?Qui¨¦n da m¨¢s?
La revoluci¨®n verde en Alemania seguramente va a posponerse
Gerhard Schr?der consigui¨® recuperar alrededor de 10 puntos en dos campa?as electorales sucesivas, la de 2002 y la de 2005. En determinado momento de la campa?a de 2005, los sondeos daban a la CDU/CSU un 50% de los votos, que acabaron siendo un 35%. El SPD de Martin Schulz escal¨® hasta el 33% en la campa?a de 2017, y termin¨® con un 20,5%. Las elecciones alemanas apenas han comenzado, y ya hemos visto oscilaciones de magnitud similar.
Lo que ha pasado en el ¨²ltimo mes es que una burbuja verde se ha hinchado y ha estallado. A la gente le intrigaba la elecci¨®n de Annalena Baerbock como candidata a la canciller¨ªa por parte de los Verdes. Aunque la diputada sajona se desenvuelve bien en la escena pol¨ªtica, no es tan conocida como Olaf Scholz o Armin Laschet. Desde su nombramiento, ha cometido una serie de errores evitables. Su historial est¨¢ lleno de inexactitudes molestas, pero relativamente menores. No declar¨® pagos que recibi¨® de su partido. Este dato es particularmente inc¨®modo, ya que los Verdes han defendido la transparencia de los ingresos de los pol¨ªticos. Al final, ni el optimismo irracional de abril ni la decepci¨®n actual importar¨¢n en esta convocatoria electoral. Lo que importar¨¢ es si los Verdes pueden convencer a los alemanes de lo que podr¨ªa constituir un cambio de rumbo hist¨®rico, de una magnitud similar al giro que tuvo lugar en 1969, cuando Willy Brandt se convirti¨® en canciller, llev¨® a cabo reformas sociales y cambi¨® la pol¨ªtica exterior.
En abril parec¨ªa posible que los Verdes lo lograran. Ahora, no tanto. Creo que el partido ecologista acabar¨¢ triunfando, aunque no estoy seguro de que esta vez lleguen a la meta. Muchas encuestas han registrado el ascenso y el descenso de la formaci¨®n, pero la m¨¢s importante es un sondeo de Infratest dimap sobre la actitud de la ciudadan¨ªa ante las cuestiones relacionadas con el medio ambiente. El sondeo nos dice a qu¨¦ se enfrentan los Verdes. A los entrevistados se les pregunt¨® lo siguiente: ?deber¨ªa prohibir el Estado los comportamientos especialmente perjudiciales para el clima? El 53% respondi¨® que no. ?Est¨¢ a favor de subir el precio de la gasolina? El 75% dijo que no. ?Deber¨ªa el Gobierno fomentar el cambio de coches de gasolina por coches el¨¦ctricos? Un 57% se pronunci¨® en contra.
Tanto Baerbock como su compa?ero de liderazgo Robert Habeck saben a qu¨¦ se enfrentan. En la convenci¨®n del Partido Verde del fin de semana, Habeck pronunci¨® un inteligente discurso en el que defini¨® la pol¨ªtica de los Verdes como una cuesti¨®n de libertad. Fue un claro intento de reconectar con los votantes que no est¨¢n de acuerdo con que se suba el precio de la gasolina, pero que, por lo dem¨¢s, est¨¢n abiertos a otros puntos del programa ecologista. Ese ser¨¢ el campo de batalla de las pr¨®ximas elecciones.
Los Verdes est¨¢n divididos. Algunos delegados hablaron a favor de un precio del carbono superior a los 60 euros por tonelada oficialmente acordado por el partido. Habeck les dijo que perder¨ªan las elecciones. La direcci¨®n de los Verdes se impuso. Los llamados fundis, o puristas, siguen siendo importantes, pero no tienen el poder que ten¨ªan antes. Quieren que se proh¨ªban los vuelos de corta distancia, el veto obligatorio de los coches de gasolina en 2025, y unos objetivos clim¨¢ticos mucho m¨¢s estrictos. Todo ello entremezclado con pol¨ªticas de la vieja izquierda, incluida la nacionalizaci¨®n de industrias.
La otra secci¨®n, conocida en el lenguaje verde como realos, se centra m¨¢s en los incentivos y las inversiones, con el Estado en el papel de regulador ecol¨®gico. Baerbock habla mucho de la econom¨ªa digital, as¨ª como de sus planes para la digitalizaci¨®n de los servicios a la ciudadan¨ªa. Esta es la parte del programa de los Verdes que resulta sumamente atractiva a los alemanes que est¨¢n a favor de las inversiones medioambientales, pero que se oponen a cualquier forma de prohibici¨®n. El cambio en el apoyo a la formaci¨®n ecologista no solo tiene que ver con Baerbock. Tambi¨¦n tiene que ver con aquello de lo que deciden hablar: el precio de la gasolina, o las inversiones.
No obstante, yo no caracterizar¨ªa el debate entre los Verdes como un debate entre la izquierda y el centro, porque el programa de los realos no se ajusta a esta categor¨ªa. El centro pol¨ªtico alem¨¢n, ejemplificado por las grandes coaliciones, defiende el corporativismo industrial, el carb¨®n y los coches, la dependencia del gas y el petr¨®leo rusos, y una pol¨ªtica exterior mercantilista. El ala Baerbock/Habeck del Partido Verde se desv¨ªa del viejo centro en un eje diferente: quiere que se abandonen los combustibles f¨®siles, y tambi¨¦n una nueva pol¨ªtica exterior en la que el cambio clim¨¢tico y los derechos humanos desempe?en un papel mucho m¨¢s importante. Esto no es izquierda, derecha, ni centro. Es un cambio de categor¨ªa. Y es lo que hace la perspectiva de un gobierno verde tan seductora.
La cuesti¨®n es si una minor¨ªa suficiente de alemanes est¨¢ preparada en este momento para apoyar este salto de categor¨ªa. Una base de un 20% es una cifra sustancial en un Parlamento federal con siete partidos pol¨ªticos, contando a la CDU y la CSU por separado. Los sondeos presentan a los Verdes como la segunda fuerza, o la primera si los dos partidos democristianos se consideran independientemente. Esto supone un ascenso importante con respecto a la c¨¢mara saliente, en la que los ecologistas son la segunda fuerza m¨¢s peque?a, solo por delante de la CSU. Incluso tras el estallido de la burbuja Baerbock, el apoyo a los Verdes es muy superior al de 2017. Pero, al nivel actual, podr¨ªa no bastar para que el cambio de categor¨ªa se produzca.
Solo veo dos coaliciones en las que ese giro tendr¨ªa la posibilidad de ocurrir. Una es una coalici¨®n entre los Verdes y la CDU/CSU en la que ambos partidos tengan m¨¢s o menos la misma fuerza. El que la canciller¨ªa la ocupe Baerbock o Laschet no es la cuesti¨®n principal. La otra arquitectura ser¨ªa una coalici¨®n entre los Verdes, el SPD y el FDP, la llamada ¡°coalici¨®n sem¨¢foro¡±.
Pero incluso en ese caso, no est¨¢ ni mucho menos claro que los Verdes puedan conseguirlo. En una situaci¨®n ideal, una coalici¨®n CDU/CSU/Verdes dar¨ªa como resultado un programa de inversiones, una pol¨ªtica fiscal y una pol¨ªtica exterior verdes, mientras que la CDU/CSU se centrar¨ªa en la defensa, la seguridad interna y las cosas que hacen feliz a la Alemania rural. Pero no hay garant¨ªas de que esto sea lo que vaya a pasar.
Conf¨ªo en que, al final, surja un programa centrado en los incentivos fiscales y las inversiones verdes. Alemania es un pa¨ªs rico cuyos mejores tiempos han quedado atr¨¢s. Se encuentra en una fase en la que la gente se da cuenta de que algo no acaba de ir bien, pero todav¨ªa no est¨¢ preparada para sacar conclusiones firmes de esa observaci¨®n.
Puede que tenga lugar alguna versi¨®n de la revoluci¨®n verde, pero no ser¨¢ la que cab¨ªa pensar hace seis semanas, cuando por un momento pareci¨® que los Verdes iban a arrasar.
Wolfgang M¨¹nchau es director de www.eurointelligence.com
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.