El QAnon castizo: antisemitismo y Divisi¨®n Azul
Actos como el discurso contra los jud¨ªos pronunciado durante un homenaje franquista en La Almudena merecen, si procede, la v¨ªa judicial, pero tambi¨¦n resaltan la importancia de educar sobre el Holocausto
Cada 10 de febrero, una efem¨¦ride pasa inadvertida para la inmensa mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa espa?ola. Solo algunos centenares saben que ese d¨ªa se conmemora la ¨²ltima gran batalla en campo abierto sostenida por una unidad militar espa?ola. Celebran misas y modestos actos en cementerios como el de La Almudena, o comidas de hermandad. El 10 de febrero de 1943, en el paraje de Krasny Bor (bosque rojo), al sur de San Petersburgo, una ofensiva sovi¨¦tica intent¨® romper el cerco que la Wehrmacht, con apoyo finland¨¦s, sosten¨ªa desde hac¨ªa a?o y medio de la ciudad entonces llamada Leningrado. Artiller¨ªa, tanques e infanter¨ªa arrasaron inicialmente las posiciones defendidas por combatientes alemanes y espa?oles, que opusieron fiera resistencia. El ej¨¦rcito rojo no pudo profundizar en la brecha y tras varios d¨ªas el frente se reestabiliz¨®. Unos 1.100 soldados espa?oles murieron; 200 fueron capturados. Aquel d¨ªa cayeron m¨¢s de una quinta parte de los cinco mil muertos en combate de la llamada Divisi¨®n Azul entre 1941 y 1944.
No fue un desastre comparable a la retirada del Don para los italianos. Franco a¨²n mantendr¨ªa a la divisi¨®n en el frente ruso hasta el oto?o, cuando la repatri¨® por las presiones de los Aliados; dej¨® un remanente simb¨®lico, la Legi¨®n Azul, para combatir hasta el final. No obstante, en marzo de 1944 tambi¨¦n tuvo que retirarla. Los varios cientos de espa?oles que permanecieron luchando por el III Reich por idealismo falangista, anticomunismo o aventurerismo lo hicieron por su cuenta en unidades de la Wehrmacht y las Waffen-SS.
En 1941-45 no hab¨ªa nazis espa?oles. S¨ª muchos german¨®filos, y no solo falangistas. Buena parte de los divisionarios eran falangistas convencidos, franquistas a secas que hab¨ªan hecho la Guerra Civil, cat¨®licos y anticomunistas; tambi¨¦n hubo voluntarios motivados por incentivos econ¨®micos o corporativos, o presionados para alistarse en los cuarteles. Admiraban casi todos a la Alemania nazi. Muchos no gustaban de los jud¨ªos en abstracto, pero no tuvieron inconveniente en flirtear con j¨®venes jud¨ªas y jugar con ni?os hebreos. Aunque no se vieron involucrados en el Holocausto, los divisionarios fueron testigos de las medidas de segregaci¨®n en Polonia oriental, o de la existencia de guetos en Vilna y Riga. Algunos vieron cosas terribles.
Krasny Bor fue objeto de mitificaci¨®n por parte de la public¨ªstica divisionaria de posguerra. Era un mito palingen¨¦sico: los que en Rusia est¨¢n, que reposaban en tumbas sin nombre en la URSS, eran una permanente admonici¨®n a los supervivientes para perseverar en los ideales de juventud. Y un motivo para volver, cuando el comunismo se derrumbase. El recuerdo a las gestas de combate de la Divisi¨®n Azul se mantuvo en la Espa?a franquista a trav¨¦s de algunos monumentos, actos religiosos, el callejero, la literatura y el cine, as¨ª como la actividad de las hermandades de veteranos, con ecos dentro de los cuarteles. Muchos oficiales exdivisionarios ascendieron en el escalaf¨®n y ocuparon puestos importantes en las Fuerzas Armadas durante la Transici¨®n; muchos veteranos ocuparon puestos relevantes en el Estado franquista, a distintos niveles. Desde fines de los sesenta, las hermandades mantuvieron v¨ªnculos con la extrema derecha, en sus diversas manifestaciones. Representaban a una minor¨ªa de los exdivisionarios, pero manten¨ªan una presencia visible.
Durante el franquismo se elabor¨® adem¨¢s un relato benigno acerca de los combatientes espa?oles en el frente del este, que ha impregnado la cultura hist¨®rica m¨¢s difundida, a derecha y tambi¨¦n a izquierda, de forma capilar. Basta ver las pel¨ªculas Ispansi (2010) y Silencio en la nieve (2011) para apreciarlo. A diferencia de los alemanes, los espa?oles habr¨ªan sido en Rusia unos ocupantes benignos, ajenos a cualquier racismo; no habr¨ªan sido bien tratados por los alemanes, y habr¨ªan simpatizado con rusos, polacos y jud¨ªos. La ca¨ªda del comunismo habr¨ªa mostrado que la Rusia eterna, aquella que los espa?oles hab¨ªan sabido apreciar, era m¨¢s fuerte que el comunismo. Los divisionarios luchar¨ªan junto a Alemania, pero no por el nazismo.
Los que en Rusia est¨¢n, muchos de cuyos restos han sido reinhumados desde 1995 en el cementerio militar alem¨¢n de Pankovka (Novgorod), con apoyo del Ministerio de Defensa ¡ªesos muertos s¨ª fueron desenterrados¡ª, fueron invocados como cada a?o en el cenotafio a la Divisi¨®n Azul del cementerio madrile?o de La Almudena. Pero esta vez no lo fueron solo por las decenas que congregan las asociaciones de veteranos, sus descendientes, los publicistas y aficionados m¨¢s o menos pintorescos que suelen venerar su recuerdo.
Ante varias decenas de personas de todas las edades, desde neofalangistas de mediana edad hasta j¨®venes de est¨¦tica neonazi o skin, los ca¨ªdos de Krasni Bor fueron evocados por un personaje peculiar, con un discurso viejo en odres nuevos. Una joven estudiante de Historia, parece, dirigente de una renacida Secci¨®n Femenina, cog¨ªa el micr¨®fono con aire resuelto, despu¨¦s de que un representante de la Hermandad de Defensores de Oviedo, descendientes se supone de los que comand¨® en 1936 el angl¨®filo y mon¨¢rquico coronel Aranda. Tradici¨®n y modernidad reaccionaria reunidas. Con camisa azul, ret¨®rica alucin¨®gena y pose pizpireta ¡ªPilar Primo de Rivera, la cara de la Secci¨®n Femenina durante d¨¦cadas, se har¨ªa cruces si la viese¡ª escup¨ªa en su discurso todos los lugares comunes que se podr¨ªan leer 80 a?os atr¨¢s en el ¨®rgano de las SS, Das Schwarze Korps. La conspiraci¨®n judaica contra Europa, las SS como ej¨¦rcito europeo, la Divisi¨®n Azul como parte de ello. Rezumaba un antisemitismo de proclama fascista de ¨¦poca, con sus tropos literarios (el jud¨ªo, en singular, como ep¨ªtome del financiero y oligarca mundial), un populismo pseudorrevolucionario que responsabilizaba a una conspiraci¨®n sionista de todos los problemas del mundo pasados y presentes. Presentaba a los divisionarios como luchadores por Europa y recordaba a los irreductibles que lucharon en Berl¨ªn hasta el final. Incluso evocaba ¡ªalgo ley¨®¡ª un pasaje de las fantasiosas memorias del capit¨¢n de las SS Miguel Ezquerra, falangista oscense que comand¨® una peque?a unidad espa?ola en las ruinas de Berl¨ªn, en el que aquel afirmaba que Hitler se dispon¨ªa a condecorarle en el b¨²nker de la Canciller¨ªa, pero que se habr¨ªa negado por ser espa?ol, mi F¨¹hrer. Nada menos.
?Un QAnon castizo? El discurso, inusual incluso en el falangismo radical de los a?os cuarenta, contradice a los propios exponentes de la memoria divisionaria, que llevan d¨¦cadas intentando espantar el fantasma del antisemitismo y del nazismo de sus proclamas, sus memorias, sus publicaciones y sus libros de pseudohistoria. Tanto esfuerzo para esto. Hasta Vox ser¨ªa un partido sionista y acomodaticio. Y a saber qu¨¦ piensa esta nueva generaci¨®n de Franco. Cr¨ªa cuervos¡
Probablemente solo sea una an¨¦cdota. Una Marie Kondo m¨¢s, ahora en camisa azul, antes presa que sencilla, que busca seguidores en las redes sociales a base de proferir la barbaridad m¨¢s gorda. Lo que fue tragedia repiti¨¦ndose como comedia. Pero tambi¨¦n sugiere que algo falla en la transmisi¨®n de valores democr¨¢ticos y de la historia reciente a trav¨¦s del sistema educativo. Mejor prevenir que curar. Por v¨ªa judicial, si procede; pero tambi¨¦n cabe empezar por la base, por la ense?anza de lo que fue el Holocausto y el siglo XX europeo en los institutos. No es para frivolizar con ello.
Xos¨¦ M. N¨²?ez Seixas es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidade de Santiago de Compostela. Ha publicado, entre otros t¨ªtulos, Camarada invierno. Experiencia y memoria de la Divisi¨®n Azul (1941-1945) (Cr¨ªtica).
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