La ola verde nos resetea

Sea consecuencia de la pandemia o no, Espa?a est¨¢ inmersa en una ¡°ola reseteadora¡± que se materializa en diversas iniciativas y proyectos: una mirada de largo plazo desde el programa Espa?a 2050, una Estrategia de Desarrollo Sostenible para cumplir la Agenda 2030 en ciernes, el instrumento europeo Next Generation para hacer posible esta transformaci¨®n, un ejercicio de rendici¨®n de cuentas con la iniciativa Cumpliendo, y la reci¨¦n anunciada Asamblea Ciudadana para el Clima, que desarrolla uno de los preceptos de la Ley de Cambio Clim¨¢tico y Transici¨®n Energ¨¦tica.

El conjunto de tales ejercicios indica que el actual es un momento de profundo replanteamiento del modelo social y econ¨®mico, como corresponde a estos tiempos de movimientos tect¨®nicos. Para garantizar su ¨¦xito, se suele apelar a la necesidad de articular acuerdos pol¨ªticos de amplio alcance, y es dif¨ªcil cuestionar que as¨ª sea. No obstante, hay otros elementos no menos relevantes que se suelen olvidar. Por un lado, la coherencia de pol¨ªticas -es decir, la necesidad de que los diferentes instrumentos aporten a un objetivo com¨²n-, y por otro ser capaces de articular una gran conversaci¨®n social, m¨¢s all¨¢ de los entornos habituales, sobre los grandes retos hoy diagnosticados.

Acuerdos pol¨ªticos, conversaci¨®n social y coherencia de pol¨ªticas para abordar el mayor reto que la humanidad tiene ante s¨ª: hacer frente a la crisis clim¨¢tica que ya empieza a cambiarlo todo. En este sentido, la Asamblea Ciudadana para el Clima que acaba de anunciarse en Espa?a puede tener un componente de innovaci¨®n social que ayude a articular ese di¨¢logo plural, fomente la posibilidad de acuerdo pol¨ªtico, y le d¨¦ a la transici¨®n ecol¨®gica la profundidad necesaria como para que se convierta en vector de coherencia de pol¨ªticas.

Antes que en Espa?a se han desarrollado asambleas ciudadanas por el clima en Irlanda, Escocia, Inglaterra y Francia. Vienen motivadas por la constataci¨®n de que, pese a que los sistemas democr¨¢ticos han demostrado ser los mejores preparados para hacer frente al desaf¨ªo clim¨¢tico, existen dificultades que explican que todav¨ªa no se haya sido capaz de hacer de la sostenibilidad un eje central de la sociedad. La mirada a corto plazo imperante, tanto en lo pol¨ªtico como en lo econ¨®mico y lo social, as¨ª como la complejidad del fen¨®meno y de las posibles alternativas, y la dificultad de integrar este tipo de asuntos en las decisiones de voto, son algunos de ellos.

Con objeto de intentar paliar dichas carencias, en los ¨²ltimos a?os la crisis clim¨¢tica ha sido motivo de distintos ejercicios de innovaci¨®n social y pol¨ªtica. Entre ellos, las asambleas ciudadanas, un ejercicio de democracia deliberativa en el que entre cien y doscientas personas, seleccionadas a trav¨¦s de un muestreo aleatorio estratificado, deliberan sobre un tema de importancia p¨²bica bajo los principios de transparencia, libertad, objetividad e igualdad.

Las asambleas est¨¢n normalmente estructuradas en tres fases: aprendizaje, deliberaci¨®n y toma de decisiones. En la fase de aprendizaje interviene el grupo interdisciplinar de personas expertas, con una metodolog¨ªa pensada para evitar al m¨¢ximo los sesgos que se puedan proyectar. La segunda fase, la de deliberaci¨®n, es llevada a cabo por un equipo de facilitadores, que se encargan de guiar a la ciudadan¨ªa a trav¨¦s de todo el proceso y asegurarse de que se dan las condiciones necesarias de escucha, respeto, etc, para que el debate pueda considerarse tal. Finalmente, el resultado del proceso es una serie de recomendaciones o propuestas que la asamblea entrega a los responsables p¨²blicos, en quien reside la competencia para tomar las decisiones.

La asamblea espa?ola, reci¨¦n anunciada y a¨²n en fase de concretar algunos detalles, versar¨¢ sobre una pregunta ya definida: ¡°Una Espa?a m¨¢s segura ante el cambio clim¨¢tico, ?c¨®mo lo hacemos?¡±. Su objetivo ser¨¢ proponer recomendaciones que servir¨¢n para el debate a todos los niveles de la Administraci¨®n, as¨ª como de los diferentes actores econ¨®micos y sociales, y que se mandar¨¢n al Gobierno y al Congreso de los Diputados para asegurar el conocimiento de las propuestas y las preferencias de la ciudadan¨ªa en materia de acci¨®n clim¨¢tica.

Como ha ocurrido en Inglaterra, Irlanda, Escocia y Francia, este ejercicio exigir¨¢ una buena dosis de imaginaci¨®n, generosidad e inteligencia colectiva. No sustituye a ninguno de los procesos ni de las funciones de las instituciones, ni viene a reemplazar al movimiento ecologista, ni a los expertos, ni a los numerosos foros que llevan a?os trabajando para reconciliar el modelo econ¨®mico, pol¨ªtico y social con el planeta. Nada m¨¢s lejos. Es m¨¢s, gracias al trabajo que todas estas personas y entidades han realizado, hoy la transici¨®n ecol¨®gica hace que la ola reseteadora haya de ser forzosamente verde.

Las asambleas ciudadanas para el clima est¨¢n demostrando ser espacios valiosos de deliberaci¨®n donde se manifiesta el sentir, los miedos y anhelos de una sociedad que se enfrenta a cambios trascendentes. Que nadie espere p¨®cimas m¨¢gicas, pero en la experimentaci¨®n y en la innovaci¨®n es donde se pueden buscar los ingredientes que ayuden a resolver las encrucijadas en que vivimos. La pandemia solo las ha hecho m¨¢s evidentes, pero llevan acompa?¨¢ndonos unas d¨¦cadas. Ojal¨¢ esta crisis m¨²ltiple en la que nos ha metido la covid ayude a resolverlas.

@tinamonge