Adi¨®s al pol¨ªtico total
Porfirio Mu?oz Ledo era una fuerza incontenible, decisi¨®n pura aunada al valor, pero sobre todo un hombre de Estado, que aun cuando desafiaba a presidentes ten¨ªa para con ellos la deferencia de reconocerles el cargo
Lo ¨²nico que le falt¨® fue ser presidente, pero eso nunca amilan¨® al pol¨ªtico total que fue Porfirio Mu?oz Ledo, un peso completo del r¨¦gimen anterior, protagonista de la transici¨®n, cr¨ªtico sin miramientos de los gobiernos claudicantes que M¨¦xico ha tenido desde 1988, enfant terrible de la pol¨ªtica mexicana a la que siempre demandaba ir a m¨¢s, estar a la altura del Estado.
Hace 20 a?os, Adolfo Aguilar Zinser, otra ave de tempestades y quien con muchos a?os de diferencia ocupara el mismo cargo que Porfirio como representante de M¨¦xico ante la ONU, bromeaba mencionando las veces que en las Naciones Unidas la gente le recordaba al sparkling Mu?oz Ledo.
As¨ª eran las huellas que iba dejando, por M¨¦xico y el mundo, este orgulloso guanajuatense por adopci¨®n, con sus discursos, desplantes, inteligencia, arrebatos, ideas, pol¨¦micas¡ con su pasi¨®n y originalidad.
Si este mundo es de los que tienen la energ¨ªa para conquistar las cimas, Porfirio era eso, una fuerza incontenible, decisi¨®n pura aunada al valor, pero sobre todo un hombre de Estado, que aun cuando desafiaba a presidentes ten¨ªa para con ellos la deferencia de reconocerles el cargo, la investidura.
Estuvo en la primera fila cuando, en parte por su empuje, se quebr¨® el molde de la perpetuidad de los reg¨ªmenes priistas, a los que en su momento, como no podr¨ªa ser de otra forma, sirvi¨® como el mejor de sus soldados, un adalid del culto a la personalidad presidencial hasta que defeccion¨® de la misma.
Qui¨¦n si no Porfirio iba a ser el que desafiara, desde las bancadas del Congreso y en una escena hasta entonces inconcebible, a un presidente, a Miguel de la Madrid, en un informe de gobierno. Nunca hab¨ªa pasado, hasta que con Porfirio al frente ocurri¨® esa interpelaci¨®n al poder.
Qui¨¦n si no ¨¦l ser¨ªa el primer opositor en contestar, en todo el sentido de la palabra, a un presidente de la Rep¨²blica en otro informe de gobierno presidencial.
A Ernesto Zedillo, que d¨ªas antes del 1 de septiembre de 1997 intent¨® hacerse indebidamente del control de una C¨¢mara de Diputados cuya mayor¨ªa por fin el PRI hab¨ªa perdido, Mu?oz Ledo le espet¨® en la cara, y de cara a la naci¨®n, que la pluralidad hab¨ªa llegado para no irse m¨¢s y que el poder ahora era compartido porque, en una de sus m¨¢s celebradas citas, record¨® el juramento de Arag¨®n: ¡°Nosotros, que cada uno somos tanto como vos, y todos juntos valemos m¨¢s que vos¡±*.
Ese era Porfirio.
Qui¨¦n si no ¨¦l fue impedido por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador de repetir en San L¨¢zaro en un intento del tabasque?o para bajarle el volumen a sus cr¨ªticas por la sucia forma de legislar que tienen los de Morena.
Ahora la muerte ha logrado sacarlo del debate, pero algunos de sus momentos paradigm¨¢ticos y de sus punzantes cr¨ªticas resonar¨¢n por cierto tiempo, como recordatorios de la conciencia pol¨ªtica en la que ¨¦l pretendi¨® convertirse.
Por ejemplo, hoy son vigentes como nunca otras de las palabras que Porfirio pronunciara ese 1 de septiembre de 1997, estas de su autor¨ªa: ¡°A partir de hoy y esperamos que para siempre, en M¨¦xico ning¨²n poder quedar¨¢ subordinado a otro, y todos ser¨¢n garantes de los derechos ciudadanos, de la fortaleza de las instituciones y de la integridad y soberan¨ªa del pa¨ªs¡±.
Porfirio no fue f¨¢cil para sus contempor¨¢neos. Su inteligencia no le ahorr¨® esc¨¢ndalos y choques. Pero se daba sus ma?as para seguir avanzando en lo que se propon¨ªa. Ejemplo de ello fueron las negociaciones de los noventa para la reforma del Estado, esa que nos trajo instituciones como el INE.
Esas pl¨¢ticas estuvieron a punto de frustrarse porque Carlos Castillo Peraza, dirigente nacional del PAN y con una cabeza a la altura de la de Mu?oz Ledo, resent¨ªa abusivos t¨¦rminos con los que frecuentemente el entonces perredista zaher¨ªa a los blanquiazules.
El yucateco se levant¨® de la negociaci¨®n, y no fue sino por los oficios del tricolor Santiago O?ate que las pl¨¢ticas pudieron seguir, pero sin que los opositores, sentados en la misma mesa y con una botella de por medio, se dirigieran directamente la palabra: ya fuera Castillo o Porfirio, ambos le dec¨ªan al l¨ªder nacional priista lo que propon¨ªan o contestaban a alguna propuesta, pero sin hablarse entre ellos. As¨ª se construy¨® esa reforma. Porque as¨ª como era capaz de romper, era igualmente bueno para componer.
En 1988 llegar¨ªa al Senado como parte de la ola renovadora de la democracia que ¨¦l junto con Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas e Ifigenia Mart¨ªnez impulsaron desde el PRI y luego fuera de este.
Liberado de la disciplina priista, habiendo sido dos veces secretario de Estado (Educaci¨®n y Trabajo fueron esas carteras) y l¨ªder nacional del PRI, construy¨® junto con el ingeniero C¨¢rdenas el primer partido de izquierda que ser¨ªa mucho m¨¢s que una voz testimonial.
Si las alternancias ocurrieron, si la pluralidad se volvi¨® normal, si a la izquierda por fin le fue reconocida su pertinente agenda de derechos y democracia, fue porque con ellos al frente naci¨® y se consolid¨® el PRD. De esos lodos son los polvos que hoy desperdicia Morena.
Inquieto sin remedio, abandonar¨ªa a los suyos para irse a la aventura de una elecci¨®n presidencial bajo las siglas del PARM. Anim¨® la competencia del 2000 y aunque no pudo convertirse en un factor de riesgo para los otros candidatos, su originalidad y argumentos eran como siempre notables.
Su manera de ser original se daba hasta en los m¨¢s elementales detalles. En esa elecci¨®n, por ejemplo, el extinto semanario Enfoque entrevist¨® a los candidatos a la presidencia. Y hasta en las preguntas sobre cosas triviales, platillo favorito, destacaba: cerdo con verdolagas, contest¨® Porfirio mientras Fox et al. sal¨ªan con las sobadas f¨®rmulas de toda la comida mexicana.
Al final de esa campa?a, Mu?oz Ledo ayudar¨ªa una vez m¨¢s a la democracia sum¨¢ndose a la alternancia foxista, cuyo gobierno le defraudar¨ªa, cosa que le facilit¨® el volver a la izquierda, a la batalla de L¨®pez Obrador, con el que llegar¨ªa al poder en 2018.
Diputado en la legislatura que el 1 de diciembre de ese a?o escuch¨® el juramento de Andr¨¦s Manuel como titular del Ejecutivo ¡ª¨¦l le entregar¨ªa la banda presidencial¡ª, Porfirio no pudo reelegirse en 2021 porque su libertad de pensamiento no fue bienvenida en el lopezobradorismo.
Lo dejaron sin curul pero desde Twitter, y desde cada rinc¨®n del pa¨ªs, sigui¨® su pr¨¦dica del deber ser de una Rep¨²blica a la que en sus ¨²ltimos d¨ªas ve¨ªa en riesgo.
Los achaques mermaron su salud, y si su voz ya era poco clara, su pensamiento, en cambio, no perdi¨® brillo ni filo.
Hombre de Estado, famoso por no hacerse cargo de las cuentas en los restaurantes, bon vivant donde los haya, elegante bailar¨ªn, orador astuto y de una cultura avasalladora, que se preparen en el otro mundo, porque vaya que les dar¨¢ lata con su chisporroteante verbo e indomable personalidad.
Ah, pens¨¦ que era eterno, contest¨® alguien al conocer la noticia de su deceso, a los 89 a?os. Eso parec¨ªa.
*Tomo las dos citas de: Juntos valemos m¨¢s que vos... El ritual del informe presidencial y el nuevo balance de poderes en M¨¦xico, de ?lvaro F. L¨®pez Lara.
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