La edad de hielo
Desde la crisis de 2008, los j¨®venes no conocen otra realidad que la de becas eternas y contratos basura
Durante una edad de hielo disminuye la temperatura de la atm¨®sfera, y se originan o aumentan las capas de hielo y los glaciares. Existen periodos crud¨ªsimos y otros de clima m¨¢s amable, como espejismo de la normalidad. Desde 2008 atravesamos primero una crisis salvaje que destroz¨® a la clase trabajadora, luego unos a?os de recuperaci¨®n m¨¢s est¨¦tica que verdadera, y de nuevo una recesi¨®n que se ceba con quienes antes ten¨ªan poco, y ahora nada. La crisis fren¨® a quienes se incorporaban al mercado laboral, y la generaci¨®n siguiente no ha conocido otra realidad que la de las becas eternas y los contratos basura: nuestras condiciones materiales impiden que cada cual viva donde desee y como desee, que el centro de la vida lo ocupe la vida misma y no la supervivencia econ¨®mica. En esta situaci¨®n, la nostalgia es un cobijo: el pasado no como una posibilidad de comprender el presente, sino como una idealizaci¨®n que nos consuela.
Se repite que vivimos peor que nuestros padres y que se trata del primer momento de la historia en el que se rompe esta cadena de progreso, como si el ascensor social hubiese funcionado antes. Depende: la recesi¨®n es ¡ªcomo siempre¡ª una cuesti¨®n de clase, mucho m¨¢s fiera con quienes ya viv¨ªan en la precariedad. Olvidamos a quienes perdieron ¡ªpadres nuestros, madres nuestras¡ª su empleo durante la crisis de los noventa, y desde entonces trabajaron en lo que les sal¨ªa, o con quienes se quedaron en paro a principios y mediados de los 2000, y se les descart¨® ¡ªya no serv¨ªan¡ª por la edad. Como necesitamos comprender lo que sucede, tan distinto a las expectativas, se romantiza y moldea la memoria; nos acomodamos en lo que nos sirve, y omitimos aquello que nos da?a. Ya no nos referimos a un fen¨®meno excepcional que ata?e a una generaci¨®n, sino que se prolonga en las siguientes, y repercute tambi¨¦n en el bienestar de las anteriores. Las herramientas para atajarlo ¡ªintervenciones y rescates, anglicismos que disfrazan el empobrecimiento¡ª han fracasado, con medidas superficiales que parchean los problemas en lugar de acudir a la ra¨ªz. Y la ra¨ªz, claro: un sistema que te considera seg¨²n lo que produces, que no tiende la mano a quienes se quedan atr¨¢s sino que los aparta.
Una edad de hielo se prolonga durante millones de a?os. Algunas regiones se mantienen a salvo durante la glaciaci¨®n, igual que quienes viven la crisis como eso a lo que se refieren las noticias, pero tambi¨¦n el hielo levanta puentes para comunicar espacios antes separados por el agua. Estos puentes nos hablan de otros caminos posibles: los hab¨ªamos descartado porque conllevaban otro ritmo, otras compa?¨ªas, tambi¨¦n otros destinos, y merece la pena probar a transitarlos. ?Qu¨¦ m¨¢s vamos a perder?
Elena Medel es escritora y editora. Su libro m¨¢s reciente es la novela Las Maravillas (Anagrama).
Cap¨ªtulo 1. La brecha generacional
Testimonios | ¡°La vida me va con retraso¡±
Reportaje | Jos¨¦ Ram¨®n persigue la vida de sus padres
Podcast | ¡°El futuro es una sombra¡±
Datos | El grupo de edad con m¨¢s pobres en Espa?a
Editorial | El derecho de los j¨®venes al porvenir
Opini¨®n | ¡®?Qu¨¦ estafa!¡¯ por Elvira Lindo
TODA LA SERIE | Una generaci¨®n en busca de futuro
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