Robots de compa?¨ªa
Desde la Europa del Sur parece inconcebible dejar a nuestros mayores en manos de m¨¢quinas. ?Veremos una nueva brecha entre Oriente y Occidente?
En China las autoridades acaban de anunciar que reducir¨¢n el n¨²mero de abortos realizados por motivos no m¨¦dicos. Son malos, dicen, para el cuerpo de las mujeres y pueden causar infertilidad. En Corea del Sur un 42,5% de quienes tienen entre 30 y 40 a?os est¨¢n solteros. La crisis econ¨®mica, la falta de empleos estables y los alt¨ªsimos precios de la vivienda llevan a cada vez m¨¢s coreanos a cuestionarse tener pareja, casarse y tener hijos. En Jap¨®n, desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, cada a?o mueren m¨¢s ancianos que ni?os nacen. La pandemia aceler¨® en 2020 una tendencia que viene de lejos.
El siglo de Asia, el ascenso global de lo que sol¨ªamos llamar Extremo Oriente, se ve seriamente amenazado por el declive demogr¨¢fico. Jap¨®n es ya el pa¨ªs m¨¢s envejecido del mundo; China no sabe c¨®mo revertir en la pr¨¢ctica, por mucho que cambie las leyes, su antigua pol¨ªtica del hijo ¨²nico; y en Corea, con una tasa de fertilidad de 0,84, est¨¢n lejos de alcanzar el nivel de reemplazo.
Es un fen¨®meno general (de momento ?frica queda fuera), pero que en parte del continente asi¨¢tico se ve acompa?ado de un rasgo peculiar: los tradicionales baj¨ªsimos niveles de inmigraci¨®n. Detr¨¢s de ello, una mezcla de aislacionismo hist¨®rico, idiomas dif¨ªciles, estructuras sociales patriarcales y etnoc¨¦ntricas, algo (bastante) de racismo y unas leyes muy restrictivas a la hora de facilitar la acogida de trabajadores extranjeros. Otra tendencia que los tres pa¨ªses llevan alg¨²n tiempo tratando de revertir, pero con ¨¦xitos dispares.
Uno de los sectores que m¨¢s depende de la inmigraci¨®n es el de los cuidados. Es la realidad de numerosos pa¨ªses occidentales; pero, ?ser¨¢ suficiente para las crecientes necesidades de Asia? Se calcula que, solo en Jap¨®n, en 2025 habr¨ªa un d¨¦ficit de un mill¨®n de personas en este campo.
Puede que la tecnolog¨ªa venga a echar una mano tambi¨¦n aqu¨ª. Como apunta Diego Hidalgo en Anestesiados, los robots ya est¨¢n empezando a acompa?ar, si no a sustituir a los humanos en el cuidado de ni?os y ancianos: ¡°Los poderes p¨²blicos, con recursos limitados y a menudo ¨¢vidos de soluciones de optimizaci¨®n, se ver¨¢n tentados de recurrir a estas m¨¢quinas para cuidarlos. La rob¨®tica promete irrumpir en las residencias de la tercera edad ¡ªya lo ha hecho en pa¨ªses donde la demograf¨ªa presenta un desaf¨ªo como Jap¨®n o Corea¡ª¡±.
Detr¨¢s hay todo un debate existencial sobre los l¨ªmites de la tecnolog¨ªa; sobre la soledad en sociedades cada vez m¨¢s deshumanizadas; sobre el contacto personal ¡ªtan a?orado en estos meses de pandemia¡ª y su papel en nuestro bienestar; sobre la cada vez mayor dependencia de los robots para cada faceta de nuestras vidas. Desde la Europa del Sur parece inconcebible dejar a nuestros mayores en manos de m¨¢quinas. ?Veremos una nueva brecha entre Oriente y Occidente? ?Acabaremos sucumbiendo todos a la hegemon¨ªa tecnol¨®gica?
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