Valores e intereses en la relaci¨®n con China
La UE acierta en imponer sanciones por los abusos contra la minor¨ªa musulmana en Xinjiang
Por primera vez desde la matanza de Tiananm¨¦n en 1989, la Uni¨®n Europea ha desplegado su sistema de sanciones en represalia por las graves violaciones de derechos humanos por parte de la Rep¨²blica Popular China en la provincia de Xinjiang contra la minor¨ªa uigur, de religi¨®n musulmana. Las sanciones van dirigidas contra cuatro altos funcionarios, responsables de la organizaci¨®n del internamiento en los campos, los interrogatorios y la reeducaci¨®n de centenares de miles de ciudadanos, y a una instituci¨®n p¨²blica vinculada a la organizaci¨®n de una actuaci¨®n que ha sido calificada como un genocidio por varios gobiernos, parlamentos y ONG. Tres pa¨ªses de la Alianza Atl¨¢ntica (Estados Unidos, Reino Unido y Canad¨¢), se han sumado a las sanciones de Bruselas, que afectan tambi¨¦n a individuos de Myanmar, Rusia, Sud¨¢n del Sur, Corea del Norte, Eritrea y Libia, y han recibido como respuesta por parte de Pek¨ªn la imposici¨®n de represalias arbitrarias, tambi¨¦n de tipo individual, contra personalidades p¨²blicas europeas sin responsabilidad alguna en las relaciones con China.
Las sanciones europeas coinciden con el endurecimiento de las relaciones entre Washington y los reg¨ªmenes de Mosc¨² y Pek¨ªn tras el relevo presidencial en la Casa Blanca. El mensaje de la UE y de sus aliados no puede ser m¨¢s claro: los gobiernos autoritarios deben saber que la defensa de los intereses y el mantenimiento de la cooperaci¨®n con la UE no va a convalidar las atrocidades contra los disidentes, la oposici¨®n interna y las minor¨ªas. No se trata de actuaciones internas y soberanas protegidas ante cualquier injerencia, sino que son actos que vulneran la legalidad internacional y ante los cuales, seg¨²n los principios fundacionales de la UE y sus tratados, se contempla la utilizaci¨®n de las sanciones como instrumento de apoyo del di¨¢logo diplom¨¢tico. La eficacia de tal combinaci¨®n, demostrada en la laboriosa negociaci¨®n del acuerdo nuclear con Ir¨¢n ¡ªpor desgracia arruinada por Trump¡ª, debe actuar como est¨ªmulo para construir unas nuevas relaciones con China y Rusia, m¨¢s equilibradas y justas que las mantenidas por la diplomacia transaccional improvisada por la anterior presidencia con total desatenci¨®n a la vigilancia democr¨¢tica.
La nueva actitud de la Casa Blanca frente al Kremlin, la tempestuosa reuni¨®n en Anchorage entre las diplomacias china y estadounidense y ahora las sanciones europeas marcan una inflexi¨®n en las nuevas relaciones Este-Oeste. A nadie le conviene una nueva guerra fr¨ªa, pero es imprescindible que el nuevo comienzo de las relaciones internacionales, marcado por la presidencia de Biden, est¨¦ guiado por los principios y valores en los que se basan las democracias occidentales y la relaci¨®n transatl¨¢ntica.
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