¡®Succesion¡¯, versi¨®n 4T
Los que creen que L¨®pez Obrador est¨¢ dando manotazos sobre la mesa para mostrar qui¨¦n tiene el poder, o que est¨¢ empe?ado en reducir a Sheinbaum a una mera prestanombres en Palacio, no entienden nada
Ninguna sucesi¨®n resulta f¨¢cil, como lo acaban de mostrar tres temporadas de Succesion, la apasionante versi¨®n televisada del magnate de los medios Rupert Murdoch. La transici¨®n a la segunda temporada de la Cuarta Transformaci¨®n tampoco estar¨¢ libre de tensiones. A diferencia de Logan Roy, el patriarca empresarial en la serie, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no tuvo dificultad para decidirse entre los tres posibles sucesores, a quienes llam¨® hermanos en lugar de hijos (y con toda raz¨®n, pues apenas les lleva diez a?os en promedio). Claudia Sheinbaum siempre luci¨® favorita no solo en el ¨¢nimo del presidente sino tambi¨¦n en su entorno inmediato y, para fortuna de la transici¨®n, entre la mayor¨ªa de los encuestados. Por all¨ª no hubo m¨¢s problema que el que quiso provocar Marcelo Ebrard por razones que merecer¨ªan otro espacio.
Pero resuelta la identidad del relevo, persiste el otro problema. La verdadera dificultad de Logan no era escoger a su sucesor, sino decidirse a retirarse. Y en su indecisi¨®n hab¨ªa, sin duda, factores de ego y apego al poder, pero tambi¨¦n una preocupaci¨®n leg¨ªtima sobre el futuro de su imperio y el temor de que ninguno de sus hijos estuviera a la altura del desaf¨ªo.
No es el caso de L¨®pez Obrador con Claudia Sheinbaum. Me parece que el presidente est¨¢ bastante satisfecho con la elecci¨®n de su relevo. Las dudas no se las genera Claudia o sus capacidades, le preocupa el poder de los muchos intereses que operar¨¢n en contra de la 4T cuando ¨¦l no est¨¦ al mando. A diferencia de Logan, AMLO sabe que su gesti¨®n tiene fecha de caducidad y, contra lo que se diga, est¨¢ dispuesto a acatarla.
La preocupaci¨®n de L¨®pez Obrador es justificada, sin importar qui¨¦n sea su relevo. No es posible heredar un liderazgo tan personalizado y carism¨¢tico y pretender que no habr¨¢ reacomodos. Pero los que creen que L¨®pez Obrador est¨¢ dando manotazos sobre la mesa para mostrar qui¨¦n tiene el poder, o que est¨¢ empe?ado en reducir a Sheinbaum a una mera prestanombres en Palacio, no entienden nada.
L¨®pez Obrador simplemente intenta fortalecer lo m¨¢s posible a su movimiento para que sea viable cuando ¨¦l no est¨¦. No ser¨¢ f¨¢cil y no hay f¨®rmulas que lo garanticen, pues estamos en un terreno in¨¦dito. Quiso construir un relevo de equipo cuando estableci¨® que el ganador de la encuesta se hiciera cargo del poder ejecutivo y los dos perdedores del poder legislativo. Entregar las c¨¢maras de senadores y diputados a Ebrard y a Ad¨¢n Augusto L¨®pez, cada uno con sus agendas y rivalidades con Claudia, era una f¨®rmula destinada, en teor¨ªa, a fortalecerla. En realidad, la debilitaba. Y en alguna ocasi¨®n dediqu¨¦ un texto a argumentarlo. Por fortuna la propuesta no fructific¨®.
Por lo pronto el poder lo detenta el presidente fundador del movimiento e intenta trabajar para dejar un relevo lo m¨¢s s¨®lido posible. Aqu¨ª no hay competencia; ni a Claudia le interesa desafiarlo ni a L¨®pez Obrador darle coscorrones pol¨ªticos a su sucesora. Sheinbaum entiende que su momento llegar¨¢ y por ahora est¨¢ concentrada en hacer el mejor trabajo posible en la campa?a.
La candidatura de la Ciudad de M¨¦xico ilustra esta transici¨®n. Es infantil creer que hay un pulso entre L¨®pez Obrador y Claudia Sheinbaum y que cada uno ten¨ªa a su candidato. Sheinbaum expres¨® al presidente sus temores por el riesgo electoral en la Ciudad de M¨¦xico y la certidumbre que pod¨ªa ofrecer la popularidad de Garc¨ªa Harfuch. Ambos decidieron probar la hip¨®tesis en la encuesta misma. Al final, y tras valorar los pros y contras pol¨ªticos y la apasionada reacci¨®n de muchos militantes que se inclinaron por Clara Brugada, ambos asumieron la conveniencia de llevarla como su abanderada.
Lo de Marcelo Ebrard va en el mismo camino. Quiz¨¢ Sheinbaum habr¨ªa preferido dejarlo ir, pero tampoco era refractaria al argumento de comenzar su per¨ªodo sin escisiones. Despu¨¦s de todo, es mejor arrancar sin impugnaciones sobre su triunfo. Sin duda, L¨®pez Obrador era el m¨¢s interesado en que su colaborador durante tanto tiempo y sucesor en la Ciudad de M¨¦xico no terminara en la oposici¨®n. Pero es sintom¨¢tico que la reuni¨®n de Ebrard haya sido con Claudia, no con el presidente. La petici¨®n, obviamente, era que buscaran un acuerdo, pero los t¨¦rminos y las concesiones fueron definidos por ella.
Me atrever¨ªa a decir que lo del ministro Arturo Zald¨ªvar es consecuente con lo anterior. L¨®pez Obrador sabe que la correlaci¨®n de fuerzas dentro del poder judicial, y en particular la Suprema Corte, ser¨¢ decisiva el pr¨®ximo sexenio. Las guerras pol¨ªticas de hoy se dan en el ¨¢mbito legislativo (Lawfare); Per¨², muy presente en el ¨¢nimo del presidente, ilustra a su entender el peor de los casos. La renuncia anticipada de Zald¨ªvar ha sido le¨ªda como una especie de intromisi¨®n, en detrimento de Claudia, para disfrutar ¨¦l la posibilidad de designar a un ministro para los pr¨®ximos 15 a?os. En realidad, el presidente intenta dar esa batalla ahora, que tiene la fuerza pol¨ªtica, para dejar a su relevo una mejor correlaci¨®n en esa espinosa arena.
Los pr¨®ximos 11 meses seguiremos viendo esfuerzos denodados por parte de L¨®pez Obrador para adelantar lo m¨¢s posible la obra negra del edificio de la 4T, consciente de que Sheinbaum no tendr¨¢ el peso pol¨ªtico que ¨¦l detenta. Insisto, nadie la tendr¨ªa. En lo que resta intentar¨¢ fortalecerla en todo aquello que pueda anticipar y buscar¨¢ neutralizar, en lo posible, futuras amenazas.
Habr¨¢ ¨¢mbitos dentro y fuera del movimiento interesados en explotar una supuesta rivalidad entre soberano y candidata, o vender la noci¨®n de que se trata de una figura t¨ªtere. Los externos para abollar la imagen de Claudia de cara a las urnas; los internos para incrementar su influencia frente a los huecos que deja un liderazgo tan dominante como el de L¨®pez Obrador.
Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de las diferencias de opini¨®n que puedan tener en el camino, L¨®pez Obrador sabe que el futuro de su legado depende en buena medida del ¨¦xito de la presidencia de Claudia. No, las borrascas que enfrentar¨¢ Sheinbaum no proceden del fundador del movimiento, por m¨¢s que quieran amarrar navajas. Pero s¨ª proceder¨¢n de otros sitios, dentro y fuera. Tema para abordar en la siguiente ocasi¨®n. @jorgezepedap
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