El catal¨¢n no se toca
Para el independentismo, los derechos de la poblaci¨®n castellanoparlante no son negociables: tiene siempre claro que los violar¨¢
El indulto a los pol¨ªticos independentistas presos iniciar¨¢ una nueva fase de di¨¢logo. ?Qu¨¦ contenido tendr¨¢? El Gobierno ha sugerido varios caminos: un nuevo Estatut, m¨¢s federalismo o la posibilidad, muy remota, de un refer¨¦ndum pactado. Pero hay un tema que dif¨ªcilmente se tocar¨¢, porque es un tab¨² tanto en la pol¨ªtica catalana como en buena parte de la izquierda espa?ola: la lengua.
El independentismo ha intentado durante a?os convencer de que no es un movimiento etnoling¨¹¨ªstico. Es mentira. Los l¨ªderes independentistas no se dirigen a la poblaci¨®n en castellano, a pesar de que el 53% de los catalanes afirma (seg¨²n una encuesta del Instituto de Estad¨ªstica de Catalu?a de 2018) que el castellano es su lengua inicial o materna y el 48% afirma que es su lengua habitual. Cuando alg¨²n l¨ªder pol¨ªtico no nacionalista habla en castellano en el Parlament provoca el enfado de los nacionalistas, como ha ocurrido durante a?os con los diputados de Ciutadans y recientemente con el l¨ªder del PSC Salvador Illa. Y el a?o pasado, cuando la serie de TV3 Drama introdujo personajes que hablaban un 70% en catal¨¢n y un 30% en castellano (un porcentaje ni remotamente cercano a la realidad catalana), los nacionalistas se echaron las manos a la cabeza.
Es posible que la aprobaci¨®n de los indultos tenga un alto coste pol¨ªtico para el presidente. Sus partidarios afirman que ha sido valiente. Pero la verdadera valent¨ªa pol¨ªtica implicar¨ªa abrir el debate del modelo ling¨¹¨ªstico. En Catalu?a, la lengua mayoritaria es el castellano, pero la educaci¨®n es solo en catal¨¢n. La mitad de la poblaci¨®n no puede escolarizar a sus hijos en su lengua materna. No existe una situaci¨®n similar en ninguna otra sociedad biling¨¹e. El a?o pasado, el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a exigi¨® a la Generalitat que garantice un 25% de ense?anza en castellano en cada centro educativo. La Generalitat ha recurrido la sentencia y promete no cumplirla. Para el independentismo, los derechos de la poblaci¨®n castellanoparlante no son negociables: tiene siempre claro que los violar¨¢.
El independentismo se defiende con hombres de paja: la represi¨®n del catal¨¢n en el pasado, un supuesto deseo espa?olista de uniformizar la escuela. Pero nadie piensa as¨ª en Catalu?a. Seg¨²n una encuesta de GESOP, solo un 0,5% de los catalanes defiende la escuela solo en castellano.
La opci¨®n mayoritaria, un 75,6%, quiere un modelo triling¨¹e de espa?ol, catal¨¢n e ingl¨¦s. Los que est¨¢n de acuerdo con el modelo actual de inmersi¨®n, en el que solo se imparte castellano (dos horas a la semana en primaria y tres en secundaria) en la asignatura de Lengua Castellana, no llegan al 9%. El consenso amplio sobre la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica es un mito.
Pedirle a un Gobierno democr¨¢tico que cumpla la ley no deber¨ªa ser un gesto de valent¨ªa. Pero en Catalu?a lo es. El Gobierno de Pedro S¨¢nchez deber¨ªa exigir como condici¨®n para el di¨¢logo algo muy obvio: no solo tener en cuenta a la mitad de Catalu?a, sino tambi¨¦n garantizar sus derechos.
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