May. ?Un futurismo ind¨ªgena?
Desde el pasado y la tradici¨®n, los creadores de pueblos ind¨ªgenas han cuestionado el presente y se han insertado en eso que damos en llamar mundo contempor¨¢neo, lo mismo est¨¢ ya comenzando a suceder con el futuro
La exploraci¨®n de las distintas posibilidades del futuro ha estado monopolizada por una de las muchas culturas del mundo; una tradici¨®n cultural, una entre muchas, pero hegem¨®nica ha construido los imaginarios posibles que nos depara el paso del tiempo. La tradici¨®n occidental ha creado en nuestra imaginaci¨®n una amplia gama de mundos y entornos que constituyen ese terreno desconocido que llamamos futuro. A trav¨¦s de la construcci¨®n audiovisual, de la ficci¨®n construida por novelas, cuentos, pel¨ªculas, videojuegos, caricaturas, series e incluso por modelos estad¨ªsticos de predicci¨®n, se ha moldeado en nuestra mente una peque?a gama de futuros posibles. Aunque existen much¨ªsimos de estos productos culturales occidentales que visitan las dunas movedizas del futuro, en realidad se inscriben dentro de un espectro m¨¢s bien estrecho de posibilidades: en general, con sus muy interesantes excepciones, tratan de un futuro h¨ªpertecnologizado o bien de un futuro apocal¨ªptico en donde occidente sigue siendo el protagonista. En estos mundos, la hegemon¨ªa de las lenguas occidentales permanece intacta y la idea del otro se sigue construyendo desde los mismos lugares de enunciaci¨®n. El futuro se habla predominantemente en ingl¨¦s del mismo modo en el que occidente ha narrado tambi¨¦n el pasado predominantemente en esta misma lengua, lo ha hecho tantas veces que nos parece perfectamente aceptable y natural que, en las pel¨ªculas estadounidenses que llegan a casi todo el mundo, Jes¨²s o el emperador romano Julio C¨¦sar hablen en ingl¨¦s aunque eso sea claramente falso. Los entornos sem¨¢nticos del futuro y del pasado se configuran desde la base de una sociedad angloparlante. Hemos naturalizado tanto la sombra de occidente proyect¨¢ndose sobre el pasado como estamos naturalizando su proyecci¨®n sobre el futuro. Pareciera que, fuera del men¨² que occidente nos sirve, nos resulta complicado imaginar los ingredientes del futuro desde otros marcos ling¨¹¨ªsticos, sociales o pol¨ªticos.
El futuro, y no solo el pasado, se convierte entonces en un espacio para impulsar procesos anticoloniales pues estamos habitando ya futuros de antemano colonizados desde la creaci¨®n de los imaginarios. Uno de los elementos fundamentales consiste en poner en crisis la idea de un futuro en donde la tecnolog¨ªa ha resuelto muchos de los problemas de la humanidad y su desarrollo ha creado productos que ahora solo pertenecen al terreno de la ciencia ficci¨®n. Las creaciones de la tecnolog¨ªa se han convertido en mercanc¨ªa y su comercializaci¨®n demanda una monstruosa cantidad de insumos naturales que es ya insostenible. Estos insumos materiales provienen de la explotaci¨®n de territorios de pueblos hist¨®ricamente oprimidos. Adem¨¢s, la explotaci¨®n de los minerales, los combustibles f¨®siles y los recursos naturales necesarios para el desarrollo tecnol¨®gico nos plantea dudas m¨¢s que razonables sobre la factibilidad de ese futuro h¨ªpertecnologizado que occidente nos ha creado en la imaginaci¨®n. ?Es posible sostener la idea de un futuro comandado por la tecnolog¨ªa en un planeta a punto del colapso clim¨¢tico? ?Es posible seguir con el desarrollo tecnol¨®gico capitalista cuando los insumos naturales para su producci¨®n en serie se est¨¢n agotando? Predecir un escenario en el que el futuro de la humanidad est¨¦ m¨¢s bien destecnologizado parece cada vez m¨¢s sensato y m¨¢s probable.
Dado que las creaciones futuristas se han convertido entonces en un espacio de disputa ideol¨®gica y un lugar desde el cual articular la resistencia contra los sistemas de opresi¨®n del presente, resulta imprescindible multiplicar esta creaciones y crear futurismos diversos desde los pueblos, las lenguas y las voces que han sido confinadas generalmente al pasado y a la tradici¨®n. Arrebatar territorios futuros a los colonizadores actuales se vuelve necesario. Una de las apuestas m¨¢s importantes dentro de este marco de consideraciones ha sido sin duda el movimiento afrofuturista que ha planteado posibilidades nuevas de imaginar el futuro que durante mucho tiempo hab¨ªa sido solo blanco, capitalista y, sobre todo, angloparlante. El afrofuturismo ha planteado creaciones subversivas que crean futuros complejos y distintos para la poblaci¨®n afrodescendiente desde distintas disciplinas art¨ªsticas y planteamientos est¨¦ticos. Poco a poco, este esp¨ªritu ha comenzado a influir tambi¨¦n en el surgimiento de otros futurismos que le disputan a occidente la construcci¨®n narrativa de eso que llamamos futuro.
En las discusiones que he tenido con diferentes creadores de pueblos ind¨ªgenas en M¨¦xico, he podido darme cuenta que el futurismo ya se est¨¢ gestando desde una multiplicidad de idiomas, de disciplinas y de voces. Quienes hacen artes visuales, gr¨¢fica, m¨²sica o literatura en los pueblos ind¨ªgenas est¨¢n visitando los terrenos del futuro con mayor frecuencia en sus creaciones, reinterpretando la tradici¨®n no solo a la luz del presente sino tambi¨¦n a la luz del futuro, se est¨¢n asomando a esos paisajes de la imaginaci¨®n sobre el tiempo por venir. Ante la germinaci¨®n de estos discursos y narrativas e ideas, auguro que pronto la creaci¨®n art¨ªstica de pueblos y comunidades ind¨ªgenas se volcar¨¢ hacia el futurismo para hacer una cr¨ªtica radical del presente. ?Podr¨ªamos hablar de un futurismo ind¨ªgena? Creo que no, m¨¢s bien, lo probable es que sean m¨²ltiples futurismos, futurismos mixes, futurismos zapotecos, mixtecos o nahuas por mencionar solo algunos; ser¨¢n futurismos que rompan con la idea de que toda la diversidad de pueblos originarios puede ser confinada en la categor¨ªa ¡°ind¨ªgena¡±, sospecho que ser¨¢n futurismos en donde la construcci¨®n de lo ind¨ªgena como un monolito cultural ser¨¢ dinamitada. Desde el pasado y la tradici¨®n, los creadores de pueblos ind¨ªgenas han cuestionado el presente y se han insertado en eso que damos en llamar mundo contempor¨¢neo, lo mismo est¨¢ ya comenzando a suceder con el futuro. El futuro dejar¨¢ de ser s¨®lo uno y ante la debacle clim¨¢tica por suceder esta tarea se erige m¨¢s necesaria que nunca.
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