De ¡®La casa de papel¡¯ a las entra?as espirituales de M¨¦xico: el ¨²ltimo viaje del actor Pedro Alonso
¡°Entend¨ª que este pa¨ªs era una met¨¢fora en s¨ª misma de mi propia b¨²squeda¡±, asegura el int¨¦rprete sobre ¡®En la nave del encanto¡¯, el nuevo documental que escribe y dirige
El gran viaje del actor espa?ol Pedro Alonso O¡¯choro (Vigo, 53 a?os) comenz¨® hace m¨¢s de 20 a?os, cuando se ley¨® enteros, todos los libros del escritor Carlos Castaneda, y tuvo su primera gran depresi¨®n y despu¨¦s, su primer gran encuentro consigo mismo, solo, en las monta?as y ayunando. No es que el chamanismo y las medicinas ancestrales le hayan llegado de repente, por sorpresa y sin esperarlo, es que ha buscado desde siempre su propia luz y oscuridad y ha pisado el acelerador en ese camino hacia el precipicio del autodescubrimiento. As¨ª lleg¨® a M¨¦xico hace m¨¢s de diez a?os y as¨ª M¨¦xico le inund¨® los sentidos. ¡°Entend¨ª que M¨¦xico era una met¨¢fora en s¨ª mismo de mi propia b¨²squeda y que yo adem¨¢s pod¨ªa hacer un canto de amor a esta tierra, a la que le debo tanto¡±, dice. Para esta parte del viaje, el actor recorri¨® el pa¨ªs acompa?ado de algunos de sus seres queridos, participando en rituales con ayahuasca, peyote y hongos. El resultado es el documental En la nave del encanto, una producci¨®n que ¨¦l mismo dirige y produce y que, de la mano de maestros, chamanes y especialistas ¡ªcomo neur¨®logos¡ª, recorre su propia vulnerabilidad ante la vida.
¡°Yo, de peque?o, era un ni?o bueno¡±, comienza contando el actor Pedro Alonso, sentado en un edificio del centro de Ciudad de M¨¦xico, mientras, de fondo, la m¨²sica de un organillero y el ruido de la tarde inundan los pasillos. Del otro lado del sal¨®n est¨¢ Yorch, su amigo y acompa?ante mexicano que aparece como una de las figuras centrales en su documental. ¡°Fui educado en una familia de clase media tradicional cat¨®lica espa?ola, pero luego esa burbuja de mi relaci¨®n con lo espiritual explot¨®. Yo creo que lo met¨ª en todo mi trabajo de crecimiento como actor, mi preparaci¨®n, esa parte m¨¢s ¨ªntima y m¨¢s sensible. Pero la porci¨®n espiritual siempre estuvo en m¨ª¡±, contin¨²a. Comienza contado sus primeros acercamientos al mundo de la espiritualidad, porque su nuevo largometraje muestra, por lo menos, los ¨²ltimos cinco a?os de trabajo en los que ha estado sumergido.
Acaba de llegar de un viaje por los Andes peruanos, donde tambi¨¦n estuvo recluido y en silencio. Est¨¢ preparado, dice, para que esta parte de su vida se haga p¨²blica en cuanto En la nave del encanto comience a verse por el mundo. Se refiere a todos esos viajes que ha hecho a varios pa¨ªses para adentrarse en comunidades ind¨ªgenas y entender su cosmogon¨ªa y, al mismo tiempo, ha consultado libros acad¨¦micos y a neur¨®logos para entender los principios activos de las medicinas ancestrales.
Cuando habla de meditaci¨®n, rituales, silencio y recogimiento, la otra parte de su vida se contrapone: la de la fama (que explot¨® con su papel como Berl¨ªn, en La casa de Papel y con la precuela de esa misma serie), los reflectores y el ruido apabullante de la industria del cine. Pero ¨¦l, con a?os de trabajo y meditaci¨®n, asegura que sabe lidiar con eso: ¡°Ese nivel de exposici¨®n me ha permitido acceder a talento, me ha permitido viajar, me ha abierto muchas puertas, y he recibido toneladas de gentileza y de generosidad. Pero eso es una parte que se puede comer a lo dem¨¢s si t¨² no te concentras en tu propio espacio. La mayor parte de lo que tiene que ver con la popularidad es ajeno a tu propia acci¨®n. Tiene que ver con proyecciones, y eso no soy yo¡±, cuenta.
Durante dos horas y 45 minutos, En la nave del encanto muestra a detalle un viaje, m¨¢s que por los caminos de M¨¦xico, por las emociones de Pedro Alonso. El documental, que construye cuidadosamente la historia de su b¨²squeda espiritual en puntos tan importantes como Valle de Bravo, en el Estado de M¨¦xico, el desierto sagrado de Wirikuta, en San Luis Potos¨ª, o la selva chiapaneca, tambi¨¦n retrata sus p¨¦rdidas, sus dolores y sus m¨¢s grandes miedos e inseguridades. ?l quiso que fuera un trabajo personal, sin intenciones de aleccionar a nadie sobre nada, y, sobre todo, sin hacer lo que ¨¦l llama ¡°proselitismo con las medicinas ancestrales¡±.
Entonces, puntualiza: ¡°Pienso que todo el mundo tiene una herida, algo que trabajar y yo he ido buscando una manera de integrarme, de desneurotizarme y de buscar la manera m¨¢s sencilla y m¨¢s f¨¢cil de que mi jard¨ªn se parece cada vez m¨¢s a lo que a m¨ª me gusta. Y veo que en cuanto que yo trabajaba mi propia configuraci¨®n hab¨ªa algo que cambiaba en mi entorno, en mi relaci¨®n con mis equipos de trabajo, pero con mi madre, con mis hermanos, con mis amigos, con mis afectos. Y con todo eso alineado, dije, merece la pena que yo abra esta conversaci¨®n¡±.
En el largometraje, estrenado este 2024, pero que llegar¨¢ a plataformas como Netflix en una miniserie de tres cap¨ªtulos, Pedro Alonso participa en ceremonias con sustancias psicoactivas de la naturaleza, como los hongos alucin¨®genos ¡ªque consume en un ritual en Chiapas¡ª, la Ayahuasca ¡ªen compa?¨ªa de un amigo suyo venido desde la Amazonia a Valle de Bravo¡ª, o el peyote, acompa?ado de un grupo de personas en San Luis Potos¨ª. Todos estos momentos, precedidos por conversaciones puntuales y reflexiones personales que les hacen a los participantes prepararse f¨ªsica y mentalmente para los rituales.
Este viaje, que narra la voz en off de un Pedro Alonso habl¨¢ndole a ratos a Ulises, ¡ªaquel hombre que se va a ver el mundo para volver a casa¡ª es tambi¨¦n un retrato de las creencias y visiones de los pueblos originarios en M¨¦xico, cuyos ecos sobreviven entre el vertiginoso ruido de la modernidad. Chamanes, maestros, amigos. La generosidad por toneladas, dice el actor que es preciso en su sentir hacia el pa¨ªs y que, asegura, lo remite exactamente a c¨®mo ¨¦l se sent¨ªa cuando ten¨ªa 13 a?os: ¡°Todo lo que me ha pasado en M¨¦xico me ha ayudado a valorar el lugar del que vengo: he estado hace dos veranos montando el documental en el pueblo de mi padre, en una aldea perdida en Galicia y por primera vez fui a conocer el bosque antiguo y yo hab¨ªa veraneado ah¨ª toda mi infancia y no conoc¨ªa el bosque antiguo ni el arroyo al que iba mi padre a buscar el agua, o donde iba mi abuela a lavar la ropa, no lo conoc¨ªa y esa sensibilidad me ha dado en M¨¦xico¡±, dice.
Pedro Alonso vino a M¨¦xico para volver a Galicia, y ha elegido filmar su propio viaje interior por los rincones del pa¨ªs de la mano de sus m¨¢s cercanos afectos para regresar a casa una y otra vez. Ese lugar itinerante entre la memoria y la magia.
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