La renuncia anunciada de varios ministros de la Corte enreda aun m¨¢s la pol¨¦mica reforma judicial
Antes de su salida, los ministros decidir¨¢n sobre la constitucionalidad de la enmienda, que establece el voto popular para la elecci¨®n de todos los jueces. Sheinbaum insiste en que es una jugada para torpedear la reforma
La pol¨¦mica reforma judicial que el Gobierno de Claudia Sheinbaum quiere aprobar en M¨¦xico est¨¢ sumiendo al pa¨ªs en una crisis institucional cuyo final no se atisba todav¨ªa. El choque entre el Poder Judicial y el Ejecutivo deja cada d¨ªa un cap¨ªtulo de tensiones, recursos y nuevas iniciativas constitucionales. Varios ministros de la Suprema Corte han anunciado su renuncia, pero a¨²n tienen tiempo para debatir los recursos planteados por los partidos de la oposici¨®n y el martes votar¨¢n sobre la constitucionalidad o no de esta reforma. La respuesta de la presidenta ha sido firme: lo que est¨¢n haciendo es ¡°inconstitucional¡±, ha dicho, y les ha acusado de renunciar al cargo para acogerse al beneficioso retiro que tienen estos magistrados, algo que la propia reforma rebajar¨¢. El Ejecutivo y su mayor¨ªa parlamentaria podr¨ªan ganar esta contienda, pero no se aventura un camino f¨¢cil. La reforma judicial se ha convertido en una herencia envenenada para la nueva presidenta, a solo un mes de que iniciara su mandato. No solo enfrenta la presi¨®n de los trabajadores en las calles, sino disensos silenciosos en el seno de su partido y la dificultad de implementar una reforma que pone patas arriba todo el sistema judicial.
El modelo elegido por M¨¦xico consiste en la elecci¨®n popular de todos los jueces del pa¨ªs, desde los estatales hasta los federales, as¨ª como los magistrados que integran los tribunales superiores, pero todav¨ªa se desconocen detalles para llevar a cabo esta inmensa elecci¨®n, que tambi¨¦n plantea dificultades a los organismos electorales. Fue un empe?o del anterior presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, quien pidi¨® al pueblo un voto mayoritario que lo refrendara. Y lo logr¨®. Pero es su sucesora, del mismo partido, quien tendr¨¢ que poner en marcha todo el sistema, combatir la oposici¨®n que ha despertado y poner a prueba sus destrezas pol¨ªticas para enfrentar la crisis institucional. Miles de jueces tendr¨¢n que renunciar a su puesto, una carrera que en ocasiones tiene ya algunas d¨¦cadas, para someterse al voto ciudadano. Est¨¢ en juego, dicen los contrarios, la imparcialidad judicial, porque se tocan pilares b¨¢sicos que la garantizan, como son la rebaja del salario y la posibilidad de remoci¨®n de los puestos. No pocos especialistas, como Josafat Cortez, de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), consideran que lo que est¨¢ ocurriendo es ¡°una purga en el sistema judicial que mina la independencia y trastoca la divisi¨®n de poderes¡±, bajo la idea de ¡°democratizar¡± la justicia.
La tensi¨®n entre los poderes Ejecutivo y Judicial fue una constante en el anterior sexenio. Con frecuencia se acus¨® a los ministros de la Corte y a muchos otros jueces de servir a sus privilegios y a ideolog¨ªas conservadoras alejadas de las necesidades del pueblo. El gobierno vio frenadas algunas de sus reformas claves, como la energ¨¦tica, la electoral o la que ten¨ªa que ver con la Guardia Nacional, todas ellas paradas en tribunales tras los recursos de inconstitucionalidad de la oposici¨®n. En ese contexto se present¨® la reforma judicial y se pidi¨® el refrendo popular en las elecciones, en lugar de plantear un gran debate entre todos los actores pol¨ªticos que condujera a consensos para implantar una reforma de tan alto calado. Pero igual que en las anteriores, frustradas por los tribunales, esta misma se ha encontrado de frente a la Corte.
En un intento por impedir que los altos togados puedan pronunciarse sobre las reformas constitucionales aprobadas por el Legislativo, el partido del Gobierno plante¨® d¨ªas atr¨¢s otra nueva reforma constitucional. La en¨¦sima vuelta de tuerca, reformar la Constituci¨®n para vetar la intervenci¨®n de los guardianes constitucionales. Tienen mayor¨ªas parlamentarias, pero los partidos de la oposici¨®n han alertado del riesgo que la iniciativa supone, al conceder semejante discrecionalidad a las mayor¨ªas parlamentarias, sin an¨¢lisis constitucional en los tribunales especializados.
La reforma establece adem¨¢s dos nuevos organismos, uno para la administraci¨®n de la judicatura y un tribunal de disciplina para sancionar a aquellos jueces que se aparten de la norma. Pero los expertos consideran que la ambig¨¹edad de lo redactado hasta ahora podr¨ªa convertir a este tribunal en el ¨²ltimo eslab¨®n para controlar todo. ¡°Este tribunal tambi¨¦n ser¨¢ electo y eso puede leerse como el ¨²ltimo filtro para purgar a los jueces que no se adapten a las preferencias del Gobierno¡±, explica Cortez.
La ¨²ltima ficha que han movido los ministros de la Suprema Corte se lee como un intento de frenar todo eso. En su proyecto, consideran que no ser¨¢ democr¨¢tica una elecci¨®n sobre miles de jueces desconocidos para la ciudadan¨ªa, por lo que sugieren que al menos estos, los de distrito y magistrados de circuito (pertenecientes a las judicaturas locales) no tengan que someterse a votaci¨®n popular; del mismo modo critican el cambio de reglas antes de finalizar el puesto, y plantean que solo se sometan a ellas las nuevas incorporaciones a la carrera judicial. Un sistema adecuado de promoci¨®n, prohibici¨®n de los despidos injustificados y mantener los salarios son otros de los pilares que echan en falta en la reforma del Gobierno. Ese proyecto se votar¨¢ el martes.
Mientras la Suprema Corte analiza los recursos presentados y se posiciona sobre ellos, el Congreso sigue votando sus iniciativas. Una pescadilla que se muerde la cola. El Ejecutivo teme que la reforma judicial se atore en los tribunales, por tanto, sacan otra reforma constitucional para impedir que los ministros se pronuncien en estos casos. Pero esta reforma tambi¨¦n estar¨ªa sujeta a los recursos planteados y al escrutinio de la Corte, sin que se vea en qu¨¦ momento puede concluir esta rueda. ¡°Est¨¢bamos todav¨ªa tratando de entender c¨®mo se iba a implementar la reforma judicial, qui¨¦nes conformar¨ªan los comit¨¦s de evaluaci¨®n de los candidatos y todas las incertidumbres que todav¨ªa no se han despejado, cuando se abrieron estas nuevas batallas legales por la constitucionalidad de las reformas constitucionales¡±, dice Guadalupe Salmor¨¢n Villar, del Instituto de Investigaciones Jur¨ªdicas de la UNAM. Considera que este movimiento ¡°despoja de sus propias facultades a la Suprema Corte¡±. ¡°Antes hab¨ªa tensiones entre ambos poderes¡±, a?ade, pero con esta iniciativa, ¡°el poder Ejecutivo trata de someter al Judicial¡±. Lo que est¨¢n planteando los ministros en este proyecto presentado es que ¡°est¨¢ en juego la forma del Gobierno y de Estado recogida en la Constituci¨®n¡±, explica. Salmor¨¢n opina que el nuevo gobierno interpret¨® esta reforma como un mandato popular emanado de las elecciones, ¡°y han decidido seguir con ello y convertir el Congreso en un eco de la presidencia¡±. ¡°[El modelo elegido] es una extravagancia internacional que nace de una revancha pol¨ªtica ante las intervenciones jur¨ªdicas sobre algunos proyectos del gobierno que se vieron frenados¡±, acusa la experta. Y asegura que en el ¨¢mbito judicial hay ¡°fuerte preocupaci¨®n, frustraci¨®n e impotencia¡±.
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