1 de octubre de 2024
El autor recrea en una columna-ficci¨®n el traspaso de poder en M¨¦xico despu¨¦s de las elecciones del pr¨®ximo a?o
El traspaso de mando presidencial no pudo ser m¨¢s estridente. O quiz¨¢ s¨ª porque el costo de las elecciones de junio a¨²n se paga, cuatro meses despu¨¦s, v¨ªa manotazos, empujones y litigios. La ceremonia de este martes 1 de octubre fue un teatro de la antipol¨ªtica, pero al menos no corri¨® sangre.
La decisi¨®n del lopezobradorismo de realizar el juramento presidencial en el Z¨®calo capitalino, y no en San L¨¢zaro, termin¨® de desquiciar a una oposici¨®n que desde los comicios est¨¢ en ruidosa resistencia. Claudia Sheinbaum recibi¨® la banda tricolor en un templete sin figuras ajenas al oficialismo.
El Congreso se instal¨® desde muy temprano este 1 de octubre en sesi¨®n solemne. Era en lo ¨²nico en que coincid¨ªan diputados y senadores oficialistas y opositores. En que la sesi¨®n de toma de protesta ten¨ªa que llevarse a cabo. El qu¨¦ pasar¨ªa a partir de ah¨ª era un manojo de conjeturas.
Las dudas se despejaron bien pronto. Arguyendo que son mayor¨ªa, diputados y senadores de Morena y sus aliados iniciaron una marcha desde la sede de la C¨¢mara baja hasta el Z¨®calo, donde ya estaba montado el templete que se supon¨ªa solo servir¨ªa para una celebraci¨®n informal.
La llamaron marcha de la victoria. En una columna de diez por hilera, con los brazos entrecruzados, las y los legisladores avanzaron por Corregidora durante media hora hasta llegar a la plaza de la Constituci¨®n, donde por un carril vallado alcanzaron el lugar que se les ten¨ªa reservado.
Todo era especulaci¨®n. ?Hab¨ªan abandonado la sesi¨®n? ?Qu¨¦ hac¨ªan fuera del recinto de San L¨¢zaro cuando se supone que al filo de las once de una ma?ana de octubre que amaneci¨® gris y particularmente fr¨ªa, llegar¨ªa la exjefa de Gobierno a rendir protesta como la primera presidenta de M¨¦xico?
¡°El pueblo manda¡±, dijo en el Z¨®calo el diputado Gerardo Fern¨¢ndez Noro?a, presidente legislativo por este mes. ¡°Y el mandato del pueblo ser¨¢ cumplido en este lugar y en este momento. Sean bienvenidos a la solemne ceremonia de toma de posesi¨®n de la ciudadana Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos¡±.
Apenas terminaba la frase, las campanas de Catedral y de buen n¨²mero de los templos del centro hist¨®rico llenaron el cielo con sus ta?idos. Simult¨¢neamente, los aplausos y los vivas se volvieron atronadores.
Nadie escuchaba a nadie porque al aparecer la figura de Sheinbaum por la calle de Pino Su¨¢rez, el morenismo rugi¨®: clamor y palmas como pocas veces ha visto esta hist¨®rica plaza. ¡°?Presidenta, presidenta, presidenta!¡¡±.
En San L¨¢zaro las caras largas y la boca abierta de otros miembros de la mesa directiva del Congreso eran un cuadro de estupefacci¨®n. El casi centenario diputado Augusto G¨®mez Villanueva gritaba que la sesi¨®n no es itinerante, que lo del Z¨®calo era contra el reglamento, que qu¨¦ locura estaba pasando.
Pero estaba ocurriendo. Tan era as¨ª que hasta la fachada de la horrible mole de San L¨¢zaro lleg¨® el aullido de la masa cuando, teatralmente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador apareci¨®, banda presidencial en el pecho, por la puerta Mariana de Palacio Nacional.
Los ojos entrecerrados y la sonrisa de quien se sale con la suya fue lo primero que vieron de AMLO sus apasionados seguidores. El c¨¢ntico es un honor estar con Obrador cobij¨® su breve caminata, a un ritmo perfecto para encontrarse justo al pie del templete con Sheinbaum. El trayecto sincronizado del poder.
En la escalinata, L¨®pez Obrador le cedi¨® el turno, primera deferencia en p¨²blico de quien reconoce la llegada de la nueva era. Tras ellos subieron legisladores del morenismo para, anunciaron, continuar la sesi¨®n abierta casi una hora antes a dos kil¨®metros de ah¨ª.
Congreso del pueblo, lo llaman para desmayo de los expertos en derecho constitucional. ¡°¡Y si as¨ª no lo hiciere, que la naci¨®n y el pueblo ¡ªinnov¨® Claudia¡ª me lo demande¡±. Nuevas campanadas para la nueva presidenta.
El Canal del Congreso y la TV en cadena nacional transmitieron la in¨¦dita ceremonia en la plancha gris: sin oposici¨®n, sin gobernadores salvo los guindas, con dos ministras y un ministro de la Corte, pero sin la Suprema Corte, con Lula y Dilma, Maduro, Evo, D¨ªaz Canel y el embajador Salazar¡
Claudia Sheinbaum se terci¨® la banda, recibida directamente ¡ªotra innovaci¨®n¡ª de Andr¨¦s Manuel. Nada de intermediarios. ?l para ella. Todos y ella para ¨¦l, como dir¨ªa de inmediato al arrancar su discurso: ¡°Para el pueblo y para m¨ª, usted siempre ser¨¢ el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador¡±.
Justo al mediod¨ªa Claudia Sheinbaum asumi¨® el poder, mas falta ver c¨®mo asumir¨¢ el Gobierno de una naci¨®n fracturada por las elecciones m¨¢s judicializadas en la historia de M¨¦xico. Tanto que hay m¨¢s de 600 personas que se dicen diputados, y m¨¢s de un Estado con dos ¡°gobernadores electos¡±.
Desde junio m¨¢s de un centenar de curules de la C¨¢mara de Diputados est¨¢n en litigio. La mayor¨ªa son de miembros de Morena que no reconocen sus derrotas, y tambi¨¦n hay diputadas y diputados de la oposici¨®n en vociferante resistencia frente a lo que consideran un fraude escandaloso.
Si por algo fue buena idea sacar de San L¨¢zaro la ceremonia de traspaso de poder es que nadie sab¨ªa qu¨¦ hacer con el centenar de diputados que uno y otro bando llaman o leg¨ªtimos o espurios. El temor de una batalla campal sobrevol¨® las v¨ªsperas.
El Congreso es un laberinto desde agosto. Esca?os del Senado tambi¨¦n est¨¢n en litigio, pero las pugnas por ese reparto son de escritorio. En cambio, en las diputaciones se han presentado desde renuncias por supuestas amenazas hasta levantones.
La manera m¨¢s correcta de decirlo es que las elecciones del 4 de junio no han concluido. La candidata presidencial X¨®chitl G¨¢lvez se encuentra en el extranjero desde hace semanas, en un tour por instancias internacionales para denunciar una operaci¨®n de Estado, en las urnas y fuera de ellas.
Nadie se atreve a decir oficialmente la palabra destierro, pero la hidalguense ya cumpli¨® un mes sin pisar suelo nacional. Ella niega haberse refugiado en el extranjero, pero no hay fecha para su retorno y sus cercanos sotto voce reconocen que si regresa podr¨ªa ser encarcelada.
Es el precio que el oficialismo quiere que pague la exsenadora por haberle frustrado la mayor¨ªa constitucional. G¨¢lvez qued¨® oficialmente a 11 puntos de Sheinbaum, pero nunca en 36 a?os, desde el trauma de 1988, los mexicanos vieron elecciones tan cuajadas de graves incidencias.
El robo de urnas, escaso o marginal en otros procesos electorales, casi siempre visto en barriadas o poblaciones lejanas, fue la constante en todas las capitales, donde vecinos terminaron a golpes, y con no pocas heridas que requirieron hospital, al resistir el saqueo de las cajas con sus votos.
La prensa tambi¨¦n fue cogida por sorpresa: dise?aron una cobertura de lo m¨¢s convencional y la elecci¨®n fue totalmente at¨ªpica: desde numerosos empadronados que nadie reconoc¨ªa en ciertas casillas, hasta desquiciantes batucadas para presionar a no contabilizar votos que los representantes oficiales alegaban como dudosos.
L¨®pez Obrador lleg¨® al extremo de dar una ma?anera no solo el s¨¢bado previo a la elecci¨®n sino el domingo mismo. El tema de ambas fue: ?quieren que les quiten pensiones?, ya saben por qui¨¦n votar, ?quieren mantener sus pensiones? Vayan a las casillas, voten y qu¨¦dese ah¨ª para cuidar sus votos.
Los ilegales llamados presidenciales, que el INE de Guadalupe Taddei toler¨®, parec¨ªan innecesarios en medio de una competencia donde la candidata del Frente opositor nunca dej¨® de tropezar. Sus votantes, empero, fueron indulgentes: ella era un s¨ªmbolo de rechazo a AMLO, y con eso sobraba. De principio a fin, la elecci¨®n s¨ª vivi¨® un democr¨¢tico ambiente de incertidumbre.
M¨¦xico no durmi¨® la noche del 4 de junio, y tampoco la del 5 y la del 6. Serias irregularidades a lo largo y ancho del pa¨ªs, y sendas protestas de morenistas para que se detuvieran y revisaran los conteos de todos los distritos, de todos los municipios y de todos los estados, aletargaron por d¨ªas el recuento.
Morena impidi¨® que se dieran a conocer los tradicionales conteos r¨¢pidos y el PREP nunca arranc¨®. Todo fue a mano en caldeadas sesiones.
Sheinbaum recibe un pa¨ªs sin certidumbre sobre qui¨¦n gobernar¨¢ Veracruz, Yucat¨¢n, Guanajuato, Puebla y Morelos. Uno donde la capital misma es sede de la mayor resistencia civil desde tiempos del Maqu¨ªo. Hicieron, dice la oposici¨®n, un fraude que ni Bartlett hubiera concebido.
En su discurso de ascensi¨®n, la nueva presidenta llam¨® a la concordia y la unidad. Calific¨® de incidentes aislados los reclamos de la oposici¨®n. Demand¨®, con voz firme y seria, que se d¨¦ paso a la normalidad, al reconocimiento ¡°del triunfo de la transformaci¨®n¡±.
Y ofreci¨® que para quienes retornen ya al ¡°cauce democr¨¢tico¡± tendr¨¢ apertura y di¨¢logo, y para quienes no, la ley a secas.
As¨ª comienza el nuevo Gobierno. Con un Z¨®calo a reventar, un abrazo del presidente antes de subir a Jetta blanco y con la puerta Mariana cerr¨¢ndose a las espaldas de Sheinbaum, quien no har¨¢ banquete porque, anunci¨®, lo que toca es trabajar.
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