Enrique Ortiz, historiador: ¡°La historia est¨¢ para aprender de ella, no para pelearnos con fantasmas de hace 500 a?os¡±
El ¨²ltimo libro del escritor y divulgador llega en mitad del conflicto diplom¨¢tico entre M¨¦xico y Espa?a sobre el pasado de ambos pa¨ªses y los hechos sucedidos en la Conquista
EL PA?S cita al historiador mexicano Enrique Ortiz en el Templo Mayor, otrora centro del imperio mexica y la gran ciudad de Tenochtitlan. Ortiz, conocido tambi¨¦n en redes como Tlatoani Cuauht¨¦moc, acaba de publicar su ¨²ltimo libro La Conquista para gente con prisa (Ed. Planeta), un compendio de pasajes hist¨®ricos, personajes y momentos importantes de la historia que permiten entender c¨®mo fue el choque de dos grandes civilizaciones, el colapso de una de ellas y el origen de algo nuevo que tres siglos despu¨¦s dio lugar al pa¨ªs que es M¨¦xico. El prop¨®sito de la entrevista es comentar con Ortiz algunos de los pasajes hist¨®ricos m¨¢s importantes de la Conquista, sin embargo, es imposible no tocar en la conversaci¨®n el conflicto diplom¨¢tico entre Espa?a y M¨¦xico y la exigencia de perd¨®n del presidente L¨®pez Obrador a la corona espa?ola por las atrocidades cometidas hace 500 a?os. Un tema que viene al pelo para comenzar la conversaci¨®n. ¡°Una cosa es hacer historia y otra es usar la historia para hacer pol¨ªtica¡±, responde Ortiz. ¡°La historia no es maniquea; no es algo de buenos y malos. Cuanto m¨¢s estudias un periodo hist¨®rico, menos espacio tienes para emitir juicios de valor sobre los protagonistas y las acciones que realizaron¡±, agrega el autor.
El recorrido comienza sobre el sitio donde estuvo el recinto ceremonial de Tenochtitlan, un lugar de majestuosos templos y palacios y acabar¨¢ seis kil¨®metros al noroeste en El ¨¢rbol de la noche triste, rebautizado ahora como El ¨¢rbol de la noche victoriosa, un ahuehuete centenario, donde cuenta la leyenda que Cort¨¦s llor¨® su amarga derrota, el 30 de junio de 1520. El historiador explica que si pudiera viajar en el tiempo, lo har¨ªa a aquella noche. ¡°Eso debi¨® ser una cosa bestial. Murieron 800 espa?oles de alrededor de 1.200 y al menos 2.000 aliados ind¨ªgenas tlaxcaltecas. Fue la peor derrota que sufri¨® el ej¨¦rcito de los conquistadores a lo largo de toda la conquista de Am¨¦rica¡±, relata.
En la conversaci¨®n surgir¨¢n los nombres de Cort¨¦s, Moctezuma, Malinche, Cuauht¨¦moc o Cuitl¨¢huac. Sobre ellos, el divulgador ha construido una narraci¨®n amena y alejada de los mitos que explica uno de los momentos m¨¢s importantes de la historia de ambos pa¨ªses. ¡°La Conquista fue el origen del mestizaje y el origen de la identidad de los mexicanos, pero tambi¨¦n fue el momento en que el sol se escondi¨® para los ind¨ªgenas y lleg¨® la oscuridad para los grandes grupos originarios¡±, responde. ¡°La subyugaci¨®n de estos pueblos no acab¨® en 1521, sino que continu¨® hasta el siglo XX y despu¨¦s, en el M¨¦xico independiente, se los sigue maltratando¡±, comenta.
En un momento en el que la polarizaci¨®n campa a sus anchas, Ortiz hace un llamado a la mesura, pero tambi¨¦n a la empat¨ªa y la autocr¨ªtica. ¡°En pleno siglo XXI es importante que las naciones, seamos de d¨®nde seamos, generemos empat¨ªa con los dem¨¢s y no ahondemos en la polarizaci¨®n, conscientes de que tenemos una historia en com¨²n. Tenemos que entender al otro, tenemos que entender que pasaron cosas atroces y el propio mexicano debe de generar tambi¨¦n una empat¨ªa con los grupos ind¨ªgenas porque el racismo impera en nuestro pa¨ªs¡±, critica.
El historiador no responde directamente si el rey de Espa?a debe pedir perd¨®n, aunque s¨ª considera que es necesaria una reflexi¨®n sobre la propia historia. ¡°Es una herida abierta que viene desde 1521 y ha continuado abierta por m¨¢s de 500 a?os. Gran parte de nuestros gobiernos han preferido ocultarla, tenerla en el olvido en lugar de resolverla y brindarle la atenci¨®n relevante que merece¡±, responde y considera que ninguno de los pa¨ªses ha sabido manejar correctamente la crisis diplom¨¢tica. ¡°Creo que la forma en la que se solicit¨® la disculpa no fue la correcta. Hubo errores diplom¨¢ticos, se acab¨® filtrando a la prensa y se impidi¨® llegar a un acuerdo, pese a que no hay pa¨ªs m¨¢s cercano a M¨¦xico que Espa?a¡±.
El historiador explica que los pa¨ªses utilizan la historia a conveniencia para narrarse y para crear una identidad nacional. Desde sus inicios, el gobierno de L¨®pez Obrador puso un fuerte ¨¦nfasis en reivindicar la herencia ind¨ªgena del pa¨ªs y a las civilizaciones que existieron antes de la llegada de los espa?oles, una pr¨¢ctica recurrente durante el siglo XIX y despu¨¦s de la Revoluci¨®n. ¡°Enaltecieron en gran medida las culturas originarias, denostando el tema de la herencia hisp¨¢nica, pero la realidad es que la gran mayor¨ªa de nosotros venimos de una mezcla de culturas, aunque eso genere una incomodidad en muchos mexicanos¡±.
Ortiz camina por donde hace 500 a?os caminaron Hern¨¢n Cort¨¦s y Moctezuma. Del Templo Mayor se llega en l¨ªnea recta a la calle de Tacuba, la calle m¨¢s antigua de Am¨¦rica Latina, conocida como la calzada M¨¦xico - Tacuba, construida entre 1377 y 1389. Los mexicas la construyeron para conectar el recinto ceremonial con las afueras de Tenochtitlan. ¡°Debi¨® de ser la ciudad m¨¢s bella del mundo, sin lugar a dudas: estaba construida sobre un lago, rodeada de volcanes, con cientos de jardines flotantes y templos de m¨¢s de 45 metros de alto¡±, destaca Ortiz. Caminar por el centro de Ciudad de M¨¦xico es caminar sobre siglos de historia, capa sobre capa, indivisibles, partes de un todo.
En la calle Rep¨²blica de Guatemala, curiosamente cerca del Centro Cultural de Espa?a en M¨¦xico, descansan los restos del Tzompantli, un altar donde se colocaban ante la vista p¨²blica cientos de cr¨¢neos con el fin de honrar a los dioses, tambi¨¦n est¨¢ el Calmecac, la escuela donde estudiaban los hijos de los nobles mexicas. Un poco m¨¢s adelante, en la esquina de la calle Isabel la Cat¨®lica, estuvo el palacio de Cort¨¦s, una construcci¨®n que ocup¨® unas cuatro cuadras. Ahora, en la esquina superior izquierda del edificio m¨¢s reciente, una virgen de los Remedios, recuerda el paso de los conquistadores y un poco m¨¢s adelante, en el famoso Caf¨¦ Tacuba, hay una representaci¨®n de la derrota de los espa?oles cayendo a las aguas del lago de Tenochtitlan durante La Noche Triste.
Casi en la plaza del Museo Nacional de Arte, el jard¨ªn de la Triple alianza sirve de homenaje a los se?or¨ªos de Tlacopan, Texcoco y Tenochtitlan que se unieron para imponer su hegemon¨ªa en el Valle de M¨¦xico antes de la llegada de los espa?oles. Junto al ?rbol de la Noche Triste, un nuevo cartel reza en n¨¢huatl: Quautli in Yohualli Paquiliztli, nican ochoca (?rbol de la noche feliz, aqu¨ª llor¨®). ¡°Lo importante de esto es reconciliarnos con nuestra propia historia porque no podemos estar pele¨¢ndonos con nuestro pasado cuando tenemos un futuro prometedor. La historia est¨¢ ah¨ª para aprender de ella, no para pelearnos con fantasmas de hace 500 a?os. Tenemos que aceptar de manera objetiva lo que sucedi¨®¡±, dice Ortiz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.