Nadie estar¨¢ a salvo mientras no lo est¨¦n todos
Resulta urgente la suspensi¨®n de los derechos de propiedad intelectual de productos necesarios para combatir la covid-19 y activar mecanismos de recuperaci¨®n para las econom¨ªas menos desarrolladas
Estados Unidos espera ¡°independizarse¡± de la covid-19 el 4 de julio (D¨ªa de la Independencia), cuando haya vacunas para toda la poblaci¨®n adulta. Pero para muchos pa¨ªses en desarrollo y emergentes, el final de la crisis todav¨ªa est¨¢ muy lejos. Como mostramos en un informe para la Comisi¨®n sobre Transformaci¨®n Econ¨®mica Mundial del Instituto de Nuevo Pensamiento Econ¨®mico (INET), para que sea posible una recuperaci¨®n global r¨¢pida es necesario que todos los pa¨ªses puedan declararse independientes del virus.
La capacidad de mutaci¨®n del coronavirus implica que nadie estar¨¢ a salvo mientras no se lo haya controlado en todas partes. Por eso es esencial efectuar lo antes posible una distribuci¨®n universal de vacunas, equipos de protecci¨®n personal y tratamientos. Las restricciones actuales al suministro de esos elementos son b¨¢sicamente artificiales, en la medida en que son resultado de un r¨¦gimen internacional de propiedad intelectual mal dise?ado.
Pero m¨¢s all¨¢ de la muy postergada reforma de dicho r¨¦gimen, lo que se necesita con m¨¢s urgencia es una suspensi¨®n de los derechos de propiedad intelectual asignados a productos necesarios para el combate a la covid-19 o la creaci¨®n de fondos comunes de patentes para su uso compartido (pooling). Muchos pa¨ªses demandan estas medidas, pero los intereses corporativos de las econom¨ªas avanzadas han opuesto resistencia, y sus Gobiernos se han dejado llevar por la miop¨ªa. El ascenso del nacionalismo pand¨¦mico ha expuesto una variedad de deficiencias en los reg¨ªmenes internacionales de comercio, inversi¨®n y propiedad intelectual (algo que la comisi¨®n del INET analizar¨¢ en un informe posterior).
Las econom¨ªas avanzadas, sobre todo Estados Unidos, han actuado con determinaci¨®n para reactivar sus econom¨ªas y apoyar a familias y empresas vulnerables. Entendieron (aunque tal vez fuera una lecci¨®n pasajera) que en crisis como esta, las medidas de austeridad son profundamente contraproducentes. Pero los pa¨ªses en desarrollo, en su mayor¨ªa, tienen grandes dificultades para obtener fondos que les permitan mantener los programas de apoyo vigentes, por no hablar de absorber los costos adicionales impuestos por la pandemia. Estados Unidos gast¨® alrededor del 25% de su PIB en medidas de apoyo a la econom¨ªa (y consigui¨® as¨ª poner coto a la desaceleraci¨®n), pero los pa¨ªses en desarrollo s¨®lo han podido gastar un porcentaje mucho menor.
Nuestros c¨¢lculos, basados en datos del Banco Mundial, muestran que el gasto en Estados Unidos, del orden de los 17.000 d¨®lares per capita, fue unas 8.000 veces mayor al de los pa¨ªses menos desarrollados. Adem¨¢s del uso decidido de la pol¨ªtica fiscal, hay tres medidas que los pa¨ªses desarrollados pueden tomar y que los beneficiar¨¢n, adem¨¢s de colaborar con la recuperaci¨®n mundial. En primer lugar, impulsar una gran emisi¨®n de derechos especiales de giro (DEG), el activo global de reserva del Fondo Monetario Internacional. El FMI puede emitir en forma inmediata unos 650.000 millones de d¨®lares en DEG sin necesidad de aprobaci¨®n de las legislaturas nacionales. Y el efecto expansivo de la medida ser¨¢ mucho mayor si los pa¨ªses ricos transfieren sus asignaciones desproporcionadas de DEG a otros pa¨ªses con necesidad de efectivo.
El segundo conjunto de medidas tambi¨¦n implica al FMI, dada su influencia sobre la pol¨ªtica macroecon¨®mica de los pa¨ªses en desarrollo, en particular aquellos que acuden a ¨¦l para resolver problemas de balanza de pagos. Resulta alentador que el FMI haya sido un activo propulsor de la implementaci¨®n de cuantiosos y prolongados programas de ayuda fiscal en Estados Unidos y en la Uni¨®n Europea, y que haya reconocido incluso la necesidad de aumentar el gasto p¨²blico en los pa¨ªses en desarrollo, pese a lo adverso de las condiciones externas.
Pero a la hora de estipular los t¨¦rminos de los pr¨¦stamos para pa¨ªses con problemas de balanza de pagos, las acciones del FMI no siempre coinciden con sus declaraciones. Un an¨¢lisis que hizo hace poco Oxfam Internacional de programas de ayuda del FMI recientes y vigentes halla que entre marzo y septiembre de 2020, 76 de los 91 pr¨¦stamos negociados por el Fondo con 81 pa¨ªses demandaban recortes del gasto p¨²blico que podr¨ªan trasladarse a deterioro de los sistemas sanitarios y previsionales, congelamiento de salarios de los empleados p¨²blicos (incluido el personal m¨¦dico y docente) y reducci¨®n de los seguros de desempleo, de las licencias por enfermedad y de otras prestaciones sociales. La austeridad (sobre todo trat¨¢ndose de recortes en esas ¨¢reas esenciales) no tendr¨¢ en los pa¨ªses en desarrollo mejores resultados que los que obtendr¨ªa en los desarrollados. Adem¨¢s, aquellos pa¨ªses podr¨ªan contar con un mayor margen fiscal si recibieran m¨¢s asistencia (incluida la emisi¨®n de DEG antes mencionada).
Finalmente, los pa¨ªses desarrollados pueden organizar una respuesta integral a los enormes problemas de deuda a los que se enfrentan muchos pa¨ªses. Todo dinero gastado en pagar deudas es dinero que no se usa en combatir el virus y reactivar la econom¨ªa. Al principio de la pandemia, se esperaba que una suspensi¨®n de los pagos de deuda de pa¨ªses en desarrollo y emergentes ser¨ªa suficiente; pero ya pas¨® m¨¢s de un a?o, y algunos deudores necesitan una reestructuraci¨®n integral, en vez de los t¨ªpicos parches que lo ¨²nico que hacen es generar las condiciones para la pr¨®xima crisis.
Hay mucho que pueden hacer los pa¨ªses acreedores para facilitar esas reestructuraciones y alentar una participaci¨®n m¨¢s activa del sector privado (que hasta ahora se ha mostrado bastante reacio a colaborar). Como recalca el informe de la Comisi¨®n, si hubo un momento para hacer valer los principios de fuerza mayor y necesidad es ahora. No se les puede pedir a los pa¨ªses deudores que paguen lo que no pueden, sobre todo si ser¨¢ a costa de tanto padecimiento.
Las pol¨ªticas que se describen aqu¨ª ser¨ªan de gran ayuda para los pa¨ªses en desarrollo y costar¨ªan poco y nada a los pa¨ªses desarrollados. De hecho, el inter¨¦s propio bien entendido del mundo desarrollado exige hacer todo lo posible por ayudar a los pa¨ªses en desarrollo y emergentes, sobre todo cuando es tan f¨¢cil de hacer y beneficiar¨ªa a gran parte de la humanidad. La dirigencia pol¨ªtica en los pa¨ªses desarrollados tiene que comprender que nadie estar¨¢ a salvo mientras no lo est¨¦n todos, y que la salud de la econom¨ªa global depende de que haya una fuerte recuperaci¨®n en todas partes.
Joseph E. Stiglitz es premio Nobel de Econom¨ªa, profesor distinguido en la Universidad de Columbia e integrante de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional; Michael Spence es premio Nobel de Econom¨ªa, profesor em¨¦rito en la Universidad Stanford e investigador superior en el Instituto Hoover; y Jayati Ghosh es secretaria ejecutiva de International Development Economics Associates, profesora de Econom¨ªa en la Universidad de Massachusetts en Amherst e integrante de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional.
Esta tribuna tambi¨¦n lleva las firmas de Rob Johnson, Rohinton Medhora, Dani Rodrik y otros integrantes de la Comisi¨®n sobre Transformaci¨®n Econ¨®mica Mundial del Instituto de Nuevo Pensamiento Econ¨®mico.
? Project Syndicate, 2021.
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