C¨®mo funciona el golpe de Bolsonaro
El presidente brasile?o ha descubierto que no es necesario cerrar las instituciones: basta con garantizar que no trabajen en su contra
En el golpe de Jair Bolsonaro, las instituciones siguen funcionando sin funcionar. Una Corte Suprema que, en lugar de cumplir la Constituci¨®n cuando el presidente la afrenta en una manifestaci¨®n p¨²blica, hace un discurso m¨¢s. Una C¨¢mara de Diputados cuyo presidente, Arthur Lira, se sienta sobre 130 solicitudes de impeachment porque Bolsonaro les garantiza a ¨¦l y a sus compinches dinero p¨²blico ilimitado. Una Fiscal¨ªa General cuyo fiscal general, Augusto Aras, es un colaboracionista que espera que Bolsonaro lo premie con una plaza en la Corte Suprema. ?Por qu¨¦ tomarse la molestia de promover las cl¨¢sicas escenas golpistas, que atraen la atenci¨®n del mundo, si es m¨¢s eficaz contar con la cobard¨ªa de unos y la corrupci¨®n de otros?
Bolsonaro ya hab¨ªa usado una estrategia parecida con el ministerio de Medio Ambiente. Antes de asumir el poder, lanz¨® el bulo de que su Gobierno no tendr¨ªa ese ministerio. Las protestas surgieron de todas partes. Entonces lo mantuvo y puso al mando a Ricardo Salles, un condenado por cr¨ªmenes ambientales que provoc¨® la mayor destrucci¨®n de la historia de la cartera, responsable del aumento de la deforestaci¨®n y de los incendios en la Amazonia. Lo mismo ocurre ahora. Bolsonaro incita a sus seguidores a alzarse contra las instituciones, y especialmente contra el Supremo, pero descubre que vale m¨¢s la pena dejar que funcione lo que no funciona contra ¨¦l. Utiliza el mismo m¨¦todo tambi¨¦n con la prensa. No tiene que censurarla, como hac¨ªan las dictaduras del pasado. Basta con desacreditarla convenciendo a sus seguidores de que los peri¨®dicos solo dicen mentiras. En el golpe de Bolsonaro, de momento no hace falta cerrar nada, solo volverlo irrelevante.
As¨ª, en la manifestaci¨®n del 7 de septiembre, el presidente declar¨® que no acatar¨ªa las decisiones del Supremo Tribunal Federal. Afrent¨® la Constituci¨®n y continu¨® impune. El tono tragic¨®mico lo puso una carta que firm¨® Bolsonaro d¨ªas despu¨¦s, pero que escribi¨® el expresidente Michel Temer ¡ªaquel que, a su vez, dio un golpe a Dilma Rousseff¡ª, que dec¨ªa m¨¢s o menos lo siguiente: ¡°Lo siento, gente. Me dej¨¦ llevar¡±.
El domingo, una manifestaci¨®n de la oposici¨®n solo puso a 6.000 personas en la misma avenida donde Bolsonaro hab¨ªa puesto a 125.000 d¨ªas antes. Organizada por la derecha, la protesta fue boicoteada por el Partido de los Trabajadores, de Lula, y la mayor parte de la izquierda. El resultado: tuvo poco ¨¦xito, y los bolsonaristas se partieron de risa.
Para la izquierda es duro tener que apoyar los movimientos que lideraron las manifestaciones que ped¨ªan la destituci¨®n de Dilma Rousseff. A la vez, una parte calcula que ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que Lula gane las elecciones de 2022 con Bolsonaro como oponente. Y Bolsonaro se lo agradece. Si los opositores no se unen, tiene un a?o m¨¢s para destruir la credibilidad del proceso electoral, siguiendo los pasos de su ¨ªdolo Donald Trump. Y hacer que las elecciones sean irrelevantes, como ya ha hecho con casi todo lo que constituye la democracia.
Traducci¨®n de Meritxell Almarza.
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