢ticos o cient¨ªficos de datos para crear modelos de inteligencia artificial que resuelvan problemas espec¨ªficos, pero siguen siendo muy marginales. Ese ej¨¦rcito de hackers ahora es m¨¢s mayor, tiene familia y tiene otras preocupaciones, m¨¢s all¨¢ de hackear el sistema. Han salido de alguna forma del imaginario de los movimientos sociales del siglo XXI, y creo que es un gran error.
P. En la primera parte del libro se centra mucho en la cuesti¨®n material. ?Hemos ca¨ªdo en la trampa de pensar en la tecnolog¨ªa como una cosa abstracta, y no como algo profundamente ligado a empresas y materiales concretos?
R. Forma parte de la hegemon¨ªa cultural de Silicon Valley, que ha conseguido identificar todo el progreso tecnol¨®gico con sus tecnolog¨ªas privadas. Hay siempre una materialidad detr¨¢s de la nube, y la inteligencia artificial tiene un enorme coste para el planeta. ?Qu¨¦ va a pasar cuando buena parte de los Estados requieran estos modelos? ?Cu¨¢l va a ser el consumo h¨ªdrico y energ¨¦tico? Quiz¨¢ tenemos que pensar en desarrollar otro tipo de tecnolog¨ªa, con el decrecimiento en mente, donde no todo sea controlar a los usuarios o darle una inteligencia artificial a una persona para que haga sus deberes.
P. ?C¨®mo se hace pedagog¨ªa sobre la necesidad de decrecimiento tecnol¨®gico en la sociedad de la hiperconexi¨®n?
R. El camino se hace al andar. Creo que lo m¨¢s importante es que los Estados empiecen a liderar estrategias de transformaci¨®n justas y basadas en la soberan¨ªa tecnol¨®gica. Tenemos que crear tecnolog¨ªas sencillas que permitan a la gente, como hicieron en Barcelona, tomar decisiones sobre sus presupuestos. Los Estados, en alianza con la sociedad civil, tienen que construir alternativas: por ejemplo, c¨®mo le damos las infraestructuras a los sindicatos de vivienda en lugar de a Airbnb. Cuando permites que la gente utilice las tecnolog¨ªas en su d¨ªa a d¨ªa y ven que les ayuda a hacer aquello que m¨¢s les gusta, la pedagog¨ªa se hace sola.
P. Le otorga un papel predominante a las organizaciones civiles frente al Estado, que act¨²a m¨¢s como facilitador. ?Es realista, teniendo en cuenta el tama?o de las empresas tecnol¨®gicas con las que compiten?
R. Ah¨ª es donde los Estados tienen que llevar a cabo pol¨ªticas tecnol¨®gicas decididas y no hacerlo de manera solitaria, sino en bloque. Am¨¦rica Latina es un buen ejemplo. Imagina que Brasil, Chile, M¨¦xico y Colombia se ponen de acuerdo para crear una ley que haga a las grandes tecnol¨®gicas pagar por los datos de sus ciudadanos. Al fin y al cabo est¨¢n construyendo sus servicios y est¨¢n ganando cantidades ingentes de dinero con datos de personas que les han votado.
O puedes implementar pol¨ªticas para que, cada vez que una empresa estadounidense o china extraiga datos en un territorio, deje una copia all¨ª para que ese territorio, que no tiene dinero ni datos, los pueda usar para crear infraestructuras para los movimientos. Cuando los Estados se dan cuenta de que tienen una labor central a la hora de decidir sobre la econom¨ªa digital, pueden dise?ar todo tipo de pol¨ªticas para mejorar el poder de la sociedad civil.
P. Habr¨ªa que combinar una comunidad global en cuanto al flujo de conocimiento, entonces, y comunidades locales y autosuficientes en cuanto a sus aplicaciones.
R. S¨ª, es una buena met¨¢fora. Hay que entender que los otros pueden desarrollar t¨¦cnica, que no es necesario que un CEO en un garaje en Palo Alto nos traiga las aplicaciones tecnol¨®gicas, que es una visi¨®n casi extremadamente colonial. En Argentina, en los a?os 70, las universitarias de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA crearon un modelo de c¨¢lculo para mejorar los procesos que se estaban dando a nivel econ¨®mico. Eso es un ejemplo y ya ocurre en los 70, que ni siquiera hab¨ªa el desarrollo inform¨¢tico de ahora.
P. Adem¨¢s de Argentina, en el libro menciona experimentos de Brasil y Chile. ?El futuro alternativo vendr¨¢ del Sur global? ?Cu¨¢l es el papel de Am¨¦rica Latina?
R. Creo que los de Am¨¦rica Latina son los ¨²nicos pa¨ªses que, mediante una acci¨®n colaborativa en el ¨¢mbito tecnol¨®gico, pueden hacer girar el sentido com¨²n global. Precisamente por haber estado fuera del marco capitalista ¡ªlo han estado porque su subdesarrollo era imprescindible para el desarrollo del Centro¡ª, tenemos que retomar esas experiencias que no han asumido, como buena parte de los pa¨ªses europeos, que la ¨²nica alternativa es Silicon Valley.
Creo que pueden hacer girar a pa¨ªses europeos y a la deriva que est¨¢n teniendo India o China con sus modelos, que son extremadamente autoritarios. El hecho de que existan alternativas regionales a Silicon Valley convierte a Am¨¦rica Latina en un bloque de vanguardia y de innovaci¨®n democr¨¢tica, que es lo que tendr¨ªa que ser Europa.
P. ?Qu¨¦ tendr¨ªa que pasar para que eso fuera posible o por qu¨¦ no se ha producido todav¨ªa ese tipo de colaboraci¨®n regional en materia tecnol¨®gica?
R. Creo que no est¨¢ sucediendo porque buena parte de los l¨ªderes pol¨ªticos de estos pa¨ªses est¨¢n siendo incapaces de trasladar o tener visiones estrat¨¦gicas. Un pa¨ªs que estaba muy bien posicionado para esto es Argentina, que incluso ten¨ªa un departamento de prospecci¨®n dentro de Presidencia, pero sus prioridades pol¨ªticas no han sido las tecnol¨®gicas. M¨¦xico tiene algo m¨¢s de visi¨®n. Puedo intuir que va a lanzar, con la nueva presidenta, algunas de las iniciativas m¨¢s interesantes que se puedan ver en materia de soberan¨ªa tecnol¨®gica, pero que haya ciertas alianzas con otros pa¨ªses del sur es una cuesti¨®n diplom¨¢tica de primer nivel.
P. ?Qu¨¦ tipo de iniciativas cree que pondr¨¢ en marcha Sheinbaum?
R. Creo que va a entender el potencial que tienen algunas infraestructuras como los sat¨¦lites a la hora de mejorar la conectividad, y que tambi¨¦n va a entender que son necesarias algunas plataformas al servicio del Estado, por ejemplo, que ayuden a digitalizar los sistemas sanitarios de manera que se promueva su car¨¢cter p¨²blico y no su privatizaci¨®n. No estoy seguro de que vaya a ser capaz de entender el potencial de las tecnolog¨ªas como dispositivos culturales.
Si uno de los ¨¦xitos de L¨®pez Obrador fue elevar el nivel de conciencia, creo que hay que empezar a pensar en qu¨¦ infraestructuras hay para que la gente joven no solo participe en la pol¨ªtica sino en la vida p¨²blica: para que m¨²sicos, artistas e ingenieros se puedan involucrar en los procesos de desarrollo nacional. Si el Gobierno es ambicioso, va a estar en una buena posici¨®n para lanzarle un mensaje a Am¨¦rica Latina y al resto del mundo.
P. Si el Gobierno de Sheinbaum se planteara hacer frente a todos estos retos tecnol¨®gicos, ?cu¨¢l ser¨ªa, en su opini¨®n, la primera pol¨ªtica que deber¨ªa implementar?
R. Lo primero que har¨ªa ser¨ªa plantear un modelo de inteligencia artificial distinto, no entrenado con grandes cantidades de datos de todo el planeta y que necesita enormes costes energ¨¦ticos y de agua, sino que sea mucho m¨¢s artesana y sofisticada, entrenada con datos de alt¨ªsima calidad que permita a las universidades como la UNAM, que es una de las grandes universidades p¨²blicas del mundo, tener una alternativa a Google Scholar. Demostrar que se pueden establecer plataformas nacionales para que las universidades sean los agentes de innovaci¨®n y no solo la empresa. Y que eso sirva como una pendiente resbaladiza para problematizar otras pol¨ªticas.
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