?Por qu¨¦ renace el charrismo sindical en Pemex?
Las elecciones libres no bastaron para limpiar de corrupci¨®n al sindicato. Lograrlo requiere un c¨®ctel de pol¨ªticas p¨²blicas nuevas y m¨¢s ambiciosas
La reforma laboral abri¨® la posibilidad de que los trabajadores eligieran l¨ªderes sindicales por medio del voto libre y secreto. Con ello cre¨® altas expectativas de que los sindicatos oficialistas y corruptos perder¨ªan el poder. No est¨¢ siendo as¨ª.
En votaci¨®n libre, abierta y secreta los casi 91.000 trabajadores sindicalizados de Petr¨®leos Mexicanos (Pemex) le dieron una amplia y holgada victoria a Ricardo Aldana, incondicional de Romero Deschamps, el infame cacique sindical del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Rep¨²blica Mexicana (STPRM).
Aldana fue tesorero de Deschamps cuando este amas¨® la fortuna por la que actualmente es investigado por fraude, enriquecimiento il¨ªcito y lavado de dinero. Aldana, no solo parece haber encubierto las acciones del cacique, sino que ha sido personalmente se?alado por presuntamente participar en desv¨ªos de fondos al PRI por medio del esc¨¢ndalo conocido como Pemexgate.
La victoria de Aldana parece darle una segunda vida al charrismo sindical, refrendando la legitimidad de una planilla corrupta, represora y cacical.
Pero entonces ?qu¨¦ sali¨® mal? ?por qu¨¦ la reforma laboral est¨¢ permitiendo que renazca el charrismo sindical en Pemex? Hay dos razones.
La primera es la relativa efectividad del sindicato. La planilla oficialista del STPRM tiene amplias acusaciones de corrupci¨®n, pero no por ello ha desamparado al trabajador. Por el contrario, Pemex otorga prestaciones muy por encima de la ley en cuanto a seguro m¨¦dico, jubilaci¨®n y vacaciones.
Ser trabajador en Pemex es por s¨ª mismo un privilegio y los trabajadores lo saben. En una econom¨ªa como la mexicana, llena de pobreza y trabajo informal, el trabajador tiene m¨¢s temor a perder lo poco que ha ganado con un sindicato corrupto, que ganas de tener uno limpio.
La corrupci¨®n sindical se ha distribuido y permeado a muchos niveles, no solo se ha quedado en la c¨²pula. Hay muchos trabajadores que se han beneficiado, de manera indirecta o directa, de amiguismos, nepotismos y favores por parte del sindicato. As¨ª, dentro de Pemex la corrupci¨®n se ha vuelto una forma de vida, un equilibrio estable que el mismo trabajador no est¨¢ determinado a romper.
La segunda raz¨®n por la que las elecciones libres no han sido suficientes para eliminar a sindicatos corruptos es la falta de m¨²sculo democr¨¢tico. D¨¦cadas de sindicalismo corporativo y de represi¨®n hacia la disidencia sindical han creado un trabajador petrolero poco acostumbrado a organizarse y a¨²n temeroso de hacerlo. Las candidaturas opositoras son d¨¦biles, tienen poca experiencia y est¨¢n fragmentadas.
Por ejemplo, el STPRM tiene 36 secciones de las cuales la disidencia solo gan¨® en cuatro: Coatzacoalcos, Reynosa, Veracruz y Ciudad Camargo. Al parecer, en tres de las cuatro la victoria se gan¨® por acuerdo con la planilla oficialista. Solo una, Reynosa, fue una victoria sin com¨²n acuerdo que se logr¨® gracias a la uni¨®n de cuatro planillas disidentes. Aun as¨ª, la disidencia unida obtuvo la victoria por un margen m¨ªnimo, de ¨²nicamente seis puntos porcentuales. A nivel federal la uni¨®n disidente no ocurri¨®. Se presentaron 25 candidatos que diluyeron el voto y que ten¨ªan propuestas poco claras, m¨¢s all¨¢ de sacar al sindicato actual.
Todo lo anterior hace pensar que tomar¨¢ tiempo que el sindicato oficialista pierda, pero que eventualmente, gracias a las elecciones libres y secretas que ahora tenemos, lo har¨¢.
No es as¨ª. Y no lo es porque la acci¨®n m¨¢s importante para sacar a los sindicatos corruptos est¨¢ pendiente: sancionarlos. La mayor¨ªa de las acusaciones hechas a Romero Dechamps se han ca¨ªdo en los tribunales. No hay sanciones a las secciones sindicales que ocultan c¨®mo usan sus recursos. No hay investigaciones serias para saber qu¨¦ ha pasado con las empresas fantasma de l¨ªderes sindicales. Tampoco hay castigo para quienes venden plazas, colocan a sus familiares o se apropian de activos sindicales.
Sin castigo a la corrupci¨®n, las elecciones libres y secretas sirven poco porque los trabajadores piensan que, sea quien sea que llegue al liderazgo sindical, eventualmente ser¨¢ tan o m¨¢s corrupto que los que est¨¢n ahora. La impunidad hacia los corruptos alimenta la apat¨ªa de los trabajadores, les hace perder esperanza en la organizaci¨®n.
Mientras la Fiscal¨ªa, el Instituto Nacional de Acceso a la Informaci¨®n y la Unidad de Inteligencia Financiera contin¨²en siendo incapaces de llevar a la justicia a quienes han traicionado y robado a los trabajadores, la reforma laboral no rendir¨¢ frutos, o tardar¨¢ demasiado en rendirlos. El castigo de L¨®pez Obrador al sindicalismo charro hasta ahora ha sido solo pedirles su renuncia. Este es un castigo menor que hace el robo sindical un buen negocio.
Adem¨¢s de sanciones a los corruptos es necesario que el Gobierno erradique la informalidad. Mientras exista un ej¨¦rcito de reserva de trabajadores en la informalidad, los trabajadores formales pierden fuerza para demandar mejores condiciones. Esto se debe a que, si a un trabajador formal no le gustan las condiciones de su trabajo, habr¨¢ varios trabajadores informales dispuestos a tomar su puesto.
Para acabar con la informalidad, m¨¢s que cobrarles cuotas patronales a todos los empresarios, es necesario eliminarlas. O m¨¢s bien, substituir las cuotas por un sistema de seguridad social universal pagado con impuestos progresivos y generales. Esto le quitar¨¢ poder a los sindicatos charros porque el acceso a la salud no depender¨¢ de ellos, o de tener un trabajo formal, sino que existir¨¢ para todos los mexicanos, independientemente de si tiene, o no, trabajo.
Las cuotas patronales no sirven porque fragmentan el sistema de salud, reducen los salarios y ponen en desventaja a las empresas peque?as. Hay investigaci¨®n que ha mostrado que las cuotas no son pagadas por los patrones, sino por los trabajadores, por medio de reducciones a su salario.
Finalmente, tambi¨¦n es imperante promover la transparencia. Hoy en d¨ªa los trabajadores de Pemex no conocen cu¨¢ntos recursos tiene el sindicato ni c¨®mo se usan estos recursos. Los reportes de gastos se presentan son incompletos, llenos de inconsistencias y violando, en m¨²ltiples aspectos, la Ley de Transparencia. Las violaciones permanecen porque el STPRM ha presentado una lluvia de amparos para evitar transparentarse.
El Poder Judicial debe revocar esos amparos y no aceptarlos m¨¢s. Solo mediante transparencia el trabajador podr¨¢ dimensionar plenamente qu¨¦ cantidad de recursos tiene el sindicato y comparar esa cantidad con los beneficios reales que obtienen los afiliados.
En general, es importante comprender que la Ley Federal del Trabajo abre la posibilidad de competencia, pero no la asegura. En aquellos contratos donde los trabajadores perciban su situaci¨®n como privilegiada (comparada con otros trabajadores), donde no haya certeza de que la nueva planilla no sea corrupta, o donde no haya transparencia en los recursos la competencia electoral podr¨¢ nunca presentarse.
Por lo pronto, no cabe duda de que la elecci¨®n que ayer presenciamos en el STPRM es hist¨®rica y un paso en la direcci¨®n correcta. Pero tampoco queda duda de que queda mucho por hacer. Los cambios no van a ser de la noche a la ma?ana.
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