D¨®nde me pongo
Ya que comienza una nueva etapa, pedir¨¦ lo que es leg¨ªtimo: ser¨ªa deseable que lo que se emite en RTVE no se pareciera a ning¨²n otro canal, que tuviera un estilo propio
Dicen que con el nuevo dise?o esc¨¦nico de los informativos de la televisi¨®n p¨²blica tratan de reconquistar a los espectadores perdidos. As¨ª lo estoy leyendo en el peri¨®dico mientras veo a Ana Blanco avanzar de un lado a otro del plat¨®, entre pantallas enormes con im¨¢genes en movimiento, oscilando la c¨¢mara de derecha a izquierda. Blanco pisa un suelo de espejo en el que se refleja y ha de moverse seg¨²n los realizadores cambian de lugar el v¨ªdeo que ilustra la noticia. Y toda esta coreograf¨ªa extraordinaria sobre unos tacones de aguja que, como todo el mundo sabe, son el uniforme obligado de las periodistas de acci¨®n. Al menos a Franganillo le visten con zapatos planos, lo cual es una gran ventaja en esos plat¨®s de alto riesgo en que se han convertido los escenarios de las noticias. Me pregunto si no tendr¨¢n v¨¦rtigo ellas, Blanco, Herranz, Siscar, porque a m¨ª esta espectacularidad de los pantallazos me lo provoca, y eso que estoy tan a gusto en mi sof¨¢, pero me entra p¨¢nico esc¨¦nico delegado. Pienso que en una de estas se van a caer, que yo me caer¨ªa por temor a pisar de pronto un suelo falso que conduce al abismo. Aqu¨ª estoy, fiel a unos profesionales que de sobra s¨¦ que se han esforzado por huir del sectarismo y que han estado al pie del ca?¨®n en los d¨ªas del riguroso confinamiento, entendiendo su oficio como un servicio esencial. Estos pensamientos rumio cuando sobre unas im¨¢genes de Coque Malla presentando su nuevo disco escucho a Ana Blanco, a la que el sonidista no ha cerrado el micr¨®fono: ¡°?D¨®nde me pongo, d¨®nde me pongo? Que no s¨¦ por d¨®nde me viene el aire¡±. Y ya s¨¦ que al menos tengo el t¨ªtulo de este art¨ªculo.
Ha tomado posesi¨®n el nuevo director del ente p¨²blico, el profesor P¨¦rez Tornero, y aunque su elecci¨®n junto a la de los nuevos miembros del Consejo de Administraci¨®n se considera producto del t¨ªpico reparto pol¨ªtico que provoca en los trabajadores una vieja desconfianza, Tornero ha hablado de democracia, de servicio a los ciudadanos y de garantizar el derecho a la informaci¨®n. Y ya que comienza una nueva etapa, la celebrar¨¦ pidiendo lo que es leg¨ªtimo: como consumidora impenitente de noticias, ser¨ªa deseable que lo que se emite en RTVE no se pareciera a ning¨²n otro canal, que tuviera un estilo propio. Austero, cre¨ªble, independiente. No importa tanto, o nada, la modernidad abusiva de los plat¨®s como la escasez de personal y de medios, que obliga a echar mano una y otra vez, de manera machacona, de los mismos recursos visuales. Un aburrimiento. Tampoco es necesario competir en audiencia sino en calidad. Es urgente que los j¨®venes periodistas que entran en lo p¨²blico adquieran el compromiso de expresarse en el tono natural y pausado que exige una informaci¨®n fiable, no escandalosa. Hay tonillos ahora en televisi¨®n espa?ola que parecen copiados de nefastos programas de baratura. Los j¨®venes periodistas deber¨ªan informar a la manera cordial y elegante de un medio p¨²blico. Esa educaci¨®n en el tono tiene mucho que ver con la objetividad democr¨¢tica. El nuevo director y los nuevos consejeros deber¨ªan desterrar todo aquello que despierte un tufo amarillista, porque hay ahora mismo una deriva peligrosa. Si una joven periodista va detr¨¢s de un expresidente por la calle y le persigue como si se tratara de un personaje de un programa de cotilleos es porque desconoce lo que es el periodismo y cree que todos los medios son iguales. Hay que crear escuela, sacar urgentemente a los j¨®venes de esa confusi¨®n.
Hay profesionales enormes en RTVE, que saben de su papel tanto como para entrenar a los principiantes en la caligraf¨ªa de la informaci¨®n p¨²blica: no hables en ese tono est¨²pido, no estamos aqu¨ª para vender nada, cuenta lo que sabes respetando la intimidad de cualquiera. No muevas tanto las manos. La verdad, en estos tiempos, no te conceder¨¢ una fama inmediata, deseng¨¢?ate.
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