Europa, ante la l¨®gica de Putin
El corredor de Suwalki en la frontera polaco-lituana constituye una fuente de posible conflicto militar
Hace 100 a?os, la regi¨®n polaca de Pomerania, una estrecha franja de tierra al oeste de Polonia, separaba dos posesiones alemanas no colindantes: el territorio principal de la Rep¨²blica de Weimar al oeste, y Prusia oriental, con su capital K?nigsberg. Suspendida entre ambas se encontraba la ciudad libre de Danzig.
Despu¨¦s de la II Guerra Mundial, la Uni¨®n Sovi¨¦tica se anexion¨® K?nigsberg, que fue rebautizada como Kaliningrado en honor a un revolucionario bolchevique. Ahora, la ciudad vuelve a estar separada de su nave nodriza por un corredor conocido como el corredor de Suwalki, una franja de tierra llana de 65 kil¨®metros de longitud en la frontera polaco-lituana, que debe su nombre a una ciudad polaca situada al sur del conf¨ªn interterritorial. La brecha tuvo poca importancia en ¨¦poca de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuando Lituania y Bielorrusia eran rep¨²blicas de la URSS y Polonia formaba parte del Pacto de Varsovia. Su importancia tambi¨¦n fue escasa en los a?os inmediatamente posteriores a la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1990. Pero desde la semana pasada, cuando Vlad¨ªmir Putin y Alexandr Lukashenko dieron los primeros pasos hacia una uni¨®n pol¨ªtica, el corredor podr¨ªa convertirse en otra fuente de tensi¨®n geopol¨ªtica. En direcci¨®n norte-sur, separa Kaliningrado de Bielorrusia; en direcci¨®n este-oeste, constituye la ¨²nica conexi¨®n por tierra entre las Rep¨²blicas B¨¢lticas y el resto de la Uni¨®n Europea.
Una de las lecciones de la historia europea es que los corredores son endiabladamente peligrosos. Cuando o¨ªmos a Vlad¨ªmir Putin acusar a Occidente de orquestar un golpe de Estado en Bielorrusia para derrocar a Lukashenko, prestamos atenci¨®n porque las apropiaciones de territorios europeos suelen ir precedidas de acusaciones falsas y de incidentes fingidos. La antesala de la ocupaci¨®n de Polonia por parte de Hitler fue el llamado incidente de Gliwice, un ataque contra una estaci¨®n radiof¨®nica alemana supuestamente perpetrado por soldados polacos, pero, en realidad, obra de los propios nazis.
Las tensiones entre Bielorrusia y Polonia se han agudizado. Hace poco, las fuerzas de seguridad bielorrusas detuvieron a miembros de la comunidad polaca en la ciudad de Brest, al sudoeste del pa¨ªs, a ra¨ªz de lo cual Polonia acus¨® a sus vecinos de perseguir a la minor¨ªa polaca. Lukashenko, por su parte, acus¨® al Gobierno polaco de dar refugio a traidores fugitivos, como ¨¦l los calific¨®. A principios de este mes, Polonia despleg¨® en la frontera tropas de la 18? Divisi¨®n de la Primera Brigada Acorazada Varsovia en respuesta directa a la represi¨®n de la minor¨ªa polaca en Bielorrusia.
La semana pasada, Putin y Lukashenko acordaron un proceso gradual hacia una posible uni¨®n pol¨ªtica. Muchos analistas occidentales parecieron aliviados cuando Putin no lanz¨® ninguna bomba diplom¨¢tica durante el discurso sobre el estado de la Uni¨®n que pronunci¨® esa misma semana. Pero el presidente ruso se dedica a alimentar activamente historias sobre un complot occidental para asesinar a Lukashenko. ¡°La pr¨¢ctica de organizar golpes y planear asesinatos pol¨ªticos contra las m¨¢ximas autoridades rebasa todos los l¨ªmites¡±, lanz¨® el mandatario. Me pregunto si nos dirigimos hacia un moderno incidente de Gliwice.
Cuando Hitler invadi¨® Polonia, uno de sus objetivos era recuperar los territorios perdidos despu¨¦s de la I Guerra Mundial y reconectar las provincias escindidas. Su invasi¨®n cont¨® con el apoyo de la poblaci¨®n alemana de Danzig y K?nigsberg.
Hace siete a?os, antes de que Rusia anexionara Crimea, el Ayuntamiento de Sebastopol, controlado por partidos prorrusos, acus¨® a Ucrania de un complot terrorista. La poblaci¨®n de Crimea vot¨® abrumadoramente a favor de la secesi¨®n de Ucrania y la anexi¨®n a Rusia.
No es dif¨ªcil imaginar un escenario que pudiese desembocar en un enfrentamiento militar en la zona fronteriza m¨¢s amplia entre Polonia, Lituania y Bielorrusia.
En 2018, Ben Hodges, excomandante del Ej¨¦rcito estadounidense en Europa, fue coautor de un detallado estudio sobre qu¨¦ ser¨ªa necesario para defender el corredor de Suwalki. El an¨¢lisis advirti¨® que se trata de una zona dif¨ªcil de defender: solo tiene dos carreteras estrechas y una l¨ªnea de ferrocarril. A Rusia no le costar¨ªa mucho cortar la conexi¨®n con las Rep¨²blicas B¨¢lticas.
Ser¨ªa ingenuo pensar que la OTAN activar¨ªa de inmediato la cl¨¢usula de solidaridad del Art¨ªculo 5. Tampoco veo ninguna posibilidad de que Alemania participase en una acci¨®n militar contra Rusia, aunque esta invadiese las Rep¨²blicas B¨¢lticas. Basta pensar en las palabras del presidente alem¨¢n Frank-Walter Steinmeier, quien afirm¨® que Alemania deb¨ªa a Rusia el gasoducto Nord Steam 2 para expiar sus propios pecados durante la II Guerra Mundial. En una ocasi¨®n, Steinmeier calific¨® a las maniobras de la OTAN en el corredor de Suwalki de ¡°ruido de sables¡±. No veo mayor¨ªa alguna en la pol¨ªtica alemana para ninguna clase de acci¨®n militar.
Hodges recomienda la estrategia que ¨¦l denomina de ¡°defensa preventiva¡±, consistente en no esperar a que Rusia act¨²e, sino en evitar que llegue a hacerlo. Esta estrategia requiere mejorar el equipamiento militar y la presencia de la OTAN en la zona, pero sigue dependiendo de que se produzca un desencadenante del Art¨ªculo 5. En mi opini¨®n, ese es el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la estrategia occidental. Cuanto m¨¢s aumenta la dependencia de Alemania y otros pa¨ªses europeos del gas y de las vacunas rusas, menos probable es que est¨¦n dispuestos a enfrentarse a ella. Creo que hace tiempo que superamos el punto en el que eso habr¨ªa sido pol¨ªticamente posible.
Putin tambi¨¦n lo sabe. El presidente ruso juega con la vista puesta en el futuro. La uni¨®n pol¨ªtica con Bielorrusia forma parte de una estrategia a largo plazo. No tendr¨¢ lugar de la noche a la ma?ana, sino gradualmente a lo largo de varios a?os.
Recordemos que, en una ocasi¨®n, Putin se refiri¨® al colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica como una verdadera tragedia. ?l no es Hitler. No va a recuperar toda al ¨¢rea geogr¨¢fica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero s¨ª que reivindica intereses de seguridad que van m¨¢s all¨¢ de las fronteras inmediatas de Rusia. Una Uni¨®n Europea y una OTAN divididas favorecer¨ªan esos intereses.
Sus actos presentes tienen una l¨®gica. Y esa l¨®gica me lleva a concluir que el corredor de Suwalki podr¨ªa ser un lugar muy peligroso.
Wolfgang M¨¹nchau es director de www.eurointelligence.com
Traducci¨®n de News Clips.
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