Stefan Zweig y la justicia po¨¦tica
El autor austriaco, que huy¨® del nazismo, ha logrado tambi¨¦n huir del Brexit, al confirmarse finalmente que se le aplica la legislaci¨®n de derechos de autor de la UE
El ¨²ltimo jueves del mes de abril, la primera secretaria de la Embajada de Austria en Madrid se dirige hacia su despacho con sigilo y una cierta premura. Ha recibido un mensaje que solo unos pocos conocen en la jerarqu¨ªa vienesa y que debe transmitir a otra mujer: la agente literaria que representa el legado de Stefan Zweig en Espa?a. La primera secretaria se acomoda en su escritorio, fija la vista en la pantalla y, con ¨ªntima satisfacci¨®n, se dispone a suscribir un expediente de apenas unas l¨ªneas que puede ser decisivo en el litigio por la publicaci¨®n no autorizada de los Diarios de Stefan Zweig: ¡°La autoridad competente para asuntos de nacionalidad, la Oficina del Gobierno Federal de Viena / MA35, ha constatado la conservaci¨®n de la nacionalidad austr¨ªaca de Stefan Zweig hasta el momento de su muerte y que la misma est¨¢ registrada en el Registro de Nacionalidad de la Rep¨²blica de Austria¡±.
La ¨¢spera prosa administrativa no deja lugar a dudas. Stefan Zweig, exiliado del nazismo y ap¨¢trida, naturalizado brit¨¢nico en 1940, no perdi¨® nunca su nacionalidad austr¨ªaca ni dej¨® de ser del todo ciudadano de su pa¨ªs de origen (o no, al menos, seg¨²n la legalidad vigente en Austria desde el 27 de abril de 1945). El Anschluss y las leyes nazis que lo despojaron de una patria y de una identidad jur¨ªdica propia carecen de cualquier efecto reflejo en la actualidad. Una ley de 10 de julio de 1945 restituy¨® la nacionalidad austr¨ªaca a quienes la hab¨ªan perdido a consecuencia de la anexi¨®n de su territorio por el Tercer Reich. La carta de la Embajada confirma ahora que, jur¨ªdicamente, el acceso a la ciudadan¨ªa brit¨¢nica no priv¨® a Stefan Zweig de su primera nacionalidad.
Zweig debe ser considerado un escritor austr¨ªaco ¡ªy, por tanto, nacido en un Estado miembro de la Uni¨®n Europea¡ª hasta el final de sus d¨ªas. Y, en esa condici¨®n, sus herederos deben poder beneficiarse de todas las ventajas que depara la ciudadan¨ªa europea: entre otras, el derecho a recibir en nuestro pa¨ªs el mismo trato que cualquier escritor espa?ol y a que se garantice la protecci¨®n de su obra hasta que hayan pasado 80 a?os desde su muerte (frente a los 70 habituales), seg¨²n dispone la ley espa?ola para los autores fallecidos antes del 7 de diciembre de 1987.
La justicia material puede a veces compartir las razones de la justicia po¨¦tica. El Brexit ha fracturado la Uni¨®n Europea y ha abierto una brecha emocional y jur¨ªdica entre los ciudadanos a ambos lados del Canal de la Mancha; en Espa?a, ha tenido adem¨¢s una consecuencia insospechada: la p¨¦rdida de una d¨¦cada de protecci¨®n legal para los autores brit¨¢nicos fallecidos antes de 1987. Aquellos que como Virginia Woolf o George Orwell murieron en el per¨ªodo 1941-1951, pasaron al dominio p¨²blico el 1 de enero de 2021; quienes fallecieron m¨¢s tarde conservan sus derechos, pero el plazo de protecci¨®n se reduce a 70 a?os (es el caso de T.S. Eliot, Churchill, Hitchcock y tantos otros desaparecidos entre 1952 y 1987). Al no ser ya autores de un Estado miembro de la Uni¨®n, el principio de no discriminaci¨®n entre ciudadanos europeos pierde su raz¨®n de ser y pasan a regirse por la legalidad internacional (el Convenio de Berna) que respeta el plazo m¨¢s breve del pa¨ªs de origen de la obra.
Esta circunstancia fue aprovechada por Ediciones 98 para publicar en enero los Diarios de Stefan Zweig ¨Cin¨¦ditos hasta entonces en espa?ol¨C invocando el pretendido dominio p¨²blico que el Brexit habr¨ªa tra¨ªdo consigo: si Zweig era brit¨¢nico cuando se quit¨® la vida en 1942 y sus diarios hab¨ªan visto la luz por primera vez en Alemania (pa¨ªs donde el plazo de protecci¨®n es de 70 a?os), entonces deb¨ªa correr la misma suerte que sus contempor¨¢neos Woolf y Orwell. La publicaci¨®n no autorizada de los diarios frustraba adem¨¢s la primicia que la editorial Acantilado, leg¨ªtima titular de los derechos, hab¨ªa preparado para el junio. El litigio se antojaba inevitable.
Apelar a la nacionalidad brit¨¢nica de Zweig para negarle su condici¨®n de europeo y los derechos sobre la obra de toda una vida resultaba ya dudoso a la luz de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos (¡°nadie ser¨¢ privado arbitrariamente de su nacionalidad¡±); que el Brexit y el nacionalismo que lo alent¨® fueran el detonante de esa p¨¦rdida suger¨ªa, adem¨¢s de una injusticia, una distop¨ªa de tintes orwellianos. La carta remitida por la Embajada de Austria a su agente literaria produce alivio y destierra la posibilidad ignominiosa de que los actos de un Gobierno nazi sigan teniendo eco en Europa. ?Qu¨¦ desenlace cabe esperar para el conflicto editorial? La pervivencia de los derechos de Stefan Zweig significa que Acantilado es la ¨²nica editorial legitimada para publicar su obra en Espa?a. Habr¨¢ que esperar a que las partes sellen un acuerdo privado o, en su defecto, a que se pronuncien los tribunales. Entretanto, la prosa de la primera secretaria austr¨ªaca arroja destellos de esperanza y de justicia po¨¦tica y salva inopinadamente la conciencia de una Europa sacudida todav¨ªa hoy por el rumor sordo de los nacionalismos.
Antonio Mu?oz Vico es abogado de Garrigues, especialista en derechos de autor.
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