Libre verso amarillo
Amanda Gorman recit¨® el invisible ritmo de un ¨ªntimo rap y rima al azar, m¨¦trica ¡®millenial¡¯ de una serenidad asombrosa que contagi¨® no s¨®lo esperanza, sino felicidad. Ni m¨¢s ni menos
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Ha vuelto la poes¨ªa. Si acaso parec¨ªa ausente, en un mundo que parec¨ªa enfangarse en la generalizaci¨®n de la mentira y la constante simulaci¨®n, ha vuelto en la poes¨ªa en los callados milagros de quienes sortean al virus impalpable que nos amenaza y en los murmullos de ciertos paisajes de hielo o bien en el libre verso amarillo que recita una poeta al pie del Capitolio de la capital de los Estados Unidos de Norteam¨¦rica. Amanda Gorman levit¨® envuelta en un abrigo amarillo y superando un impedimento que al parecer le afecta el habla, recit¨® el invisible ritmo de un ¨ªntimo rap y rima al azar, m¨¦trica millenial de una serenidad asombrosa que contagi¨® no s¨®lo esperanza, sino felicidad. Ni m¨¢s ni menos.
Enredados en la marisma de la abreviaturas en las redes o de la jerigonza leguleya, encharcados en la baba burocr¨¢tica y ese nefasto espionaje de tantos chismes, las s¨ªlabas que hilaba Amanda Gorman fueron desanudando necedades y abriendo telones: la ni?a de 22 a?os que desciende de esclavos negros se planta en pleno palacio blanco m¨¢rmol para honrar no s¨®lo la llegada de un amanecer, sino la despedida de las tinieblas y al hacerlo sintoniz¨® con el juramento por la verdad del hombre que ahora sustituye al gran Mentiroso del Mundo y sincroniz¨® con la primera mujer, afro-indo-americana en llegar al poder ejecutivo de ese inmenso pa¨ªs que no merece quedar en la memoria como el anfiteatro de los freaks o la cornamenta de la ira o la oprobiosa presencia de quien mancill¨® todas las palabras. Nada mejor que responder con la palabra en libre verso amarillo y signar en serena melod¨ªa la voz plural de quien reconoce el triunfo de la derrota, la dignidad de los ca¨ªdos, la esperanza inc¨®lume de quienes han sido criminalizados por migrar o los ni?os en jaulas contra le petulancia desbocada de la insurrecci¨®n por odio e ira.
Amanda Gorman tiene por delante toda la vida para mantener en vilo las limpias alas de las palabras que entreteje con sentir. Tiene abierta la ventana ecum¨¦nica y pol¨ªglota de la California que habita y una sonrisa que le cabe a toda la geograf¨ªa que lleg¨® a cubrir con el poema emergente que segu¨ªa escribiendo hace apenas dos semanas, al mismo tiempo en que la amnesia e ignorancia de la intolerancia asonaba los mismos escalones donde ella le¨ªa la promesa de su generaci¨®n.
En esta era en que vuelve a llenarse la boca vac¨ªa de las buenas intenciones, la intenci¨®n hueca de darle voz a los j¨®venes, Amanda Gorman ya la tom¨® al vuelo. La doctora Jill Biden la vio recitar un poema en la Biblioteca P¨²blica de Nueva York, la de los leones inc¨®lumes, enfundada en un vestido amarillo que se volvi¨® el abrigo con el que ya se enmarc¨® una nueva administraci¨®n de posibilidades y enmiendas. Libre verso amarillo de la poeta m¨¢s joven en la historia de aquel pa¨ªs en ser invitada a recitar en la toma de posesi¨®n y el pa¨ªs o el planeta de pronto recuerda y reconoce que habiendo hibernado cuatro a?os en la imbecilidad funcional o financiera, el mundo respira mejor con hombres y mujeres de acci¨®n que tienen libros en su haber y en su mente, con versos para so?ar y no las t¨¢ntricas consignas memorizadas de la masa hipnotizada. El mundo debe seguir en la contenci¨®n amorosa de su mejor versi¨®n con la sinfon¨ªa inmarcesible de la poes¨ªa, la m¨²sica intemporal que a¨²n no se plasma en partitura y todas las tramas de todas las novelas que se van escribiendo con la honesta tinta de quien se sobrepone a cualesquier impedimento, intimidaci¨®n o nerviosismo para decirle las cosas por su nombre.
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