L¨®pez Obrador: el luchador social y sus enigmas
Es el fen¨®meno pol¨ªtico m¨¢s potente de la historia reciente de M¨¦xico. Apuesta por pol¨ªticas dirigidas a los pobres y discursos duros contra las ¨¦lites. En el ecuador de su mandato, el pa¨ªs vive d¨ªas inciertos. Sus palabras sobre los excesos de la conquista siguen agitando el debate
En diciembre de 2013, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador sufri¨® un infarto agudo de miocardio, poco despu¨¦s de haber festejado su cumplea?os n¨²mero 60. Durante los siguientes tres meses debi¨® guardar reposo y seguir una dieta moderada. En su primera entrevista afirm¨®, en tono de sorna, que hasta entonces hab¨ªa cre¨ªdo que el estr¨¦s era ¡°una enfermedad peque?oburguesa¡±. Que el coraz¨®n de este hombre, autodefinido como de izquierda, albergue un padecimiento contrario a su ideolog¨ªa es una de las muchas contradicciones que marcan la vida, la obra y el pensamiento del presidente de M¨¦xico. Y buena parte de la zozobra que vive el pa¨ªs se origina en estas contradicciones.
Las razones por las cuales es presidente son f¨¢ciles de entender; la inconformidad social, la rabia y el resentimiento provocado por gobiernos desacreditados por la frivolidad, la corrupci¨®n y la ineficiencia. Pero resulta mucho m¨¢s dif¨ªcil explicar exactamente qu¨¦ ha sucedido despu¨¦s y cu¨¢l es el verdadero impacto de su gesti¨®n.
Hoy, a mitad del sexenio, M¨¦xico parece estar habitado exclusivamente por dos tipos de seres humanos, los que odian a su presidente y los que lo aman. Los que consideran que es el ¨²ltimo rayo de esperanza para intentar un cambio e impedir un estallido social y los que est¨¢n convencidos de que est¨¢ destruyendo al pa¨ªs. Lo cierto es que L¨®pez Obrador es el fen¨®meno pol¨ªtico m¨¢s impactante en la historia pol¨ªtica reciente del M¨¦xico contempor¨¢neo. Sus niveles de apoyo popular fluct¨²an entre el 60% y el 70%, pese a la pandemia y la consiguiente crisis, y el partido fundado en torno a su persona, Morena (Movimiento Regeneraci¨®n Nacional), supera en intenciones de voto a la suma de los otrora gobernantes Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de Acci¨®n Nacional (PAN). L¨®pez Obrador ha desdibujado la oposici¨®n e impuesto el poder de la presidencia frente al resto de los factores de poder, gracias a una extra?a combinaci¨®n de medidas en favor de los sectores populares, un discurso beligerante y radical frente a las ¨¦lites y sus rivales, y un manejo de las finanzas p¨²blicas m¨¢s bien de corte conservador. El prop¨®sito, ha dicho, es propiciar una masiva transferencia de recursos a favor de los pobres y hacerlo sin desestabilizar o violentar el pa¨ªs. No est¨¢ claro que lo est¨¦ consiguiendo, pero lo cierto es que las mayor¨ªas est¨¢n convencidas de que, por fin, vive en el Palacio Nacional alguien que habla y act¨²a en su nombre.
Un pol¨ªtico inclasificable, mezcla de predicador moral, luchador social, mago de la realpolitik, esclavo de sus filias y fobias, un mandatario obsesionado con pasar a la historia, un hombre que ha recorrido en tres ocasiones el pa¨ªs palmo a palmo. Su austeridad monacal es aut¨¦ntica y se ufana de nunca haber pose¨ªdo una tarjeta de cr¨¦dito. Alguien que tiene como referentes de vida a Jesucristo y a Francisco I. Madero, dos m¨¢rtires, pero tambi¨¦n a Benito Ju¨¢rez y Nelson Mandela, estadistas fundantes de un nuevo orden social y pol¨ªtico. Ha escrito una veintena de libros, pero se enorgullece de hablar con faltas de ortograf¨ªa y expresarse en dichos campiranos. Un nacionalista a ultranza y a la vez promotor de la integraci¨®n comercial e industrial con Estados Unidos. Antiimperialista convertido en aliado de Donald Trump. Un hombre de verbo agresivo e implacable a quien nunca se le ha visto perder los estribos. Es leal a sus ideas, al grado de la intolerancia, convencido de que estar del lado de los pobres lo hace moralmente infalible, pero tan adverso a la violencia y a la represi¨®n que ha convertido su lema ¡°Abrazos, no balazos¡± en estrategia para enfrentar al crimen organizado.
En suma, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador es un pol¨ªtico que reh¨²ye de etiquetas autom¨¢ticas, un haz de contradicciones, una fuerza de la naturaleza por su energ¨ªa incombustible y su impaciencia. Un hombre fiel a sus circunstancias.
El tr¨®pico
Andr¨¦s Manuel, el primero de otros seis hermanos, naci¨® el 13 de noviembre de 1953 en Tepetit¨¢n, Tabasco, un pueblo que apenas superaba el millar de habitantes. Nieto de comerciantes, entre ellos un abuelo, Jos¨¦ Obrador, originario de Ampuero, Santander. Creci¨® en un ambiente buc¨®lico y paradisiaco. Iba a la primaria por las ma?anas y jugaba al b¨¦isbol, nadaba y pescaba en el r¨ªo por las tardes, aunque desde peque?o lo acostumbraron a atender La Pasadita, una tienda familiar en la que se vend¨ªa de todo. A mediados de los a?os sesenta, la familia se estableci¨® en un barrio c¨¦ntrico y popular de Villahermosa, una ciudad mediana y capital del Estado de Tabasco. A los pocos meses, los L¨®pez hab¨ªan logrado instalar un almac¨¦n de ropa y una zapater¨ªa. En los primeros a?os parec¨ªa que Andr¨¦s Manuel estaba destinado a convertirse en un pr¨®spero comerciante. Era bueno para los n¨²meros y muy ingenioso para inventar formas de mercadear productos. Una calurosa tarde de 1968, mientras sus padres com¨ªan en casa, Andr¨¦s Manuel, de 15 a?os, y su hermano Ram¨®n, de 14, hac¨ªan la guardia en la tienda. Este ¨²ltimo sac¨® una pistola que el padre hab¨ªa dejado meses atr¨¢s escondida entre los estantes, jug¨® con ella asumiendo que carec¨ªa de municiones y termin¨® d¨¢ndose un tiro. Muri¨® en el acto. Andr¨¦s Manuel, que se encontraba en la caja registradora, vio la escena pasar ante sus ojos. Polic¨ªas locales intentaron extorsionar a la familia inculpando al joven. A partir del terrible suceso, sus amigos de la adolescencia recuerdan que se volvi¨® taciturno, mucho m¨¢s reflexivo. No fue un estudiante asiduo en la preparatoria. Los amigos insisten en que Andr¨¦s Manuel trabajaba demasiado. Para 1972, la familia volvi¨® a mudarse, esta vez a Palenque, Chiapas, de donde sus padres nunca m¨¢s salieron.
Casi simult¨¢neamente, en 1972, a los 19 a?os, Andr¨¦s Manuel se traslad¨® a Ciudad de M¨¦xico para estudiar en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas de la UNAM. Vivi¨® en la Casa del Estudiante Tabasque?o, y un compa?ero de cuarto recuerda que con frecuencia no iba a la Facultad porque Andr¨¦s Manuel prefer¨ªa quedarse a dormir. La ma?ana del 11 de septiembre de 1973 y los d¨ªas siguientes, los j¨®venes se pasaron oyendo en la radio los sucesos del golpe de Estado en Chile. L¨®pez Obrador tom¨® como algo personal la muerte de Salvador Allende y repiti¨® una y otra vez las ¨²ltimas frases del presidente chileno. Ese d¨ªa escribi¨® en el pizarr¨®n del comedor: ¡°Viva el pueblo de Chile¡±. Su excompa?ero de cuarto recuerda que ¡°nunca m¨¢s falt¨® a la escuela y comenz¨® a interesarse m¨¢s a fondo en las clases¡±. El b¨¦isbol perdi¨® a un dudoso p¨ªcher y la UNAM gan¨® a un estudiante de tiempo completo.
Al terminar su carrera, se integr¨® en el equipo de trabajo de Carlos Pellicer, candidato para el Senado por Tabasco. Un respetado poeta obsesionado con la idea de mejorar la condici¨®n de los ind¨ªgenas. Andr¨¦s Manuel fue el m¨¢s entusiasta de sus colaboradores. En reconocimiento, Pellicer lo promovi¨® con el gobernador para que fuera designado delegado del Instituto Nacional Indigenista en su Estado. Ten¨ªa 24 a?os y lo asumi¨® como un apostolado, un trabajo que muy pocos quer¨ªan, pero que a ¨¦l le resultaba el para¨ªso. En esos a?os conoci¨® y se cas¨® con su primera esposa, una estudiante de Villahermosa, Roc¨ªo Beltr¨¢n, con quien tendr¨ªa sus tres primeros hijos, todos varones.
Estos a?os fueron un periodo ¡°fundacional¡± del animal pol¨ªtico en que se convertir¨ªa Andr¨¦s Manuel. Aqu¨ª comenz¨® el h¨¢bito de hacer consultas o concebir programas novedosos, con impacto popular. Vivi¨® con los ind¨ªgenas chontales como uno m¨¢s y a los pocos a?os se hab¨ªa convertido en un personaje legendario. Al arrancar el siguiente sexenio, 1982, el nuevo gobernador, Enrique Gonz¨¢lez Pedrero invit¨® a su campa?a al carism¨¢tico joven y tras el triunfo lo design¨® director regional del PRI, el partido en el poder. L¨®pez Obrador se entreg¨® a la tarea de cambiar la organizaci¨®n pol¨ªtica para democratizarla y acercarla a las causas populares. Antes de un a?o, los caciques pol¨ªticos y miembros de la dirigencia exigieron al gobernador poner fin a la endemoniada revoluci¨®n que el joven hab¨ªa desatado. A los 30 a?os, L¨®pez Obrador emprendi¨® el regreso a Ciudad de M¨¦xico, en su primera derrota y consiguiente exilio pol¨ªtico. Acept¨® un puesto en el Instituto Federal del Consumidor, dej¨® el activismo pol¨ªtico y se integr¨® a la burocracia.
Seis a?os m¨¢s tarde, la pol¨ªtica volvi¨® a llamarlo. En 1988, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, hijo del presidente gestor de la expropiaci¨®n petrolera y del reparto agrario L¨¢zaro C¨¢rdenas (1934-1940), renunci¨® al PRI y lanz¨® su candidatura a la presidencia apoyado por otros correligionarios descontentos con el giro conservador y tecn¨®crata que hab¨ªa tomado el partido. Para acrecentar sus posibilidades, buscaron figuras regionales que tambi¨¦n se lanzaran como candidatos locales. Buscaron al tabasque?o y lo convencieron de competir por la gubernatura de su Estado. En el arranque de su campa?a, Andr¨¦s Manuel fue recibido como un ap¨®stol. El impacto fue inmediato y en el PRI se pusieron nerviosos. Al final le reconocieron el 22% de los votos, y el joven decidi¨® quedarse en Tabasco y presidir el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), reci¨¦n constituido. En la campa?a, L¨®pez Obrador mostr¨® un rasgo que nunca m¨¢s abandonar¨ªa: su fascinaci¨®n por los actos p¨²blicos de pueblo en pueblo; una actividad que parece resultar adictiva. Pas¨® los siguientes seis a?os formando cuadros en cada villorrio y prepar¨¢ndose para tomar por asalto la gubernatura en la siguiente elecci¨®n.
En 1994, el duelo pol¨ªtico t¨¢citamente estaba pactado contra Roberto Madrazo, una figura nacional del PRI. L¨®pez Obrador hizo lo que mejor sab¨ªa: recorrer durante dos a?os los poblados, organizar c¨¦lulas locales, dirigir m¨ªtines. Madrazo tambi¨¦n hizo lo que mejor sab¨ªa: amarrar alianzas de alto nivel y conseguir ingentes fondos para la campa?a. Se dieron con todo, de poder a poder. Nunca se sabr¨¢ qui¨¦n gan¨®, pero las autoridades electorales declararon vencedor al priista. En protesta, Andr¨¦s Manuel organiz¨® una larga y lenta caravana a la capital del pa¨ªs y se instal¨® en el Z¨®calo con las pruebas de una campa?a fraudulenta por parte de su rival. A efectos de marketing pol¨ªtico, constituy¨® el ¨¦xito de la temporada. La cobertura de los medios fue abrumadora y L¨®pez Obrador se convirti¨® repentinamente en una figura nacional del nuevo partido.
La conquista de Tenochtitl¨¢n
Para finales de 1995 era la estrella ascendente del perredismo nacional. El hijo de Tepetit¨¢n estaba listo para los grandes escenarios. En el proceso de perder una gubernatura, Andr¨¦s Manuel gan¨® la presidencia nacional del PRD. Desde all¨ª organiz¨® el triunfo de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas como jefe de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, la primera victoria importante de la izquierda en el pa¨ªs. Tres a?os despu¨¦s se convirti¨® en el candidato natural para suceder al propio C¨¢rdenas como alcalde de la capital.
Como jefe de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico (2000-2005) se caracteriz¨® por una gesti¨®n hiperactiva que contrast¨® con la pasividad de gobiernos anteriores. En alianza con la ¨¦lite de la ciudad, impuls¨® el rescate y la renovaci¨®n del centro hist¨®rico y la construcci¨®n de los segundos pisos viales, que cambiaron el rostro de la ciudad. Finc¨® un v¨ªnculo con los sectores medios e ilustrados e impuls¨® leyes sobre temas de g¨¦nero y medio ambiente que hicieron de la capital la punta de lanza para la agenda progresista en M¨¦xico. Al terminar su gesti¨®n como alcalde, se hab¨ªa convertido en el candidato m¨¢s s¨®lido para la presidencia que se disputar¨ªa seis meses m¨¢s tarde. Entre 2000 y 2003 perdi¨® a los tres personajes centrales en su biograf¨ªa: madre, padre y esposa. El fallecimiento de Roc¨ªo Beltr¨¢n el 12 de enero de 2003 no fue inesperado, pero result¨® devastador. Roc¨ªo fue una mujer muy cercana al tabasque?o y probablemente a la ¨²nica persona que escuchaba. ¡°Mi mujer es mi gran apoyo. Es mi para¨ªso. Con ella he enfrentado siempre los momentos m¨¢s dif¨ªciles de mi vida. Ella me ayuda, me apoya, me critica. Es mi consejera¡±. En apenas dos a?os, L¨®pez Obrador se hizo alcalde, hu¨¦rfano y viudo a cargo de tres hijos. En 2005 conoci¨® a Beatriz Guti¨¦rrez M¨¹ller, su segunda esposa y con quien tendr¨ªa a su cuarto hijo. La relaci¨®n con una pareja 16 a?os m¨¢s joven ayud¨® al pol¨ªtico a salir del ostracismo que caracteriz¨® los breves a?os de su viudez.
La debacle
Dos meses antes de los comicios del verano de 2006, AMLO (las siglas por las que es conocido) lideraba las encuestas de intenci¨®n de voto por 10 puntos porcentuales, y propios y extra?os asum¨ªan que se convertir¨ªa en el siguiente presidente de M¨¦xico. Lo que sucedi¨® en las siguientes semanas est¨¢ sujeto a todo tipo de interpretaciones. Cuando se pierde una elecci¨®n por el 0,56% de los votos, la derrota puede ser encontrada en muchos sitios. Hubo errores de campa?a en el ¨²ltimo tramo, sin duda, pero L¨®pez Obrador qued¨® convencido de que hab¨ªa sido v¨ªctima de un despojo. La evidencia parecer¨ªa darle la raz¨®n. El dinero y el viejo sistema se volcaron en todo tipo de recursos legales e ilegales para influir en el voto. El propio tribunal electoral, favorable al oficialismo, debi¨® reconocer que el Gobierno de Vicente Fox hab¨ªa actuado ilegalmente para favorecer a su candidato, pero, en una peculiar acrobacia argumentativa, concluy¨® que tal intervenci¨®n no hab¨ªa sido determinante en el resultado.
En cierta forma, L¨®pez Obrador nunca volvi¨® a ser el mismo. Contuvo a las fracciones radicales para evitar un estallido de violencia y conjur¨® su malquerencia con la escritura de varios libros para denunciar a la mafia que gobernaba el pa¨ªs y el robo pol¨ªtico del que el pueblo y ¨¦l hab¨ªan sido v¨ªctimas. El pol¨ªtico moderado que hab¨ªa gobernado Ciudad de M¨¦xico dio paso a un l¨ªder de la oposici¨®n obsesionado con la perfidia de sus enemigos. Su inclinaci¨®n a considerar todo obst¨¢culo pol¨ªtico como el resultado de un complot de los conservadores remite a esta experiencia. Volvi¨® a intentarlo seis a?os m¨¢s tarde, en 2012, pero el PRI de Pe?a Nieto logr¨® convencer a las ¨¦lites y a una porci¨®n de los votantes de que el viejo partido, ahora modernizado, era mejor opci¨®n que la alternancia panista que hab¨ªa gobernado durante 12 a?os. Si bien qued¨® en segundo puesto, el resultado fue bastante inferior a lo que hab¨ªa conseguido seis a?os antes.
Muchos asumieron que la carrera pol¨ªtica del tabasque?o hab¨ªa llegado a su fin. ?l no. Por tercera vez, comenz¨® a recorrer el pa¨ªs, de pueblo en pueblo, ahora con el prop¨®sito de construir un partido propio alrededor de su figura. El Morena parec¨ªa una propuesta peregrina, y la pr¨¦dica de AMLO, un esfuerzo desesperado de un personaje incapaz de aceptar su derrota. Pero mientras ¨¦l hablaba en el desierto, los ¨¢nimos del pa¨ªs hab¨ªan comenzado a dar un giro, esta vez decididamente en su beneficio.
La Cuarta Transformaci¨®n
En 2018 logr¨® la victoria en la tercera ocasi¨®n en que se present¨® a las urnas, con el porcentaje de votos m¨¢s alto en varias d¨¦cadas. El electorado se hab¨ªa cansado de las propuestas tradicionales del sistema ¡ªlos viejos partidos PRI y PAN, orientados a las clases medias y superiores¡ª y exig¨ªa una mayor atenci¨®n a las mayor¨ªas dejadas atr¨¢s. Los gobiernos anteriores hab¨ªan apostado por la modernizaci¨®n y la integraci¨®n en el mercado mundial, asumiendo que esa locomotora habr¨ªa de sacar de la pobreza incluso a los vagones m¨¢s atrasados. No fue as¨ª. Sectores sociales, ramas econ¨®micas y regiones geogr¨¢ficas vinculadas al M¨¦xico tradicional se hundieron mientras unos pocos sectores punteros impulsaron una nueva y numerosa casta de multimillonarios mexicanos. Hoy en d¨ªa, el 56% de la poblaci¨®n ocupada trabaja en el sector informal. Es una proporci¨®n que crece a?o con a?o; un indicador de la incapacidad del sistema para ofrecer cabida a la mayor¨ªa de los mexicanos. Estas mayor¨ªas, y algunos sectores medios ilustrados y segmentos urbanos de la izquierda, cansados de los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y frivolidad de la clase pol¨ªtica, recogieron las banderas de cambio que enarbolaba L¨®pez Obrador y terminaron instal¨¢ndolo en el Palacio Nacional.
El presidente lleg¨® al poder anunciando un cambio de r¨¦gimen a favor de los pobres y prometiendo el fin de la corrupci¨®n y los excesos de los sectores privilegiados. Una propuesta que llam¨® la Cuarta Transformaci¨®n hist¨®rica del pa¨ªs (la independencia, la Reforma del siglo XIX y la revoluci¨®n mexicana de hace 100 a?os fueron las tres primeras).
Un admirable prop¨®sito, pero que a mitad de su sexenio cuesta empatar con muchos otros rasgos contrastantes de su Gobierno: una composici¨®n variopinta de su gabinete, con miembros procedentes en su mayor¨ªa del PRI, pero tambi¨¦n del partido conservador y de radicales de la vieja izquierda; alianzas pol¨ªticas con partidos confesionales de derecha o de hijos de la ¨¦lite enriquecida, enquistados en el Partido Verde; una dis¨ªmbola bater¨ªa de pol¨ªticas sociales ajenas a la llamada sociedad civil aunque orientadas a las causas populares; criterios notoriamente ortodoxos o neoliberales en materia de finanzas p¨²blicas; una inesperada y entra?able relaci¨®n con Donald Trump; un abandono ¡ªcuando no desd¨¦n¡ª a otras reivindicaciones de la agenda de la izquierda moderna, como son el medio ambiente, el feminismo y temas de g¨¦nero, derechos humanos, ciencia y tecnolog¨ªa y cultura. Todo ello envuelto en un discurso flam¨ªgero y hostil en contra de los ricos y los conservadores, los intelectuales org¨¢nicos, la prensa nacional y extranjera, la conquista espa?ola, los jueces o cualquier otro obst¨¢culo real o presunto del Gobierno de la Cuarta Transformaci¨®n.
Y con todo, L¨®pez Obrador se ha entregado a su causa: mejorar la vida de los pobres. Todo lo dem¨¢s, por leg¨ªtimo que sea, queda subordinado o es tratado como una distracci¨®n ante lo que considera el mandato principal, con lo cual ha enfurecido al tercio m¨¢s boyante o ilustrado del pa¨ªs. Y no es poco lo que ha conseguido. Una derrama directa de entre 15.000 y 20.000 millones de d¨®lares anuales a los hogares deprimidos, sin pasar por intermediarios; un incremento del poder adquisitivo del salario m¨ªnimo, que se hab¨ªa estancado durante lustros; programas masivos de generaci¨®n de empleos en el campo; promoci¨®n de la democracia sindical. Su intenci¨®n de combatir a la corrupci¨®n es real, aunque al hacerlo de manera intempestiva en el caso de los monopolios de las medicinas o del robo de combustible provoc¨® desabasto y protestas. Pese a su radicalismo verbal, ha sido desafecto a las expropiaciones o incluso a subir los impuestos a los ricos, aunque ha conseguido reducir sustancialmente la evasi¨®n fiscal, que era end¨¦mica en M¨¦xico. Y, parad¨®jicamente, la mayor parte de su pol¨ªtica financiera har¨ªa las delicias del FMI: aversi¨®n al endeudamiento, equilibrio en las finanzas del Gobierno, reducci¨®n de la burocracia, control de la inflaci¨®n, estabilidad de la moneda, crecimiento de las reservas internacionales.
Muchas de estas medidas, que podr¨ªan haber propiciado un clima favorable a los negocios y a la creaci¨®n de empleos, resultan dinamitadas por el crispado pulso que mantiene con la sociedad civil y la iniciativa privada. Su intenci¨®n de buscar la autosuficiencia energ¨¦tica y el fin de los contratos leoninos le ha confrontado radicalmente con las empresas trasnacionales del ramo. En conjunto, toda esta polarizaci¨®n le otorga un enorme prestigio entre los sectores populares y propicia los niveles de aprobaci¨®n que garantizan el triunfo en las elecciones. Pero eso mismo imposibilita la creaci¨®n de condiciones para generar empleos y dinamizar la econom¨ªa; es decir, para sacar de la pobreza a los que menos tienen. El presidente estaba convencido de que el pa¨ªs crecer¨ªa con el mero est¨ªmulo al poder adquisitivo de los sectores populares y con la estabilidad en las finanzas p¨²blicas. La pandemia y la polarizaci¨®n pol¨ªtica barrieron esa posibilidad. No se ha presentado fuga de capitales ni un boicoteo empresarial a la econom¨ªa, pero tampoco la disposici¨®n del sector privado para arriesgarse a invertir con un presidente con el que no coincide. M¨¦xico se recupera de la crisis, sin mayor pena ni gloria, y se estima que al final de su gesti¨®n el crecimiento promedio ser¨¢ del 2% del PIB a lo largo de los seis a?os, una cifra similar a la de periodos anteriores. Demasiado poco para hacer posible la realizaci¨®n de tantos sue?os.
Primero los pobres, despu¨¦s tambi¨¦n
El mayor acierto de su Gobierno habr¨ªa sido obligar al pa¨ªs a velar por el M¨¦xico olvidado, conjurar el riesgo de afrontar el abismo e imponer en la clase pol¨ªtica usos y costumbres ajenos al dispendio y el boato. L¨®pez Obrador es la expresi¨®n pol¨ªtica de la inconformidad de las mayor¨ªas que, por fortuna, optaron por una v¨ªa pac¨ªfica en 2018 para expresarse. Pese a sus rasgos pintorescos y rijosos, y quiz¨¢ gracias a ellos, AMLO ha logrado mantener la noci¨®n de que el presidente gobierna para y por el inter¨¦s de esas mayor¨ªas. Esa quiz¨¢s es la clave para entender la relativa estabilidad social y pol¨ªtica que vive M¨¦xico, pese a la violencia apenas contenida y la profunda desigualdad que persiste. L¨®pez Obrador result¨® ser un pol¨ªtico menos radical de lo que se le acusa y m¨¢s responsable de la cosa p¨²blica de lo que se le reconoce.
No est¨¢ claro cu¨¢l es el futuro del obradorismo, aunque todo indica que habr¨¢ de mantenerse en el poder algunos a?os m¨¢s. Algunos piensan que podr¨ªa derivar en una versi¨®n mexicana del peronismo. O quiz¨¢ L¨®pez Obrador solo ha sido el pionero que abri¨® el camino a empellones, codazos y mordidas para posibilitar el arribo de una edici¨®n m¨¢s moderna de la izquierda en el poder al concluir su periodo. Faltan a¨²n tres a?os, pero ¨¦l ha prometido retirarse de la pol¨ªtica al final de 2024 e irse a La Chingada, su rancho en Palenque. Probablemente ese deseo es lo ¨²nico en lo que coincide con sus enemigos.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.