Los nacimientos en China alcanzan el nivel m¨¢s bajo de su historia
En 2019 la tasa de natalidad descendi¨® por tercer a?o consecutivo y se situ¨® en 10,48 por mil habitantes
Cuando los l¨ªderes chinos piensan en el futuro del pa¨ªs, su mayor preocupaci¨®n no es la posici¨®n que ocupar¨¢ para entonces en el mundo o si habr¨¢ una guerra entre potencias. Es el envejecimiento de su poblaci¨®n, el m¨¢s r¨¢pido del mundo. Y las cifras que la Oficina Nacional de Estad¨ªsticas (ONE) ha hecho p¨²blicas este viernes alimentan el desasosiego: en 2019 la tasa de natalidad ha descendido por tercer a?o consecutivo y se ha colocado en su nivel m¨¢s bajo desde la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular de China hace siete d¨¦cadas, pese a que ya hace tres a?os que se elimin¨® la pol¨ªtica del hijo ¨²nico.
Seg¨²n los datos de la ONE, en 2019 nacieron en China 14,6 millones de beb¨¦s, medio mill¨®n menos que el a?o anterior y 1,5 millones menos que en 2017. No nac¨ªan tan pocos desde 1961, en plena hambruna de los a?os del Gran Salto Adelante. La tasa de natalidad queda en 10,48 por mil habitantes, m¨¢s alta que la de Jap¨®n (7,39 por mil) o Corea del Sur, pero m¨¢s baja que la de Estados Unidos (11,97 por mil) y muy por debajo de la media mundial, de 18,65 en 2017.
Las cifras son preocupantes para el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo, con 1.400 millones de habitantes, pero que afronta un veloz ritmo de envejecimiento. Si en 2010 apenas el 8% de la poblaci¨®n sobrepasaba los 60 a?os, para 2030 ser¨¢n uno de cada cuatro residentes. En 2050, uno de cada tres: casi 490 millones de personas, o m¨¢s que toda la Uni¨®n Europea tras el Brexit. Un proceso generado en parte por el alargamiento de la esperanza de vida ¡ª76 a?os¡ª gracias a una mayor prosperidad, y en parte por la pol¨ªtica del hijo ¨²nico impuesta en 1979.
Conscientes del problema, las autoridades chinas han tratado de poner en marcha medidas para estimular la natalidad. La principal de ellas, la eliminaci¨®n en 2016 de la pol¨ªtica del hijo ¨²nico. Desde entonces, todas las parejas casadas pueden tener dos ni?os y los rumores han sido constantes sobre la posibilidad de eliminar definitivamente todas las restricciones para que las familias puedan tener tantos hijos como deseen.
El problema es que ya no lo desean. La misma prosperidad que ha alargado la esperanza de vida ha cambiado las actitudes de las parejas j¨®venes, en un proceso similar al de otras econom¨ªas desarrolladas. Aumenta la proporci¨®n de divorcios y disminuye el n¨²mero de bodas: la tasa de matrimonios en 2018 fue de 7,8 por mil habitantes, la m¨¢s baja desde 2013, seg¨²n el Ministerio de Asuntos Civiles. Los que se casan lo hacen cada vez m¨¢s tarde.
Quienes s¨ª se casan ¡ªsolo las parejas que lo est¨¢n reciben el permiso oficial para tener descendencia¡ª tampoco se muestran, en general, muy entusiasmados por tener m¨¢s de un hijo. Citan, entre otros problemas, el alto coste de la sanidad y de una educaci¨®n que permita a sus hijos competir con ventaja en la segunda econom¨ªa del mundo. O la falta de tiempo para dedicar a la crianza ante unos exigentes horarios laborales.
Aunque la natalidad s¨ª repunt¨® inmediatamente despu¨¦s del fin de la pol¨ªtica del hijo ¨²nico, no lo hizo en las cantidades que hab¨ªan esperado los funcionarios chinos. Las proyecciones de 20 millones de nacimientos no se alcanzaron nunca; en 2017, el a?o despu¨¦s de la abolici¨®n de la pol¨ªtica y el de mayor natalidad de la historia reciente, nacieron 17,23 millones de beb¨¦s, muchos de ellos segundos hijos. Pero desde entonces, seg¨²n los expertos, la demanda de otros hijos adem¨¢s del primog¨¦nito ya se ha visto saciada para la mayor¨ªa de familias.
En parte, el problema es que no se han puesto en marcha otras medidas complementarias para estimular a las parejas j¨®venes que tengan m¨¢s hijos, apuntan los expertos. Entre ellas, sugieren deducciones fiscales para el segundo hijo, facilidades para que las familias con m¨¢s ni?os puedan comprar viviendas de mayor tama?o o un mayor n¨²mero de guarder¨ªas p¨²blicas.
¡°Un hijo ya es suficiente para nosotros¡±, explica Xiaosong, un funcionario de 37 a?os y padre de un ni?o de siete. ¡°Mis padres son demasiado mayores para ayudarnos a cuidar a un segundo, y los de mi esposa viven fuera de Pek¨ªn. No tendr¨ªamos con qui¨¦n dejarle. Tambi¨¦n tendr¨ªamos que repartir entre dos hermanos los recursos que dedicamos a la educaci¨®n del que ya tenemos, y entonces quiz¨¢ ninguno de los dos recibiera una lo suficientemente buena¡±, agrega.
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