Rescatando al soldado Cienfuegos: ?qu¨¦ hay detr¨¢s?
El regreso del exsecretario de Defensa constituye, hacia afuera, una muestra de soberan¨ªa y, hacia adentro, un examen a la justicia mexicana
En un inesperado e hist¨®rico giro, la fiscal¨ªa de Estados Unidos decidi¨® retirar los cargos por narcotr¨¢fico y lavado de dinero fincados en contra del general Cienfuegos, exsecretario de Defensa, y regresarlo a M¨¦xico con un argumento ins¨®lito presentado por el fiscal de ese pa¨ªs al juez: el inter¨¦s de procesar al militar fue superado por el ¡°inter¨¦s m¨¢s amplio¡± de mantener la cooperaci¨®n entre las fuerzas del orden de ambas naciones. En otras palabras, los intereses pol¨ªticos superan al inter¨¦s por hacer justicia. Un ¨¦xito para el Gobierno mexicano aparentemente, aunque entra?a delicadas preguntas hacia atr¨¢s y hacia adelante.
?Por qu¨¦ intervino el Gobierno mexicano en favor de un secretario de Defensa de Enrique Pe?a Nieto, el general Cienfuegos, y no en favor de un secretario de Seguridad de Felipe Calder¨®n, ambos detenidos en Estados Unidos por delitos vinculados al narcotr¨¢fico y al lavado de dinero? La respuesta formal es que el militar es ciudadano mexicano, reside en nuestro pa¨ªs, los delitos presuntamente cometidos tuvieron lugar en nuestro territorio y solicit¨® el apoyo del servicio consular mexicano durante su detenci¨®n. Por el contrario, Garc¨ªa Luna nunca solicit¨® ese apoyo, es residente en Estados Unidos y parte del lavado de dinero que se le atribuye tuvo lugar en aquel pa¨ªs. Parecer¨ªan elementos v¨¢lidos, pero resulta inevitable preguntarnos si no entran otras consideraciones en juego: Garc¨ªa Luna no tiene detr¨¢s a las Fuerzas Armadas, su reputaci¨®n ante la opini¨®n p¨²blica ya era bastante turbia antes de la detenci¨®n y ciertamente fue miembro del Gobierno de Calder¨®n, la Administraci¨®n contra la que L¨®pez Obrador y los suyos guardan m¨¢s agravios.
?El extra?amiento que hizo M¨¦xico a Estados Unidos por esta aprehensi¨®n fue resultado de la presi¨®n que hicieron las Fuerzas Armadas sobre L¨®pez Obrador? Imposible saberlo a ciencia cierta, pero no es un secreto la incomodidad que esto gener¨® en la c¨²pula militar del pa¨ªs. Cienfuegos no solo hab¨ªa sido el jefe de todos ellos durante seis a?os, tambi¨¦n gozaba de una buena imagen como funcionario p¨²blico y no se le conoc¨ªa un patrimonio desproporcionado ni h¨¢bitos de vida suntuarios. Que los motivos de la DEA para solicitar su procesamiento fuesen declaraciones vagas de alg¨²n testigo protegido indign¨® a muchos generales. Con toda probabilidad los militares hicieron saber su molestia al Ejecutivo nacional. Abona a esta tesis el hecho de que la primera reacci¨®n del presidente, en la sesi¨®n ma?anera, fue poco emp¨¢tica con la situaci¨®n del general.
Si bien afirm¨® que los delitos tendr¨ªan que probarse, no resisti¨® la tentaci¨®n de hacer una extensa cr¨ªtica a las administraciones anteriores por la podredumbre que mostraban las detenciones de sus altos funcionarios. Tambi¨¦n rebel¨® que nunca acept¨® los candidatos que Cienfuegos propuso como relevo en la Secretar¨ªa de la Defensa, en claro intento de desvincular al mando actual de lo que sucediera con el general acusado de corrupci¨®n. Pero unos d¨ªas despu¨¦s el presidente ya hab¨ªa cambiado el tono y ped¨ªa m¨¢s informaci¨®n antes de anticipar cualquier juicio. Seis d¨ªas m¨¢s tarde el canciller Marcelo Ebrard hizo saber al embajador el descontento del Gobierno mexicano por no haber sido informado de la investigaci¨®n ni la captura. Una semana despu¨¦s, en total tras 14 d¨ªas del encarcelamiento del militar un 15 de octubre, la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores present¨® un reclamo formal a la Embajada de Estados Unidos por la acci¨®n unilateral de parte de sus autoridades.
?La devoluci¨®n del general fue el precio pactado a cambio de que el Gobierno de M¨¦xico no reconociera el triunfo de Biden en las elecciones de Estados Unidos? Dif¨ªcilmente puede sostenerse esta tesis, muy difundida en redes sociales. La molestia del Gobierno mexicano fue trasmitida a Washington varios d¨ªas antes de las elecciones. En realidad, al margen de los documentos oficiales, lo m¨¢s importante de este affair transcurri¨® en dos llamadas telef¨®nicas personales entre el canciller y el fiscal general de Estados Unidos, William Barr. La primera tuvo lugar el d¨ªa 26 de octubre; es absurdo suponer que ocho d¨ªas antes de la jornada electoral se estuviese negociando el reconocimiento o no a Biden.
En la segunda llamada, ocurrida el 6 de noviembre, tres d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, y en la cual pudo haberse hecho la propuesta de hacer retornar al general, el tema del reconocimiento era irrelevante porque para entonces L¨®pez Obrador ya hab¨ªa hecho saber que su posici¨®n era irreversible y que no habr¨ªa otro pronunciamiento hasta que las autoridades estadounidenses hicieran una declaratoria oficial. En esta segunda conversaci¨®n, Marcelo Ebrard, seg¨²n su propia versi¨®n y dif¨ªcilmente conoceremos otra porque no hay grabaci¨®n de esta llamada, habr¨ªa informado al fiscal estadounidense de que el expediente de la DEA, en la que se sustentaba la acusaci¨®n a Cienfuegos, hab¨ªa sido entregado a la justicia mexicana y que esta dar¨ªa seguimiento y, de ser el caso, someter¨ªa a juicio al militar. No est¨¢ claro si ese dato constitu¨ªa una especie de promesa para pedir el desestimiento de la fiscal¨ªa de all¨¢ a cambio de ser retomada por la fiscal¨ªa de ac¨¢.
?El Gobierno de Estados Unidos cedi¨® a Cienfuegos a cambio de mayores facultades de la DEA en suelo mexicano o ante la amenaza de M¨¦xico de suspender la actividad de esta agencia? Lo primero es poco probable, considerando que las acciones de la DEA en M¨¦xico (el n¨²mero de agentes, sus facultades y atribuciones) est¨¢n reguladas por acuerdos formales. Pero lo segundo no es del todo descartable. Quiz¨¢ no tuvo que ser expresado literalmente como una amenaza de suspensi¨®n pero no hay duda de que Ebrard habr¨ªa planteado la dificultad de mantener una confianza mutua en lo sucesivo en los convenios judiciales y policiacos entre ambos pa¨ªses. Permitir actividades de investigaci¨®n de agentes de la DEA en territorio nuestro para que luego se ejerzan detenciones unilaterales y al margen de la justicia nacional opera en contra de la soberan¨ªa de cualquier pa¨ªs.
De entrada el regreso de Cienfuegos es un ¨¦xito pol¨ªtico para el Gobierno de L¨®pez Obrador. Hacia afuera, constituye una muestra de soberan¨ªa y de capacidad diplom¨¢tica; hacia adentro, un espaldarazo a la alianza pol¨ªtica entre L¨®pez y el Ej¨¦rcito. Pero hacia adentro supone un examen a la justicia mexicana para conducir un proceso veros¨ªmil frente a un posible esc¨¢ndalo de corrupci¨®n de la m¨¢s alta esfera. El presidente ha dicho que esto no es un triunfo de la impunidad. Veremos.
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