La 4T y el plagio de textiles. Ma¡¯tsp
No nos confundamos, la apropiaci¨®n cultural indebida, no es cualquier tipo de intercambio cultural, se trata de una cara m¨¢s de la opresi¨®n
Tal vez una idea que podemos concluir de los m¨²ltiples y distintos acercamientos al concepto de cultura es que las culturas no son, y nunca han sido, entidades con l¨ªmites claramente identificables, ninguna cultura es una caja con fronteras definidas, es dif¨ªcil decir ¡°aqu¨ª termina la cultura maya y comienza la cultura nahua¡± o ¡°estos elementos culturales son puramente mixes o puramente occidentales¡±. La mezcla, el intercambio, los pr¨¦stamos, las adaptaciones, las recreaciones y las influencias culturales entre las sociedades humanas han existido siempre y son fen¨®menos casi imposibles de detener. Lo que ahora narramos como mixe tuvo influencias otomangues durante miles de a?os, aunque lo hayamos incorporado tanto que fuimos olvidando que un d¨ªa lleg¨® desde otras pr¨¢cticas culturales.
Este fen¨®meno explica la sorpresa de mi abuela el d¨ªa que se enter¨® de que el ajo era un producto que hab¨ªa llegado de Europa porque, para ella, este producto era un rasgo caracter¨ªstico de la tradici¨®n culinaria mixe que ella hab¨ªa heredado de sus ancestras, ¡°el ajo es mixe, as¨ª lo declaro, haya venido de donde haya venido¡± declar¨® ella y qui¨¦n podr¨ªa neg¨¢rselo, el ajo es parte fundamental de la cocina mixe en la actualidad. En el inventario l¨¦xico que usamos para describir estas interacciones culturales encontramos palabras y frases como interculturalidad, aculturaci¨®n, incorporaci¨®n cultural, asimilaci¨®n cultural, apropiaci¨®n cultural e intercambio cultural, entre otros, que evidencian las din¨¢micas que se pueden dar entre las culturas del mundo.
Entre todos estos conceptos, surgi¨® hace tiempo un t¨¦rmino que describe un fen¨®meno que va m¨¢s all¨¢ de las din¨¢micas de interacci¨®n, digamos naturales, entre las culturas del mundo, se trata del concepto de ¡°apropiaci¨®n cultural indebida¡± (que no solo apropiaci¨®n cultural). El antrop¨®logo e investigador del Colegio de M¨¦xico, Carlos Mondrag¨®n, explica que el concepto de apropiaci¨®n cultural indebida ¡°emerge de la cultura del litigio estadounidense¡± aunque en la actualidad se ha extendido a otras geograf¨ªas y marcos legales, generando amplia pol¨¦mica siempre. El punto principal detr¨¢s de este fen¨®meno es que no se trata de un intercambio cultural m¨¢s como el que el puede ocurrir entre la cultura zapoteca y la cultura mixe, por mencionar un ejemplo, la apropiaci¨®n cultural indebida es un instrumento m¨¢s para ejercer una opresi¨®n.
Para explicarlo mejor, usar¨¦ una met¨¢fora: supongamos que unas personas est¨¢n intentando que desaparezcas y que, mientras te ahorcan y golpean, descubren que, entre todo lo que desprecian de ti, hay un elemento de tu atuendo que les parece valioso y bello, mientras te siguen ahorcando y golpeando, se apropian de ese elemento sea para su disfrute o sea para su venta posterior. Podr¨ªamos decir, que apoderarse de ese elemento de tu indumentaria es una continuaci¨®n de la violencia que est¨¢n ejerciendo contra ti y no un alegre intercambio cultural o una din¨¢mica propia de la interacci¨®n cultural; se est¨¢n apropiando de un elemento del que pueden sacar provecho de alg¨²n tipo mientras que, por otro lado, ejercen una violencia que pone en riesgo tu existencia. El asunto se torna a¨²n m¨¢s radical cuando, una vez que te han quitado el elemento que les pareci¨® valioso, lo venden diciendo que ellos lo han creado, es decir, el abierto plagio.
Tanto el estado mexicano como el sistema capitalista han sido esos golpeadores que mientras ejercen una f¨¦rrea opresi¨®n contra culturas que han tratado sistem¨¢ticamente como despreciables e indeseables, descubren que hay elementos de esa cultura que pueden usar para construir una narrativa que sostenga el nacionalismo (en el caso del Estado Mexicano) o bien para poder venderlo (en el caso del capitalismo). No nos confundamos, la apropiaci¨®n cultural indebida, no es cualquier tipo de intercambio cultural, se trata de una cara m¨¢s de la opresi¨®n que se ejerce entre entidades que se encuentran en una relaci¨®n asim¨¦trica, es robarte mientras te siguen golpeando.
El plagio es uno de los grados m¨¢s extremos de la apropiaci¨®n cultural indebida, suplanta la autor¨ªa y, como lo ha dicho la polit¨®loga mixe Taj??w D¨ªaz Robles, toma elementos culturales de una cultura oprimida que existen dentro de la l¨®gica de la propiedad comunal para inscribirlos en la l¨®gica capitalista de la propiedad privada, de este modo el sarape de Contla, Tlaxcala se convierte as¨ª en un dise?o de Ralph Lauren.
Dado que el Estado Mexicano ha sido hist¨®ricamente uno de los mayores apropiadores culturales indebidos de las culturas de los pueblos originarios de este pa¨ªs (tom¨® elementos de estas culturas mientras hac¨ªa todo por desaparecerlas), sorprende que ahora haya un importante giro discursivo, y legal, sobre todo ante casos de plagio de textiles. En este tenor, tanto la secretaria de cultura, Alejandra Frausto, la senadora Susana Harp o la presidenta del Consejo Asesor Honorario de la Coordinaci¨®n de Memoria Hist¨®rica y Cultural de M¨¦xico, Beatriz Guti¨¦rrez M¨¹ller, por mencionar algunas funcionarias, han condenado los casos de plagio de textiles de pueblos ind¨ªgenas de M¨¦xico que han cometido diversas firmas de la industria de la moda.
El ¨²ltimo caso del plagio de la marca Ralph Lauren del sarape tradicional de Contla, Tlaxcala recibi¨® una condena p¨²blica de parte de Guti¨¦rrez M¨¹ller. Adem¨¢s, en enero de este a?o se public¨® la Ley Federal de Protecci¨®n del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Ind¨ªgenas y Afromexicanas que tiene por objetivo ¡°reconocer y garantizar la protecci¨®n, salvaguardia y el desarrollo del patrimonio cultural y la propiedad intelectual colectiva de los pueblos y comunidades ind¨ªgenas y afromexicanas¡±. Por un lado, podemos asumir buena fe e indignaci¨®n por la apropiaci¨®n cultural indebida por parte del gobierno de la 4T, sin embargo, surgen pronto varias preocupaciones, una de ellas tienen que ver con el alcance que la ley citada anteriormente puede tener sobre empresas extranjeras, por otro lado, el Estado Mexicano, que sigue ejerciendo apropiaci¨®n cultural indebida para apuntalar sus pr¨¢cticas nacionalistas, se erige como el mediador para proteger a los pueblos ind¨ªgenas. La aprobaci¨®n cultural indebida que ha ejercido y ejerce el Estado Mexicano no ha sido ni reconocida ni resarcida.
En contraste con las preocupaciones y condenas que diversos funcionarios del gobierno actual han expresado ante el plagio de textiles, sus respuestas pr¨¢cticas me parecen muy indignantes. Hace un a?o, la Secretar¨ªa de Cultura llev¨® a cabo el encuentro ¡°Original¡± en el espacio cultural Los Pinos en donde reuni¨® a muchos artesanos y artesanas del pa¨ªs para propiciar una venta directa de sus creaciones. ¡°Original¡± se define como ¡°un movimiento cultural permanente, generado desde el gobierno de M¨¦xico, dedicado a crear conciencia sobre el valor del trabajo artesanal y los derechos de la propiedad colectiva; busca fomentar la construcci¨®n de una nueva ¨¦tica en las relaciones de las personas artesanas y sus comunidades con la industria del dise?o nacional e internacional¡±. Por esta descripci¨®n, podemos inferir que al gobierno de M¨¦xico le parece deseable construir una relaci¨®n entre personas artesanas y sus comunidades y la industria del dise?o, la misma que ha estado plagiando descaradamente elementos textiles de los pueblos ind¨ªgenas.
Se asume que la colaboraci¨®n entre la rapaz industria de la moda capitalista y las comunidades ind¨ªgenas es inevitable e incluso deseable, siempre y cuando sea ¨¦tica. En concordancia con esta idea y ante nuestros ojos at¨®nitos, en la primera edici¨®n de Original, la Secretar¨ªa de Cultura propici¨® que la dise?adora francesa Isabel Marant se reuniera con artesanas y artesanos ind¨ªgenas para poder establecer, esta vez s¨ª, colaboraciones justas y ¨¦ticas. Esto no sonar¨ªa tan escandaloso si Isabel Marant no fuera una plagiadora contumaz que adem¨¢s de haber plagiado la blusa mixe de Santa Mar¨ªa Tlahuitoltepec volvi¨® a plagiar un gab¨¢n pur¨¦pecha a pesar de las m¨²ltiples condenas y reclamos recibidos la primera vez que lo hizo.
As¨ª que, con recursos p¨²blicos, la Secretar¨ªa de Cultura, puso la mesa para este encuentro en lugar de comenzar un proceso que obligara a Isabel Marant a resarcir el da?o causado. Ante el ¨²ltimo caso de plagio de Ralph Lauren, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, tambi¨¦n invit¨® a la marca Ralph Lauren a la siguiente edici¨®n de Original. Indignaciones aparte en redes sociales, todo parece indicar que para este gobierno, la m¨¢xima condena que las marcas plagiadoras pueden recibir es una invitaci¨®n a Original para que puedan plagiar de manera m¨¢s ¨¦tica, si me permiten el sarcasmo. ?Por qu¨¦ el Estado Mexicano pone a dialogar a los plagiadores con integrantes de las comunidades plagiadas? ?Por qu¨¦ su soluci¨®n es sentarles en una mesa con sus agresores? ?Propiciar estos encuentros con plagiadores contumaces no es una extensi¨®n de la opresi¨®n? Plantear la posibilidad de estos encuentros para construir relaciones ¨¦ticas entre una industria capitalista y rapaz y las comunidades ind¨ªgenas es por lo menos ingenuo, por nombrarlo de una manera suave.
Al final, todo parece resumirse en un muy tibio intento del Estado mexicano en erigirse como un mediador para tratar de evitar plagios sin poner en cuestionamiento la relaci¨®n asim¨¦trica entre las comunidades ind¨ªgenas y las empresas transnacionales de la moda ni, mucho menos, sus propias pr¨¢cticas apropiadoras pro-nacionalistas.
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