Crisis entrelazadas: personas desaparecidas en M¨¦xico
El andamiaje institucional de b¨²squeda desde el Estado construido en los ¨²ltimos dos a?os es insuficiente si no se acompa?a de medidas que combatan sistem¨¢ticamente la crisis en materia de justicia y en materia forense
En M¨¦xico existe una crisis de desaparici¨®n, una en materia forense y una en materia de justicia. Estas crisis no pueden entenderse por separado. Este lunes, en la conmemoraci¨®n internacional de las v¨ªctimas de desaparici¨®n, es un buen momento para recordarlo.
Sin triunfalismos, y sometidos al escrutinio m¨¢s importante, que es el de las propias v¨ªctimas, en los ¨²ltimos dos a?os se ha comenzado a construir el andamiaje institucional de b¨²squeda desde el Estado. Hemos creado, con las familias, protocolos de b¨²squeda, tenemos un registro que, con todos los espacios de oportunidad, nos permite tener un acercamiento a informaci¨®n sobre las personas reportadas como desaparecidas (edad, sexo, lugar y fecha de desaparici¨®n) y que hoy ascienden a m¨¢s de 91.000.
Tenemos todas las comisiones formadas, hemos trabajado herramientas jur¨ªdicas y de an¨¢lisis de contexto; estamos en terreno diariamente con las familias. En materia forense, hemos construido el primer centro de identificaci¨®n humana dedicado a personas desaparecidas con un enfoque de identificaci¨®n masiva, y hemos creado un Mecanismo Extraordinario de Identificaci¨®n Forense. Adem¨¢s, se acept¨® la competencia del Comit¨¦ contra las desapariciones forzadas de ONU. Estos pasos son muy importantes, sin duda, y no podr¨ªan entenderse sin una voluntad pol¨ªtica, y sin el impulso, la exigencia y el acompa?amiento de las familias. Falta seguir avanzando y fortaleciendo, pero vamos caminando.
Sin embargo, estos avances son insuficientes si no se acompa?an de medidas que combatan sistem¨¢ticamente la crisis en materia de justicia y en materia forense; en suma, si no se piensa en una reforma integral en materia de verdad y justicia.
Hemos se?alado que existen decenas de miles de cuerpos sin identificar, cuya obligaci¨®n recae principalmente en las fiscal¨ªas; no existe un censo de los cuerpos sin identificar, tampoco est¨¢ sistematizada la metodolog¨ªa de toma de muestras gen¨¦ticas; no hay una base de datos gen¨¦tica dedicada a personas desaparecidas; la informaci¨®n gen¨¦tica que existe rara vez se contrasta y comparte, y no existen las capacidades y voluntades para hacerlo de manera masiva. Los servicios m¨¦dicos forenses son insuficientes. Pero no se trata de un problema limitado a recursos materiales o humanos, sino que cruza con pr¨¢cticas aferradas a la par¨¢lisis, la negligencia y, en algunos casos, la colusi¨®n.
Por otro lado, existe entre un 94 y un 98% de impunidad; no hay ninguna sentencia por violaciones a derechos humanos con cadena de mando; no existen megacausas ni se analizan los casos desde el contexto; las c¨¢rceles est¨¢n sobrepobladas de personas sin sentencia o sentenciadas como autores materiales sin atender a las redes de macrocriminalidad. Si nos limitamos a desaparici¨®n forzada, no existen m¨¢s de 40 sentencias condenatorias a nivel nacional.
Las fiscal¨ªas se han abstenido de votar el Protocolo Homologado de B¨²squeda y desde la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) se impuls¨® una Ley Org¨¢nica que regres¨® la instituci¨®n al siglo pasado. Las comisiones de b¨²squeda necesitamos m¨¢s herramientas legales para operar efectivamente y hace falta una fuerte pol¨ªtica p¨²blica en materia de atenci¨®n a v¨ªctimas. A eso hay que sumar un amparo que sigue sin ser un recurso sencillo y efectivo, y un anquilosado entendimiento del federalismo que, en materia de graves violaciones a los derechos humanos, genera v¨ªctimas de primera y segunda, y aleja a la justicia y la verdad.
Trasversalmente hay que se?alar un ingrediente m¨¢s: la indiferencia y el entumecimiento social. No se entiende c¨®mo, con cientos de miles de homicidios, con m¨¢s de 91.000 personas reportadas como desaparecidas ¨Cla mayor¨ªa de ellas j¨®venes entre los 15 y los 30 a?os¨C, con miles de fosas clandestinas y con pr¨¢cticamente total impunidad, la sociedad mexicana prefiere voltear a otro lado. La falta de indignaci¨®n social deber¨ªa apelar a nuestro ser m¨¢s profundo y cuestionarnos.
Necesitamos discutir sobre fiscal¨ªas nuevas no solo de nombre, sino de estructuras; sobre fiscal¨ªas dedicadas a graves violaciones a los derechos humanos con an¨¢lisis contextual; sobre jurisdicciones especiales o sobre otras figuras comparadas que nos permitan acercarnos a la verdad y la justicia. Es urgente un sistema forense independiente y con un enfoque masivo, nacional y cient¨ªfico, que nos permita identificar el mayor n¨²mero de personas posible; requerimos comisiones de b¨²squeda consolidadas y con dientes; y necesitamos repensar acciones preventivas para la no repetici¨®n.
Es urgente que actuemos como sociedad y como Estado ¨Clos tres poderes y los tres ¨®rdenes de Gobierno¨C. Necesitamos abrir una discusi¨®n seria sobre una reforma integral que cambie estructuralmente el sistema para garantizar los derechos a la verdad y a la justicia, partiendo de que existen crisis que se entrelazan y reconociendo que el sistema ordinario no ha dado respuesta. Es una deuda que, como Estado y sociedad, le debemos a las v¨ªctimas de desaparici¨®n y de graves violaciones a los derechos humanos y, en realidad, nos debemos a todos como pa¨ªs.
Karla Quintana Osuna es titular de la Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda de Personas.
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