Guardia Nacional: entre don Quijote y Sancho Panza
La adscripci¨®n de la Guardia Nacional a la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional es el reconocimiento de la ineficacia de la ¨¦tica contemplativa para resolver problemas reales
En un lugar de Latinoam¨¦rica, de cuyo nombre no quiero acordarme, dos figuras sostienen una feroz contienda: Alonso Quijano, el flaco so?ador en armadura, encara a su fiel ¡ªy realista¡ª escudero.
La a?eja batalla entre la ineficacia de los ideales y la dureza de la realidad no es ficticia. Ha nacido en carne y hueso al sur del continente. Chile, Brasil, Argentina, Uruguay y M¨¦xico ¡ªpor mencionar algunos¡ª debaten si sus Fuerzas Armadas deben asumir tareas de seguridad interior. Sin enemigos externos a la vista, el alargado Quijote busca confinar a su ej¨¦rcito entre cuatro paredes. El pragm¨¢tico Sancho, le ordena marchar.
Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador fue, alguna vez, ese ingenioso hidalgo. ¡°?Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso¡±. ¡ªNo es con el ej¨¦rcito como se resolver¨¢n los problemas de inseguridad y violencia ¡ªdec¨ªa en sus tiempos de opositor. Inspirado en la ense?anza juarista, AMLO promet¨ªa regresar a los militares a los cuarteles.
Pero al ce?irse la banda presidencial, el cuerpo del tabasque?o comenz¨® a encorvarse para dejar atr¨¢s las quijotescas alturas. Con un ruidoso aterrizaje, Andr¨¦s Manuel recul¨®.
¡ª?No consider¨® seguir los dos caminos? ?Por un lado dejar al ej¨¦rcito en las calles y, paralelamente, capacitar a los polic¨ªas? ¡ªpregunt¨® Azucena Uresti al mandatario, apenas una semana despu¨¦s de su toma de protesta.
¡ª Es que ya se intent¨®. Veinte a?os lleva la Polic¨ªa Federal que se ech¨® a perder ¡ªzanj¨® el macuspano. Un a?o m¨¢s tarde, un jurado en Brooklyn acusaba a su fundador, Genaro Garc¨ªa Luna, por asociaci¨®n con el Cartel de Sinaloa.
As¨ª, en 2019, una reforma constitucional dio vida a la Guardia Nacional: una instituci¨®n de seguridad de car¨¢cter civil. Ese adjetivo ¡ªcivil¡ª fue clave para negociar el dictamen con la oposici¨®n: la nueva fuerza quedar¨ªa bajo el control de la Secretar¨ªa de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana.
El nuevo ¨®rgano se form¨® con elementos de dos corporaciones: Polic¨ªa Federal y el ej¨¦rcito. ?El resultado? Un monstruo heterog¨¦neo con reg¨ªmenes laborales distintos. Hoy, tres cuartas partes de los 130.000 efectivos que integran la Guardia Nacional son castrenses. Un revoltijo.
En la b¨²squeda de resolver el entuerto, y renunciando definitivamente a sus encanecidos sue?os, en 2020, AMLO intent¨® solucionar el problema por la puerta trasera. Sin mayor¨ªa para cambiar la Constituci¨®n, el oficialismo aprob¨® una reforma secundaria que respetaba el car¨¢cter civil de la Guardia, pero la trasladaba ¡ªen t¨¦rminos operativos y administrativos¡ª a la Sedena. Una tomadura de pelo. La Suprema Corte observ¨® la reforma con suspicacia y la tumb¨®. El movimiento era inconstitucional. ?La soluci¨®n? Pronto llegar¨ªa.
El 5 de febrero, en plena campa?a presidencial, Andr¨¦s Manuel env¨ªo al Congreso una propuesta de reforma a la Carta Magna para adscribir la Guardia Nacional a la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional. Para el 2 de junio, la apuesta de largo plazo se convirti¨® en plan de gobierno a prueba de balas.
Con la mayor¨ªa de Morena y aliados en ambas c¨¢maras (el voto de Yunes incluido), la salida luce despejada.
Don Quijote se lamenta: la adscripci¨®n de la Guardia Nacional a la Sedena implica la renuncia del Estado a tener una fuerza de seguridad de corte civil en el nivel federal. Un fracaso ¨¦tico y t¨¢ctico que contradice nuestra idea original de Estado. Sin embargo, el Caballero de la Triste Figura lo entiende: ¡°el a?o que es abundante de poes¨ªa, suele serlo tambi¨¦n de hambre¡±.
El escudero sonr¨ªe. La adscripci¨®n de la Guardia Nacional a la Sedena y la creaci¨®n de una fuerza unificada responde a la evidencia que tiene al pa¨ªs rebasado.
La reforma constitucional no solo legalizar¨¢ una realidad de facto y resolver¨¢ el problema laboral y de gesti¨®n hacia el interior de la instituci¨®n. Premisas sobran: 90 homicidios en promedio diarios, el fracaso de los cortos y corrompidos mandos civiles estatales y un pelot¨®n popular presto para el acto. El ej¨¦rcito mexicano cuenta con un extraordinario 87% de aprobaci¨®n y, aunque insuficientes, sus resultados en materia de pacificaci¨®n habitan en plena luz.
De la mano de Sheinbaum, podr¨ªa ser mejor. La estrategia que funcion¨® en la Ciudad de M¨¦xico ¡ªinteligencia, prevenci¨®n e investigaci¨®n¡ª podr¨¢ te?ir de una nueva tonalidad el verde olivo. Adem¨¢s, Omar Garc¨ªa Harfuch, el polic¨ªa estrella que encabezar¨¢ la Secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana ser¨¢ quien desarrolle la Estrategia Nacional de Seguridad a ser ejecutada por el renovado cuerpo castrense de formaci¨®n policial.
La adscripci¨®n de la Guardia Nacional a la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional es, de ¨²ltimas, el reconocimiento de la ineficacia de la ¨¦tica contemplativa para resolver problemas reales. Esos que no se resuelven con romanticismo.
Los so?adores en cuyas pesadillas habitan las Fuerzas Armadas permanecer¨¢n como cuervos en el ¨¢rbol del ahorcado, luchando ¡°en contra de males sensacionales o meramente aparentes, cuando los males reales y conocidos pululan incontrolados¡±. Que no nos enga?en con idealismos: esos imperativos que parecen gigantes son ¡ªen realidad¡ª molinos de viento.
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