Atenci¨®n a los cisnes verdes
Cada vez habr¨¢ m¨¢s repercusiones econ¨®micas por eventos debidos al cambio clim¨¢tico. El papel de gobiernos y autoridades reguladoras es fundamental, sobre todo en lo que se refiere al precio del carbono
El estad¨ªstico Nassim Nicholas Taleb acu?¨® el t¨¦rmino cisne negro para describir eventos improbables y dif¨ªciles de predecir que pueden tener un enorme impacto en la econom¨ªa. Los autores de un informe reciente han introducido ahora en la taxonom¨ªa de las finanzas la expresi¨®n cisnes verdes: eventos causados por el cambio clim¨¢tico y la p¨¦rdida de biodiversidad.
La aparici¨®n de cisnes verdes probablemente sea m¨¢s predecible que la de los cisnes negros, ya que el cambio clim¨¢tico los torna inevitables. Pero no existen comparaciones hist¨®ricas que nos ayuden a entender de qu¨¦ manera el clima y los riesgos ecol¨®gicos como los ciclones, los incendios forestales, las sequ¨ªas y las inundaciones pueden afectar el sistema bancario, la industria del seguro u otra serie de actividades econ¨®micas.
En tanto la actividad econ¨®mica vaya traslad¨¢ndose de los combustibles f¨®siles a las fuentes de energ¨ªa limpias, algunas actividades desaparecer¨¢n, otras surgir¨¢n y el valor de los ¡°activos inmovilizados¡± se desplomar¨¢. Si bien este proceso es necesario, debe ser gestionado de manera tal que no cree inestabilidad en el sistema financiero.
Debido a su mandato de estabilidad financiera, los bancos centrales, los supervisores y las autoridades reguladoras tienen un papel central que desempe?ar en la transici¨®n verde. La reciente Conferencia de Cisnes Verdes organizada por el Banco de Pagos Internacionales, el Banco de Francia, el Fondo Monetario Internacional y la NGFS (Red de Bancos Centrales y Supervisores para Enverdecer el Sistema Financiero) apunta a un creciente reconocimiento de este hecho, aunque la movilizaci¨®n sigue siendo demasiado lenta y demasiado t¨ªmida en algunas zonas geogr¨¢ficas.
Con miras a anticipar los efectos del riesgo clim¨¢tico, el Banco de Francia fue el primer banco central en introducir una prueba de resistencia clim¨¢tica integral para los bancos y las compa?¨ªas de seguro. Mediante el an¨¢lisis de tres escenarios clim¨¢ticos a 30 a?os dise?ados por la NGFS (una transici¨®n ordenada basada en una estrategia de bajas emisiones de carbono; una transici¨®n desordenada y tard¨ªa, y un escenario en el que todo sigue igual), la prueba intent¨® evaluar la exposici¨®n de las carteras de la banca y de la industria del seguro a riesgos tanto f¨ªsicos como de transici¨®n.
Este ejercicio demostr¨® que la exposici¨®n actual del sistema franc¨¦s es s¨®lo moderada (seg¨²n las suposiciones utilizadas). M¨¢s importante, la prueba de resistencia clim¨¢tica demostr¨® lo que har¨¢ falta para mejorar nuestra comprensi¨®n del riesgo clim¨¢tico.
Hay mucho m¨¢s trabajo por hacer. Por ejemplo, todav¨ªa carecemos de bases de datos que detallen las condiciones geogr¨¢ficas en las cadenas de valor globales. Esta informaci¨®n es esencial para evaluar los riesgos f¨ªsicos para la producci¨®n y tambi¨¦n ser¨ªa ¨²til para monitorear las cuestiones de gobernanza social y ambiental de manera m¨¢s amplia.
La mayor frecuencia y severidad de los desastres vinculados con el clima gradualmente se ver¨¢n reflejadas en la cobertura y los costos de los seguros, afectando la rentabilidad y las tasas de incumplimiento de pago de las carteras crediticias en el sector bancario. Al mismo tiempo, los banqueros y los gestores de activos ajustar¨¢n sus carteras en consecuencia. Y si el precio del carbono sigue subiendo, como deber¨ªa suceder, se alejar¨¢n de los sectores con un alto consumo de carbono, aumentando su exposici¨®n a otros factores de riesgo.
Estos comportamientos que var¨ªan con el tiempo (y sus efectos colaterales) ser¨¢n relevantes para la estabilidad financiera, pero son dif¨ªciles de modelar. Aun as¨ª, unas pocas pol¨ªticas esenciales ayudar¨ªan enormemente a las autoridades reguladoras y a los inversores a administrar el cambio. Primero, quienes se embarquen en la transici¨®n verde necesitar¨¢n una br¨²jula: deber¨ªa haber un incremento absolutamente predecible del precio del carbono en un ¨¢rea econ¨®mica lo m¨¢s amplia posible. La Uni¨®n Europea podr¨ªa estar en el camino correcto aqu¨ª con su Sistema de Negociaci¨®n de Emisiones (ETS por su sigla en ingl¨¦s), donde el precio del carbono ha aumentado de 25 euros (30 d¨®lares) por tonelada en enero de 2020 a 50 euros por tonelada hoy. Pero el progreso sigue siendo limitado, porque el ETS cubre s¨®lo alrededor del 40% de las emisiones de la UE.
Como demuestra un informe reciente del G-30, hacen falta compromisos cre¨ªbles para proporcionar un precio del carbono predeciblemente en alza para que los inversores, reguladores y autoridades monetarias puedan ajustar sus estrategias con visi¨®n de futuro. Si estos compromisos no existen, no podremos impulsar una inversi¨®n p¨²blica y privada en los ajustes estructurales necesarios para reducir los costos de la transici¨®n m¨¢s amplia.
Para lograrlo, consejos de carbono independientes pueden gestionar la inflaci¨®n del precio del carbono de manera similar a c¨®mo los bancos centrales manejan la inflaci¨®n que afecta los precios de los productos. Estas instituciones deber¨ªan tener un mandato para trazar un sendero de la inflaci¨®n del precio del carbono alineado con los objetivos de cero neto para 2050 de sus respectivos gobiernos. Estas pol¨ªticas deben estar acompa?adas por una compensaci¨®n de aquellos m¨¢s afectados por una ca¨ªda del poder adquisitivo debida, por ejemplo, a un incremento en los precios de los combustibles.
Los requerimientos de capital para las instituciones financieras podr¨ªan estar asociados a su exposici¨®n a un creciente precio del carbono, lo que cambiar¨ªa su probabilidad calculada de impagos y p¨¦rdidas en su cartera. Los supervisores tambi¨¦n necesitar¨¢n garantizar que las instituciones financieras establezcan sistemas de gobernanza efectivos para lidiar con el riesgo clim¨¢tico. A diferencia de lo que sucedi¨® con la banca en la sombra, cuyo crecimiento reflej¨® una capacidad para evitar regulaciones bancarias m¨¢s estrictas, deber¨ªamos esforzarnos por rastrear muy de cerca a los ¡°emisores en la sombra¡±. La Agencia de Protecci¨®n Ambiental de Estados Unidos recientemente revel¨® que cinco de los diez principales emisores de metano de Estados Unidos son productores de petr¨®leo y gas poco conocidos, respaldados por firmas de inversi¨®n poco conocidas.
Es de imaginar que las firmas de capital privado intentar¨¢n adquirir propiedades de gas y petr¨®leo riesgosas, desarrollarlas y venderlas con un r¨¦dito. Pero no podemos tolerar que inversores ¡°por debajo del radar¡± compren activos que producen un alto nivel de carbono a precios de liquidaci¨®n y luego los operen en jurisdicciones laxas. Para prevenir esto har¨¢ falta un alto piso global de los precios del carbono, ajustes fiscales en frontera para el carbono o ambas cosas. El costo del capital para estas inversiones debe volverse prohibitivamente alto, aunque esto signifique ajustar el per¨ªmetro regulatorio.
Un componente final clave de la pol¨ªtica clim¨¢tica son las divulgaciones obligatorias de emisiones de CO? y un marco para armonizar estas divulgaciones a nivel global a fin de aplicar est¨¢ndares m¨ªnimos universales. Esta idea ya est¨¢ ganando impulso y puede volverse m¨¢s concreta despu¨¦s de la cumbre clim¨¢tica de Naciones Unidas (COP26) en noviembre. La transparencia es crucial para todos los participantes del mercado. A las instituciones a cargo de la estabilidad financiera les incumbe garantizar que los cisnes verdes no se vuelvan negros.
H¨¦l¨¨ne Rey es profesora de Econom¨ªa en la London Business School y miembro del Alto Consejo de Estabilidad Financiera.
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