El pa¨ªs de la transformaci¨®n
El ¨²ltimo discurso de Gobierno de L¨®pez Obrador fue un acto de autoglorificaci¨®n y un aut¨¦ntico mitin partidario, repleto de datos y cifras malabareados, rasurados y retorcidos para apuntalar el discurso oficial
El presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador dio su ¨²ltimo informe de Gobierno el domingo 1 de septiembre. Dentro de un mes, traspasar¨¢ la banda tricolor que porta tradicionalmente el jefe del Ejecutivo a su sucesora, Claudia Sheinbaum. No cabe duda de que el pa¨ªs que encontr¨® el actual Gobierno al tomar el poder ha cambiado much¨ªsimo con respecto al que vemos hoy. Salta a la vista.
Sin ir m¨¢s lejos, los informes, en sexenios anteriores, eran actos de autoglorificaci¨®n y aut¨¦nticos m¨ªtines partidarios, repletos de datos y cifras malabareados, rasurados y retorcidos para apuntalar el discurso oficial. Hoy, por el contrario, vimos un informe que fue un acto de autoglorificaci¨®n y un aut¨¦ntico mitin partidario, repleto de datos y cifras malabareados, rasurados y retorcidos para apuntalar el discurso oficial (quiz¨¢ se ha malinterpretado aquello de que ya tenemos un sistema de salud ¡°mejor que el de Dinamarca¡±, y todo se trataba de un alivio c¨®mico en medio de la alocuci¨®n presidencial, aunque es cierto que debi¨® indicarse de alg¨²n modo).
En los tres sexenios anteriores, por ejemplo, la violencia criminal aplast¨® la vida mexicana. En el periodo de Gobierno de Vicente Fox (2000-2006) se produjeron 53.275 homicidios; en el de Felipe Calder¨®n (2006-2012), la cifra se dispar¨® a 102.812; en el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018) pasamos a 130.626. En cambio, a un mes de que termine el actual sexenio y seg¨²n los propios n¨²meros de la Secretar¨ªa de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana federal, se han producido 196.287 (y la cifra final, una vez que se incluya septiembre, rondar¨¢ los 200.000). Esto, seg¨²n el informe de Gobierno, representa una disminuci¨®n clara.
En el terreno de la violencia, por cierto, no sirve de mucho fingir que estamos mejor que Dinamarca, pues all¨ª jam¨¢s se ha rebasado la cifra de 59 asesinatos al a?o, al menos durante el m¨¢s reciente decenio, lo que les da una tasa de menos un homicidio anual por cada 100.000 habitantes, mientras que la de M¨¦xico ha oscilado en este sexenio en torno a los 25. Es decir, 25 veces (proporcionalmente, claro) m¨¢s. Pero en fin: esos son detalles.
Pasemos a otros terrenos. Los mexicanos que ahora andamos en nuestros a?os 40 (y aquellos que nos superan en edad, que tambi¨¦n son varios millones) crecimos en un pa¨ªs con una democracia francamente curiosa, a la que se lleg¨® a denominar ¡°dictadura perfecta¡±. El presidente, entonces, era un emperador sin contrapesos, que controlaba las dos c¨¢maras del congreso y al Poder Judicial y ejerc¨ªa un estricto control sobre la informaci¨®n p¨²blica, que era, consecuentemente, opaca. Hoy las cosas son muy distintas, porque la presidenta entrante tendr¨¢ el control de las dos c¨¢maras legislativas y del Poder Judicial (gracias a la reforma reci¨¦n aprobada y a los enjuagues de la sobrerrepresentaci¨®n) y tambi¨¦n el de la informaci¨®n p¨²blica (una vez que se liquid¨® el mecanismo aut¨®nomo de transparencia). Se trata de un avance estructural notable, como puede verse.
Otro tema sensible. La pasada presidencia fue incapaz de aclarar el destino de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y de las otras miles y miles de personas desaparecidas en todo el territorio nacional, tanto ciudadanos como migrantes extranjeros. Esta, sin embargo, fue incapaz de aclararlo tambi¨¦n. Otros Gobiernos no pudieron detener las amenazas y violencia en contra de la prensa, pero este tampoco. ?Qui¨¦n dice que no estamos embarcados en una transformaci¨®n?
Claudia Sheinbaum ejercer¨¢ el Ejecutivo a partir del pr¨®ximo 1 de octubre. Ya en serio: ojal¨¢ su presidencia no se parezca a las de sus antecesores.
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