Sobrevivir a Ciudad Ju¨¢rez: el ¨²ltimo obst¨¢culo antes del asilo en Estados Unidos
A menos de un mes de las elecciones, el miedo a Trump alienta a miles de migrantes a solicitar una cita para llegar a Estados Unidos desde la frontera con M¨¦xico
Solo tres kil¨®metros separan el centro de Ciudad Ju¨¢rez de El Paso, Texas, y, sin embargo, cruzar uno de los puentes que unen M¨¦xico y Estados Unidos puede convertirse en un calvario para miles de personas. Especialmente para aquellos que llegan all¨ª despu¨¦s de recorrer 3.000 kil¨®metros desde Chiapas, en la frontera con Guatemala. Al largo recorrido se suman los secuestros, las extorsiones, las desapariciones y los asesinatos de los que son v¨ªctimas. El puente Paso del Norte es la ¨²ltima casilla de una larga carrera de obst¨¢culos que empez¨® hace meses o a?os en Venezuela, Honduras, Cuba, El Salvador o, incluso, m¨¢s lejos. Llegar hasta all¨ª tambi¨¦n se ha convertido en una carrera contra el tiempo. Estados Unidos celebra sus pr¨®ximas elecciones el 5 de noviembre y el temor a que gane Donald Trump ha hecho que miles de personas aceleren el paso para cruzar el R¨ªo Bravo cuanto antes.
Sobre el puente, a la espera de cruzar, hacen fila Angie, Douglas y su hijo Mois¨¦s. Son una familia de Honduras que ha tardado ocho meses en obtener una cita a trav¨¦s de CBP One, la aplicaci¨®n de Fronteras y Aduanas de Estados Unidos para obtener una visa humanitaria en aquel pa¨ªs. ¡°Nos salimos por la seguridad, no hay trabajo y el Gobierno solo trabaja para ellos mismos, no para el pueblo¡±, dice la mujer mientras muestra la cita en su celular. Mientras tanto, han esperado en un albergue de M¨¦xico a que llegara la confirmaci¨®n. Angie lleva impreso el comprobante en papel, por si algo pudiera fallar. ¡°Nos gustar¨ªa que nuestra vida fuera diferente al otro lado, sobre todo una vida mejor para ¨¦l¡± y apunta a su hijo de seis a?os que sostiene varios dinosaurios de pl¨¢stico en la mano. ¡°No quiso dejarlos, se los trajo hasta ac¨¢¡±, r¨ªe la madre. Douglas, de 28 a?os, dice que est¨¢ dispuesto a trabajar ¡°en lo que venga¡±, ya sea como alba?il, jardinero o como personal de limpieza.
El muro entre M¨¦xico y Estados Unidos es una enorme cicatriz que ocupa un tercio de la frontera. M¨¢s de 1.000 kil¨®metros de altas vallas y alambre de espinos que van desde el oc¨¦ano Pac¨ªfico, en Tijuana, y se adentran en el desierto hasta Ciudad Ju¨¢rez. Despu¨¦s reaparece hacia el este, en Nuevo Laredo y Reynosa, cerca del Golfo de M¨¦xico. La recta final es el tramo m¨¢s dif¨ªcil, especialmente para aquellos que llevan muchos meses caminando a la espera de una nueva oportunidad.
Luis Daniel, cubano de 35 a?os, lo sabe bien. Lleva siete meses revisando el celular para que esa cita le cambie la vida. Es un d¨ªa soleado de octubre y hace fila junto a su esposa y sus hijos. A cuestas llevan toda una vida resumida en dos maletas y dos bolsas. ¡°Se siente una emoci¨®n grande que ha valido la pena la espera¡±, asegura. Igual que el resto de otras 40 personas, espera nervioso ante las autoridades migratorias de Estados Unidos que en pocos minutos decidir¨¢n el destino de estas personas. El sue?o de Luis Daniel, como el de todos los all¨ª presentes, es tener una nueva oportunidad de empezar.
Tanto la llegada de migrantes a la frontera sur de M¨¦xico, como el n¨²mero de solicitudes de CBP One se han duplicado respecto al a?o pasado. Primero, por la posibilidad de hacer la cita tambi¨¦n desde Chiapas o Tabasco y, segundo, por la proximidad de las elecciones estadounidenses. El fantasma de una posible victoria de Donald Trump supondr¨ªa un retroceso en las pol¨ªticas migratorias y un endurecimiento de las medidas ya existentes. As¨ª lo piensa Javier, un venezolano de 37 a?os, que espera su cita desde Tapachula, en la frontera con Guatemala. ¡°Si gana Donald Trump, se acaba el sue?o americano¡±, dice con resignaci¨®n.
Alrededor de 800.000 personas llegaron a Estados Unidos de manera regular desde que se implement¨® la aplicaci¨®n CBP One, en enero de 2023, de acuerdo a cifras de la Oficina de Aduanas y Protecci¨®n Fronteriza. Una vez que llega la esperada cita, el caso de cada persona es procesado de manera individual y seg¨²n el an¨¢lisis, podr¨¢ ser considerado para recibir un permiso humanitario (parole) de hasta dos a?os, a fin de continuar su proceso migratorio bajo el amparo del T¨ªtulo 8 de la Ley de Inmigraci¨®n y Nacionalidad. Estos solicitantes tambi¨¦n podr¨¢n ser elegibles para obtener un documento de autorizaci¨®n de empleo que les permita trabajar.
A seis kil¨®metros al sur del puente, desde las calles m¨¢s altas de la colonia Luis Echeverr¨ªa, se ve el muro y, m¨¢s all¨¢, los altos edificios de El Paso. Las humildes calles de terracer¨ªa de un lado contrastan con los muros brillantes de acero y cristal que relucen al sol. A lo lejos, Estados Unidos se parece a la Ciudad Esmeralda de la pel¨ªcula El Mago de Oz. Tan cerca y a la vez tan lejos, dos realidades opuestas que conviven en el mismo trozo del planeta. Por un intrincado laberinto de callejuelas estrechas, se llega al albergue El Buen Samaritano, de la iglesia metodista, donde viven decenas de familias migrantes. Algunas llevan ah¨ª casi un a?o a la espera de que la suerte toque a su puerta. ¡°Estos dos meses hemos tenido m¨¢s poblaci¨®n¡±, se?ala el pastor Juan Fierro, director del albergue que aloja a unas 75 personas.
¡°Hay mucha incertidumbre entre la gente. No saben lo que va a pasar dentro de unas semanas y temen que la aplicaci¨®n pueda desaparecer si llega Donald Trump, as¨ª que muchos est¨¢n apresur¨¢ndose para hacer la cita antes de las elecciones¡±, apunta. El pastor cuenta que antes las resoluciones llegaban en semanas, pero ahora, con la alta demanda, las citas est¨¢n tardando en salir meses. ¡°Aqu¨ª tenemos una familia de Guerrero que lleva esperando 10 meses para que les den cita y, por fin, ya se van ma?ana¡±, comenta Fierro.
Esa familia est¨¢ formada por Mar¨ªa, embaraza de cuatro meses, sus sobrinas, su esposo y sus hijos. Seis personas en total. ¡°Estoy muy contenta¡±, dice la mujer de 26 a?os. Ella y su familia salieron huyendo de Guerrero cuando el crimen organizado les amenaz¨® con matarles si no pagaban derecho de piso por una fruter¨ªa que ten¨ªan. ¡°Yo siempre digo: aunque sea arrocito con frijol, gloria a Dios. ?l siempre nos escucha¡±, se da ¨¢nimos la mujer. ¡°Por fin nos ha llegado la oportunidad y me gustar¨ªa que mis hijos tuvieran una carrera para que puedan sobresalir¡±, dice. ¡°Yo nunca pude ir a la escuela porque ¨¦ramos muy pobres, pero me gustar¨ªa que ellos aprendieran cosas que yo nunca tuve¡±, afirma.
Ellos son algunos de los m¨¢s de 8.600 desplazados internos por la violencia que se registraron este a?o. Entre 2008 y 2023 en M¨¦xico, unas 392.000 personas se han visto obligadas a salir de sus Estados por amenazas del crimen organizado, seg¨²n el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos (IDMC, por sus siglas en ingl¨¦s). La mayor¨ªa huyen de Guerrero, Zacatecas y Michoac¨¢n, pero tambi¨¦n, recientemente, se empiezan a ver m¨¢s personas desplazadas de Chiapas, un Estado que hasta hace poco era tranquilo y que en los ¨²ltimos a?os est¨¢ sufriendo los estragos de la lucha entre los carteles del narcotr¨¢fico. Un tercio de las personas en movilidad que llegan a Ciudad Ju¨¢rez son mexicanos, seg¨²n datos oficiales.
El incremento de migrantes en la frontera norte oblig¨® a Ciudad Ju¨¢rez a habilitar m¨¢s albergues, pasando de dos en 2018 a 35 en la actualidad para dar hospedaje, ropa y comida a quienes lo necesiten. Las im¨¢genes de las ciudades fronterizas saturadas por miles de migrantes dieron paso a peque?os grupos que pueden observarse por el centro de la ciudad, junto a las v¨ªas del tren o en las puertas de los albergues. ¡°La llegada de la aplicaci¨®n permiti¨® una llegada m¨¢s controlada de estas personas¡±, se?ala Enrique Valenzuela, coordinador del Consejo Estatal de Poblaci¨®n del Estado de Chihuahua (Coespo). ¡°A quienes pretendan venir, les insistimos que lo hagan a trav¨¦s del medio oficial y que no se dejen enga?ar por los coyotes y polleros que tratan de venderles la esperanza de cruzar y que, sin embargo, est¨¢n arriesgando la posibilidad de tener mejores oportunidades en Estados Unidos¡±, afirma el coordinador.
Coespo trabaja junto a la Oficina Internacional de Migraci¨®n (OIM) de Naciones Unidas en el Centro de Atenci¨®n Integral a Migrantes y ofrece servicios de protecci¨®n y atenci¨®n humanitaria, canaliza a las personas para recibir apoyos econ¨®micos, atenci¨®n sanitaria o alojamiento en los distintos albergues de la ciudad. Tambi¨¦n trabaja en conjunto con varias organizaciones como Save the Children, M¨¦dicos del Mundo, HIAS o Plan Internacional para brindar apoyo humanitario a estas personas. ¡°Creo que la pol¨ªtica migratoria debidamente comunicada es m¨¢s efectiva que el reforzamiento de seguridad y las vallas. No solo por las decisiones que toma Estados Unidos, sino por las decisiones correlativas que toma el Gobierno de M¨¦xico¡±, apunta Valenzuela.
En el ¨²ltimo sexenio, el Gobierno mexicano reforz¨® la estrategia de seguridad y dot¨® a la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas de facultades de verificaci¨®n y control migratorio, convirti¨¦ndose en el pa¨ªs latinoamericano que tiene el sistema de detenci¨®n de migrantes m¨¢s amplio y reforzado de la regi¨®n. La estrategia desde entonces ha sido la de contener a los migrantes desde el sur y el centro del pa¨ªs para evitar que las escenas de la frontera llena junto a Estados Unidos se vuelvan a repetir. ¡°Creo que la estrategia ahorita es tratar de cansar a los migrantes y estorbarles¡±, opina el pastor Juan Fierro.
La securitizaci¨®n migratoria y la militarizaci¨®n de las fronteras desencaden¨® la organizaci¨®n de caravanas masivas para evitar detenciones. Esta semana cientos de personas salieron en caravana desde Chiapas con el objetivo de llegar caminando hasta Ciudad de M¨¦xico. Muchos de estos migrantes aseguraron a la prensa local que prefieren caminar y arriesgarse al peligro que esperar varios meses a que les llegue la cita. ¡°Frenar a los migrantes en el centro del pa¨ªs es ponerlos m¨¢s vulnerables porque los ponen a merced de cualquier grupo criminal¡±, comenta el pastor. ¡°Es mejor que lleguen a un lugar seguro y que el Instituto Nacional de Migraci¨®n (INM) lleve a cabo este nuevo plan que han anunciado para trasladarlos a la frontera a trav¨¦s de corredores seguros¡±, agrega. El a?o pasado 1.148 personas migrantes murieron o desaparecieron en Am¨¦rica Latina como consecuencia de la falta de v¨ªas seguras o legales para transitar, de acuerdo a la OIM.
Por su parte, Estados Unidos desde el 5 de junio de este a?o impide que las personas que cruzan irregularmente puedan entregarse a las autoridades para pedir asilo. Seg¨²n la orden ejecutiva firmada por el presidente Biden, cualquiera que entre de esta manera podr¨¢ ser expulsado y descalificado para entrar al pa¨ªs durante los pr¨®ximos cinco a?os. Tanto la Patrulla Fronteriza, la oficina del sheriff de Texas y la Guardia Nacional estadounidense patrullan exhaustivamente el per¨ªmetro.
En el cauce seco del r¨ªo Bravo, conocido como El Bordo, pueden verse restos de ropa enganchados en el alambre de espino. En la arena hay balas de goma disparadas por las autoridades estadounidenses para evitar los cruces de personas. Pese a todo, a pocos kil¨®metros de ah¨ª, bajo un sol que no da tregua, tres chicos lo intentan. No pasan la treintena. Se encaraman a los barrotes en la Avenida Rafael P¨¦rez Serna con gran agilidad y trepan velozmente los tres. El primero sube a pulso y muestra el camino a los dem¨¢s. Un peque?o hueco entre el alambre de espino y el muro les da la oportunidad de saltar al otro lado. En menos de dos minutos lo logran. Lo que pase despu¨¦s, solo ellos lo saben. El m¨ªnimo movimiento o presencia extra?a en la zona es monitoreado y vigilado de inmediato, sin embargo, eso no impide que muchas personas sigan tratando de cruzar.
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