Pensiones: buen pacto, pero har¨¢ falta m¨¢s

El Gobierno ha alcanzado un acuerdo con los agentes sociales para la primera fase de la reforma de las pensiones. El pacto incluye importantes medidas como la derogaci¨®n del factor de sostenibilidad (el mecanismo aprobado por el Gobierno del PP que ligaba la prestaci¨®n a la esperanza de vida); el regreso a la revalorizaci¨®n de las prestaciones con la inflaci¨®n; la modificaci¨®n de los incentivos para acercar la edad real de jubilaci¨®n a la legal; y la inyecci¨®n en la Seguridad Social de unos 22.000 millones anuales procedentes de los Presupuestos con el fin de suprimir el d¨¦ficit del sistema, compensando los conocidos como gastos impropios. En conjunto, se trata de un paso importante, en la medida en que se pone en marcha una din¨¢mica reformista con el consenso con patronal y sindicatos, esencial para construir cambios duraderos y regidos por el equilibrio. Alargar la vida laboral es siempre una medida en la buena direcci¨®n en un contexto en el que cada vez la ciudadan¨ªa es m¨¢s longeva. Y se refuerza la solvencia del sistema de pensiones al poner como garante al Estado con su recaudaci¨®n fiscal.

Sin embargo, se dejan para una segunda fase, que tendr¨¢ que cerrarse durante la segunda mitad del a?o, asuntos muy espinosos y que pueden encontrar mayores escollos en las negociaciones con patronal y sindicatos, como las subidas de las bases m¨¢ximas, el sistema para que los aut¨®nomos coticen por sus ingresos reales, los cambios en el periodo que se toma para calcular la pensi¨®n o el nuevo factor para asegurar la equidad entre generaciones. Este ¨²ltimo elemento, en especial, tiene una enorme importancia.

En cuanto al periodo que se toma como referencia para calcular la pensi¨®n, ha desaparecido la propuesta de ampliarlo a 35 a?os, lo que de media habr¨ªa supuesto un ajuste de la pensi¨®n inicial, y en su lugar se habla de poder escoger los mejores a?os de la carrera laboral y de cerrar lagunas de cotizaci¨®n. De esta manera, se diluye una posible v¨ªa de ahorro.

En definitiva, por ahora hay pocos elementos que contengan la expansi¨®n del gasto que habr¨¢ en los pr¨®ximos a?os conforme aumenta la esperanza de vida y se jubila la generaci¨®n del baby boom, los nacidos entre 1958 y 1977. La din¨¢mica demogr¨¢fica se?ala que garantizar que haya unas pensiones razonables en un sistema sostenible financieramente va a exigir m¨¢s de lo que hace esta reforma. Un informe del FMI sobre las pensiones en Espa?a afirmaba que con el tiempo ser¨¢ necesario tocar todas las teclas: jubilarse m¨¢s tarde, lograr una mayor proporci¨®n de gente trabajando, aumentar la productividad, elevar la natalidad, acoger m¨¢s inmigrantes, aumentar los ingresos y una menor generosidad de la pensi¨®n respecto al ¨²ltimo salario. En cualquier reforma ser¨¢ necesario tener en cuenta la fragilidad de los pensionistas que disponen de ingresos limitados. Pero es fundamental, dado que las pensiones las sufragan las generaciones que est¨¢n trabajando, que en el conjunto del sistema se tenga en cuenta la equidad intergeneracional. Ser¨¢n necesarias nuevas medidas con el mismo esp¨ªritu de consenso con los agentes sociales que ha marcado esta primera fase.