Dinamitar el barco
M¨¦xico podr¨ªa afrontar el anticipado oleaje que provocar¨ªa el triunfo de Donald Trump. El mundo lo contempla con altas dosis de pesimismo e incertidumbre. Llegado el caso habr¨¢ que reaccionar r¨¢pido y de manera conjunta
Unos dicen que es autoritaria y que en el fondo es a¨²n m¨¢s radical que L¨®pez Obrador; otros la acusan justamente de lo contrario y afirman que es demasiado d¨¦bil y que el escenario terminar¨¢ desplom¨¢ndose ante la ausencia de un mando firme como el que ejerci¨® su predecesor. Otro de plano ya decret¨®, desde el t¨ªtulo de su columna, que ¡°no est¨¢ pudiendo con el paquete¡±.
Lo cierto es que, tras apenas un mes de los 72 que le tocar¨¢ gobernar, los cr¨ªticos no se han aguantado las ganas de certificar, de una vez y para siempre, el supuesto fracaso del Gobierno de Claudia Sheinbaum. No pudieron apuntarse esa victoria en el sexenio anterior y, por lo visto, ahora han querido comenzar m¨¢s temprano.
Pero entre las prisas y los muchos rencores acumulados tendr¨ªan que reflexionar y no dejarse llevar por la pasi¨®n y s¨ª por las necesidades pr¨¢cticas, en el sentido de que Claudia Sheinbaum representa en este momento la principal variable para impedir que el pa¨ªs se desboque por abismos pol¨ªticos y econ¨®micos insondables.
Podr¨ªa entenderse que los cr¨ªticos jugaran al torpedeo del ¨²nico liderazgo pol¨ªtico viable que ofrece el sistema, si hubiera una opci¨®n a la vista, una elecci¨®n inmediata o una oposici¨®n preparada para asumir ese liderazgo. Pero en ausencia de todo ello, una presidenta en funciones es lo ¨²nico que nos detiene frente al riesgo de un desplome s¨²bito del peso frente a un embate externo (?Trump?), del avance del crimen organizado en los aparatos del Estado o de la inestabilidad social y pol¨ªtica por la ineficiencia del sistema para responder a los reclamos de los inconformes.
En el hipot¨¦tico caso de que en verdad se desplome el Gobierno entre dudas y p¨¦rdida de legitimidad, ?qu¨¦ impedir¨ªa que el pa¨ªs sea destrozado por la intervenci¨®n de cientos o miles de comunidades, agrupaciones vecinales, gremios, sindicatos, organizaciones de padres de familia, etc., movilizados para tomar instalaciones, v¨ªas de comunicaci¨®n, espacios p¨²blicos? Es decir, por una epidemia de movilizaciones encaminadas a hacerse justicia, convencidas de la incapacidad del sistema para resolver sus agravios.
Y desde luego no me refiero a la cr¨ªtica necesaria; el espacio p¨²blico requiere de un espejo capaz de reflejar defectos, problemas e incorrecciones. Todo gobierno necesita de la retroalimentaci¨®n que exhiba excesos e incluso de una oposici¨®n razonada. De lo que hablo es de las actitudes incendiarias que anticipan y anhelan el derrumbe del techo, solo porque no se construy¨® como ellos lo desearon; y sin consideraci¨®n alguna respecto a los muchos sobre los que podr¨ªa desplomarse.
Festinar la posibilidad de que el poder de Morena se fragmente entre distintos liderazgos que compiten entre s¨ª, es creer que el caos favorecer¨ªa a los intereses de los opositores. Podr¨ªa ser incluso lo contrario. Lo peor que puede pasar es padecer la ¡°iniciativa¡± de gobernadores, coordinadores de comisiones legislativas y jefes de tribus del variopinto obradorismo, empe?ados en competir entre s¨ª para mostrarse como los m¨¢s radicales y favorables a las causas populares. Lo hemos visto ya en dos o tres ocurrencias impulsadas por agendas personales. El impacto desestabilizador que esto tendr¨ªa es obvio porque act¨²an desde el inter¨¦s unilateral y, en ocasiones faccioso, sin ninguna consideraci¨®n respecto a los equilibrios del conjunto. El hecho de que la presidenta haya podido detenerlos tendr¨ªa que decirnos algo del factor estabilizador que en estos momentos est¨¢ desempe?ando.
Con mayor o menor ¨¦xito, Sheinbaum ha hecho un esfuerzo tras otro para mantener la fortaleza del peso o enviar se?ales tranquilizantes a los mercados financieros; ha afrontado el tema de la inseguridad con estrategias expl¨ªcitas que, si bien tomar¨¢n tiempo en aterrizar y no puede ser de otra manera, constituyen un deslinde claro sobre el ¡°abrazos no balazos¡± de su predecesor; y ha avanzado pol¨ªticas e iniciativas para una reforma de la administraci¨®n p¨²blica que la haga m¨¢s moderna y eficaz, de cara a las exigencias de los ciudadanos. No se trata de aplaudir incondicionalmente lo que est¨¢ haciendo, pues mucho tendr¨¢ que legitimarse y, en su caso, corregirse, sobre los resultados o la falta de ellos. Pero s¨ª habr¨ªa que alertar de que la peor noticia para todos es la posibilidad de que todas estas estrategias fallen. Apostar al fracaso con juicios categ¨®ricos que en mucho constituyen un perverso whisfull thinking son ganas de que se conviertan en autoprofec¨ªas cumplidas.
Sheinbaum recibi¨® un gobierno que goza de enorme respaldo popular y mucha fuerza pol¨ªtica, pero en medio de un ambiente institucional enrarecido por las profundas reformas apresuradas de las ¨²ltimas semanas de su predecesor y preocupantes nubarrones en t¨¦rminos econ¨®micos. Lo que est¨¢ haciendo, a ojos vistas, es transitar por la estrecha l¨ªnea que supone enviar se?ales de conciliaci¨®n a los mercados para buscar condiciones de crecimiento con desarrollo y, al mismo tiempo, asumir el liderazgo de un movimiento pol¨ªtico que, en ausencia de su fundador, tiende de manera natural a fraccionarse en parcelas de poder. No puede hacer lo primero, incentivar los mercados, sin asegurar lo segundo, el respaldo del movimiento obradorista.
El deslinde que algunos quisieran en temas como la reforma judicial heredada es pol¨ªticamente imposible, porque de inmediato ser¨ªa rebasada por la izquierda, con los consecuentes efectos desestabilizadores. Sheinbaum est¨¢ apostando a la dif¨ªcil tarea de presentarse como la n¨²mero uno del obradorismo y, al mismo tiempo, conducir un proceso de estabilizaci¨®n e incentivos que construya confianza entre los actores econ¨®micos. F¨¢cil no es. Pero bien mirado, todo lo que ella ha hecho hasta ahora ha estado encaminado en esa direcci¨®n.
Y, por lo dem¨¢s, la coyuntura no es la mejor. Dentro de una semana M¨¦xico podr¨ªa afrontar el anticipado oleaje que provocar¨ªa el triunfo de Donald Trump. El mundo lo contempla con altas dosis de pesimismo e incertidumbre. Llegado el caso habr¨¢ que reaccionar r¨¢pido y de manera conjunta, para atenuar eventuales emergencias. Buscar fisuras en la estructura del barco, agrandarlas y provocar nerviosismo entre tripulaci¨®n y pasajeros no ser¨ªa, en este momento, la mejor de las contribuciones.
@jorgezepedap
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